Peter Anders: «Hemos reforzado el papel de la CCL como institución comprometida con la defensa del libre mercado”

Asumió la presidencia de la CCL en octubre del 2020, una fecha inusual para la tradición de esta institución y cuando todavía la pandemia del COVID-19 hacía estragos. Ahora deja el cargo cuando el país todavía se encuentra sumido en una grave crisis de gobernabilidad. ¿Cuál es su evaluación de la situación actual de los empresarios y emprendedores?

Es un momento crítico en general para el Perú porque no se trata de tener un gobierno con una visión donde el Estado predomina sobre la inversión privada, sino de un gobierno que se ha dedicado a desmontar el aparato estatal para dar paso a una gestión que, por los resultados que vemos en los primeros nueve meses de administración, es ineficiente, carente de profesionalismo y que responde más al clientelismo y al favoritismo de aliados políticos.

 

Además, junto con el Congreso, se están desarmando gran parte de las bases sólidas que nuestro país tenía para su crecimiento económico y donde la inversión privada era un motor de generación de empleo y de recursos para el país.

 

A ello se suma el escenario mundial con una guerra que no parece tener fin y cuyos estragos se sienten en todo el mundo y el Perú no es ajeno a ellos. El incremento en los precios de los combustibles, insumos y commodities tan importantes para nuestra economía, como el trigo y el maíz, tiene hoy un impacto muy fuerte en la canasta familiar y eso puede seguir igual o peor en los siguientes meses.

 

No es un buen escenario para los empresarios y los emprendedores y muchos menos para los trabajadores y familias peruanas porque de la labor de los primeros depende la generación de más empleo formal, aquel que sí permite que el bienestar llegue a las familias y que realmente nuestro país alcance el desarrollo.

 

No obstante, los peruanos de bien seguiremos luchando por nuestras empresas y nuestros emprendimientos. Es lo que venimos haciendo desde siempre y nadie tiene derecho a quitarnos todo lo que el país avanzó por el simple hecho de creer que se ganó un botín antes que una elección. No es la primera vez que los peruanos y quienes adoptaron al Perú como suyo enfrentamos una crisis; siempre salimos adelante. Para conseguir este objetivo debemos estar unidos.

 

¿Cuál ha sido el papel de la CCL en este periodo y cómo ve el futuro de nuestra institución?

Durante mi gestión hemos reforzado el papel de la CCL como una institución centenaria comprometida con la defensa del libre mercado, el sistema democrático, el esfuerzo enorme que realizan los peruanos a través de sus empresas, cuando generan empleo del bueno, cuando aportan al fisco que así luego se convierte en recursos para que el estado brinde servicios de educación y salud.

 

No es cierto, como indican algunos, que el empresariado no hace nada frente a lo que viene ocurriendo con el gobierno y el país. Somos nosotros los que luchamos cada día por defenderlo y protestamos cuando vemos que se desarma todo lo que se ha conseguido con mucho esfuerzo. Pero, sobre todo, seguimos trabajando, invirtiendo y confiando en nuestra nación.

 

La CCL seguirá en la senda de defender principios. Viene una nueva gestión a la que le deseo los mejores éxitos y estoy plenamente convencido de que lo que se haga en esta nueva etapa responderá a los sólidos fundamentos con los que se creó la CCL hace 134 años.

 

La lucha será dura y permanente en los siguientes años no solo para nuestra querida Cámara, sino para el país en general porque ya no se trata solo de defender lo conseguido hasta hoy, sino de reconstruir lo que tan rápidamente se ha desarmado en estos meses del gobierno del presidente Pedro Castillo.

 

El presente y el futuro no se muestran alentadores porque si bien la pandemia parece entrar en una etapa de retroceso, en realidad todavía persisten sus consecuencias y en nuestro caso el colapso del sistema de salud no ha sido superado. Esa tarea se encuentra pendiente y en un gobierno sensato hubiera sido lo primero que se hubiera abordado para resolver cuanto antes este grave problema. Lo mismo debió ocurrir con la recuperación de los millones de empleos perdidos.

 

La guerra entre Rusia y Ucrania tampoco se resolverá de un día para otro y sus consecuencias nos seguirán afectando, pero reacciones tardías como las que observamos en este gobierno, no ayudan. No debemos esperar que el impacto negativo que supone toda guerra y que era previsible, lleguen a la población y recién comenzar a ver una respuesta. Otros países demostraron que si se podía tener medidas previas para evitar consecuencias o al menos aminorarlas.

 

¿Cuál considera que debería ser la respuesta del presidente Castillo ante las demandas que enfrenta hoy?

Desde la perspectiva de una defensa de la institucionalidad, hubiera esperado que el profesor Castillo culmine su mandato, tal como lo establece nuestra Constitución. Puede gustar o no una opción política y un plan de gobierno determinado, pero ello no es razón para acabar con una presidencia que se ganó en elecciones.

 

Pero, en el caso del señor Castillo, ya no se trata de defender la institucionalidad que representa el máximo cargo que ostenta, sino más bien pareciera que debemos defender la institucionalidad del país frente a su figura. Triste pero cierto. Nuestro país, el Perú que todos contribuimos a formar, ahora debe defenderse de su propio presidente y del partido que lo sostiene.

 

La grandeza del cargo que los millones de peruanos que le entregaron con su voto se merece de su parte una grandeza de espíritu para saber qué camino tomar cuando ve que el encargo recibido lo supera a uno.




Peter Anders: ¡Juntos, siempre juntos y unidos!

Después de un año y medio de gestión, me toca dejar la presidencia de la Cámara de Comercio de Lima. Lo hago satisfecho y agradecido, aunque preocupado y con incertidumbre, pero con fe y confianza en el futuro.

 

Asumí el cargo en medio de la pandemia, en octubre del 2020, cuando enfrentábamos una grave crisis económica y una emergencia sanitaria que nos golpeó en lo más valioso que tenemos: la vida, la salud y el esfuerzo que todos hacemos a diario para llevar bienestar a nuestras familias y trabajar por el desarrollo y engrandecimiento del Perú.

 

Han sido y siguen siendo tiempos muy duros para las micro, pequeñas, medianas y grandes empresas; para los empresarios y emprendedores; para los profesionales, trabajadores y estudiantes; para las madres y padres de familia; para los peruanos o extranjeros que construyen junto a nosotros su futuro en nuestro país.

 

Fue en medio de esta coyuntura que entramos de lleno a un proceso electoral que terminó con la elección del profesor Pedro Castillo como presidente de la república, quien lamentablemente –como él mismo ha reconocido- no está capacitado ni tiene ni la preparación para gobernar, lo que nos ha llevado por el sinuoso camino de la improvisación; la designación como funcionarios de oscuros personajes acusados de diversas faltas y delitos; la negligencia e inacción frente a los problemas y el pago de cuotas de poder, obras, contratos y consultorías a cambio de que no se consigan los votos necesarios para declarar la vacancia presidencial.

 

Puestas las cosas así nuestro presente y nuestro futuro se ven inciertos, más aún con una crisis mundial que nos afecta como producto de la guerra entre Rusia y Ucrania.

 

¿Qué corresponde hacer?

Lo que siempre hemos hecho a lo largo de nuestra historia; no rendirnos, sacar fuerzas de donde no las haya y con creatividad, empeño y dedicación levantarnos cada mañana para seguir trabajando, para encontrar una solución que nos permita superar este momento, pero, sobre todo, recuperar la tranquilidad y estabilidad para nuestras familias, nuestra comunidad y nuestro país.

 

La resiliencia es parte de nuestra identidad.

 

Es con ella que enfrentamos y superamos las guerras externas, el accionar criminal del terrorismo, la furia de la naturaleza, la crisis económicas e hiperinflación, la corrupción y los más altos niveles de pobreza.

 

Todo esto lo hemos conseguido unidos, posponiendo naturales intereses individuales y legítimas diferencias de pensamiento.

 

La unidad debe ser en esta hora un objetivo nacional, para enfrentar, en principio, el empeño que desde los más altos niveles del gobierno se hace por fragmentar nuestra peruanidad, nuestra sociedad, nuestro compromiso como una sola nación.

 

No quiero dejar de reconocer y agradecer el gran apoyo que he recibido a lo largo de mi gestión, de todo el equipo de ejecutivos, profesionales, empleados y personal en general de la Cámara de Comercio de Lima. Es gracias a su esfuerzo y compromiso que hemos consolidado a nuestra centenaria institución como el gremio empresarial más representativo del país.

 

Los comprometo a no desmayar y colaborar con el mismo empeño con la nueva presidente, la doctora Rosa Bueno de Lercari, a quien auguro los mayores éxitos pues soy testigo de sus grandes cualidades profesionales y personales.

 

Reitero mi invocación a seguir trabajando juntos por un Perú mejor, seguro de que este momento amargo también lo superaremos, pues como escribiera hace poco un joven jugador de nuestra selección peruana de fútbol, el Perú es más fuerte cuando estamos unidos.




CCL devela retrato de la past president Yolanda Torriani

El retrato de la past president de la Cámara de Comercio de Lima (CCL), Yolanda Torriani, fue develado en la galería de Presidentes de la CCL en la sede principal de Jesús María. La ceremonia fue encabezada por el presidente del gremio empresarial, Peter Anders.

 

Durante su discurso, Anders destacó la firmeza y dedicación de Yolanda Torriani al liderar la CCL en una época bastante difícil para el país, como la pandemia y luego la apertura poco a poco de la reactivación de la economía.

 

Asimismo, resaltó que uno de los logros más importantes de la past president ha sido la Comisión Desarrollo de la Mujer Empresaria, ya que su más reciente foro tuvo un destacable éxito.

 

Por su parte, Yolanda Torriani –quien fue presidenta de la CCL entre 2018 y 2020– agradeció a la institución por el detalle, a los directores y equipo que la acompañó cuando lideraba el gremio empresarial, así como a todos los colaboradores de la CCL.

 

Torriani recordó que preside la Comisión de Desarrollo de la Mujer Empresaria desde hace 19 años, integra el Gremio de Servicios y ha sido presidenta de la Asociación Latinoamericana de Exportadores de Servicios (ALES) con grandes logros y sigue adelante en la defensa de las mujeres y la promoción de la exportación de servicios.

 

“No he querido ser famosa, solamente he querido ser útil a nuestra institución y creo que algo he logrado”, mencionó durante su discurso.

 

Cabe recordar que, a la fecha, Yolanda Torriani es presidenta del Gremio de Servicios y la Comisión de Desarrollo de la Mujer Empresaria de la CCL.




Peter Anders: Una cosa es con guitarra y otra con cajón

Recién, después de varios días de violentas protestas de los transportistas de carga pesada a nivel nacional, que incluyen el bloqueo de carreteras, el ataque a vehículos y el implícito secuestro de miles de pasajeros, muchos de ellos bebés, niños, ancianos, enfermos y trabajadores que no pueden llegar a sus destinos, el gobierno ha anunciado la formación de una “comisión de diálogo”, con lo cual confirma su “estrategia” de no hacer nada, de creer que los problemas se resolverán solos si se deja pasar el tiempo y esperar que los conflictos escalen a tal punto  que se vuelvan inmanejables.

 

Lo hemos vivido en los últimos ocho meses de la actual gestión, en que las autoridades y especialmente esa tan pomposamente denominada Secretaría de Gestión Social y Diálogo de la Presidencia del Consejo de Ministros, brillara por su ausencia mientras debido a protestas de toda índole, el país literalmente se incendiaba en medio del caos, la anarquía, el pillaje y el desgobierno.

 

El presidente Castillo ha asegurado que se pondrá “orden en las próximas horas, como si los alimentos, medicinas, carga en general y principalmente los pasajeros varados sin agua, comida ni atención médica, pudieran seguir esperando que él y sus ministros recuerden que, si están en los cargos que ocupan, es para gobernar y garantizar el orden, seguridad y bienestar de la población.

 

Pero resulta además una cruel ironía del destino que el presidente manifieste –cuatro días después de iniciada la huelga de transportistas debido al alza del precio de los combustibles-, que “se está anunciando algunos paros y bloqueos en las carreteras, malintencionados y pagados por algunos dirigentes y cabecillas”.

 

Lo dice quien, siendo dirigente sindical, encabezó una huelga magisterial de casi tres meses –desde el 15 de junio al 2 de setiembre del 2017- en contra de que se evalúe la competencia profesional de los docentes. Durante todo ese lapso, en medio de su soberbia e intransigencia, se hostigó a los maestros que querían seguir enseñando, se apedreó locales públicos y colegios, se atacó a la policía, se insultó a los entonces ministros y autoridades y perjudicó a un millón y medio de alumnos que no pudieron estudiar.

 

¿Qué sentirá hoy estar al otro lado de la mesa?

 

Nadie niega el derecho que todos tenemos de protestar, pero debemos hacerlo dentro de la ley, respetando el bien común y sin perjudicar a los demás. Si eso no ocurre, para eso está el gobierno, para recuperar el orden bajo el amparo de la ley.

 

Pero, ante todo, su deber es estar atento para evitar que estos problemas ocurran, para lo cual necesita de funcionarios capaces de prever situaciones potencialmente peligrosas para adelantarse y tomar acción.

 

¿Acaso el alza internacional del precio de los combustibles debido a la guerra entre Rusia y Ucrania ha ocurrido de un día a otro? ¿Necesitaba algún funcionario del gobierno tener dotes de adivinador para saber que era obvio que aumentaría el costo de la gasolina, el diésel y el gas en el Perú? ¿El paro de los transportistas no se había anunciado desde hace varias semanas atrás?

 

Es esta falta de previsión y capacidad la que hace que hoy en día millones de familias sufran por el desabastecimiento de alimentos en los mercados, con el consiguiente encarecimiento de los mismos; así como que miles de agricultores que no pueden vender sus productos, tengan que resignarse a ver como se descomponen en medio de las carreteras bloqueadas.

 

Pero como hemos dicho, no es nueva esta actitud de dejar pasar, de dejar de hacer, de esperar que todo llegue a tal punto para recién reaccionar, tarde y mal, asumiendo compromisos que en la práctica solo significan patear el problema para más adelante, sin aplicar soluciones integrales y definitivas.

 

La Defensoría del Pueblo registra hasta febrero de este año, la existencia de 203 conflictos sociales en el país, de los cuales 157 están activos y 46 latentes.

 

¿Qué está haciendo el gobierno con esta información que además da cuenta detallada que las razones de los mismos van desde temas socio ambientales, laborales, demanda de inversión en infraestructura y protestas contra gobiernos regionales o locales?

 

Por lo que estamos viendo, no hace nada…salvo atacar la función que cumple la Defensoría del Pueblo, así como a otros organismos constitucionales autónomos.

 

Demandamos al gobierno enfrentar los problemas sin más dilación ni negligencia.

 

Pero, sobre todo, exigimos actuar antes que los problemas ocurran, antes que las bombas estallen en sus manos, porque no podemos seguir en medio de esta indefensión debido a su inacción, dejadez e impericia.

 

 




Peter Anders: Infraestructura para la competitividad

La economía peruana crecería este año 3,4%, según proyecciones del Banco Central de Reserva (BCR). Este resultado obedecería a la normalización de los hábitos de gasto, al levantamiento de las restricciones sanitarias y a la entrada en operaciones del proyecto minero Quellaveco, además de una actividad pesquera en condiciones normales.

 

No obstante, hay un aspecto que nuestro país y específicamente el gobierno debería tener como una prioridad: el Plan Nacional de Infraestructura para la Competitividad (PNIC), publicado en julio del 2019, que identifica 52 proyectos a ejecutar, además de consolidar y articular la planificación de las diversas entidades públicas para cerrar parte de la brecha de infraestructura e incrementar la productividad y competitividad del Perú.

 

Llevar adelante dichos proyectos no solo impactaría en el crecimiento de la economía nacional, sino que contribuiría directamente en el bienestar de la población.

 

Sin escuelas en óptimas condiciones, el número adecuado de centros de salud, servicios de agua potable y saneamiento en zonas urbanas y rurales, electrificación, internet o sin carreteras ni puentes que interconecten al país, no existirán condiciones mínimas para garantizar el desarrollo al que todos aspiramos.

 

Solo en el corto plazo (cinco años), se estima que la brecha en infraestructura ascenderá a S/ 117.183 millones, mientras que para el largo plazo (20 años) sumará S/ 363.452 millones.

 

Haciendo cálculos, se tendría que invertir el 2% del Producto Bruto Interno, cada año, exclusivamente en los sectores transporte, comunicaciones, riego, electricidad, agua, saneamiento, salud y educación.

 

Queda claro que si algo no falta en el Perú es el diagnóstico detallado de nuestros problemas, limitaciones y proyectos urgentes para impulsar la economía, pero principalmente para cumplir con la enorme responsabilidad que supone garantizar una vida digna para todos.

 

El gobierno ha asegurado que promoverá un proyecto de ley para establecer medidas que permitan reactivar las obras paralizadas. Con ello, espera reencaminar 1,337 obras públicas, que a su vez representan 8,897 millones de soles.

 

También ha anunciado que impulsará y continuará con la ejecución de 26 proyectos por un monto de 1,184 millones de soles, que representan la construcción de cuatro establecimientos de salud, la construcción y mejoramiento de 20 centros educativos, el mejoramiento del sistema de agua potable y alcantarillado, y la construcción del puente Kutuctay para conectar Cusco con Apurímac.

 

A ello se sumaría la Autoridad para la Reconstrucción con Cambios que a diciembre del 2022 debe culminar la ejecución de 1,585 obras de infraestructura social (establecimientos de salud, centros educativos, saneamiento, pistas y veredas) y productiva (obras de agricultura, carreteras, caminos y puentes).

 

Más allá de estos anuncios lo que corresponde exigir es que la ejecución de estas obras esté acompañada de una administración pública eficiente, profesional y, sobre todo, honesta, porque involucran el manejo de millonarios recursos del erario público y el trabajo coordinado con el sector privado.

 

¿Pero a vista de lo ocurrido en los primeros meses del actual gobierno, podemos esperar resultados alentadores?

 

Siempre según las proyecciones del BCR, la inversión pública y la inversión privada –cuya participación en estos 52 proyectos es fundamental- distan mucho de mostrar señales de crecimiento sostenido. En el 2021 la inversión privada creció 37,6% después de caer 16,5% en el 2020 por efecto de la pandemia, mientras que la pública subió el año pasado 23,7% luego de retroceder 15,5%.

 

El 2022 no muestra un panorama optimista, pues la inversión privada no crecería nada y la pública apenas lo haría en 4,0%.

 

¿Las razones?

En el primer caso, las graves consecuencias que tiene en la confianza empresarial un gobierno errático, cuestionado desde sus cimientos, con señales permanentes de incapacidad de gestión, de desconocimiento de las responsabilidades y funciones que implica gobernar y, lastimosamente, percibido como corrupto.

 

En el caso de la inversión pública, su limitado crecimiento se explica por la ausencia de capacidad administrativa y por el abandono de la meritocracia, la especialización y el profesionalismo de los funcionarios que han sido desplazados para colocar en su lugar a partidarios, amigos, familiares y socios del gobierno que comparten entre sí la falta de preparación necesaria y, en muchos casos, un prontuario antes que una hoja de vida profesional.

 

Es quizá el momento de que el Ministerio de Economía y Finanzas comience a liderar un espacio que permita a los pocos funcionarios públicos preparados que quedan en el Estado, impulsar la inversión pública, capacitar a los gobiernos subnacionales en la ejecución de las obras, destrabar proyectos y trabajar de la mano con la Contraloría General de la República para que estos procesos se lleven a cabo sin ninguna sombra de duda.

 

Por parte de la inversión privada, nos queda confiar en nuestras propias fortalezas para seguir defendiendo lo avanzado y vislumbrar un camino que nos permita seguir apostando por nuestro país, por el cual venimos luchando décadas, ya sea desde la micro, pequeña, mediana o gran empresa.

 




Peter Anders: El valor de la palabra

El mensaje del presidente Pedro Castillo ante el Congreso República el pasado martes estuvo lleno de promesas, planes y un sinnúmero de objetivos; todos ellos adelantados y leídos días antes –con el mismo texto– por el presidente del Consejo de Ministros, Aníbal Torres, en su presentación ante el mismo Poder Legislativo para solicitar el voto de investidura.

 

¿Cuánto de lo prometido y doblemente anunciado se va a cumplir? ¿En qué tiempo se van a implementar y ejecutar la construcción de hospitales, colegios, carreteras o creación de fondos ofrecidos?

 

¿Cuánto de realidad hay en esa enumeración de supuestos grandes logros presentada desde la Presidencia de la República y la Presidencia del Consejo de Ministros y cuánto de realismo en lo que se dice que se hará, pero sin comprometer una sola medida que procure una gestión pública honesta y eficiente?

 

Los peruanos nos hemos mal acostumbrado a escuchar este tipo de discursos por parte de nuestras autoridades, innecesariamente larguísimos (en su lugar muchas veces bastaría un tweet), llenos de lugares comunes y, sobre todo, de promesas incumplidas.

 

Si, por ejemplo, nos tomamos el trabajo de comparar discursos presidenciales recientes, encontraríamos ofertas tales como la construcción de un hospital en cada provincia, la pavimentación del 100% de la red vial nacional, el sembrío de pastos mejorados en 517 distritos de 20 regiones, el mantenimiento de 1.000 instituciones educativas antes que se inicien las clases, la construcción de 53.000 nuevas escuelas públicas, la implementación de 281 centros de salud mental comunitaria y que en el año 2021 todos los peruanos tendríamos acceso universal a la salud.

 

Por si fuera poco, también se ofreció llevar el Estado “a las alturas de los cerros”, que se implementaría una política nacional de enseñanza del idioma inglés, que la educación mejoría de tal forma que la productividad y competitividad del Perú estarían más que aseguradas y que se pondría en marcha un sistema integrado de patrullaje formado por más de 6.000 vehículos y 4.000 motocicletas de la Policía Nacional que velarían por la seguridad ciudadana.

 

También se aseguró que el año pasado todas las zonas urbanas y el 84% de las zonas rurales contarían con agua potable y saneamiento, que el número de turistas se duplicaría, que el intercambio prestacional eficiente entre los hospitales del Ministerio de Salud y de Essalud sería una realidad, que 10 centros penitenciarios contarían con bloqueadores de teléfonos celulares para evitar que se siga delinquiendo desde las cárceles y que las empresas condenadas por corrupción nunca más contratarían con el Estado.

 

Solo faltó prometer –como dice la letra del antiguo vals Parlamanías de Serafina Quintera– que “las corvinas sobre las olas, nadarán fritas con su limón”.

 

De haberse cumplido cada una de las promesas hechas a través de los discursos presidenciales de las últimas décadas, nuestro país sería uno del primer mundo, la pobreza habría desaparecido y nuestros servicios de educación y de salud serían similares a los de los países desarrollados.

 

Pero nuestra realidad concreta dista mucho de esas dimensiones alternas en las que viven nuestros gobernantes, pues lejos de ese Perú idílico, la verdad es que hoy en día no solo estamos más divididos que nunca, sino que padecemos de un Estado que registra niveles de corrupción, ineficiencia, indolencia e impunidad en aumento, que poco o nada contribuye con el bienestar de la población.

 

Ni siquiera aquella declaración presidencial que decía que debemos construir un país con sólidas y transparentes instituciones democráticas para llegar al bicentenario de nuestra independencia se pudo cumplir, pues hoy tenemos instituciones débiles, nada transparentes, con una honda crisis moral, con valores trastocados y con la ética olvidada por la mayoría de nuestros funcionarios y servidores públicos.

 

Los ciudadanos que casi como una rutina y sin ningún entusiasmo nos hemos habituado a escuchar los sucesivos discursos presidenciales o ministeriales, sabiendo que poco o nada de lo que se dice o lee se hará realidad, deberíamos comenzar a exigir que se cumpla con lo que se dice y fiscalizar a nuestras autoridades, para que no nos sigan encandilando como quien lee un cuento a los niños antes de dormir.

 

No debemos seguir permitiendo y aceptando que quienes ejercen un cargo público, comenzando por quien ocupa la más alta magistratura de la nación, nos sigan llenando de embustes.

 

Es tiempo de buscar mecanismos de control político y ciudadano que permitan regular la manera en que nuestros gobernantes se dirigen a la población, de manera que sea posible ejercer un estricto seguimiento de cada medida, de cada obra, de cada programa que se anuncie, de cada “primera piedra” que se coloque; exigiendo a la vez que todo discurso presidencial o del jefe del gabinete ministerial y sus ministros deba incluir el debido sustento técnico, fuente de financiamiento y plazo de ejecución, con su respectivo análisis de costo-beneficio.

 

Igualmente, que cada recuento de supuestos logros sea plenamente verificable.

 

En toda empresa o emprendimiento privado, desde el más pequeño hasta la más grande corporación multinacional, existe un plan de acción, con proyecciones y metas por cumplir, que se calculan a veces mentalmente por parte del pequeño emprendedor o que se presentan través de una detallada exposición ante un riguroso directorio. Si esos objetivos no se alcanzan en el plazo establecido, el responsable es separado de su cargo.

 

¿Por qué nuestro país no puede ser gobernado con igual rigurosidad, exigiendo por parte nuestra (los peruanos “accionistas” de esta gran empresa llamada Perú) eficiencia a los responsables de administrarlo y sancionándolos, incluso con la muerte civil, si descubrimos que nos mintieron?

 

Basta ya de seguir escuchando discursos vacíos, que se hacen solo por cumplir o para ganar tiempo.

 

Exijamos que quien nos da su palabra, la cumpla.

 

No olvidemos que el valor de un hombre (o el de una mujer) se mide por lo que vale su palabra.

 

 




Peter Anders: Problema de comprensión

El presidente del Banco Central de Reserva, Julio Velarde, no pudo definir mejor las recientes restricciones a la Ley de Tercerización Laboral impuestas por el Ministerio de Trabajo: “es una forma muy pobre y básica de entender la economía de hoy y su dinámica”.

 

En una economía globalizada, donde prima una estructura donde se entrecruzan grandes, medianas, pequeñas y micro empresas que trabajan de manera complementaria y donde se estimula la especialización, la tercerización laboral es un mecanismo que permite la contratación de quienes son capaces de brindar la ejecución de una obra o un servicio puntual.

 

Esta tercera empresa es responsable de lo que produce, construye o brinda, por lo que asume la responsabilidad que ello supone. Se trata de una subcontratación o producción “descentralizada”.

 

Ello lleva a la existencia de empresas «flexibles» que, mediante la desintegración vertical del ciclo productivo, generan relaciones de trabajo a niveles inter empresariales, obteniéndose altos niveles de demanda interna y externa sobre la base de diferentes grupos de trabajadores.

 

¿Es malo este tipo de trabajo?

 

No, porque no solo permite la creación de más empresas dispuestas a brindar servicios específicos a otras compañías que prefieren enfocarse en una parte de su cadena productiva, sino también que la relación entre empresas que buscan tercerizar una parte de sus actividades y aquellas otras dispuestas a buscar que esta demanda se desarrolle no solo al interior de un país, sino entre países e incluso entre regiones a nivel mundial.

 

Antes de la pandemia de la COVID-19, las empresas buscaban flexibilizar sus operaciones a fin de ser más competitivas en un mundo donde había que encontrar un nicho en los mercados mundiales. Con la crisis sanitaria y la subsiguiente crisis económica, esta necesidad se tornó urgente e imprescindible porque había que adecuar el tamaño del negocio y el costo de sus operaciones a las condiciones del mercado.

 

Las medianas, pequeñas y micro empresas se desarrollaron ante esta demanda; es más, la especialización las convirtió en altamente competitivas. Ejemplos de lo beneficioso que puede ser este ciclo son los sectores de servicios, el inmobiliario, el transporte, entro otros.

 

En suma, la tercerización laboral per se no es mala, todo lo contrario. Tan no es mala que la propia Organización Internacional del Trabajo la considera como una de las nuevas formas de contratación, la cual obviamente debe cumplir con los derechos de los trabajadores.

 

Ya lo señaló la Comisión de Asuntos Laborales de la Cámara de Comercio de Lima: el principal motivo de la existencia de la tercerización no es, como han dicho algunos, vulnerar los derechos de los trabajadores o afectar a los trabajadores, sino hacer que una actividad específica sea desarrollada por el que mejor sabe hacerlo.

 

Que haya –como en todo orden de cosas– quienes busquen aprovecharse de la ley, incumplirla y abusar de los trabajadores, no debe implicar de modo alguno que se pretenda eliminar la tercerización laboral.

 

Lo que corresponde por parte del Gobierno y específicamente del Ministerio de Trabajo, es llevar a cabo una adecuada, pronta y eficiente fiscalización, aplicando las más drásticas sanciones.

 

Se trata de perseguir el delito, no el mecanismo en sí que ha demostrado con creces que es eficiente para generar empleo formal, que contribuye a incrementar un tejido empresarial dinámico, que impulsa el crecimiento de las pequeñas y micro empresas y que ha generado trabajo formal para 150.000 peruanos, los que representan un 3% del empleo formal privado.

 

Eso es comprender la economía en su real dimensión. Lo otro es un problema de entendimiento.

 

 




CCL y Colegio de Ingenieros del Perú firman convenio de cooperación académica y profesional

La Cámara de Comercio de Lima (CCL) y el Consejo Departamental de Lima del Colegio de Ingenieros del Perú (CDLIMA-CIP) firmaron el Convenio Marco de Cooperación Académica, Cultural y Profesional, a fin de establecer mecanismos e instrumentos de colaboración y beneficio, para el desarrollo del conocimiento, la cultura y la investigación científica y tecnológica.

 

Ello mediante la capacitación continua, asesoramiento técnico e intercambio de información y acceso a servicios entre ambas instituciones.

 

El convenio fue firmado por el presidente de la CCL, Peter Anders; y el decano del CDLIMA-CIP, Roque Benavides. Cabe señalar que en agosto del 2019 se suscribió un convenio similar y ahora se continuará trabajando de manera conjunta.

 

Tras la firma, el presidente de la CCL, Peter Anders, señaló que esta será una ventana de enlace para el desarrollo conjunto de actividades de docencia, proponer y coordinar la organización de actividades de capacitación, de docencia, investigación, asesoría y extensión.

 

A su turno, el decano del CDLIMA-CIP, Roque Benavides, refirió que ambas instituciones se unirán para potenciar el conocimiento en ingeniería, a fin de contribuir con el bienestar y desarrollo del país.

 

En la cita también participaron el gerente general de la CCL, José Rosas; y Ramón Remolina Delgado, como miembro del Consejo Departamental de Lima del Colegio de Ingenieros del Perú.




Peter Anders: Parte de guerra

Además de la crisis humanitaria y la grave amenaza a la paz y la estabilidad mundial que representa la invasión militar de Rusia a Ucrania, esta guerra también ha provocado serios efectos en la economía global, cuyas primeras secuelas se sienten incluso en países tan geográficamente distantes como el Perú.

 

En un mundo globalizado, donde la economía y los negocios interactúan dando paso a un amplio y dinámico tejido de intercambios comerciales, políticos y culturales, donde las distancias desaparecen, lo que ocurra en un determinado punto del planeta puede afectar –y de hecho afecta– a quien pueda encontrarse en las antípodas.

 

Para mencionar un ejemplo, Rusia es el segundo productor y exportador mundial de combustibles y es el tercer productor y el primer exportador de trigo.

 

Por su parte, Ucrania es el octavo productor y el quinto exportador de trigo, y el quinto productor y el cuarto exportador de maíz.

 

El efecto Ucrania y lo que el Gobierno debe hacer

► Peter Anders: La (nueva) ruta que debe tomar el Gobierno

► Peter Anders: El señor cautivo

 

De manera que un conflicto como el actual no solo dificulta la producción, comercialización y transporte de estos productos en el mundo, sino que también influye en otros sectores debido a las sanciones impuestas por parte de la Unión Europea y Estados Unidos al Gobierno de Moscú.

 

A estas medidas de origen político (exclusión de bancos rusos del sistema Swift de transferencias interbancarias, restricciones del espacio aéreo, prohibición de venta, suministro, transferencia o exportación de bienes y tecnología), se suman otras del sector privado, pues importantes empresas y corporaciones han suspendido todo vínculo con sus pares rusos.

 

Considerando solo el impacto en commodities como el petróleo y el trigo –de los cuales el Perú es importador neto–, era previsible que enfrentaríamos un incremento en sus precios, lo cual ya está repercutiendo de manera directa en el bolsillo de todos, especialmente en los de los sectores con menores recursos.

 

Tengamos solo en cuenta que, ante la falta de un servicio moderno y eficiente, millones de peruanos han encontrado en el transporte público (sea a través de taxis, mototaxis, carga, mudanza, traslados etc.), una forma de ganarse la vida, aunque sea trabajando en la informalidad.

 

De la misma forma, la provisión de alimentos está siendo afectada no solo por su escasez, sino también por el alza de costos, sobre todo los que tienen como insumo el trigo (pan, fideos, harinas, etc.).

 

Sumemos los fertilizantes, pues alrededor del 60% de los que requiere la agricultura peruana proviene de Rusia, de modo que su escasez o el incremento de sus precios –como ya viene ocurriendo– repercutirá en este sector tan sensible.

 

Igualmente, el comercio exterior será afectado en el corto plazo, no necesariamente por las ventas del Perú a Rusia y Ucrania que no representan un volumen considerable, sino porque la prolongación de la guerra podría ahondar más los problemas que ya enfrenta el transporte marítimo mundial a causa de la pandemia.

 

La congestión portuaria y el incremento de los fletes de transporte marítimo podrían ser mayores y con ello encarecer los costos de nuestras ventas al exterior.

 

Ante este preocupante panorama, corresponde a nuestras autoridades adoptar las medidas necesarias para que esta “nueva pandemia” de la guerra no produzca en el Perú tantas víctimas como sucedió en el caso del coronavirus, que tantas vidas de peruanos sigue cobrando.




Peter Anders: El efecto Ucrania y lo que el Gobierno debe hacer

Antes de iniciarse, el lamentable conflicto bélico entre Rusia y Ucrania ya tenía muchas repercusiones a nivel internacional. Solo la posibilidad de que este se concretara había generado mucha inestabilidad en los precios de los commodities y de las bolsas internacionales en las últimas semanas.

 

Una vez iniciada la invasión militar rusa, los efectos económicos cobraron una intensidad mucho mayor: el precio del barril del petróleo superó los US$ 100 por primera vez desde 2014, las tarifas del gas en Europa subieron 30%, los mercados bursátiles cayeron en todas las regiones en el ahora denominado “jueves negro” y los precios de alimentos, como el trigo, maíz y la soja, subieron de inmediato.

 

También el dólar recuperó posiciones y subieron las cotizaciones del oro y la plata; pero, cayó el precio del cobre tras temores por una baja en la demanda mundial por el conflicto.

 

► Peter Anders: La (nueva) ruta que debe tomar el Gobierno

Peter Anders: El señor cautivo

► Peter Anders: Punto final

 

¿Cómo afecta esto al Perú y a los demás países del planeta? Mucho. Rusia y Ucrania son grandes productores de petróleo, gas, oro y otros metales, además de un sin número de alimentos básicos como el trigo y el maíz. El conflicto y el bloqueo internacional a Rusia supondrá una ostensible menor cantidad de estos commodities en el mundo lo que hará que sus precios se disparen (como ya está pasando).

 

Ello, a su vez, tendrá un “efecto cascada” en el comercio internacional y, por ende, las importaciones peruanas se encarecerán bajo el lógico supuesto de que, además del alza de precios de los commmodities, también habrá un ajuste hacia arriba en los costos logísticos producto del aumento del precio de los combustibles; y de producción, por el aumento del costo de la energía.

 

Dicho esto, es seguro que en el corto plazo los peruanos soporten incrementos en los precios de los alimentos, de los combustibles y de productos y servicios en general. Ergo, la inflación aumentará su presión al alza con un eventual incremento del descontento social.

 

Muchos dirán que el aumento de los precios de los metales como el oro y la plata nos beneficiarán como grandes productores que somos. No obstante, eso será solo un paliativo dado que lo que más exportamos en minería es cobre, y su precio, como señalamos líneas arriba, está a la baja.

 

E, incluso, si no fuera el caso y el precio del metal rojo se disparara, los ingresos mineros aportan, pero no solucionan los problemas de inflación para los más de 30 millones de peruanos. Más aún si casi el 80% de los trabajadores son informales.

 

En este contexto, ¿que debe hacer el Gobierno del presidente Pedro Castillo para aminorar el “efecto Ucrania” en la economía peruana? De seguro cuando los precios empiecen a subir, el Gobierno anunciará subsidios y hasta bonos. Sin embargo, eso no es sostenible en el tiempo y golpearía fuertemente las alicaídas arcas fiscales golpeadas en los últimos dos años por la pandemia.

 

Los peruanos requerimos de una solución sostenible en el tiempo y lograrla pasa por dos puntos fundamentales. El primero es promover la inversión privada. Para ello, es urgente hacer atractivo al Perú para los agentes internacionales promoviendo su llegada con una legislación laboral clara, justa y adecuada a las posibilidades que brinda el mercado y, cómo no, promotora de empleos formales.

 

Asimismo, se debe implementar un atractivo esquema de facilidades tributarias que nos haga competir con países de la región que ya las tienen, para atraer a los inversionistas foráneos, tales como Ecuador o Costa Rica, por citar dos ejemplos.

 

El segundo punto para trabajar es indispensable para lograr el primero. Se trata de incorporar a los mejores cuadros de profesionales con experiencia y solvencia moral comprobada para que diseñen e implementen los lineamientos de una verdadera recuperación económica, para así incorporar cada vez a más peruanos en el círculo virtuoso del desarrollo.

 

No nos auto engañemos celebrando el alto crecimiento económico del 2021 o la reducción del déficit fiscal. Eso fue un efecto rebote de la caída del 2020. El crecimiento del PBI peruano para este año no superará el 3% (proyección pre-conflicto Rusia-Ucrania), una magra tasa que no alcanza para reducir la pobreza.

 

¡Presidente Pedro Castillo, es momento de actuar! Llame a los mejores profesionales para que gerencien adecuadamente el país. Deje de lado, el copamiento del Estado por personas que no cumplen los requisitos para los puestos y, que incluso, tienen antecedentes cuestionados y, en algunos casos, delictivos.

 

De lo contrario, el efecto externo (pandemia + guerra) afectará la vida de millones de peruanos, más de lo que ya la han afectado la pandemia y las malas decisiones de su gobierno, y no habrá marcha atrás.

 




Peter Anders: La (nueva) ruta que debe tomar el Gobierno

En los próximos días, el Gabinete de ministros liderado por Aníbal Torres se presentará ante el Congreso para solicitar el voto de confianza. Tras la reciente “tregua” anunciada entre el Legislativo y el Ejecutivo y con el objetivo congresal de no perder la “bala de plata” que evite el cierre del hemiciclo, es casi seguro que la obtenga.

 

El significado de confianza es la creencia y fe de que algo se desarrolle o alguien se comporte y realice algo conforme a nuestras expectativas. Lamentablemente, el Gabinete Torres no está a la altura de las expectativas de los peruanos. Empieza mal. Con un ministro de Salud que promueve el agua arracimada o una ministra de Trabajo que irresponsablemente promueve el alza del sueldo mínimo sin analizar las implicancias que ello traería (mayor informalidad y menos generación de empleo formal), entre otros ministros con cuestionamientos.

 

Peter Anders: El señor cautivo

► Peter Anders: Punto final

► Peter Anders: La importancia de elegir

 

No obstante ello, lograda la confianza en el Congreso, el gabinete Torres deberá enfocarse, de una vez por todas, en trabajar por el bien de todos los peruanos, sobre todo en un momento en el que el Perú tiene el mejor nivel de confianza económica de la región de acuerdo al reporte de Bloomberg. Ello, debido –para despejar las dudas e interpretaciones antojadizas– al gran manejo macroeconómico en las últimas tres décadas.

 

En ese sentido, la ruta del Gobierno de Pedro Castillo debe ser, en primer lugar, promover la inversión privada y dar claras y firmes señales a los agentes económicos de que invertir en el Perú es seguro y rentable. Ello, sin duda, recuperará el empleo formal de forma sostenida y generará mayores ingresos fiscales para reducir diversas brechas, como las de infraestructura, salud y educación, sectores fundamentales para lograr el desarrollo de los peruanos.

 

En segundo lugar, el Gabinete Torres debe luchar contra la informalidad. Es imposible que el Perú logre el desarrollo y bienestar para su población si es que el Gobierno, de la mano del Legislativo, no la combaten. Casi el 80% de la economía peruana es informal. Eso tiene que cambiar, sobre todo si es que queremos ser miembros de la OCDE.

 

Esta ruta no es nueva. La CCL, así como diversos expertos y organismos, la han recomendado desde que inició su gobierno el 28 de julio pasado. No obstante, usted, presidente Pedro Castillo, y el partido Perú Libre eligieron el camino de la confrontación política, el fomento de la informalidad y el ataque al sector empresarial formal. Por ello, desde la CCL vemos con esperanza, pero aún no con confianza, la tregua anunciada entre el Ejecutivo y Legislativo para trabajar unidos en pos del desarrollo del país.

 

Ojalá y así sea, pues no hacerlo es ir en contra de los intereses del Perú y, por lo tanto, no tener capacidad moral para dirigirlo en una coyuntura en la que el país requiere reactivarse económicamente de manera real y sostenible para reducir la pobreza.

 

Si no corremos esta “ola”, tendremos que esperar con la incertidumbre de no saber cuándo se volverán a dar las condiciones idóneas para el crecimiento.

 




Peter Anders: El señor cautivo

Sin ningún propósito de enmienda y faltando a la palabra que empeñó ante el país, el presidente Pedro Castillo ha optado por no ponerle punto final a la situación de precariedad, inseguridad, incertidumbre, desunión y anarquía a la que ha llevado al Perú, prefiriendo más bien colocarle puntos suspensivos a esta telenovela de intrigas, suspenso y espanto en que se ha convertido su gobierno.

 

No de otra manera puede graficarse el que haya designado un gabinete ministerial integrado –salvo un par de excepciones que no hacen la regla- por personajes de dudosa capacidad y trayectoria personal y profesional.

 

¿Dónde quedó el “gabinete más participativo y de ancha base” que el señor Castillo se comprometió a elegir? ¿Dónde la promesa de que los cambios ministeriales “se harán teniendo en cuenta la apertura a las fuerzas políticas, académicas y profesionales”?

 

► Peter Anders: Punto final

► Peter Anders: La importancia de elegir

► Peter Anders: El Estado durmiente

 

Como nuestra institución ha expresado a través de un pronunciamiento, el presidente Castillo ha vuelto a evidenciar su incapacidad de convocar a técnicos y profesionales con experiencia y trayectoria intachables, con la ética y cualidades que se requieren para ejercer la función pública.

 

¿Quiénes de estos “nuevos” ministros garantizan la estabilidad política y jurídica que es imprescindible para enfrentar la crisis económica, el desempleo y las emergencias sanitaria y educativa? ¿Cuántos, comenzando por quien los preside, pueden garantizar ya no solo un manejo eficiente y transparente de los asuntos del Estado, sino también capacidad de mantener la ecuanimidad frente a los problemas, sin salir a insultar y amenazar a quienes los critican?

 

Y decimos “nuevos” ministros porque la supuesta recomposición ministerial no ha sido tal, porque del total de sus 19 integrantes, apenas se ha cambiado seis, es decir, ni un tercio.

 

Todos los demás son viejos conocidos. Aunque sí hay algo en que coinciden tanto los nuevos como los viejos ministros: llevar sobre sus espaldas serias denuncias por corrupción, violencia física y psicológica contra su entorno familiar y social, así como penosas faltas éticas durante su ejercicio profesional.

 

No nos queda duda que el señor Castillo no ha priorizado en su elección y ratificación de ministros, que el Perú supere la pandemia del coronavirus, impulse la generación de puestos de trabajo, promueva la inversión privada nacional y extranjera, garantice el retorno de los estudiantes a sus clases o que las personas no sigan siendo atacadas a toda hora y en todo lugar por la delincuencia, incluso a costa de sus vidas.

 

Todo lo contrario, ha seguido al pie de la letra la “sugerencia” que le hizo el propietario del partido Perú Libre, el señor Vladimir Cerrón, quien a través de un tweet advirtió que “si el nuevo premier no le garantiza al presidente curules cautivas, va rumbo a aperturar (sic) la suspensión o la vacancia”.

 

Así las cosas, en lo que hemos terminado es teniendo un presidente cautivo, que ha optado por un gabinete de supervivencia, entregando ministerios a grupos políticos con representación parlamentaria a cambio de que, con la fuerza de sus votos, frustren cualquier intento de vacarlo.

 

Pero, a la vez, en un presidente que se empeña en defender con terquedad el controvertido papel del que él llama su “equipo de confianza”, pero que en realidad se trata -según han denunciado una ex jefa del Consejo de Ministros, dos ex ministros y un ex alto funcionario de Palacio de Gobierno-, de un “gabinete en la sombra” integrado por quienes no tienen más mérito que el de ser sus paisanos.

 

Puestos en este escenario, corresponde a organismos autónomos como la Fiscalía de la Nación, la Defensoría del Pueblo, la Contraloría General, el Poder Judicial y la Procuraduría Pública, así como a los partidos políticos de oposición, gremios empresariales, organizaciones sindicales y estudiantiles, colegios profesionales, universidades e instituciones de la sociedad organizada, mantenerse vigilantes para que nuestro país no siga siendo llevado al despeñadero.

 

Pero también constituye una obligación que las fuerzas democráticas en el Congreso de la República, ejerzan sus labores de fiscalización y control a fin de impedir que el Perú continúe siendo manejado como un botín en el que se reparten ministerios, jefaturas, direcciones, embajadas, puestos de trabajo, contratos y licitaciones a amigos, familiares, socios políticos y malos empresarios que se coluden con el poder, por más efímero que sea.

 




Peter Anders: Punto final

La situación de anarquía, incertidumbre, descontrol, inseguridad, desinstitucionalización, resquebrajamiento democrático y corrupción campeante a la que ha sido llevado el país durante estos primeros meses de gobierno del señor Pedro Castillo como presidente de la República, es inaceptable, imperdonable, improrrogable.

 

No es posible soportar más que el Perú siga siendo manejado como la presa capturada por quienes pretenden hacer del pillaje y la incompetencia una forma de gobernar.

 

La designación por parte del señor Castillo de un nuevo gabinete ministerial integrado por personajes de dudosa integridad moral e intelectual, evidencian el poco respeto que se tiene por el destino del Perú y de los peruanos.

 

► Peter Anders: La importancia de elegir

► Peter Anders: El Estado durmiente

► Peter Anders: Congreso, hora decisiva

 

Pero lo que es peor, agudiza la crisis en que está sumido el país desde el pasado 28 de julio.

 

Pero ya no solo por las terribles secuelas de la pandemia del coronavirus en la vida y bienestar de millones de personas; por la crisis económica y la subsecuente falta de empleo, quiebra de empresas y desconfianza de los inversionistas, sino también porque hemos sido dejados a merced de la delincuencia que a toda hora atenta contra nuestra vida y nuestras propiedades.

 

Ahora, como quien da un manotazo de ahogado, se pretende con una declaratoria de estado de emergencia, solo en Lima y Callao (como si el resto del país no fuera territorio capturado por el hampa), trasladar esta responsabilidad a las Fuerzas Armadas, sin un plan que determine cómo y dónde apoyarán a la Policía Nacional y a sabiendas que estas tareas no son parte de sus funciones y que, a la primera falta, su personal y oficiales serán acusados y perseguidos por quienes todos conocemos.

 

Cualquiera que a lo largo de su vida haya tenido que contratar un trabajador, lo mínimo que le solicita es un currículum vitae documentado, en el que es indispensable presentar certificados de antecedentes penales, policiales y judiciales, además de acreditar que se cuenta con un mínimo de preparación académica y experiencia para el puesto, sea desde el más humilde hasta el de mayor responsabilidad.

 

¿Es posible creer que ninguno de los asesores del señor Castillo -o él mismo- se tomó la molestia de revisar estos requisitos antes de ofrecer el cargo de ministro de Estado a los integrantes de este gabinete, comenzando por quien lo preside?

 

Mientras esto ocurre, nuestra economía ya no languidece, sino que está en caída libre, como lo demuestra el hecho que el Fondo Monetario Internacional haya rebajado su proyección de crecimiento para el Perú de 4,6% a 2,8% este año, lo cual se traducirá en más desempleo y más pobreza.

 

No olvidemos que las proyecciones de crecimiento de la inversión privada –la que vía impuestos genera recursos al fisco y crea empleo formal- para este año se ubican en 0%.

 

El Perú y los millones de peruanos que nos esforzamos cada día, que trabajamos con sacrificio y optimismo por el bienestar y desarrollo de nuestras familias, no merecemos este destino.

 

Estas cifras son elocuente evidencia del desgobierno, de este caos y hazmerreir internacional al que ha sido llevado el Perú por quienes creen que la existencia de tantas personas vale tan poco que pueden darse el lujo de aprender a gobernar a su costa o de robarles lo que con tanto esfuerzo han conseguido.

 

Por ello debemos asegurarnos, con todas las armas que nos garantiza la democracia y el estado de derecho, que los responsables de llevarnos a esta situación no queden impunes.

 

Pero, además, quienes apoyaron y se sumaron entusiastas a apoyar esta aventura a cambio de granjerías propias, así como de contratos, consultorías y puestos de trabajo para sus familias, amigos o camaradas del partido político, tendrán también que asumir su responsabilidad, en principio, ante la sociedad y luego ante la ley.

 

Señor Castillo, en nombre del pueblo al que tanto gusta nombrar y emplear para justificar tantas trapacerías, desde la Cámara de Comercio de Lima le hacemos un llamado para que reflexione y no siga jugando con el presente y el futuro de nuestra patria.

 

Tome de una vez por todas una decisión reflexiva, valiente, firme, patriótica… decente. Esto no puede seguir así. Hay que ponerle punto final.




Oportunidades de negocios e inversión en Australia

La Cámara de Comercio de Lima (CCL), en conjunto con la Embajada de Australia organizaron el 27 de enero el webinar “Oportunidades de negocio e inversión en Australia, donde se dieron a conocer las bondades que posee este país de Oceanía.

 

Durante su presentación en el evento, el presidente de la CCL, Peter Anders, señaló que, gracias a la globalización de las economías, al milagro de las comunicaciones y al creciente libre comercio entre los países, hoy naciones geográficamente distantes como Australia y Perú pueden dinamizar su intercambio comercial, promover las inversiones y el turismo.

 

Precisó que dicho país tiene una próspera economía de mercado, con una renta per cápita equivalente a la del Reino Unido, Alemania, y Francia, en paridad de poder adquisitivo.

 

“Australia es, asimismo, un país muy atractivo para los inversores extranjeros, debido a la prosperidad de su economía de mercado abierto, que mejora la innovación, el crecimiento y la inversión en el país, además de ser exitosa sobre todo en las industrias de recursos y energía, de agro-negocios, de servicios financieros, de educación y de turismo”, explicó.

 

Recordó que las relaciones diplomáticas entre el Perú y Australia se iniciaron en 1963, es decir hace 59 años, pero el comercio bilateral experimentó un incremento promedio anual de 7% recién entre los años 2009 y 2018.

 

Sin embargo, debido a la restricción sanitaria por la pandemia, refirió que este intercambio que entre enero y noviembre del 2020 ascendió a US$ 317 millones, retrocedió en el mismo periodo del 2021 a US$ 214 millones, según los registros del Centro de Comercio Exterior.

 

A su turno, el encargado de negocios de la Embajada de Australia, Jeffrey Houston, mencionó que su país cuenta con un ambiente estable de negocio, además de un marco legal importante para incentivar las inversiones.

 

Afirmó que Australia y Perú tienen muchas similitudes importantes como es el caso de la minería, además de compartir la costa del Océano Pacífico y su gran gastronomía.  “Australia es un país donde el motor de su economía lo hace su gente emprendedora, además de tener un ambiente macroeconómico estable”, resaltó.

 

¿Qué nos ofrece Australia?

 

Por su parte, la directora de inversiones de Austrade, Sofía Pereira, detalló que la economía australiana es el número 13 en el mundo según el FMI que equivale al 1,6% de la economía mundial, además dijo que cuenta con una deuda pública baja a pesar de la pandemia.

 

Mencionó que entre los sectores más importantes para invertir en ese país está la agricultura, energía, minería, innovación y educación. Asimismo, subrayó que Australia es una economía abierta e integrada con el comercio internacional.

 

Cuenta con tratados de libre comercio multilaterales y bilaterales, es así que 12 de los 15 mercados principales para para las exportaciones australianas están en Asia.

 

“Entre el 2019 – 2020 y junio del 2021 las exportaciones de recursos mineros y energía aumentaron en 6,5%, además los envíos de agricultura y alimentos alcanzaron los 49 billones de dólares australianos entre el 2021 y 2021 impulsados por los altos estándares nacionales”, puntualizó.

 

Atrayendo talento a Australia

 

Para la primera secretaria del Global Talent Task Force, the Americas, Zenia Anderson, Australia ofrece seguridad a los inversionistas y apoya mucho con incentivos a las innovaciones, pues cuenta con una regulación transparente.

 

Explicó que el Programa Global de Visas de Talento de Australia se estableció para ayudar a los inmigrantes altamente calificados. Esto, según Anderson, le está permitiendo al país crecer en innovación, tecnología y de forma académica.

 

“Este programa crea oportunidades mediante la transferencia de habilidades, promoción de la innovación y la creación de empleo”, puntualizó.

 

Agregó que este programa de visas ofrece residencia permanente para innovadores altamente calificados, empresarios, profesionales y académicos que trabajen en los sectores objetivos que tienen. Además de derechos laborales, de salud y educación para el solicitante de visa y su familia inmediata.

 

“No se requiere oferta de trabajo, no hay obligaciones de patrocinio del empleador, no hay restricciones en la lista de ocupaciones, no hay pruebas del mercado laboral y no hay límite de edad”, puntualizó.

 




Peter Anders: La importancia de elegir

La reciente condena a 19 años de prisión dictada por la Corte Superior de Justicia contra un expresidente regional acusado de colusión y lavado de activos, así como el hecho de que solo entre los años 2019 y 2021 haya otros 18 gobernadores regionales y más de dos mil alcaldes procesados, investigados, detenidos o sentenciados por casos similares, así como también por peculado, cohecho, falsedad ideológica, falsedad genérica y hasta homicidio culposo, entre otros delitos, nos debe llevar a reflexionar sobre la responsabilidad que tenemos como ciudadanos al momento de elegir a nuestras autoridades.

 

Es común responsabilizar a los partidos políticos de esta situación (y vaya que mucho de culpa tienen), pero el otro gran responsable es el elector que, a través de su voto, entrega el gobierno de su distrito, región o del país sin tomar en cuenta la formación, capacidad, experiencia, trayectoria u honestidad de los candidatos.

 

Todo lo contrario, muchas veces lo que guía al voto son revanchismos, odios o antipatías; y hay hasta quienes simplemente se lo toman a la broma.

 

Peter Anders: El Estado durmiente

► Peter Anders: Congreso, hora decisiva

► Peter Anders: Palos de ciego (a)

 

Esta situación es la que provoca que muchos profesionales, técnicos, expertos, buenos vecinos o personas de buena fe, con vocación de servicio, que tienen la intención de trabajar por el bien de su comunidad o del Perú en su conjunto, terminen por alejarse de la política y mucho menos quieran someterse a un proceso en el que lo que menos importa es la capacidad y aptitud para ocupar el cargo.

 

Ya es tiempo que tengamos la madurez suficiente para no seguir entregando el gobierno distrital, provincial, regional o nacional a individuos que no solo llegan con la intención de enriquecerse indebidamente y favorecer a sus familiares, amigos, personas relacionadas o eventuales aliados políticos, sino también a personajes que no tienen idea de qué hacer en un cargo de tan alta responsabilidad, en el que no se puede ir improvisando o aprendiendo en el camino, porque de sus decisiones depende la vida y el bienestar de millones de personas.

 

Una frase muy elocuente dice que el primer acto de corrupción de un funcionario público es aceptar un cargo para el que no está preparado. No permitamos que esto se vuelva a repetir.

 

Para el próximo domingo dos de octubre está prevista la realización de un nuevo proceso electoral para elegir gobernadores regionales, alcaldes y regidores en todo el país.

 

Es una buena oportunidad para no volver a cometer errores, comenzando por las organizaciones políticas al momento de diseñar las listas de sus aspirantes a los gobiernos regionales y municipales, pero también para que cada uno de los electores seamos más conscientes del papel que nos corresponde.

 

En una etapa en la que la información es accesible, gratuita y diversa, no es posible que votemos a ciegas, que decidamos el voto en la fila de la mesa de sufragio o guiados por lo “políticamente correcto” sin pensar y evaluar las consecuencias que tendrá nuestra elección.

 

Seamos responsables como electores, libres, con derechos, pero también con deberes. No responsabilicemos a otros de nuestras decisiones, porque si esa mala autoridad está allí donde está, es porque muchos votaron por ella.

 

Para contribuir con el importante proceso de difusión de las propuestas para nuestra ciudad, la Cámara de Comercio de Lima brindará -como ha hecho en anteriores procesos electorales-, una tribuna para que los candidatos a la alcaldía de la capital puedan exponer y debatir con total libertad, apertura y respeto sus propuestas de gobierno municipal.

 

La democracia nos da la posibilidad de elegir, de participar; no desperdiciemos esa oportunidad, no pongamos en riesgo –una vez más- nuestro bienestar, nuestra seguridad y nuestro futuro.

 




Peter Anders: El Estado durmiente

De nuevo el Estado nos muestra su peor cara. Es una vieja historia de sucesivas administraciones que, por falta de convicción, incapacidad, desinterés, interés político o económico de gobernantes y funcionarios, nunca quisieron acometer: emprender resueltamente una profunda reforma del aparato estatal.

 

Una reforma verdadera, que haga que ese Estado esté al servicio del ciudadano y no como hasta ahora, en que somos todos nosotros los que, con nuestro trabajo y nuestros impuestos, tenemos que mantener a esta entidad no solo ineficiente, indolente y lerda, sino también corrupta.

 

En estos días hemos visto dos muestras claras de esta desidia e inacción: El proyecto de irrigación Majes-Siguas II y la tercera fase de modernización del Muelle Norte del Callao.

 

Peter Anders: Congreso, hora decisiva

► Peter Anders: Palos de ciego (a)

► Peter Anders: Compromisos

 

En el primer caso, la incapacidad de la Comisión de Agricultura del Gobierno Regional de Arequipa de aprobar la adenda 13 presentada por la concesionaria Angostura Siguas ha obligado a la empresa a iniciar el proceso de resolución del contrato.

 

Se estima que, al resolverse el contrato de Majes-Siguas II, se perderían 145,000 empleos potenciales, USD 1,155 millones en producción agroexportadora al año, USD 35 millones en servicio de agua y USD 150 millones en energía.

 

El segundo caso también espera una respuesta, esta vez del Ministerio de Transportes y Comunicaciones, cuyos funcionarios mantienen un silencio sepulcral ante la solicitud presentada por el concesionario APM Terminals para que se apruebe su Propuesta de Mejoramiento y Optimización de Infraestructura y Servicios Portuarios en el Terminal Norte Multipropósito del Puerto del Callao, lo cual debió ocurrir el 31 de diciembre del 2021, una fecha establecida por el propio MTC.

 

Ahora, al no cumplirse este trámite, el concesionario ha retirado su propuesta, la cual no solo representaba una inversión de USD 1,100 millones, sino que planteaba un proceso más acorde con las necesidades actuales del país.

 

APM Terminals debe iniciar las etapas 3,4 y 5 de modernización bajo el esquema establecido hace 10 años, cuando asumió la concesión y se estableció que este proceso suponía derruir los 4 muelles que se tiene para carga suelta y quedarse solo con el que se usa para granos limpios.

 

Recordemos que el Perú es un país que mayoritariamente maneja la carga de granos, alimentos, cementos, material de construcción, fierros y aceros, así como material para proyectos. Por lo tanto, si APM Terminals cumple con una exigencia de hace 10 años, por lo menos 1/3 de los componentes de la canasta básica familiar se vería afectado por los sobrecostos que se darían en la importación de estos productos.

 

Es más, los operadores de comercio exterior refieren que esta situación generaría un déficit de 7.2 millones de toneladas anuales en carga suelta, a granel y material de construcción y de proyectos que no podrán ser atendidos en el puerto del Callao.

 

Las consecuencias serán realmente graves.

 

¿Tan difícil es tomar decisiones? ¿Tan difícil es entender que asumir el cargo de funcionario público implica enormes responsabilidades frente al país y sobre todo la vida de millones de personas?

 

Penosamente tenemos desde hace muchos años gobiernos, autoridades y funcionarios paralizados ante los problemas, sin la suficiente aptitud para atender de manera técnica, profesional y con la prontitud que se requiere, las necesidades del país.

 

Es urgente en el contexto actual que el Estado peruano termine de despabilarse porque la reactivación económica y la generación de empleo que requiere nuestro país de forma urgente bien pueden impulsarse con la ejecución de la cartera 39 proyectos de inversión por más de US$ 25.000 millones, iniciativas que representan alrededor del 2% del PBI acumulado para ese periodo y que pertenecen a inversiones privadas y las cuales de concretarse significan más ingresos al fisco.

 

La sociedad ha cambiado mucho gracias a la tecnología y la globalización. Hoy la internet nos conecta al mundo real y digitalizado, podemos hablar con personas y hacer compras al otro lado del planeta, acceder a grandes bibliotecas y documentos en cualquier idioma.

 

El Estado peruano necesita urgentemente despertar de este letargo en el que lleva sumido desde casi la fundación de la república, para convertirse en un organismo eficiente, desburocratizado, que trabaje con agilidad y cuyo único fin sea siempre buscar el progreso y bienestar de las personas.  

 

 




Peter Anders: Congreso, hora decisiva

Si algo sólido muestra la incipiente democracia peruana en los últimos años (a pesar de los errores y excesos de ambas partes), es la marcada división de poderes entre el Ejecutivo y el Legislativo. Lamentablemente, no necesariamente podemos decir siempre lo mismo del Poder Judicial.

 

Por esta razón, cuando hoy en día comprobamos que en el Poder Ejecutivo no existe una idea clara de a dónde quiere conducir el país y ni siquiera hay muestras de que cuente con un equipo técnico y profesional idóneo para asumir las más altas responsabilidades del Estado, corresponde al Congreso de la República la gran responsabilidad de constituirse en garante para seguir luchando contra la pandemia, reducir la pobreza y enfrentar la inseguridad ciudadana, generar empleos promoviendo la inversión, preservar la estabilidad jurídica y económica, garantizar el acceso a la educación de nuestros niños y jóvenes y, en definitiva, para defender el  derecho que tenemos todos los peruanos de seguir viviendo en democracia.

 

De ninguna manera cumplir el rol fundamental que le asigna la Constitución a los congresistas, esto es, legislar y fiscalizar, puede malinterpretarse como obstruccionismo, sobre todo en las actuales circunstancias en que existen en el gobierno graves denuncias sobre presuntos actos de corrupción al más alto nivel y nombramientos en puestos claves de personajes por decir lo menos cuestionables.

 

Peter Anders: Palos de ciego (a)

► Peter Anders: Compromisos

► Peter Anders: Tiza y desafíos

 

Frente a una administración que genera inestabilidad, que ha hecho de la improvisación y la falta de transparencia el sino de su gestión, es deber del Parlamento actuar con cabeza fría y sin apasionamientos, para impedir el descalabro del país y llenar dentro de los cauces constitucionales, el vacío de gobierno que nos agobia.

 

Desde la Cámara de Comercio de Lima hacemos un llamado a todos los grupos políticos que integran la representación nacional, a consensuar una agenda de temas prioritarios a fin de reactivar la economía, garantizar la vida, la salud, la seguridad, el trabajo y la educación y devolver en parte el bienestar perdido por millones de peruanos.

 

Es necesario que el Parlamento y sus respectivas comisiones, continúen convocando a especialistas, académicos, instituciones y sectores involucrados para enriquecer y mejorar el análisis de los proyectos de ley, pero sobre todo que tomen en cuenta estos aportes.

 

Esto, penosamente, no siempre ocurre y muchos congresistas se dejan arrastrar por la búsqueda del aplauso fácil, impulsando proyectos populistas o declarativos que no solo hacen perder valioso tiempo, sino que perjudican la recuperación que todos necesitamos.

 

El Instituto de Economía y Desarrollo Empresarial de la CCL ha identificado nueve proyectos con estas características. Dos vinculados a infraestructura, tres al sistema financiero, dos a reforma constitucional, uno al mercado laboral y uno a la estabilidad macroeconómica, que ni siquiera cuentan con un debido análisis costo-beneficio que los sustente.

 

A estos se suma el proyecto de ley que busca regular el comercio electrónico, el cual –de aprobarse– terminaría por sobrerregular y generar sobrecostos a una actividad que ha permitido a las pequeñas y micro empresas, muchas de estas familiares o unipersonales, enfrentar la crisis económica.

 

Sin embargo, también ha habido proyectos positivos como el que establece requisitos más exigentes para designar ministros y viceministros, pues, a la luz de lo visto hasta hoy, una norma como esta es imprescindible. Ahora se encuentra en debate otro proyecto igualmente necesario: el que introduce requisitos mínimos y procedimientos para nombrar funcionarios públicos, con lo que se evitará que el Estado siga siendo el botín con el que pagar, con puestos de trabajo, favores políticos, amistosos o colocar familiares.

 

Ahora mismo, el Poder Legislativo tiene la gran oportunidad de defender el Estado de Derecho y la estabilidad política, aprobando por insistencia (frente a la observación hecha por el Ejecutivo) el proyecto de ley que reafirma que toda reforma constitucional debe ser aprobada primero por el Congreso antes de ser sometida a un referéndum, como claramente lo establece el artículo 206 de la Constitución. Tal posición ha sido respaldada por un acuerdo del pleno del Jurado Nacional de Elecciones.

 

De esta manera, se echaría un candado definitivo a la pretensión del Gobierno de derogar ilegalmente la actual Constitución mediante una “consulta popular”, para reemplazarla por una hecha a medida de sus intereses ideológicos y geopolíticos.

 

Señores y señoras congresistas, tengan en cuenta que esperamos mucho de ustedes; que no se encuentran en un concurso por ser el más simpático, bromista, sarcástico o belicoso; no vivan pendientes de las encuestas, pues en ningún país del mundo los parlamentos son populares ni registran altos niveles de aprobación.

 

Tomen conciencia del título que les han confiado sus electores: ser representantes de la Nación…. sobre todo –en esta hora– de sus necesidades más urgentes.

 




Peter Anders: “En este momento no tenemos esperanzas en el Gobierno”

El crecimiento de la economía peruana en el 2021 fue en gran medida producto del efecto rebote luego de la profunda caída registrada el año anterior. ¿Cuáles son las proyecciones de la CCL para la economía de nuestro país este año?

Efectivamente, si bien hay sectores, como es el caso del Gobierno, que evalúan el desempeño económico del 2021 como un punto positivo e incluso hablan de crecimiento, en realidad no debemos olvidar que se trata de un impulso que viene desde muy abajo, luego de un año 2020 realmente malo a raíz de la pandemia y del pésimo manejo para enfrentarla, que se basó en un cierre indiscriminado de todas las actividades económicas del país.

 

Se compara el 2021 frente al 2020, pero terminar con un PBI de dos dígitos luego de haber caído también dos (-11,1%), no es del todo positivo. Se trata de un rebote al que se sumó el aumento de los precios de los metales a nivel internacional.

 

Nuestras esperanzas en el 2022 estaban puestas en un nuevo gobierno que designaría ministros con mucha experiencia en su sector, con planes concretos para lo más urgente que necesita el país: enfrentar de forma eficiente la emergencia sanitaria de una pandemia que no se va y que ahora entra a una tercera ola y, en paralelo, reactivar la economía cuanto antes para generar empleo y volver a reducir la pobreza.

 

Pero, luego de cinco meses tenemos una administración que no muestra planes concretos, que no cuenta con cuadros técnicos y profesionales debidamente calificados para ocupar, no solamente los más altos cargos del Estado, sino hasta los mandos medios; y que se ha visto involucrada en serias acusaciones de corrupción. En este momento no tenemos esperanzas en el Gobierno.

 

No obstante, el sector privado debe seguir trabajando y eso haremos. Con el esfuerzo de emprendedores, trabajadores y empresarios, esperamos que la economía peruana crezca en el 2022 alrededor de 3%, lo cual sería resultado del crecimiento de los sectores primarios o que se conocen como actividades extractivas, como minería, pesca, agricultura e hidrocarburos.

 

Contribuirían también el comercio y los servicios, pero actividades como la manufactura y la construcción se contraerían este año, lo que resulta preocupante porque se suponía que luego de tres décadas de crecimiento, en las cuales se impulsaba el valor agregado en la producción nacional, otra vez nuestra economía volverá a depender de lo extractivo. Es un retroceso.

 

► Peter Anders: Palos de ciego (a)

► Peter Anders: Compromisos

 

También es cierto que la crisis es mundial, que se ha retraído la demanda de los mercados externos, que han subido los costos de las materias primas y que todo esto afecta al Perú.

Es posible que ese análisis sea cierto hasta cierto punto, porque en medio de una pandemia que afecta a todo el mundo y que ahora nos amenaza con una variante altamente contagiosa, no es posible seguir creciendo a ritmos de 5% o 7% como antes.

 

Es verdad también que a nivel internacional los precios de las materias primas se han incrementado, que hay problemas en el transporte internacional por los puertos saturados y aumento de fletes.

 

Pero, como si no fuera suficiente, los peruanos debemos sumar la crisis política que nos afecta debido a un gobierno que solo genera incertidumbre e inestabilidad.

 

Deberíamos crecer alrededor de 7%. Sería lo ideal, pero para crecer a ese ritmo se requiere de predictibilidad, estabilidad política, jurídica y económica, a partir de las cuales la inversión privada crece en cualquier país del mundo. Hoy el Perú no puede asegurar ninguna predictibilidad. El sector minero es una prueba de ello porque no ha tenido un Estado que lo defienda de actos violentistas y que defienda la prevalencia de la ley.

 

Los reiterados anuncios de las máximas autoridades del Gobierno, ya sea promoviendo el cierre de minas, la nacionalización del gaseoducto y una serie de acciones intervencionistas nos demuestran que el régimen del presidente Pedro Castillo tiene una agenda contraria a la inversión privada, aun cuando en discursos posteriores trate de desmentirse.

 

¿Es posible hablar de confianza empresarial en un contexto así?

No, porque hasta el día de hoy el Gobierno solo genera incertidumbre, inestabilidad y desconfianza. Los anuncios de una nueva Constitución, de la convocatoria a una Asamblea Constituyente, que no es parte de nuestro ordenamiento jurídico, y anuncios sobre nacionalizaciones y un ideario de izquierda extrema han provocado que se vayan del país US$ 15.000 millones.

 

Ni aun con esa fuga de capitales –que es más que un llamado de atención, yo diría que un grito de auxilio–, el Gobierno hizo algo por recuperar la confianza del empresariado, del emprendedor y del pequeño ahorrista que busca la forma de proteger su dinero.

 

No podemos hablar de confianza porque nos encontramos inmersos en una situación extraña y alarmante. Vivimos a la deriva; sin liderazgo; con pugnas por cuotas de poder, con autoridades que impulsan la informalidad, cuando deberían combatirla; con un Ministerio de Economía y Finanzas que luego de muchos años no da proyecciones de crecimiento; y con cambios constantes de ministros. Solo en cinco meses renunciaron cuatro ministros y uno fue censurado. Además, vamos por un segundo gabinete que no sabemos cuándo durará.

 

Usted le ha pedido al presidente Castillo que enmiende el rumbo, porque hay tiempo de corregir. ¿Persiste en esa esperanza? ¿Espera que el Gobierno asuma que es hora de enmendar sus errores?

Nunca pierdo las esperanzas. El Gobierno debe hacer algo urgente para que la economía no siga cayendo. Debe comenzar a ejecutar el gasto público. No es posible que en el 2021 el sector salud, en medio de una pandemia mundial, solo haya ejecutado el 46,3% de su presupuesto, siendo el segundo de menor ejecución presupuestal en todo el año.

 

Se requiere darle liquidez a la economía peruana y, en el caso de salud, se requiere rapidez y ejecución en medio de una tercera ola que debe encontrarnos preparados para no perder otros 200.000 peruanos como en la primera ola.

 

Asimismo, se requiere definir una meta. Ya basta de marchas y contramarchas. También se debe recurrir a profesionales, especialistas y dejar de lado la improvisación. Y, finalmente, luchar contra la corrupción, pero de forma real y concreta, no de la boca para afuera.

 

El Gobierno solicitó facultades legislativas para poner en marcha una reforma tributaria y la CCL se opuso porque considera que se requiere de un debate más amplio. ¿Se debe impulsar ese debate y concretar una reforma tributaria?

Por supuesto que sí, la CCL no se opone a una reforma tributaria. La necesitamos más aún cuando estamos en una crisis económica. Todo es perfectible y nuestro sistema de impuestos también.

 

Lo que pedimos y esperamos es un amplio debate entre quienes somos parte de ese sistema y no me refiero solo a empresarios, empleadores o trabajadores, sino también a especialistas, a la academia y al propio Gobierno.

 

No se trata de subir impuestos a los que siempre pagamos, a los formales, al eterno 30% que siempre cumple. Se trata de combatir la informalidad, de incorporar por su bienestar a esos 7 de cada 10 trabajadores que laboran de manera informal.

 

Este debate y esta reforma deberían ser prioridad este año si se quiere dotar al fisco de más recursos para que pueda invertirlos en salud, educación y conectividad, que es lo que requieren con urgencia el país y los millones de peruanos.

 

¿Y a nivel de empleo que se necesita?

Primero, promover la inversión privada, que es la que crea empleo formal en el país. El Gobierno debe entender que la generación de puestos de trabajo es urgente.

 

La Población Económicamente Activa (PEA) se incrementa cada año en aproximadamente 300.000 personas. Es decir, necesitamos crear 800 puestos de trabajo diarios. Frente a ello, no solo no se ha hecho nada por promover la inversión privada, sino que, al contrario, se le ataca. Este año se corre el riesgo de que crezca apenas 0,6%, mientras otros estiman una caída de 9%.

 

Se requiere, además, pensar en hacer menos rígida la contratación de personal. Seguimos siendo uno de los países con un régimen laboral costoso. No se trata de desconocer beneficios laborales y pagos a los que tiene derecho todo trabajador, sino de tener un régimen que favorezca la formalización del empleo y no encarezca su generación. Se trata de ir incrementando la formalidad en el sector laboral.




Peter Anders: Palos de ciego (a)

La ministra de Trabajo y Promoción del Empleo, Betssy Chávez, aseguró el último jueves que el empleo en el Perú creció 16,9% entre julio, agosto y setiembre del 2021 y que el desempleo cayó 5,3% en el mismo periodo.

 

Lo hizo basándose en el informe técnico “Perú: comportamiento de los indicadores de mercado laboral a nivel nacional” emitido por el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), tomando en cuenta los resultados de la Encuesta Nacional de Hogares que realiza a lo largo y ancho del país.

 

Tras estas afirmaciones solo queda pensar que la ministra Chávez tiene un optimismo desbordante, porque una lectura integral de los resultados emitidos por el INEI evidencia que se requiere de una mirada crítica y, sobre todo, con conocimiento de cómo funciona no solo el sector laboral, sino también la economía nacional.

 

► Peter Anders: Compromisos

► Peter Anders: Tiza y desafíos

► Peter Anders: Optimismo vs realidad

 

La ministra debería entender que las cifras oficiales incluyen al empleo formal y al informal. Recordemos que, de cada 10 trabajadores, 7 trabajan en la informalidad, es decir, que se encuentran en total desamparo, al no contar con ningún derecho ni beneficio.

 

Igualmente, debería considerar que el empleo formal en el área urbana aún no recupera sus niveles prepandemia (-20,8%) y ni siquiera los del 2020 (-5,2%), mientras el empleo informal superó el año pasado sus niveles prepandemia (+7,8%) y largamente los niveles del 2020 (+22,9%).

 

Tampoco –siempre de acuerdo al INEI– el empleo adecuado ha superado sus niveles prepandemia (-14,6%), a diferencia del subempleo que siguió creciendo respecto a 2019 (+17,7%) y 2020 (+11,5%), mientras que la tasa de desempleo sigue por encima de los niveles prepandemia (+1,8 %).

 

En una crisis económica tan grave como la generada por el coronavirus, resultaba obvio que una de las primeras consecuencias sería el incremento del desempleo porque, ante la paralización total de actividades, la falta de recursos y la imposibilidad de seguir manteniendo puestos de trabajo, resultaba más factible despedir a un trabajador informal, al que no se le tiene que pagar ni siquiera una indemnización, pues no tiene a quién ni dónde reclamar.

 

De la misma forma, cuando la economía busca reactivarse, lo más fácil es generar puestos de trabajo informales porque contratar a trabajadores sin las exigencias que la legislación peruana impone, resulta mucho más rápido y menos costoso.

 

Otra es la historia de generar un empleo formal y de calidad. Hay muchos requisitos que el empleador debe cumplir, lo que supone tiempo y costos que asumir, además de la capacitación del propio trabajador.

 

No olvidemos que hay sectores de la economía donde es importante la productividad en los empleos, la cual no es precisamente una característica de los empleos informales que forman parte de esos “empleos recuperados” de los que se enorgullece la ministra Chávez.

 

La productividad laboral, es decir, la producción promedio de un trabajador en un periodo de tiempo, debería cubrir lo que suponen los costos salariales, una situación que no se da en el país.

 

Es cierto que si hay una recuperación en el sector agropecuario, pero este es el de menor productividad. Además, lo más probable es que muchos trabajadores de los sectores manufacturero o minero que perdieron sus empleos, hayan optado por ir a trabajar al campo.

 

Esta situación evidencia la necesidad de una reforma laboral que de paso a un régimen que flexibilice y promueva la contratación de trabajadores formales por parte de las empresas, lo que no sucede con las actuales condiciones. Recordemos que el Perú se encuentra entre los países con la legislación laboral más rígida y costosa de la región, tanto en contratación como en desvinculación.

 

Estas reflexiones corroboran que cuando uno analiza un informe técnico, debe considerar todas las variables para hacer un diagnóstico equilibrado y realista.

 

De nada vale leer solo la parte que “nos conviene”, maquillar cifras o presentar como un gran logro algo que no lo es, porque uno de los más graves problemas que sufre el país hoy en día, en este momento, es la falta de trabajo y oportunidades. Sería necio no aceptarlo.

 

No hay peor ciego (o ciega) que el/la que no quiere ver.




Peter Anders: Compromisos

El 80% del total de inversiones, nacionales y extranjeras, que se desarrolla en el Perú proviene del sector privado, es decir, que es producto de la decisión de empresarios y emprendedores que, a pesar de los riesgos y escenarios adversos, asumen el desafío y se la juegan por nuestro país, generando la gran mayoría de puestos de trabajo formales.

 

Somos también –los empresarios y emprendedores de todo tamaño y todo sector– quienes aportamos más al fisco a través del pago de impuestos y somos, además, responsables de traer la mayor parte de la transferencia tecnológica e innovación que llega al país.

 

Somos este grupo de peruanos, junto a los millones de trabajadores, los que construimos día a día nuestra gran nación y los que desde hace más de 200 años enfrentamos crisis políticas, económicas, desastres naturales, guerras externas, el azote de la delincuencia y hasta el accionar criminal del terrorismo. Lo hemos hecho superando cada uno de estos obstáculos con decisión, creatividad y mucho pero mucho trabajo.

 

Hacer empresa en el Perú, desde una gran industria hasta una pequeña bodega, puesto de venta de ropa, restaurante o negocio por internet, es una enorme tarea.

 

A pesar de los errores y, en algunos casos, excesos que somos los primeros en demandar que se corrijan, durante los últimos 30 años parecía que por fin habíamos encontrado la senda del desarrollo y el crecimiento, a los cuales accedía un cada vez mayor número de peruanos, aunque hay que reconocerlo, no a la velocidad que todos quisiéramos.

 

Sin embargo, hoy todo este esfuerzo de tres décadas parece no importarle al actual Gobierno del presidente Pedro Castillo, quien, desde que asumió el cargo, no muestra un solo objetivo claro de hacía dónde quiere conducir al país, dejando todo al azar, improvisando ante cada problema, optando por la opacidad, por huir de la transparencia y, peor aún, empeñado en desconocer todo lo bueno que todos los peruanos de bien hemos construido a lo largo de nuestra historia.

 

Ante a esta situación, lo que nos corresponde como empresarios, emprendedores, trabajadores y ciudadanía en general es proteger lo que conseguimos como fruto de nuestro esfuerzo, sacrificio y compromiso.

 

Debemos hacerlo, lo estamos haciendo, cuidando nuestra salud y la de nuestros trabajadores, clientes y proveedores, porque entendemos que la pandemia no se ha ido y es todavía una amenaza para nuestra vida.

 

Estamos comprometidos a seguir trabajando para reactivar la economía del Perú, pues solo de esta manera será posible que todos sin excepción recuperemos nuestra calidad de vida de una manera digna y permanente, sin depender de lo efímero e improductivo que resulta repartir bonos con fines proselitistas o de clientelismo político.

 

Nuestra meta el 2022 es esforzarnos para recuperar un crecimiento económico sostenido, pasando del rebote estadístico registrado el 2021 a un verdadero incremento del Producto Bruto Interno (PBI) que permita reducir la pobreza.

 

Para disminuir los índices de pobreza se requiere un crecimiento vigoroso de la inversión privada y el aumento del empleo formal. Son objetivos alcanzables sobre todo en un entorno internacional favorable por el crecimiento de nuestros principales socios comerciales y los elevados precios de los minerales.

 

Sin embargo, para el 2022 se proyecta que la inversión privada crecerá en apenas 0,6% y el consumo privado en 3,5%, precisamente porque el Perú se encuentra inmerso en la incertidumbre.

 

Aun con este escenario en contra, los empresarios y emprendedores seguiremos generando empleos formales, aunque no tantos como hubiéramos podido de haber tenido una economía en crecimiento y de haberse mantenido la estabilidad política, económica y jurídica que hubiera garantizado e impulsado cualquier tipo inversión privada, grande, mediana o pequeña.

 

Frente a este compromiso, demandamos también que el presidente Castillo se comprometa a enmendar el rumbo de este barco a la deriva en que ha convertido al Perú.

 

Ojalá sea posible esperar de su parte una definición sobre cuáles son sus planes para el Perú, saber a qué aspira, cómo visualiza que será el próximo año o cuáles son sus proyecciones. Por lo menos bastaría conocer si tiene una noción de qué es lo que va a hacer su gobierno con el Perú.

 

He perdido la cuenta de cuántas veces he manifestado al presidente Castillo la necesidad de enmendar sus errores, de entender que nunca es tarde para comenzar de nuevo. Dudo, quiero dudar que su idea de país sea seguir en la situación de inacción e incertidumbre a la que nos ha llevado en los últimos cinco meses.

 

Una gran oportunidad es el anunciado cambio de gabinete ministerial, pero un cambio de verdad, no como hasta ahora que los reemplazos de ministros han respondido más a cuestiones ideológicas y de pago de favores a amigos, camaradas o eventuales socios políticos.

 

Rodéese, presidente Castillo, de profesionales y técnicos calificados que le ayuden a gobernar, que sean capaces de contradecirlo cuando está cometiendo un error, que le enseñen lo que usted no sabe, de decirle qué es lo que le conviene al país. No necesita más de un grupo de personas interesadas solo en beneficiar a sus intereses políticos, a sus amigos o amigas y a los negocios turbios que tienen en ciernes.

 

«Un hombre inteligente es aquel que sabe ser tan inteligente como para contratar gente más inteligente que él». Son palabras del expresidente de Estados Unidos, John F. Kennedy.

 

Téngalas en cuenta profesor Castillo y finalmente díganos ¿qué podemos esperar de usted el 2022?

 

Feliz año nuevo 2022 para todos. A no perder la fe. Los peruanos nunca nos rendimos.




Peter Anders: Tiza y desafíos

Se acaba el 2021 dejándonos sensaciones encontradas. Fue un año que debió ser de esperanza pues suponía el fin de la pandemia, o al menos su retroceso y control, para dar paso a una etapa de recuperación en el mundo. En el caso peruano, esperábamos que la elección de nuevas autoridades en las máximas instancias de gobierno, debía servir para enrumbarnos a un futuro mejor durante el próximo quinquenio.

 

No obstante, este año lo terminamos agobiados por la incertidumbre, preocupación y angustia de no saber qué nos depara el 2022, pues no encontramos en nuestros gobernantes una mínima noción o una idea clara de a dónde quieren conducir al país.

 

A este panorama se suman la profundización de la crisis económica y los ataques sistemáticos que se hacen desde el gobierno a toda forma de iniciativa privada y la generación de nuevos puestos de trabajo.

 

Como si no bastara, cada día se revelan indicios de nuevos casos de corrupción que comprometen a los más altos niveles del poder.

 

Desde la Cámara de Comercio de Lima no nos hemos cansado de advertir los peligros que se ciernen sobre nuestro Perú, sobre todo en materia económica y en relación al recorte de libertades, que se mantendrán latentes mientras el gobierno se empeñe en pretender imponer una nueva Constitución a la medida de sus intereses geopolíticos e ideológicos y continúe repartiendo las más altas responsabilidades del Estado –y ahora también al parecer las licitaciones- no a los mejores técnicos o profesionales ni privilegiando la meritocracia o experiencia, sino más bien el compadrazgo, el amiguismo y el pago de favores políticos a sus aliados.

 

Sin embargo, no perdemos la esperanza de que un rayo de lucidez ilumine a nuestros gobernantes y, admitiendo sus errores, entiendan que es ya no solo necesario sino imprescindible corregir y reemprender el camino.

 

En esta línea, la CCL ha ofrecido ayudar en lo que sea posible a la búsqueda de soluciones, articulando encuentros entre los sectores público y privado, y ha planteado propuestas concretas en favor de políticas que mejoren la eficiencia de la administración de los recursos del Estado para que se pueda ofrecer servicios básicos de calidad a la población que más los necesita.

 

Si algo debe ser entendido por todos es que los empresarios no somos enemigos de nadie y mucho menos somos enemigos del país; todo lo contrario. Los empresarios -nacionales o extranjeros- grandes, medianos y pequeños, muchos de ellos emprendedores individuales, somos quienes arriesgamos todo lo mucho o poco que tenemos en el Perú, incluso poniendo en juego nuestra seguridad personal y familiar que, como toda la ciudadanía, es víctima de la delincuencia que parece apoderarse de nuestras calles.

 

Esta tarea seguirá en el 2022 porque nuestra centenaria institución tiene un compromiso con sus asociados que, por cierto, representan a todo el tejido empresarial del país. Pero también tiene un compromiso con la defensa de todo aquello que los empresarios, trabajadores y emprendedores conseguimos en los últimos 30 años, con todo aquello que garantice nuestra libertad económica e impulse que el desarrollo siga llegando a un cada vez mayor número de peruanos.

 

El Perú, sobre todo su gente, no está para más odios, conflictos ni divisiones; no está para experimentos marxistas o chavistas; el Perú necesita paz, estabilidad y seguridad para construir una sociedad mejor que incluya a todos en el desarrollo y brinde una mejor calidad de vida.

 

Los profesores –dice una conocida frase- puedan cambiar vidas con la mezcla correcta de tiza y desafíos.

 

Señores, es hora de que todos los peruanos asumamos el reto que nos ha puesto la vida por delante. Busquemos con todo esfuerzo corregir todo lo que haya que corregir. Y al Profesor Castillo, conviértase usted en un maestro que deje huella. Nunca es tarde para empezar de nuevo.  




Peter Anders: Optimismo vs realidad

El ministro de Economía y Finanzas, Pedro Francke, visitó esta semana la Cámara de Comercio de Lima para detallar la agenda pendiente de su portafolio, así como presentar su evaluación de la actual situación económica del país.

 

Reflejando confianza y entusiasmo, reiteró su visión optimista del crecimiento económico, del buen desempeño del Perú en el mercado internacional de bonos y su proyección conservadora de un déficit fiscal de 3% para este año, menor del 4,9% que se había estimado meses antes.

 

Igualmente, reiteró la necesidad de emprender una reforma tributaria para que el Estado cuente con más recursos a fin de atender las necesidades básicas de salud y educación de la población.

 

Se trató de un discurso esperanzador que, sin embargo, se contradice con lo que la realidad muestra día a día.

 

▶ Peter Anders: El año de la reactivación

▶ Peter Anders: Los visitadores

▶ Peter Anders: Palabra de maestro

 

Sí, nuestra economía cerrará este año con un Producto Bruto Interno (PBI) de dos dígitos, pero ello no significa que se estén sentando las bases para seguir en esa senda, sino más bien todo lo contrario, pues no hay ninguna sola medida para impulsar la inversión privada, a la cual más bien desde el gobierno del presidente Pedro Castillo, se insiste en denostar.

 

Es por ello que la confianza empresarial se encuentra en un muy bajo nivel y la minería, aquella que aportaba hace algunos años el 14,4% al PBI, afronta una grave crisis producto de conflictos que el gobierno no resuelve y que terminan por generar la paralización o el retiro de las empresas y de las inversiones nacionales y extranjeras que optan por buscar otros destinos que les ofrezcan estabilidad, como Ecuador o Colombia.

 

En este escenario que, por cierto, no se parece en nada al que el ministro Francke describe en sus presentaciones, se desea aplicar más tributos no a una base cada vez mayor de contribuyentes, sino a ese mismo 30% de empresas, emprendedores y trabajadores formales que son los únicos que siempre pagan impuestos y cumplen con sus obligaciones.

 

Desde la Cámara de Comercio de Lima hemos señalado que una reforma tributaria es imprescindible porque la última que se aplicó en el país está a punto de cumplir 30 años, por lo que resulta necesario adecuar la política fiscal a los nuevos tiempos, incluyendo a ese gran sector informal que no paga nada.

 

No obstante, una verdadera reforma tributaria no debe diseñarse desde el escritorio de un ministerio, en cuatro paredes, y mucho menos basada únicamente en supuestas recomendaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI). Debe ser un proceso en el cual participemos todos los involucrados, en un debate público.

 

¿Pero por qué es necesaria una participación tan amplia? Porque una reforma tributaria verdadera en el Perú requiere ante todo acabar con la evasión que ya suma 28,000 millones de soles anuales; en ampliar el número de contribuyentes –en 20 años la presión tributaria apenas creció 2,4 puntos porcentuales- y en evaluar la rigidez laboral que hoy incentiva la informalidad en el empleo.

 

En suma, es una tarea ardua y extensa en la cual el gobierno debe tener presente que hablar de impuestos es hablar del papel fundamental de la inversión privada, que es la que paga las obligaciones tributarias que forman parte importante de los recursos del Estado.

 

Si no se protege, promueve e impulsa la inversión privada, difícilmente se podrá considerar aplicar más impuestos, de reformar un sistema que cada día pierde aportantes -no solo porque ya no tienen recursos que invertir o pierden la confianza en el país- sino también porque a la postre resulta mucho más rentable y conveniente para algunos mantenerse en la informalidad, enriquecerse y recibir servicios gratis a costa de otros.

 




Peter Anders: El año de la reactivación

Aunque el clima de conflictividad política en que se encuentra enfrascado nuestro país no parezca amainar y pese a que la amenaza de una tercera ola de la pandemia del coronavirus nos continúe acechando, los peruanos no debemos perder de vista un objetivo común: la reactivación económica del Perú, la cual permitirá reimpulsar las inversiones, reabrir empresas y emprendimientos y, por consiguiente, que muchos de nuestros compatriotas recuperen sus puestos de trabajo, volviendo a procurar bienestar para sus familias.

 

Pero a su vez, la reactivación económica permitirá al Estado percibir ingresos –a través de la recaudación de los impuestos que pagan todas las empresas y trabajadores formales–  con los cuales atender las necesidades básicas de los sectores menos favorecidos de la población y, al mismo tiempo, construir la infraestructura que tanto necesita el país.

 

Esta debe ser una meta en la que todos –gobierno, congresistas, empresarios, emprendedores trabajadores y ciudadanía en general–, nos debemos comprometer a alcanzar el 2022, el cual muy bien podría declararse como el “Año de la reactivación económica del Perú”.

 

Pero para lograr la recuperación es necesario no repetir los errores que tanto perjuicio causaron a nuestra economía.

 

Por ejemplo, una eventual nueva llegada de contagios masivos por la COVID- 19 no debería volver a enfrentarse con medidas de confinamiento social y paralización total de las actividades económicas, porque el Perú no podría volver a soportar una situación así.

 

Valdría la pena recordar que estas medidas provocaron en el 2020 una caída semanal de un punto porcentual del Producto Bruto Interno, se perdieron cerca de 7 millones de empleos y la pobreza alcanzó al 30% de la población. Esto sin mencionar el lamentable fallecimiento de más de 200.000 personas y que millares de niños y jóvenes no hayan tenido la posibilidad de estudiar.

 

Una nueva cuarentena podría ocasionar que se pierdan US$ 550 millones diarios, la pobreza subiría al 32% y la informalidad llegaría al 76%. En materia de empleo se perderían otros dos millones, principalmente en los sectores comercio y servicios, así como en la microempresa.

 

Asumimos que el Gobierno tomará en cuenta estas cifras antes de aplicar cualquier decisión y que, por lo menos, en el sector Salud ya se habrá adoptado medidas indispensables como ampliar la infraestructura y capacidad hospitalaria, entre ellas, garantizar el número suficiente de camas en las unidades de cuidados intensivos, la dotación suficiente de oxígeno y la provisión necesaria de vacunas para continuar con las jornadas de inmunización.

 

Esto debería complementarse con mejorar la eficiencia en cada centro de vacunación, de modo que el hacer colas interminables a la intemperie no termine desanimando a las personas que, si bien buscan vacunarse, no pueden perder tantas horas de trabajo. También se debe apurar las dosis de refuerzo.

 

En materia económica, la tarea no pasa por estrategias populistas de seguir distribuyendo dádivas y bonos que una vez que se gastan no vuelven a generarse, sino por garantizar un puesto de trabajo o una fuente de ingresos permanente para la población, lo cual solo se logra brindando estabilidad jurídica, predictibilidad y reglas claras a la inversión privada, nacional y extranjera, para que siga apostando y creyendo en el Perú.

 

La Cámara de Comercio de Lima lo ha dicho y repetido más de una vez: es solo a través de la inversión privada que se crean puestos de trabajo, los cuales permiten un ingreso a las familias de cada trabajador. Con ello se impulsan el consumo y la demanda de bienes y servicios que estas mismas empresas y estos mismos trabajadores o emprendedores producen. 

 

En tal sentido, debería descartarse toda propuesta que termine afectando la dinámica económica del país y optar más bien –siempre cautelando la salud y seguridad de la gente– por medidas como ampliar el aforo de los negocios.

 

Los peruanos necesitamos de una economía en crecimiento capaz de generar equidad y desarrollo para todos a través, principalmente, de un Estado eficiente en el uso de los recursos y en la gestión de la cosa pública.

 

Es hora que se entienda que la situación actual del Perú no está para generar más odios, revanchismos, divisionismos o enardecer resentimientos contra unos u otros, porque a nada conducen.

 

Hay mucho por hacer, pero para hacerlo necesitamos de todos. Juntos.




Peter Anders: “Digitalizar una empresa supone cambios profundos en la organización”

¿Cuál es la importancia para la CCL de los premios obtenidos en el extranjero?

En primer lugar, es un orgullo como institución centenaria seguir marcando el paso. La Cámara de Comercio de Lima demuestra que es un gremio empresarial innovador y comprometido con sus asociados y, por supuesto, con los empresarios y emprendedores del Perú.

 

En segundo lugar, los premios que nos otorgaron International Chamber of Commerce (ICC) y World Chambers Federation (WCF); y el Grupo de Trabajo sobre las Microempresas y las Pequeñas y Medianas Empresas de la Organización Mundial del Comercio (OMC), el Centro de Comercio Internacional (ITC) y la ICC –con el patrocinio de Google y Zoom– representan un reconocimiento no solo a la CCL, sino también a los profesionales de nuestra institución que lograron consolidar en 46 plataformas un proyecto de digitalización que permite adecuarse a la nueva normalidad.

 

Y, en tercer lugar, es un aporte más a la imagen de nuestro país en el exterior, porque demuestra que en medio de una pandemia mundial que obligó a todas las naciones del mundo, desarrolladas o en proceso de desarrollo, a buscar soluciones inmediatas y eficientes ante una nueva normalidad que nos llevó al trabajo remoto, a la educación a distancia, a la comercialización de servicios y productos a través del e-commerce y delivery, el Perú fue capaz de responder a sus empresarios y emprendedores a través de este proyecto que hemos llamado Cámaras Digitales: La nueva normalidad.

 

¿Cuál ha sido el impacto de la ejecución del proyecto entre los asociados de la CCL?

El acceso a nuestros servicios creció de 65%, en épocas de trabajo presencial, a 87% en la etapa de pandemia. Así, pudimos ahorra costos, fidelizar clientes e incluso incrementar el número de asociados.

 

En paralelo, nos permitió la interconexión con otras 64 cámaras del resto del país, a las cuales obviamente brindamos asesoría y acceso a algunas de las plataformas, adaptadas a sus necesidades.

 

¿Qué planes tiene la CCL para este proyecto?

Este proyecto puede llegar a toda aquella institución que lo requiera, sobre todo si se trata de impulsar y dinamizar el sector de las Mipymes.

 

Es un proyecto accesible porque quienes deseen implementarlo pueden prescindir de inversiones en su propia infraestructura informática y licencias de software, lo que conlleva una reducción importante de costos, y usar, en cambio, la que les ofrecemos nosotros.

 

El proyecto es un servicio más que la CCL ofrece a quienes deseen transformar y digitalizar sus procesos. La gente a raíz de la pandemia cambió: trabaja de forma remota, compra productos y servicios a través de delivery.

 

¿Se dio el mismo proceso de cambio en las empresas?

Creo que, en parte, pero no hay que negar que, en el caso de las empresas, el cambio hacia una nueva normalidad implica procesos más complejos, incluye más personas y otra serie de factores a considerar.

 

En el Perú, la digitalización de las empresas ya venía de tiempo atrás. Lo que hizo la pandemia fue acelerarla porque luego de la crisis económica y la emergencia sanitaria, todos hemos comprendido que digitalizar nuestros procesos de producción de productos y servicios implica una mejora de los mismos, ahorro de espacio físico y de costos, una mayor seguridad para archivos y documentos, permite organizarnos mejor y facilita el acceso a la información y al trabajo desde cualquier lugar.

 

Es más, permite llegar a más clientes, les da a las empresas ventajas competitivas y cuida el medio ambiente porque se usa menos papel.

 

¿Sólo se requiere de tecnología de transformación digital o se requieren otros cambios?

No. Se requiere tecnología y de cambios profundos en la organización, en las personas que la conforman y, sobre todo en quienes las lideran.

 

Desde nuestra experiencia, puedo decir que si quienes dirigen una organización no están convencidos de la importancia de una transformación digital y no están familiarizados con ella en su vida cotidiana y en su quehacer profesional, difícilmente tendrán a cargo el cambio.

 

En la CCL tenemos como parte de nuestro ADN la innovación, la transformación permanente.

 

Por eso es que, cuando se dispuso la cuarentena, si bien tuvimos una sorpresa inicial y reacomodo de procesos de trabajo, nuestra respuesta fue casi inmediata para luego dar paso a la preparación de un proyecto digital que nos llevó a ganar primero el concurso mundial Digital Champions for Small Business, organizado por el Grupo de Trabajo sobre las Microempresas y las Pequeñas y Medianas Empresas de la OMC, ITC y la ICC, con el patrocinio de Google y Zoom.

 

Luego, ese mismo proyecto nos llevó a Dubai (Emiratos Árabes) y allí ganamos el primer lugar del concurso mundial de cámaras organizado por el International Chamber of Commerce (ICC) y World Chambers Federation (WCF), un logro que me permito dedicar a los 15.000 asociados que impulsan día a día la labor de la CCL.




Peter Anders: «Los visitadores»

“Nunca te puede ir tan mal que no te pueda ir peor”, dice una antigua frase fatalista, la cual –lamentablemente– parece materializarse cada cierto tiempo en nuestro país.

 

Y es que por si no bastara la tragedia que sufren millones de peruanos afectados por los efectos que la pandemia del coronavirus ha tenido en su vida, su salud, su bienestar y su economía, hace una semana se sumó la furia de la naturaleza que, con la violencia de un terremoto, golpeó a nuestros hermanos de la Amazonía.

 

La cereza del pastel ha sido el descubrimiento de presuntos actos de corrupción que, una vez más, involucran a las más altas autoridades del Gobierno, esta vez, a poco menos de cinco meses de haber iniciado su gestión.

 

Entre esas autoridades aparece comprometido el propio presidente de la República, Pedro Castillo, a quien la Fiscalía de la Nación acaba de citar para que rinda su declaración en las investigaciones que sigue por el probable tráfico de influencias que se pretendió ejercer en el proceso de ascensos en las Fuerzas Armadas.

 

También está el caso del secretario de Palacio de Gobierno, Bruno Pacheco, aquel a quien se le encontró US$ 20.000 ocultos en un baño de dicho magno recinto y a quien también se le ha descubierto –por lo pronto­– un depósito de S/ 20.000 en su cuenta bancaria, hecho nada menos que por su chofer.

 

Por otro lado, gracias a investigaciones periodísticas, todo el país ha sido testigo de cómo el presidente Castillo ingresa, oculto por la oscuridad de la noche y una gorra con la que reemplaza su característico sombrero chotano, a un inmueble particular para reunirse con empresarios y lobbistas, quienes días después se beneficiaron con el otorgamiento de la buena pro para la ejecución de una millonaria obra pública.

 

Estos encuentros furtivos a media noche se habrían extendido a un ministro, congresistas, abogados y hasta funcionarios que tienen bajo su responsabilidad la custodia del patrimonio que pertenece a todos los peruanos, como la gerente general de la Superintendencia Nacional de Bienes Estatales y el subgerente de la Central de Abastecimiento de Bienes de EsSalud.

 

¿Qué temas “de carácter personal” tenía que tratar con ellos el presidente, que no podía hacerlo con la claridad de la luz del día y en su despacho de Palacio de Gobierno, donde el nombre de cada visitador debía quedar registrado, tal como lo disponen la Ley de Transparencia y Acceso a la Información Pública y la Ley que Regula la Gestión de Intereses en la Administración Pública?

 

Todo hasta ahora sigue cubierto por el manto de la oscuridad y nocturnidad con que han actuado todos los implicados en esta trama.

 

En medio de este panorama que solo genera inestabilidad e incertidumbre, y como para agregar aquella otra frase de que “la magdalena no está para tafetanes”, esta semana se debatirá en el Parlamento un nuevo pedido de vacancia presidencial (el cuarto en los últimos cinco años), cuyo desenlace aún es impredecible.

 

Un estudio del Banco Mundial reveló que existen evidencias de que los peruanos con menos recursos destinan un porcentaje mayor de sus ingresos a pagar coimas para acceder a los servicios básicos que, por derecho, les corresponden.

 

Esta situación ha motivado a que, una vez más, la Cámara de Comercio de Lima demande un verdadero compromiso de lucha contra la corrupción, a fin de desterrar actitudes que ocasionan un grave daño moral a nuestra sociedad, generan mayor pobreza, desigualdades y una creciente desconfianza en nuestras autoridades.

 

En tal sentido, la CCL ha exigido la inmediata acción de la justicia para identificar y procesar a los responsables, así como que el Congreso de la República ejerza a cabalidad el rol fiscalizador que le corresponde.

 

La corrupción no es un tema que se pueda tratar a la ligera, porque sus secuelas en la vida de las personas son devastadoras, sobre todo si quien la comete es un funcionario público.

 

Seamos conscientes de que por cada sol que se va a los bolsillos de los corruptos, son millares las personas que dejan de recibir un pan en su mesa, atención médica adecuada, una educación de calidad o servicios esenciales como el agua, la electricidad o el internet. No podemos permitir que las cosas sigan así.




Peter Anders: ¿Palabra de maestro?

El Gobierno prevé destinar S/ 35.700 millones al sector educación durante el 2022, lo que representa el 18,2% del Presupuesto General de la República del próximo año y un incremento de S/ 2.600 millones con relación al presupuesto del 2021.

 

Podría considerarse este aumento como una buena noticia y un avance muy importante en un país donde la educación ha sido literalmente una de las últimas ruedas del coche que todos empujamos en busca del desarrollo y crecimiento de nuestra sociedad.

 

No obstante, los hechos demuestran que la educación ha sido una vez más postergada, si es que no abandonada a su suerte, precisamente por un gobierno que hizo de la frase “palabra de maestro” su lema de campaña y, lo que es peor, bajo la administración de quien dice haber sido un dedicado maestro de escuela rural.

 

▶ Peter Anders: Rumbo de colisión

▶ Peter Anders: Los siguientes 100 días

▶ Peter Anders: No boicotee la inversión señor presidente

 

No maestro; no hay aumento de presupuesto ni mayores recursos que puedan resolver el grave problema de la educación si ello no va acompañado de la firme decisión de garantizar un servicio educativo de calidad, eficiente y a cargo de los mejores profesionales para los millones de niños y jóvenes que esperan educarse, desarrollarse y alcanzar el bienestar para ellos y sus familias en nuestro país.

 

Asegurar un óptimo servicio educativo conlleva evaluar a los maestros con el mismo rigor que se exige a los estudiantes para sus exámenes; por tener una currícula libre de cargas ideológicas y sí llena de conocimientos y de capacidad para generar análisis; y por contar con maestros comprometidos con su quehacer antes que con un sindicalismo interesado en obtener prebendas del Estado.

 

Implica también respetar los importantes avances alcanzados en el licenciamiento de las universidades para evitar que muchas de ellas sigan estafando a las familias con la entrega de títulos a nombre de la Nación, a quien solo cumpla el requisito de pagar la pensión con la que se enriquecen sus inescrupulosos propietarios.

 

Una educación de calidad no pasa por pactar oscuros acuerdos y respaldos con aquellos grupos político económicos que han hecho de la educación una mercancía que venden al mejor postor.

 

Darle prioridad a la educación no se condice con dedicar los mayores esfuerzos del Gobierno en fortalecer el sindicato magisterial que auspicia al presidente de la República, a algunos de sus ministros, congresistas y funcionarios, con el objetivo de convertirlo en un partido político.

 

Buscar mejorar la educación en el Perú exige resolver cuanto antes la enorme brecha en infraestructura que asciende a S/ 98.000 millones, la cual se estima que recién podría cerrarse en 32 años.

 

¿Con este panorama podemos hablar de mejoras en la educación cuando nuestros estudiantes quizás retornen el próximo año a aulas derruidas, sin carpetas y escuelas donde no hay siquiera agua potable o servicios higiénicos? ¿El Estado y más el actual Gobierno han hecho algo en los últimos meses para preparar el retorno a las clases presenciales?

 

No hay palabra de maestro que valga en la situación actual. No hay palabra de maestro cuando lo que importa es el arreglo bajo la mesa antes que el compromiso con los estudiantes; y no hay palabra de maestro cuando se quiere destruir lo poco conseguido en materia educativa porque un pliego sindical así lo determina.

 

Y mucho menos existe la palabra de maestro cuando se juega con un doble discurso interesado más en narcisistas intereses personales, políticos e ideológicos, que en el bienestar de los alumnos.




Oportunidades de inversión en Uruguay

La Cámara de Comercio de Lima (CCL) y el Estudio Vuille Lafourcade organizaron el 17 de noviembre el encuentro empresarial denominado Uruguay: Destino atractivo de inversiones. donde representantes del sector público y privado de ese país explicaron las bondades que poseen para atraer inversiones extranjeras.

 

Durante su participación en el evento, el presidente de la CCL, Peter Anders, señaló que, desde hace 172 años, Perú y Uruguay sostienen relaciones diplomáticas, además de importantes acuerdos bilaterales.

 

Explicó que ambos países rigen su comercio bilateral en el marco del Acuerdo de Complementación Económica (ACE 58), conformado por Uruguay, Brasil, Argentina y Paraguay, por un lado, y Perú, por el otro.

 

Refirió que este acuerdo fue suscrito en diciembre del 2005 con disposiciones que cubren el acceso a mercados y buscan potencializar el comercio bilateral entre los países del Mercosur y el Perú.

 

Anders dijo, además, que el 88% de las exportaciones peruanas a este bloque tiene como destino Brasil, le siguen Argentina con 9%, y el 3% restante va a Paraguay y Uruguay.

 

“Tenemos una tarea importante para dinamizar el comercio entre Perú y Uruguay, aprovechando nuestro potencial para apoyarnos en la reactivación económica”, puntualizó.

 

Un futuro con optimismo

 

Por su parte, el ministro de Industria, Energía y Minería de Uruguay, Omar Paganini, aseguró que en su país están viendo el futuro con optimismo porque su cadena exportadora retomó la vitalidad que tenía antes de la pandemia. “Estamos en niveles de exportación muy importantes sobre todo en el sector de comercio de servicios”, destacó.

 

Mencionó que la producción de alimentos y alimentos sostenibles que hoy busca el mundo por la coyuntura sanitaria es lo que ofrece Uruguay a los inversionistas, además de la industria forestal, maderera y papelera.

 

Explicó que su país es uno de los principales exportadores de software y hoy lidera este rubro en América Latina y Estados Unidos, además del tema de transformación digital y economía verde.

 

“Uruguay es un país líder en energías renovables ya que el 97% de la matriz energética tiene este sistema como la hidráulica, eólica y solar, y ahora estamos encarando la segunda etapa de transformación para el transporte eléctrico que es otra de las oportunidades de negocios que tenemos en nuestro país”, destacó y subrayó que existe seguridad jurídica y un buen comportamiento fiscal que permite tener un riesgo país muy acotado y, por lo tanto, la posibilidad financiarse.

 

Monto mínimo de inversión

 

A su turno, el socio director de Vuille Lafourcade, Federico Vuille, sostuvo que a lo largo de los años Uruguay ha cultivado la “confianza” independientemente a los gobiernos.

 

“Uruguay tiene claro que la construcción de confianza sumada a los distintos estímulos a la inversión son un motor importante para la generación de inversiones en nuestro país”, puntualizó.

 

Mencionó que su país no ha sufrido procesos refundacionales, lo que otorga la previsibilidad necesaria para pensar en proyectos de mediano y largo plazo generando mucha certeza y reglas de juego claras, con un Poder Judicial independiente con bajos niveles de percepción de corrupción.

 

Vuille remarcó que en Uruguay no se necesita un monto mínimo en capital o patrimonio para acceder a beneficios fiscales ni para constituir una sociedad.

 

“Hay beneficios fiscales para personas físicas, quienes quieran acceder a la residencia fiscal y por ende a estos beneficios que podrán acceder si renuncian a su residencia fiscal en su país de origen». Sobre los sectores con mucho potencial para invertir en Uruguay, Vuille refirió que básicamente los inversores peruanos están interesados en hacer negocios en sectores como el agropecuario y la industria del cannabis.

 

Precisó que el impuesto al valor agregado (IVA) en Uruguay tiene una tasa general del 22%, pero hay una normativa fiscal donde existen muchos productos que están grabados al 10%.

 

Por su parte, Diego Vuille, también socio de Vuille Lafourcade, aseguró que Uruguay no es un paraíso fiscal, pero tiene una ley de inversiones que data de 1998, que gobierno tras gobierno se han encargado de potenciar y usarla como un motor muy importante para fomentar los negocios.

 

“En esta ley hay un principio fundamental que es el trato igualitario para extranjeros y nacionales”, puntualizó.

 

Inversiones en Paysandú

 

Por último, el intendente del Gobierno Departamental de Paysandú, ubicado al noroeste de Uruguay, Nicolás Olivera, señaló que su ciudad tiene atractivos de inversión en el sector turismo, porque cuenta con centros termales que dan la posibilidad de desarrollar emprendimientos turísticos y hoteleros, además de contar con licencias para operar casinos privados.

 

Agregó que también están haciendo un estudio para desarrollar un potencial inmobiliario en la ciudad. “Paysandú avanza en la ejecución de un plan de captación de inversiones orientado a incentivar la instalación de emprendimientos capaces de generar fuentes de trabajo”, afirmó.




Peter Anders: Rumbo de colisión

A punto de culminar el 2021, la economía peruana podría cerrar con un crecimiento que supere el 11%, un resultado que a primera vista parecería auspicioso, tanto que es presentado por el Ministerio de Economía y Finanzas como un gran logro de su gestión.

 

“La economía peruana registrará uno de los mayores crecimientos a nivel mundial entre el 2021 y 2022 y fortalecerá sus cuentas fiscales”, asegura una entusiasta nota de prensa emitida por dicho portafolio.

 

No obstante, cabe señalar que, si bien en el segundo trimestre de este año el Producto Bruto Interno (PBI) de nuestro país creció 41,9%, luego de un primer trimestre en el que avanzó 4,5%, lo cierto es que estos resultados son principalmente un efecto rebote luego de haberse desplomado 11,1% el año pasado.

 

▶ Peter Anders: Los siguientes 100 días

▶ Peter Anders: No boicotee la inversión señor presidente

▶ Peter Anders: No es cosa de risa

 

El Instituto de Economía y Desarrollo Empresarial (IEDEP) de la Cámara de Comercio de Lima (CCL) estima que el PBI del Perú cerrará el 2021 con un crecimiento económico de 11,2%, pero no porque el Perú se haya convertido de pronto en un imán para las inversiones y los capitales o haya generado más trabajo y riqueza para distribuir entre su población, mejorando su calidad de vida, sino simplemente porque se reabrieron las actividades económicas, los mercados externos volvieron a generar demanda, se flexibilizaron las restricciones de movilización social y se continuó la vacunación contra la COVID-19.

 

Por ello, hay que advertir que la historia no será la misma el próximo año, sobre todo cuando hemos cumplido los primeros 100 días de un nuevo gobierno que no da señales claras sobre el rumbo que desea seguir ni mucho menos pareciera entender nociones básicas de cómo funciona la economía de un país.

 

Es cierto que las proyecciones de la economía mundial no nos ayudan, pues según el Fondo Monetario Internacional, América Latina y el Caribe crecerían el próximo año 3%, considerando que este bloque será el que menos crezca, incluso debajo de África (3,8%).  Por ello, el IEDEP de la CCL proyecta que la economía peruana podría crecer apenas 3,1% el 2022.

 

No pretendemos ser alarmistas ni pesimistas, pero estas proyecciones de limitado crecimiento podrían caer aún más si el gobierno del presidente Pedro Castillo sigue generando desconfianza e incertidumbre sobre las perspectivas de la economía peruana; si insiste en desarmar todo aquello que permitió el desarrollo del Perú y la reducción de la tasa de pobreza monetaria ­–que solo entre el 2004 y 2019 retrocedió 38,5 %–; o si persiste en mantener como una espada de Damocles sobre la institucionalidad, la convocatoria a una Asamblea Constituyente.

 

Peor aún, no habrá crecimiento económico alguno si mantiene su negativa de reconocer algún valor a la inversión privada; si continúa con su idea preconcebida de que todo lo que se hizo en los últimos 200 años no sirve para nada y que su papel es el de refundar la República.

 

¿Cómo así los peruanos convertimos el llamado “milagro económico peruano” en un futuro sombrío y lleno de incertidumbre? Pues entregando las riendas de nuestro país a una candidatura presidencial que, al convertirse en gobierno, no muestra un ápice de coherencia, no exhibe planes concretos y, sobre todo, muestra día a día que es capaz de asignar las mayores responsabilidades del Estado a personajes ya no solo cuestionados por su idoneidad, sino hasta vinculados a delitos de toda índole o a un pasado violentista.

 

Como casi a diario se descubre y se revela, la administración pública ha caído en manos de personajes interesados más en ayudar a sus familias, amigos, camaradas, socios políticos y paisanos, antes que pensar que el Perú requiere de normas que, por ejemplo, promuevan la inversión privada, garanticen la estabilidad jurídica y, sobre todo, aseguren la solidez política y económica a un país que lo necesita con urgencia para que sus trabajadores consigan un empleo y que las familias no sigan hundiéndose en la pobreza y la falta de servicios tan básicos como la salud y la educación.

 

Los marinos denominan rumbo de colisión a la trayectoria que sigue una nave con dirección a otra o a un obstáculo, como un peñasco o un iceberg que, de mantenerse, desembocará irreversiblemente en un choque que provoque un naufragio. Entonces, dan la alarma para realizar una maniobra de emergencia que evite la tragedia.

 

Los peruanos no debemos seguir esperando que el “capitán” de nuestro barco se dé cuenta del curso al que está conduciendo a nuestro país, porque parece que no lo entiende. No es consciente del peligro en el que nos encontramos o, lo que es más grave, podríamos sospechar que lo que en realidad buscan él y su “tripulación” es que todos nos hundamos.

 

Corresponde a nuestras instituciones de la democracia y a todos los peruanos en general, hacer lo imposible para evitar que naufraguemos, haciéndole entender a nuestros gobernantes del riesgo inminente al que nos someten, obligándolos a corregir el rumbo. No debemos esperar que ocurra un desastre del que nos costará mucho salir. No podemos seguir a la deriva.

 




Peter Anders: Los siguientes 100 días

Los resultados de los primeros 100 días del Gobierno del presidente Pedro Castillo y el partido Perú Libre son nefastos para el desarrollo del país. Desde el 28 de julio pasado, los peruanos hemos visto con estupor cómo la actual administración ha perdido el foco de lo que realmente es necesario hacer para el buen andar del Perú y sobran ejemplos al respecto.

 

Asimismo, han pedido al Congreso que les delegue facultades para imponer una reforma tributaria que busca aumentar los impuestos a los que ya los pagan, es decir, a las empresas y trabajadores formales; en vez de hacer que los evasores cumplan con su deber. En suma, y para mencionar solo tres casos de muchos, hemos visto un gobierno que avala y promueve la informalidad

 

A todo ello, hay que agregar las amenazas de nacionalización de empresas; constantes llamados a la instauración de una Asamblea Constituyente, que busca cambiar el capítulo económico; y entregas de bonos a la población y créditos a sectores como el agrícola, los que han aumentado la deuda pública.

 

▶ Peter Anders: No boicotee la inversión señor presidente

▶ Peter Anders: No es cosa de risa

▶ Peter Anders: La fe es lo último que se pierde

 

 

Todo ello, sin un estudio o análisis previo que avale tales decisiones, y solo bajo el argumento de “en nombre del pueblo” o “el pueblo lo pide”, frases que pueden generar muchos aplausos en plazas, pero que a la larga hundirán la economía del Perú.

 

Lo trágico de todo esto es que las empresas formales ya sienten el fuerte golpe y muchas de ellas a duras penas logran cubrir sus costos operativos a fin de mes.

 

Ello, debido a una demanda que no alcanza los niveles prepandemia, producto de una incipiente recuperación del empleo (más de 270.000 personas aún no recuperan sus puestos de trabajo y millones su nivel anterior de ingresos), y un aumento de los precios de los productos de la canasta básica.

 

Según el INEI, en el mes de octubre de 2021, de los 532 productos que componen la canasta familiar 379 subieron de precio; y la inflación acumula 5,23% en lo que va del año.

 

Claramente, el rumbo tiene que cambiar y ello está en manos del presidente Pedro Castillo. ¿Cómo hacerlo en los próximos 100 días? Primero, promoviendo la inversión privada y dando claras y firmes señales a los agentes económicos de que invertir en el Perú es seguro y rentable.

 

Asimismo, brindar las garantías necesarias para que las empresas que ya operan en el Perú, lo sigan haciendo, sin temor a ataques ni protestas violentas. Ello, sin duda, recuperará el empleo formal de forma sostenida.

 

Segundo, luchar contra la informalidad. Es imposible que el Perú logre el desarrollo y bienestar para su población si es que el Gobierno, de la mano del Legislativo, no la combaten. Casi el 80% de la economía peruana es informal. Eso definitivamente debe cambiar.

 

Tercero, todos estamos de acuerdo con la necesidad de aumentar la recaudación tributaria, pero para lograrlo se debe promover una verdadera reforma que busque hacer que los que no pagan impuestos, lo hagan.

 

La evasión en el Perú alcanza el 50% del Impuesto a la Renta y el 35% del IGV, y equivale el 8% del PBI. Sin embargo, la “reforma” del ministro Pedro Francke busca hacer que las empresas formales y sus trabajadores paguen más impuestos.

 

Señor Presidente, la mejor y más rápida forma de recaudar más, sin aumentar tasa impositiva alguna, se da a través de un mayor crecimiento económico, pues cuando la economía crece, aumentan el empleo, las utilidades de las empresas y los ingresos de las personas.

 

Y, claro, como mencionamos líneas arriba, también se debe reducir progresivamente la informalidad hasta eliminarla.

 

Enfóquese en ello en los próximos tres meses y, sin duda, verá que los ingresos del fisco aumentarán. Si sigue por la senda que se trazó en sus primeros cien días, el efecto será menos inversión, menor recaudación, mayor informalidad y menor recaudación.

 

El Perú no necesita 100 días como los que ya pasó su gobierno, sino 100 nuevos días para reencauzar al país en la senda del crecimiento que nos devuelvan el norte para volver a liderar la región como lo hacíamos en años pasados.

 

Señor Presidente, no desperdicie el potencial que tienen nuestro país, usted también es peruano como todos nosotros y se lo debemos a nuestras futuras generaciones.




Peter Anders: No boicotee la inversión, señor Presidente

Antes de iniciar operaciones en un país o incrementarlas, un inversionista extranjero analiza varios factores que se agrupan en tres grandes grupos: rentabilidad, legalidad y proyección del mercado.

 

En lo que respecta a rentabilidad, valoran la vitalidad del mercado al que van a ingresar a comercializar sus productos y servicios.

 

Ahí entran métricas que tienen que ver con el potencial de crecimiento de dicho mercado, el ticket promedio de los consumidores, la competencia, si los impuestos son altos o no, los costos laborales y qué incentivos ofrece el país a las nuevas inversiones (no pagar Impuesto a la Renta por un tiempo determinado es uno que ofrecen varios países, por ejemplo), entre otros factores; que les permitirían tener una mayor eficiencia en el destino de sus fondos.

 

Asimismo, si los inversionistas buscan instalar plantas de producción, valoran mucho los acuerdos comerciales.

 

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En el tema legal, es muy importante que el país destino de las inversiones tenga reglas claras de juego. Es decir, un marco jurídico claro, que le otorgue al inversionista la garantía necesaria de que su dinero y las empresas que instalará o comprará estarán debidamente protegidas y que habrá una estabilidad tributaria y laboral.

 

Finalmente, en lo que se refiere a proyección del mercado, el inversionista analiza mucho la estabilidad política, social y macroeconómica del país a mediano y largo plazo.

 

Por ejemplo, analizan el manejo económico y monetario y ven con preocupación que un gobierno populista termine gastando más de lo que debe, incrementando sostenidamente la deuda pública (tal y como ya está pasando).

 

Los tres grandes grupos que concentran los factores que atraen a los inversionistas al Perú fueron puliéndose en las últimas dos décadas –unos más que otros, claro– a través de reformas; un buen y cuidadoso manejo macroeconómico, en el que la independencia del Banco Central de Reserva fue fundamental; y un respeto irrestricto a la legalidad y la libertad de hacer empresa.

 

Ergo, el país generó confianza y la inversión extranjera comenzó a llegar como nunca antes al punto que, en el 2017, el Perú se ubicó como el cuarto país con mayores inversiones extranjeras, de acuerdo a la Cepal.

 

Ello generó, y las cifras lo demuestran, un círculo virtuoso que benefició a la población: a mayor inversión, mayor empleo; a mayor empleo, más consumo; y a mayor consumo, más inversiones.

 

Lamentablemente, para los peruanos, en los 100 primeros días de gobierno, el presidente Pedro Castillo se ha encargado de boicotear el atractivo del Perú como país amigo de las inversiones.

 

En vez de tender puentes con el Poder Legislativo y el empresariado para generar desarrollo, ha generado inestabilidad política, por ejemplo, a través del nombramiento de autoridades que desprecian la inversión como es el caso del ex premier Guido Bellido, quien amenazó con “nacionalizar” a Camisea; o a través de una narrativa populista que culpa a las empresas de la pobreza del país, lo que ha generado una ola de protestas en el interior del país contra la minería y otras industrias, paralizando grandes operaciones como la de la minera Antamina.

 

En este caso, es elocuente el reciente discurso del ministro de Energía y Minas en Áncash, culpando a la minera de ser “la responsable de todo lo que pasa” allí en cuanto a pobreza y poco acceso a derechos básicos, o lo mencionado ligeramente por el Ministro de Justicia, infiriendo que inversionistas mineros podrían estar atrás de maniobras para desestabilizar el Gobierno.

 

Por su parte, el ministro de Economía y Finanzas, en una clara intervención que no corresponde, insta al Poder Judicial a resolver pronto los casos de controversias tributarias que mantienen las empresas con la Sunat, acusándolas de deudoras del Estado.

 

No contento con ello, desde el MEF se busca imponer una reforma tributaria, que claramente tiene visos anti empresa, pidiendo al Congreso facultades extraordinarias para evitar el necesario debate al respecto.

 

Este espacio quedaría corto si quisiéramos detallar las señales anti inversión que el Gobierno de Pedro Castillo ha dado a los agentes económicos. Ello se ha traducido en una confianza empresarial ubicada en el tramo negativo y que las perspectivas de inversión privada caigan 9,7% en el 2022 (BBVA Research).

 

Señor presidente Pedro Castillo, los empresarios lo instamos a trabajar por recobrar la confianza empresarial para la inversión privada, que es la que crea empleos sostenibles y bienestar para todos los peruanos.

 

Tienda puentes, nombre autoridades competentes y respete la libertad de empresa en el Perú. Deje de boicotear el desarrollo del Perú.

 

De ello depende el futuro de millones de peruanos. Tenga visión de estadista y recupere la senda del crecimiento de nuestro país.




Peter Anders: No es cosa de risa

“Para que te digo que no, si sí”, rezaba una de las frases más recordadas que uno de los personajes más entrañables creados por el gran cómico mexicano Roberto Gómez Bolaños, decía a sus coprotagonistas, dejándolos perplejos al no saber a qué atenerse al tratar de desentrañar qué quería decir o a dónde quería llegar con esta indefinición.

 

A punto de cumplirse los primeros 100 días de gestión del presidente Pedro Castillo, esta expresión podría ser adoptada como lema de su gobierno, porque si algo lo ha caracterizado en este tiempo, son las contradicciones, falta de rumbo, incertidumbre, incoherencia e inestabilidad que tan graves consecuencias traen a nuestra economía, pero principalmente al bienestar y seguridad de millones de peruanos.

 

Si hacemos un rápido balance, no podemos encontrar una sola línea maestra que se haya trazado, ninguna medida ejecutada ni un objetivo alcanzado, salvo la devaluación no solo del sol frente al dólar, sino sobre todo de la “palabra de maestro”.

 

▶ Peter Anders: La fe es lo último que se pierde

▶ Peter Anders: Nadie se rinde

▶ Peter Anders: La banda y el sombrero

 

 

Gobernar, respetuosamente, señor presidente, no es un juego de palabras ni buscar un sin sentido a las cosas, no es recorrer plazas con discursos propios de un dirigente sindical o un azuzador.

 

Gobernar es asumir la responsabilidad sobre el presente y el futuro de una nación que espera medidas efectivas para enfrentar, por ejemplo, la pandemia del coronavirus, el retorno seguro a las clases escolares o impulsar la generación de empleos dignos y formales.

 

“No somos comunistas… no hemos venido a expropiar a nadie… no hemos venido a ahuyentar las inversiones”, aseguró en setiembre el señor Castillo en Washington.

 

Pero ni bien regresó al país, su entonces presidente del Consejo de Ministros, Guido Bellido, anunció la renegociación forzada del contrato del gas Camisea, advirtiendo que se nacionalizaría el consorcio si no cedía a sus exigencias.

 

Otra contradicción son las veces que el presidente Castillo ha asegurado “no soy comunista, chavista y menos terrorista”. ¿Pero entonces cómo explica el nombramiento como ministros y funcionarios de personajes vinculados a grupos simpatizantes de organizaciones que tantas muertes y daño causaron a nuestra sociedad?

 

Pero hay más.

 

Durante su presentación ante el Congreso de la República para pedir el voto de investidura, su nueva jefa del gabinete ministerial, Mirtha Vásquez, garantizó que no habría expropiaciones, pero casi en simultáneo, el propio Castillo pedía ante un grupo de “espontáneos”, aprobar una ley “para estatizar o nacionalizar” el proyecto Camisea.

 

Sobre la amenaza de convocar a una Asamblea Constituyente que cambie la actual Constitución Política, especialmente el capítulo económico, unas veces se dice que no es prioridad, que no está en la agenda; pero a renglón seguido otros voceros del Gobierno dicen que sí, e incluso impulsan una millonaria campaña de recolección de firmas por todo el país buscando que se convoque un referéndum con este propósito, aun sabiendo que no es posible jurídicamente.

 

La Cámara de Comercio de Lima ha hecho un firme llamado al Gobierno para que asuma una posición definitiva sobre el cambio de Constitución y del modelo económico, de modo que de una vez por todas los empresarios, los trabajadores, los inversionistas, los emprendedores y quienes a diario hacen lo imposible para ganarse el pan de cada día, sepan a qué atenerse y qué decisiones tomar.

 

Pero parece que alguien lo tomó a broma, porque cuando se está fuera del país se asegura que la inversión privada es bienvenida al Perú, más cuando se regresa no se la menciona siquiera como parte de la política general del Gobierno que se presenta ante el Parlamento.

 

Ahora el Ejecutivo pretende que se le entregue facultades legislativas para que, entre cuatro paredes, emprenda una reforma tributaria, otra del sistema financiero y, supuestamente, para reactivar la economía.

 

¿Es posible delegar tremenda responsabilidad a una administración que no genera confianza, que muestra improvisación y absoluto desconocimiento de los conceptos más básicos de economía?

 

Mientras escribo estas líneas, escucho por radio a la señora Vásquez esforzarse por intentar explicar “qué quiso decir” el presidente Castillo cuando habló de una ley “para estatizar o nacionalizar” Camisea, y no puedo dejar de recordar aquella parodia en la que uno de sus antecesores, en otro gobierno, fungía de “traductor” para justificar los exabruptos de la entonces primera dama.

 

Es algo que puede llamar al chiste o a la broma.

 

Pero la situación del Perú, con más 200.000 personas muertas por coronavirus, con millones de desempleados, con miles de empresas y emprendimientos quebrados, con millares de niños y jóvenes que han perdido sus estudios, con familias que no acceden a las más mínimas condiciones de bienestar, no son cosa de risa.

 

Ojalá lo entiendan.

 

 




CCL pide al gobierno pronunciamiento claro y definitivo sobre cambio de Constitución

La Cámara de Comercio de Lima (CCL) consideró que, si bien la presidenta del Consejo de Ministros, Mirtha Vásquez, abordó hoy en su discurso de investidura ante el Congreso de la República, temas como la promoción de la inversión privada y la generación de empleo, no anunció ninguna medida concreta para la reactivación de la economía ni mucho menos del empleo, además de mantener la incertidumbre sobre la propuesta de cambiar la Constitución a través de la convocatoria de una Asamblea Constituyente.

 

“Más allá de hablar de las asociaciones público-privadas e informar que se ha reunido con algunas empresas, no se hizo ninguna precisión ni se anunciaron medidas específicas para impulsar la inversión privada y la creación de puestos de trabajo. Como lo hizo el anterior presidente del Consejo de Ministros, esta vez tampoco se dijo nada sobre la pretendida convocatoria a una Asamblea Constituyente, que es el factor que más perturbación causa a la estabilidad jurídica y política que el país necesita”, manifestó el presidente de la CCL, Peter Anders.

 

El dirigente empresarial demandó al Gobierno un pronunciamiento claro, transparente y definitivo para saber si se ha dejado de lado o no esta propuesta, porque mientras la jefa del gabinete hablaba ante el Parlamento de “un renovado pacto constitucional que se sustente en objetivos comunes”, casi en simultáneo el presidente Pedro Castillo se refería en Cajamarca a la necesidad de hacer “reformas constitucionales”; no de un cambio de Constitución.

 

Recalcó que el principal factor de inestabilidad e incertidumbre que prima entre los inversionistas, empresarios, trabajadores y emprendedores radica precisamente en la intención de convocar a una Asamblea Constituyente que cambie las reglas de juego y el modelo económico, pues si bien algunos voceros del gobierno sostienen que este proyecto no es prioritario, otros manifiestan la decisión de seguir adelante e impulsan la recolección de firmas para convocar a un referéndum en ese sentido.

 

Ausencia de medidas de reactivación

 

Anders sostuvo que otro gran vacío en la presentación de la presidenta del Consejo de Ministros fue la ausencia de medidas que apunten a la reactivación económica, que no puede basarse en la entrega de recursos del Estado a través de bonos o subsidios.

 

“Lo que requerimos del Gobierno de forma urgente e inmediata es generar un clima de estabilidad y confianza para dinamizar la economía, con lo cual se puede atraer inversión privada nacional y extranjera, crear empleo formal y así dotar de recursos a las familias y al propio Estado para brindar servicios básicos de calidad a la población. Nada de eso hemos escuchado”, aseveró.

 

Reforma del Estado

 

Por otro lado, el presidente de la CCL indicó que el anuncio de la fusión de algunas entidades públicas en favor de una mejor atención al ciudadano es positivo. No obstante, observó que se requiere de una reforma del Estado integral que no signifique únicamente la reducción del número de entidades o trámites, sino un manejo profesional, transparente y eficiente de la administración pública.

 

“Ese manejo que tanto necesita nuestro país para no volver a pasar lo que pasó en la pandemia, cuando fue evidente un pésimo manejo de la misma y las graves carencias que se tenían como resultado de años anteriores de una administración ineficiente, debe acabar de una vez por todas. Pero eso pasa por llamar a profesionales capacitados, especializados y no convertir al Estado en una agencia de empleos para el partido de Gobierno, como lamentablemente estamos viendo hoy en día”, cuestionó Anders.

 

Finalmente, Anders aseguró que hasta ahora el Gobierno no ha hecho un deslinde claro ni ha mostrado un propósito de enmienda respecto a personajes seriamente cuestionados y que han sido designados como ministros, embajadores, funcionarios y asesores sin reunir las mínimas condiciones morales y profesionales para ocupar un cargo en el Estado.

 




Peter Anders: La fe es lo último que se pierde

Como si no bastaran las crisis sanitaria y económica provocadas por la pandemia del coronavirus, agudizadas aún más en nuestro país a causa de la inestabilidad e incertidumbre política y social, una nueva amenaza se cierne sobre el mundo: la escasez de alimentos, energía, insumos y equipos destinados a la producción.

 

Las presiones alcistas sobre el tipo de cambio y los problemas de abastecimiento y en la cadena de suministros han generado un alza global en los precios de productos básicos como el trigo, el aceite y los combustibles, entre otros.

 

En el caso concreto del Perú, se suman a esta oscura perspectiva los desaciertos, inseguridades y desconfianzas provocadas desde los primeros días de su gestión por el Gobierno del presidente Pedro Castillo.

 

▶ Peter Anders: Nadie se rinde

▶ Peter Anders: La banda y el sombrero

▶ Peter Anders: El presidente es usted

 

Volviendo a la situación global, todas las economías están siendo afectadas debido principalmente a que las grandes cadenas de suministros –básicamente transporte marítimo y terrestre– enfrentan enormes y graves dificultades para funcionar de manera normal, al punto de romperse la fluidez que existió antes de la pandemia.

 

Hoy en día existe una gran escasez de contenedores, los fletes se han elevado exponencialmente –llegando a pasar, en algunos casos, de US$ 2.000 por contenedor a más de US$ 20.000– y los principales puertos han colapsado por la masiva afluencia de barcos en espera de que su carga sea procesada. A esto se suma una nueva racionalización de la energía eléctrica en las zonas de producción de China.

 

¿Los resultados de tremendo panorama? La demanda está superando la oferta no solo porque la producción en distintas partes del mundo ha sido afectada ante la obligada paralización de actividades por la COVID-19, sino también porque ante las dificultades de la cadena de suministro, no hay capacidad de respuesta rápida, lo que está afectando no solo el rubro de los productos básicos, sino que se viene extendiendo a diversos sectores productivos, lo que altera el normal desenvolvimiento económico en los países.

 

Como se mencionó líneas arriba, no había que tener una bola de cristal para predecir que esto se traduciría en una escasez de alimentos, insumos y equipos para la producción mundial, lo cual a su vez acarrea un incremento de precios que deberán ser trasladados a los consumidores o ser asumidos por las ya golpeadas empresas, con el consiguiente recorte de su margen de utilidad que trae como resultado menos inversiones, afectación de puestos de trabajo y menor capacidad adquisitiva de la población.

 

Este entorno adverso encuentra lamentablemente al Perú en un momento de debilidad y escepticismo sobre su porvenir, porque el Gobierno no termina de entender la dinámica de la economía; pues en lugar de fortalecerla promoviendo las inversiones, la creación de nuevos empleos, la generación de riqueza o la promoción de la demanda que son sus principales motores, se empeña en seguir creando un clima de confrontación, intervención innecesaria del Estado y formulando propuestas políticas sin sustento que a nada bueno conducen.

 

Frente a la crisis mundial, el Perú no puede darse el lujo de profundizar su crisis interna, por lo que es imperativo que el Gobierno corrija el rumbo y adopte medidas concretas para reducir el impacto que tendrá este componente internacional, principalmente en nuestra población más vulnerable.

 

Ello pasa por impulsar la recuperación, creando un clima de confianza para la inversión privada, además de garantizar la predictibilidad jurídica y estabilidad política.

 

También es necesario no bajar la guardia ante la amenaza de la pandemia –que no se ha ido– pero a la vez seguir ampliando –cumpliendo todas las medidas de bioseguridad–  los aforos de los locales comerciales, de modo que las empresas y emprendimientos puedan seguir operando.

 

Es importante, igualmente, destrabar y desburocratizar muchos de los trámites que se deben hacer en el Estado. Luego de casi dos años de emergencia sanitaria, hay normas que ajustar o inclusive eliminar, porque hoy representan un serio obstáculo para el desarrollo del país.

 

Corresponde al presidente Pedro Castillo definir un rumbo que nos lleve a recuperar el crecimiento económico para volver a reducir la pobreza y llevar el bienestar a más peruanos.

 

La presidenta del Consejo de Ministros, Mirtha Vásquez, presentará y debatirá este lunes la política general del Gobierno para los próximos meses, tras lo cual solicitará el voto de investidura al Congreso de la República.

 

Confiemos que en su exposición anuncie medidas que permitan recuperar el tiempo perdido y enfrentar con buen pie lo que viene, porque sin ser alarmistas, no será nada fácil. Medidas que permitan retomar el crecimiento del cual nos hemos sentido orgullosos en las últimas décadas. Nunca olvidemos que el Perú ha sido ­–en el pasado– el líder en crecimiento regional.

 

Confiemos, entonces, porque la fe no solo es lo más lindo de la vida, sino porque también la fe es lo último que se pierde.

 

 




La pandemia se convirtió en un catalizador del e-commerce

El catalizador más grande para el e-commerce ha sido la pandemia y ha generado presión en todos los negocios, señaló Ronald Armas, Solution Specialist Data & Artificial Intelligence de Microsoft.

 

«Hoy no podemos imaginar un negocio que no tenga un componente tecnológico, pasando de la forma tradicional a alguna forma de comercio electrónico», indicó en el E-Summit Perú e-commerce 2021: The future of Digital Commerce, organizado por la Cámara de Comercio de Lima (CCL).

 

Consumidores

 

Armas sostuvo que el comercio electrónico ha transformado la forma cómo funcionan los negocios y cómo viven los consumidores pero también ha ido desencadenando otros tipos de comportamiento, gracias también a la penetración de internet y los dispositivos móviles.

 

«El comercio electrónico ha crecido y es reconocido por el crecimiento económico que genera. La necesidad nos ha llevado a que en poco tiempo se haya logrado llegar a niveles que se esperaba alcanzar dentro de 10 años y esto ha generado otro tipo de comportamiento», indicó.

 

Asimismo, Armas sostuvo que con el crecimiento del e-commerce, el mercado está siendo impulsado por tendencias que afectan directamente el rendimiento de las empresas como la Inteligencia Artificial y las experiencias de compra personalizada.

 

Más compras

 

Por su parte, Jaime Montenegro, líder del área TI y Comercio Electrónico CCL señaló que en el país antes de la pandemia habían seis millones de peruanos comprando por internet, ahora son más de 11 millones por efectos de la pandemia. «Aún tenemos mucho por hacer y desde la CCL seguiremos trabajando».

 

A su turno, el presidente de la CCL, Peter Anders, señaló que la CCL organiza el e-Summit Perú e-commerce hace cinco años y busca promover la digitalización de las empresas en un contexto de una economía globalizada y caracterizada por el uso de la tecnología.

 

Además, indicó que el Perú es la sexta economía más digitalizada de Latinoamérica, luego de Brasil, México, Argentina, Chile y Colombia. «Esto nos hace pensar en los retos que tienen las empresas para ser más competitivos en un mundo donde la tecnología cambia rápido», expresó.

 

 

 

 




Peter Anders: “El Gobierno no puede seguir perdiendo el tiempo en batallas inútiles”

¿Se puede interpretar que el cambio de gabinete ministerial significa una moderación del Gobierno del presidente Pedro Castillo?

No sé si podemos hablar de moderación. Es muy pronto para definir este nuevo gabinete. Lo más urgente es saber si ahora tenemos un gabinete ministerial que tenga definidos objetivos claros, específicos para el corto, mediano y quizás largo plazo.

 

Frente al desorden, caos, enfrentamientos y amenazas que dejó en su camino quien lideró hasta hace poco la Presidencia del Consejo de Ministros, lo que el país requiere ahora es un rumbo, un horizonte claro y una meta a la que aspiremos juntos a llegar.

 

El Gobierno no puede darse el lujo de seguir perdiendo tiempo y recursos en batallas inútiles cuando lo que tiene al frente es una grave crisis económica, una emergencia sanitaria que no termina de irse y un proceso de vacunación que, si bien marcha bien por ahora, comenzó muy tarde, con las consiguientes consecuencias trágicas que supuso esta demora.

 

Quienes día a día luchamos por sacar adelante el Perú necesitamos saber que nuestras autoridades, sobre todo quienes dirigen el país, trabajan con nosotros, trabajan para buscar el desarrollo y bienestar de todos los peruanos y no por una causa política determinada ni en favor de un grupo de políticos con ideas ya superadas en la mayor parte del mundo.

 

El Gobierno del presidente Pedro Castillo y el gabinete, presidido por la señora Mirtha Vásquez, deben comprender la enorme responsabilidad que tienen de sacar al Perú de la grave situación en la que se encuentra y, en ese sentido, priorizar las acciones que van a impulsar, dentro de las cuales obviamente una Asamblea Constituyente no es necesaria.

 

Los cambios siempre son necesarios, pero refundar la República y arrasar con todo lo anterior, incluyendo lo bueno, no es sano ni mucho menos necesario.

 

 

El Gobierno no parece tener en su radar a la inversión privada y ha dado muestras de ello. ¿Qué le diría usted al presidente Pedro Castillo sobre este tema?

En una  de las reuniones que tuvimos los gremios empresariales con el presidente Castillo, se lo dije directamente: debe impulsar la inversión privada porque es la única que genera recursos al fisco y fomenta el empleo formal y permanente.

 

Lo seguiré diciendo, aunque suene cansino porque pareciera que muchos se olvidan que los avances, éxitos y el crecimiento económico de las tres últimas décadas, que se explican no solo por una estabilidad macroeconómica del país, un manejo responsable de las cuentas fiscales y una política monetaria estricta a cargo de un ente emisor autónomo, sino también por el compromiso y desempeño de la inversión privada, tanto nacional como extranjera.

 

Somos muchos los empresarios y emprendedores comprometidos con el desarrollo, no solo de nuestras empresas o proyectos, sino con el Perú mismo y lo hicimos porque tuvimos un clima donde primó la predictibilidad, la estabilidad jurídica, el respeto a los contratos firmados.

 

Todo eso debe permanecer porque se ha demostrado que, sobre esta base, el Perú puede seguir creciendo para volver a ser “el milagro peruano” que permitió a millones de nuestros compatriotas superar la pobreza.

 

Los estragos de la inestabilidad política, la falta de rumbo, de liderazgo, la prepotencia, la carencia de cuadros profesionales preparados y hasta la terquedad respecto a un cambio de Constitución ya los tenemos aquí y en los primeros 70 días del Gobierno, con una devaluación constante de la moneda, un aumento de los precios en los alimentos y servicios básicos y una pérdida de empleos.

 

Mayor ejemplo de que esa no es la vía, no puede tener el señor Castillo.

 

 

Hay una visión muy estatista en el actual Gobierno y, en paralelo, un discurso anti empresa, aun cuando el presidente dice otra cosa en sus discursos. Frente a ello, se cuestiona al sector empresarial por no responder con mayor firmeza.

 

Nosotros respondemos, expresamos nuestra posición y en la Cámara de Comercio de Lima hemos sido muy críticos respecto a una serie de anuncios del Gobierno a designaciones cuestionables, y por supuesto que hemos enviado por los canales correspondientes y con total transparencia nuestras propuestas en relación a diversos temas en favor de los trabajadores, los empresarios y emprendedores.

 

Lo que no podemos hacer los gremios empresariales, y en general todos los peruanos, es no respetar la institucionalidad de nuestro país. Ya suficiente se perdió en los últimos años y creo que lo que hoy vivimos es resultado precisamente de no saber respetar nuestras instituciones.

 

La democracia que tanto decimos defender empieza por respetar a las autoridades elegidas, nos gusten o no, hayamos votado por ellas o no. ¿Qué esperan de nosotros? ¿Una invocación al caos, al desorden, a la vacancia? El empresario peruano está enfocado en trabajar, en producir y dar trabajo; en defender lo que ha conseguido hasta hoy en democracia y, que yo sepa, hoy seguimos en democracia.

 

Busquemos que las autoridades entiendan que mucho de lo conseguido en materia económica y para bienestar de los peruanos se hizo bajo un modelo económico.

 

¿Requiere cambios este modelo? Claro que sí, como todo en la vida. Podemos y debemos llegar a consensos para mantener lo bueno y cambiar lo que ha resultado o no ha permitido que más peruanos alcancen el bienestar que se merecen.

 

 

Si son posibles los cambios, ¿por qué no aceptar entonces un cambio de Constitución?

Porque no se trata de refundar un país, de ir redactando una Constitución cada vez que sube un gobierno.

 

Además, una facción del Gobierno cuestiona precisamente con una visión ideologizada la parte de la Carta Magna que define para el Perú un modelo económico de libre mercado.

 

Creo que en realidad se trata de eso: de eliminar totalmente este modelo para reemplazarlo por un sistema estatista, a pesar que está demostrado que el Estado es ineficiente, que registra elevados niveles de corrupción y que sirve de vehículo para pagar favores partidarios.

 

Un amplio sector del país no quiere esos cambios; lo que se quiere es un Estado que sea eficiente, que tenga capacidad de gasto de calidad y oportuno, que ofrezca servicios básicos a toda la población, que priorice la salud y la educación antes de inversiones públicas en obras que no benefician a todos o que solo sirven para generar consultorías inútiles.

 

Debemos hacer cambios, pero no tanto en las normas y leyes como sí en la manera de ejecutarlas; cambios en la administración pública para que, finalmente, se encuentre en manos de profesionales idóneos, y por supuesto, queremos cambios para que la corrupción sea erradicada.

 

Queremos cambios para que nuestros niños y jóvenes tengan un país más equitativo, que les permita acceder a la educación que por derecho merecen, un país que les brinde oportunidades.

 

¿Una nueva Constitución asegurará todo eso con el mismo Estado de siempre y, más aún, cuando ahora el sector público parece ser la mejor manera de pagar favores de campaña? Creo que no.

 

 

¿Cuál debe ser la agenda del Gobierno y del Congreso de aquí al próximo año?

Generar un clima de estabilidad política y jurídica para dinamizar la economía, generar empleo formal, atraer inversiones privadas, agilizar la inversión pública, garantizar que los peruanos cuenten efectivamente son servicios básicos y dar a la administración pública un manejo eficiente y transparente.




Peter Anders: Nadie se rinde

Si alguna lección debería haber aprendido el presidente Pedro Castillo en estos primeros más de dos meses y medio de su gestión, es que en economía todo cuenta, especialmente cuando se trata del tipo de cambio.

 

Si bien parte de la devaluación experimentada en este periodo por el sol peruano se explica por factores internacionales, principalmente esta responde a otros de carácter interno, que parecen tener más peso que los primeros.

 

Evidencia de ello es que desde que el señor Guido Bellido fuera separado de la Presidencia del Consejo de Ministros y casi en paralelo se ratificara al señor Julio Velarde como presidente del directorio de Banco Central de Reserva (luego de varias semanas de incertidumbre), el precio del dólar con respecto a la moneda nacional retrocedió en una semana 2,3%, luego de alcanzar picos históricos que lo llevaron por encima de los S/ 4,14.

 

Velarde es un signo de estabilidad, pues garantiza una política monetaria responsable, caracterizada por un manejo técnico que no cede a presiones políticas, ideológicas o populistas.

 

▶ Peter Anders: La banda y el sombrero

▶ Peter Anders: El presidente es usted

▶ Peter Anders: Ojalá

 

Pero una golondrina no hace el verano y es poco probable que, en los siguientes meses o años, su sola presencia sea suficiente si es que no existe una verdadera rectificación por parte del Gobierno, especialmente en lo que significa asegurar un clima de estabilidad jurídica y política que permita recuperar la confianza, predictibilidad y transparencia en el manejo económico del país.

 

Es precisamente la ausencia de estas condiciones la que llevó a que, desde el inicio del mandato del presidente Castillo, el alza del dólar haya afectado principalmente a los trabajadores y a los sectores menos favorecidos de nuestra población, pues como todos sabemos el tipo de cambio influye significativamente en el precio de los alimentos ­–muchos de ellos como el pollo y el pan con un alto componente de productos importados­–, así como en el costo de servicios básicos como la electricidad y los combustibles.

 

Pero la subida del dólar golpea también –muy duro– al empresario y al emprendedor que necesitan importar insumos, equipos y maquinarias, pagar un crédito o el alquiler de un local.

 

Igualmente, a quien compra o proyecta adquirir un vehículo para dedicarlo al transporte y convertirlo en su fuente de ingresos; o a la familia que con mucho esfuerzo paga la hipoteca de su vivienda, los estudios de sus hijos o un tratamiento médico.

 

Como lo advierten diferentes analistas y economistas, esta presión no va a cambiar en los siguientes meses y corremos el riesgo de seguir viendo devaluarse nuestra moneda mientras el Perú siga sin rumbo. Las proyecciones estiman un dólar a S/ 4,10 para fin de año y de S/ 4,20 al cierre del 2022.

 

La devaluación inexorablemente acarrea un alza generalizada de precios que se traduce en la temida inflación, de la que muchos de los que vivimos en las décadas de los años 70 y 80 del siglo pasado, tenemos pésimas experiencias. Los jóvenes que no la han sufrido pueden preguntarnos con toda confianza.

 

El creciente deterioro político con una falta de liderazgo presidencial, la colisión entre los poderes Ejecutivo y Legislativo, la prédica que azuza la división y enfrentamiento entre peruanos y la permanente amenaza de ir a una Asamblea Constituyente para dar paso a una nueva Constitución que cambie drásticamente el modelo económico que –con aciertos y errores– ha permitido a muchos superar la pobreza, es la tormenta perfecta para un tipo de cambio inestable.

 

Pero lo es también que se insista en la designación como ministros y funcionarios en puestos claves del Estado, de personajes que no reúnen las más mínimas condiciones de integridad y capacidad profesional para el cargo.

 

Es urgente despejar todo nubarrón que empañe el horizonte del país viable al que la gran mayoría de peruanos aspiramos, por lo que corresponde al presidente Castillo y a la jefa del gabinete ministerial, la señora Mirtha Vásquez, dar señales claras de que hay propósito de enmienda y que se retome con firmeza y prudencia la brújula y el timón del Gobierno, porque de no hacerlo se pone en riesgo la vida y el bienestar de todos los que estamos a bordo.

 

Sin embargo, que no se piense que desde el puesto que nos corresponda, no haremos lo posible e imposible para impedir que el esfuerzo hecho durante décadas para construir un país mejor, se eche por la borda.

 

Nos corresponde a todos los peruanos que creemos en la democracia estar en la primera línea de defensa del estado de derecho así como de valores irrenunciables como la libertad de expresión y la posibilidad de decidir dónde invertir y trabajar en busca de un destino mejor.

 

Hace poco celebramos el bicentenario de creación de la gloriosa Marina de Guerra del Perú. Permítanme, en estas circunstancias, recordar al teniente Enrique Palacios, quien, en medio de la batalla, como uno de los últimos comandantes del monitor Huáscar, manifestó: en este buque nadie se rinde.




Peter Anders: La banda y el sombrero

El presidente Pedro Castillo inició su mensaje a la Nación –a través del cual anunció que el señor Guido Bellido dejaba de ser jefe del gabinete ministerial–, ratificando “el compromiso del Perú con la inversión privada, remarcando la necesidad de que esta opere sin corrupción y con responsabilidad social, priorizando la diversificación productiva nacional”.

 

En la Cámara de Comercio de Lima no podemos sino destacar esta afirmación, pues como hemos sostenido reiteradamente, es la inversión privada la que ha permitido a nuestro país registrar un crecimiento sostenido de su economía, impulsando la creatividad de miles de emprendedores, así como generar los puestos de trabajo con los que millones de familias han salido de la pobreza y alcanzado el bienestar.

 

Es cierto que ha habido errores y, en algunos casos, excesos y abusos que no se pueden negar; pero toda rectificación debe hacerse respetando los cauces democráticos, garantizando el estado de derecho, además de la estabilidad y predictibilidad jurídicas, y no como fruto de imposiciones ni mucho menos respondiendo a intereses ideológicos o geopolíticos.

 

▶ Peter Anders: El presidente es usted

▶ Peter Anders: Ojalá

▶ Peter Anders: Complejo de Adán

 

Cómo no podemos estar de acuerdo también con la necesidad de que la inversión privada opere ajena a todo acto de corrupción, aunque muchas veces esta sea alentada desde un Estado burocrático, con funcionarios que no reúnen los más mínimos requisitos de idoneidad moral ni profesional.

 

La CCL está comprometida en desterrar cualquier manejo turbio que contamine la libre y leal competencia con la que los empresarios privados debemos trabajar, para lo cual –a través de su Comisión de Integridad y Lucha contra la Corrupción–, analiza y propone políticas públicas en esta materia.

 

También suscribimos la importancia de priorizar la diversificación productiva, para lo cual el Estado debe brindar las garantías necesarias, de modo que más peruanos o extranjeros apuesten por el país, invirtiendo su mucho o poco capital en emprendimientos que, fruto de su iniciativa, coraje y talento, impulsen la generación de riqueza, promuevan el consumo y la consiguiente contratación de más trabajadores.

 

Anteriormente hemos citado a un expresidente estadounidense, quien acertadamente afirmó que “el mejor programa social es un empleo”.

 

Dicho esto, corresponde ahora urgir al presidente Castillo y a su nueva presidenta del Consejo de Ministros, la señora Mirtha Vásquez, a recuperar el tiempo perdido, pues han sido más de dos meses en que el Perú ha estado paralizado por las actitudes del señor Bellido y su jefe y propietario del partido Perú Libre, el señor Vladimir Cerrón, quienes han pretendido imponer un libreto desfasado que solo ha provocado enfrentamientos, hambre, miseria y ruptura de la democracia allí donde ha sido aplicado.

 

El primer paso debería ser descartar la convocatoria a una Asamblea Constituyente, porque su solo enunciado agudiza la incertidumbre e inestabilidad política, jurídica y económica, que ahuyentan las inversiones y la confianza en el país.

 

Este debería ser uno de los ejes centrales de la presentación que la señora Vásquez deberá hacer ante el Congreso de la República para solicitar el voto de investidura. Y si bien de acuerdo al mandato constitucional tiene 30 días para hacerlo, esperemos que lo haga a la brevedad, pues ante la grave crisis que sufrimos no hay un minuto más que perder.

 

Otra decisión impostergable es corregir el nombramiento de personajes seriamente cuestionados en cargos públicos para los que no están calificados. Nos referimos, entre otros, a los casos de EsSalud e Indecopi.

 

En su mensaje, el presidente Castillo subrayó que es necesario abordar prioritariamente grandes problemas como la salud, el hambre y la pobreza en favor de la gobernabilidad. También invocó “a los sectores políticos, económicos y sociales… a la más amplia unidad para lograr juntos los objetivos comunes que tenemos…”.

 

Confiemos en que esos objetivos sean en realidad comunes para todos, pues el jefe del Estado debe entender que la gran mayoría de peruanos busca siempre lo mejor para el país, razón por la que no debe ver a quienes piensan distinto como enemigos a los cuales enfrentar y someter.

 

Si de enemigos se trata, ya debe haberse dado cuenta que en realidad son quienes hace poco estaban a su lado, minimizando su investidura, boicoteándolo, imponiéndole agendas, idearios o personas y que hoy no solamente le exigen cuotas de poder, sino que hasta lo amenazan y acusan de traición.

 

Es ahora –frente a ellos– cuando el profesor Castillo debe demostrar que tiene la capacidad de enmendar errores, que no está para pagar favores y que tiene las condiciones de estadista que el país le reclama.

 

El Perú necesita que –de una vez por todas– se quite el sombrero de la campaña electoral y se coloque con responsabilidad, firmeza y entereza la banda presidencial que la ciudadanía le confió.

 

 

 

 




Peter Anders: El presidente es usted

¿El presidente Pedro Castillo es consciente de que el Perú se encuentra en una grave crisis económica que ha llevado a millones de peruanos a volver a caer en la pobreza y que cada día quiebren miles de empresas? ¿Sabe que todos los días sube el precio de los alimentos, bienes y servicios junto al aumento de la fuga de capitales y el costo del dólar?

 

¿Se ha informado que miles de niños y jóvenes no pueden estudiar? ¿Entiende que es urgente construir y refaccionar la infraestructura básica del país, especialmente postas médicas, hospitales, escuelas y carreteras? ¿Está al tanto que miles de personas siguen sufriendo por la pandemia del coronavirus?

 

¿Percibe que todo esto lo provoca su falta de liderazgo, de capacidad resolutiva y el clima de incertidumbre y desconfianza que ello genera?

 

¿Comprende que la única forma de frenar el desempleo, generar puestos de trabajo y procurar ingresos y bienestar a la población es a través de la inversión privada? ¿Ha interiorizado que desde el 28 de julio él es el presidente de la República y como tal debe gobernar, tomar decisiones y no dejarse presionar ni atropellar por nadie?

 

▶ Peter Anders: Ojalá

▶ Peter Anders: Complejo de Adán

▶ Peter Anders: ¿Delegación?

 

Por lo que vemos en lo que va de su gestión, ninguna de las respuestas a estas preguntas puede ser positiva, porque lo único que percibimos es un total desgobierno.

 

Y esta vez no hay Congreso “obstruccionista” ni oposición radical a los cuales responsabilizar; porque el peor enemigo está en sus propias filas, boicoteándolo, desautorizándolo, contradiciéndolo, minándolo desde dentro sin que atine a reaccionar.

 

El presidente Castillo parece paralizado, sin saber qué hacer, atrapado por quien, sin haber sido elegido, se cree propietario no solo del partido sino del Gobierno, manejándolo a su antojo a través de sus ejecutores en los ministerios y en el Parlamento, para imponer un ideario ajustado a sus intereses.

 

¿Alguien sabe con certeza quién toma las decisiones en el Gobierno; quién tiene la última palabra? Se entiende que debería ser el presidente de la República, elegido como primer mandatario, como jefe del Estado, como máximo representante de la Nación. ¿Pero hay alguien capaz de asegurarlo?

 

Por el contrario, todo indica que quien se ha tomado el mando –incluso a punta de tweets– es el señor Vladimir Cerrón, secretario general y propietario del partido Perú Libre, quien, por medio de “su” presidente del Consejo de Ministros, Guido Bellido, y su grupo incondicional de congresistas, se ha embarcado en una millonaria campaña por todo el país para imponer una nueva Constitución redactada a su imagen y semejanza.

 

Pero no solo eso, sino que públicamente disminuye al presidente Castillo, dictándole no solamente la agenda, sino también los nombres de los funcionarios que deben ocupar cargos claves en el Estado. También señala qué ministros y viceministros (que no pertenecen a su camarilla), deben renunciar.

 

Ni el Perú ni los peruanos podemos permitir que, con estas actitudes, se eche por tierra todo el esfuerzo y sacrificio hechos durante años –con aciertos y equivocaciones– para construir un país mejor para todos.

 

No podemos aceptar que quienes han utilizado la democracia para llegar al Gobierno, se aprovechen de nuestras instituciones para perpetuarse en el poder, imponiendo sistemas que han llevado a pueblos como los de Cuba y Venezuela a una ruina total y a vivir sometidos bajo dictaduras.

 

El profesor Castillo tiene la obligación de cumplir su papel constitucional como presidente del Perú, comprendiendo que no le debe nada a nadie, que su cargo no puede ser sojuzgado a oscuros intereses ideológicos y geopolíticos, pues solo se debe a la ciudadanía que lo eligió, así como a la Constitución que juró respetar y defender.

 

Debe ser consciente que ya no es el dirigente sindical que busca “hacerla larga” para cansar a su interlocutor y sacar el máximo provecho, sino que es él quien debe plantear soluciones, señalando el camino y la meta a la que queremos llegar como sociedad. Está en sus manos hacerlo, pero no puede seguir dejando pasar el tiempo sin romper ese inmovilismo y mutismo en los que se ha abstraído.

 

Si no lo hace, corresponde a nuestras otras instituciones de la democracia encontrar una respuesta democrática y constitucional que le devuelva al Perú su capacidad de corregir errores para seguir construyendo –sin odios, divisionismos ni exclusiones– un presente y un futuro mejores.

 

Señor Pedro Castillo –con todo respeto– asuma, de una vez por todas, su responsabilidad. El presidente de la República es usted.




Peter Anders: Ojalá

No somos pocos quienes esperamos que el reciente viaje del presidente Pedro Castillo a México y Estados Unidos para presentarse ante la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), la Organización de Estados Americanos (OEA) y la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) le permita reflexionar sobre el importante papel que le corresponde, a fin de que asuma de una vez por todas, con responsabilidad y determinación, el liderazgo que reclama el país para comenzar a resolver los graves problemas que enfrenta la población.

 

Esto supone terminar con el clima de inestabilidad, desconfianza e incertidumbre que reinan desde que asumió su mandato, para lo cual requiere cuanto antes corregir la serie de errores que ha cometido –en principio– con la designación personajes de dudosa idoneidad profesional, técnica e intelectual –para no hablar de quienes arrastran investigaciones y denuncias policiales y judiciales– como ministros de Estado y funcionarios públicos.

 

No es poca cosa lo que enfrenta el profesor Castillo como presidente del Perú, un país que, desde la llegada de la pandemia del coronavirus, y debido a la manera por decir lo menos indolente e ineficiente con que la enfrentaron sus antecesores, se ha sumido en una terrible crisis que ha costado la vida y el bienestar a millones de personas.

 

Esto no quiere decir que antes de la enfermedad no hubiesen existido problemas, pero sin duda estos – limitado acceso a servicios básicos como agua, alimentación, salud, educación, vivienda y electricidad; infraestructura; conectividad; acceso a la justicia, entre otros– se han agudizado especialmente entre los más pobres.

 

▶ Peter Anders: Complejo de Adán

▶ Peter Anders: ¿Delegación?

▶ Peter Anders: Sin goles no ganamos el partido

 

Diferentes especialistas señalan que para tomar decisiones se necesita tener un objetivo claro que alcanzar, el cual debe ser fijado por un líder que facilite la toma de tales decisiones y oriente los procesos y actividades hacia el logro de dicha meta.

 

El líder debe tener una visión, un impulso y un compromiso para alcanzar esa visión u objetivo.

 

¿Tiene el presidente Castillo una visión y un objetivo que deberían ser alcanzados por el Perú durante su Gobierno? ¿Tiene el liderazgo para orientar al país hacia un camino que asegure su desarrollo?

 

Estas preguntas no tienen respuestas, sobre todo si nos guiamos por lo ocurrido solo en la última semana, pues mientras que ante cada auditorio que se presentaba durante su viaje internacional el presidente Castillo; el ministro de Economía, Pedro Francke; y el canciller Oscar Maúrtua, se esforzaban por asegurar que el Gobierno no impulsa una Asamblea Constituyente, que garantiza la inversión privada nacional y extranjera, que rechaza al terrorismo, que respeta las libertades de prensa y expresión y que no reconoce a dictaduras como la que regenta Venezuela; en el Perú, su jefe del gabinete Guido Bellido y sus congresistas decían y hacían todo lo contrario.

 

Ojalá el presidente Castillo haya tenido la oportunidad de escuchar los discursos que sus colegas de Chile, Colombia, Ecuador y Uruguay también pronunciaron ante la Celac y la ONU, en los que coincidieron en invocar que se deje de lado los populismos y, en cambio, se impulse al sector privado como motor de la economía y se defienda la democracia para seguir buscando una mayor equidad y justicia.

 

Ojalá haya escuchado también lo que ellos y otros tantos presidentes del mundo expresaron sobre la situación en Cuba, Nicaragua y Venezuela, para que entienda que los modelos aplicados en estos países destruyeron sus democracias y economías, sumiendo a sus poblaciones en la miseria y la desesperación, obligándolos a huir con lo poco que tienen.

 

Lo hemos dicho antes y lo repetimos; no hay tiempo que perder, porque cada minuto que pasa sin que se tomen decisiones, tiene un costo muy alto, muchas veces irreparable para millones de familias. Ojalá lo entienda el presidente Castillo.




CCL y Cámara de Comercio de Quito firman convenio

La Cámara de Comercio de Lima (CCL) y la Cámara de Comercio de Quito firmaron un Convenio de Cooperación Interinstitucional que tiene por objetivo generar programas y proyectos de cooperación, así como gestionar el soporte correspondiente para actividades de orden institucional, dirigidas a profundizar las relaciones gremiales y comerciales entre Perú y Ecuador.

 

La suscripción estuvo a cargo del presidente de la Cámara de Comercio de Lima (CCL), Peter Anders y del director ejecutivo de la Cámara de Comercio de Quito, Carlos Zaldumbide.

 

El documento precisa que la CCL se compromete a facilitar información comercial a los socios de la Cámara de Comercio de Quito que visiten Lima con interés de realizar nuevos negocios.

 

Asimismo, la CCL apoyará la organización de misiones comerciales de Ecuador y de empresarios peruanos a ese país, a fin de fomentar los vínculos.

 

Por su parte, la Cámara de Comercio de Quito se compromete también a dar a conocer a la CCL las oportunidades de negocios en Ecuador, con respecto al comercio, inversiones, financiamiento, turismo, ferias, ruedas de negocios, regulaciones e información relevante del mercado ecuatoriano.

 

El escrito también precisa que ambas Cámaras coinciden en la importancia de contribuir al fortalecimiento de la actividad empresarial.

 

Foro de negocios

 

Durante el Foro de Negocios: Ecuador destino de Inversiones, el presidente de la CCL, Peter Anders, señaló que Ecuador es un país que ofrece estabilidad jurídica, un tema que se sigue defendiendo e impulsando en el país, al igual que la inversión privada que en ambas naciones ha logrado dinamizar sus economías y generar empleo.

 

“Hoy Ecuador es una plaza atractiva para las inversiones peruanas, ya que ofrece una economía donde la inflación y el déficit fiscal son los menores de la región”, subrayó. Cabe precisar que este país es el sexto socio comercial del Perú en Latinoamérica y el décimo cuarto en el mundo.

 

A su turno, el encargado de Negocios de la Embajada de Ecuador en Perú, Juan Manuel Escalante, indicó que este encuentro empresarial es parte de las actividades emprendidas por Ecuador para promover la relación comercial y el flujo de inversiones con el Perú.

 

“Esta reunión es producto del creciente interés que hemos observado desde la Embajada de Ecuador en Perú de potenciales inversionistas peruanos que quieren llegar a Ecuador en esta coyuntura política y económica que estamos viviendo”, destacó.

 

Ecuador con grandes oportunidades

 

En el evento también estuvo presente el ministro de Producción, Comercio Exterior, Inversiones y Pesca de Ecuador, Julio José Prado, quien mencionó que ambos países están trabajando juntos para encontrar el camino de la recuperación y avance de sus respectivas economías golpeadas por la COVID-19.

 

Afirmó que Ecuador está abierto para hacer negocios con el mundo ya que el gobierno del presidente Guillermo Lasso tiene previsto recibir inversiones por US$ 30.000 millones en su país en los próximos cuatro años.

 

Mencionó que Ecuador cuenta con un portafolio de inversiones disponibles en sectores como turismo, energía, inmobiliario, agroindustria, acuícola, infraestructura, manufactura, transporte y tecnología.

 

“Como gobierno ofrecemos al inversionista una economía dolarizada con baja inflación, estabilidad económica, fiscal y política, así como incentivos fiscales e infraestructura desarrollada en aeropuertos, carreteras y puertos de primer orden”, destacó.

 

De igual manera, refirió que su país brinda estabilidad tributaria para inversiones extranjeras de más de US$ 100 millones durante la vigencia del contrato que la empresa extranjera firme con el gobierno ecuatoriano.

 

Sectores competitivos

 

Por su parte, el director ejecutivo de la Cámara de Comercio de Quito, Carlos Zaldumbide, aseguró que Ecuador es un mercado que se encuentra redefiniendo su modelo económico – productivo y presenta ventajas en infraestructura y capital humano.

 

Sostuvo que su país da oportunidades de inversión en sectores competitivos como la agroindustria que requiere recursos por US$ 2.300 millones, que generarían ingresos por US$ 13.500 millones.

 

Por último, precisó que la inversión acumulada de Perú en Ecuador en el periodo 2010-2020 suma US$ 249 millones, con una participación del 2,7%, y espera que con este tipo de eventos la presencia aumente en los siguientes años.

 

En el Foro de Negocios también participaron el presidente del directorio de Picaval, casa de valores, Gustavo Jácome; y el gerente general de Pichincha Perú, Julio Malo.

 

 




Peter Anders: Complejo de Adán

En la presentación que el presidente del Consejo de Ministros, Guido Bellido, hizo ante el Congreso de la República para exponer la política general del Gobierno, no mencionó una sola palabra sobre la convocatoria de una Asamblea Constituyente que se dedique a redactar una nueva Constitución, lo que de alguna manera generó cierta serenidad, pues se creyó que se había moderado el mensaje radical.

 

Este es un tema que, desde la campaña electoral y hasta el día de hoy, genera desconfianza, incertidumbre e inestabilidad en nuestro país, pero, sobre todo, impide la reactivación económica que tantas familias necesitan para superar la grave crisis agudizada por la pandemia del coronavirus.

 

Sin embargo, contradictoriamente y lejos de buscar el bienestar general, el Gobierno, a través de su bancada parlamentaria, ha presentado un proyecto de ley que busca todo lo contrario, es decir, echar por la borda la actual Constitución Política y convocar a una Asamblea Constituyente que elabore un nuevo texto ajustado a sus intereses políticos e ideológicos.

 

▶ Peter Anders: ¿Delegación?

▶ Peter Anders: Sin goles no ganamos el partido

▶ Peter Anders: Voto de confianza

 

Paralelamente, ha iniciado a nivel nacional, no se sabe financiada por quién, una millonaria campaña de radio y televisión a través de la cual busca deslegitimar –por medio de falacias– la validez de la actual Constitución.

 

De esta manera, el Gobierno profundiza aún más las penurias que sufren millones de peruanos que no consiguen trabajo o no logran reactivar sus pequeños, medianos o grandes negocios, pues nadie en su sano juicio invierte en un país que no ofrece las más mínimas garantías de estabilidad jurídica. Eso lo sabe cualquier estudiante de economía.

 

El respeto a la ley y la predictibilidad del marco jurídico, así como la estabilidad macroeconómica, son los que en los últimos 30 años (con errores y aciertos) permitieron atraer e impulsar la inversión privada nacional y extranjera al Perú, la que a su vez generó millones de empleos formales.

 

Es esta inversión la que además paga los impuestos que el Estado recauda para brindar servicios básicos a la población. Y es la que, según el Banco Central de Reserva (BCR), no crecerá el próximo año.

 

El Gobierno del presidente Pedro Castillo tiene todo el derecho de impulsar los cambios que crea convenientes, siempre y cuando beneficien al país, promuevan su desarrollo y el bienestar de todos los que vivimos aquí.

 

No se explica, por ello, su empecinamiento en cambiar un modelo político y económico que ha demostrado resultados positivos. No tiene derecho de arrasar con el esfuerzo de millones de peruanos por buscar su crecimiento económico y personal en base a normas estables y equitativas.

 

Es cierto que el modelo es perfectible, como lo son muchas cosas en la vida; pero antes de desperdiciar esfuerzos en propugnar proyectos que responden –ante todo– al interés de su partido y sus allegados, debería orientar sus esfuerzos en buscar los cambios reales que permitan al Estado estar presente en cada rincón del país, ofreciendo a sus ciudadanos educación, salud, seguridad, acceso a la justicia, agua, electricidad, internet, puentes y carreteras, entre otros servicios con los que hoy no cuentan.

 

Cambiar toda la Constitución supone también destinar millonarios recursos públicos que ahora son tan necesarios para afrontar una nueva ola de la pandemia mundial.

 

¿Es serio utilizar millones de soles en un proceso electoral, en lugar de usar ese dinero en la construcción de postas médicas, equipar hospitales, edificar nuevos colegios y reparar los que están derruidos?

 

¿No será que se trata de buscar la refundación del país según la visión de un grupo ideologizado que no entiende que nuestro país lo construyen a diario, con su esfuerzo, millones de trabajadores, emprendedores y empresarios que buscan lo mejor para sus familias?

 

Hay millones de peruanos que requieren ser incorporados a una economía formal, a un país con un Estado que realmente funcione y les garantice sus derechos básicos. Eso es lo que necesitamos.

 

No dejemos que nos engañen, que nos digan con ese prejuicioso complejo de Adán, que todo lo que se hizo antes estuvo mal y que ahora hay que comenzar todo de nuevo, en un “año cero”, a cargo de un grupo de “iluminados”.

 

El Perú no está para experimentos, menos para imponer visiones, planes y políticas que solo han llevado hambre y miseria allí donde se han aplicado.

 

Es hora de que los otros poderes del Estado, instituciones, trabajadores, empresarios y sociedad hagamos escuchar nuestra voz para que de una vez por todas se entienda que lo que el Perú necesita es recuperarse y retomar, con las correcciones que sean necesarias, el camino de crecimiento con inclusión para todos.

 




Peter Anders: ¿Delegación?

Una facultad es la capacidad o aptitud natural, física o moral que tienen las personas para realizar una cosa. También es la autoridad o derecho que tiene una persona en función de su cargo o de su empleo para emprender una tarea.

 

Diariamente todos delegamos funciones. Por ejemplo, para cuidar nuestra salud, ejercer nuestra representación legal, educar a nuestros hijos y hacer todo tipo de reparaciones o mantenimiento en nuestros hogares, vehículos, etc.

 

En principio, se presume que delegamos estas funciones a profesionales o técnicos que tienen la preparación, habilidad y experiencia necesarias para hacerlo mejor que nosotros.

 

Pues bien, el Gobierno del presidente Pedro Castillo ha anunciado que solicitará al Congreso de la República que le delegue facultades para legislar en materia tributaria, es decir, para decidir sobre los impuestos que pagamos (casi) todos. En paralelo, el Ministerio de Trabajo anunció que impulsará una agenda concordada con lo que solicitan algunos gremios sindicales (cuya verdadera representatividad habría que evaluar).

 

Las normas tributarias y laborales tienen un gran impacto en la economía y en la vida de los ciudadanos, por lo que deben ser abordadas de manera técnica y profesional por especialistas, sin considerar intereses políticos coyunturales que podrían generar una legislación que, en lugar de contribuir al desarrollo y bienestar de los peruanos, termine por crear más problemas que soluciones.

 

Los impuestos tienen una finalidad concreta: se generan para dotar al Estado de los recursos que le permitan afrontar los gastos del sector público, pero principalmente brindar servicios básicos a la población.

 

Por su parte, las leyes laborales deben garantizar el respeto a los derechos y obligaciones de los trabajadores y empleadores, además de servir para promover e impulsar la creación de empleo formal de calidad.

 

Por ello, nos preguntamos si el Poder Ejecutivo cumple con las condiciones mínimas para que el Congreso de la República le delegue la facultad de legislar en asuntos tan delicados.

 

¿Cuenta el presidente Castillo con un equipo capacitado de funcionarios a quienes se pueda encargar tan delicada responsabilidad? Lamentablemente, la respuesta no es positiva, si se tiene en cuenta los antecedentes y –en varios casos– investigaciones, procesos y sentencias policiales y judiciales que acompañan las trayectorias de muchas de las personas de su confianza.  

 

Para legislar en ambas materias se requiere de un amplio, profundo, pero –sobre todo– serio debate entre todos los involucrados, con la participación también de reconocidos profesionales que aporten todo su conocimiento y experiencia.

 

De ninguna manera se pueden aceptar imposiciones de arriba hacia abajo y, mucho menos, que sean elaboradas por personas que no reúnen las condiciones mínimas ni la preparación ni el entendimiento para hacerlo.

 

La Cámara de Comercio de Lima ha expresado –en reiteradas oportunidades– que esto debe cambiar. No es posible que el Parlamento que representa a todos los sectores del quehacer nacional, abdique de una de sus funciones principales, la cual es legislar.  

 

En materia tributaria lo primero que debería buscarse es un sistema eficiente, justo, predecible y equitativo; que reduzca drásticamente los costos para quienes cumplen con las leyes; que facilite el cumplimiento de las obligaciones sustanciales y formales; y que simplifique el actual sistema, que no hace sino ahuyentar la formalización.

 

Lo mismo ocurre en relación a las leyes laborales. El ministro de Trabajo, Iber Maraví, ha presentado un plan de trabajo denominado Agenda 19 donde solo aparecen las demandas de los gremios sindicales.

 

Nadie puede oponerse a cambios en las normas vigentes y entre ellas la laboral, pero estos deben responder a la necesidad urgente que tiene nuestro país de crear nuevos puestos de trabajo y recuperar los millones que se perdieron por la manera en que se enfrentó la llegada de la pandemia de la COVID-19 al Perú.

 

Lo hemos dicho hasta el cansancio y seguiremos en ello: la única que genera un empleo formal y estable es la inversión privada. De ello no se ha dicho nada en este Gobierno.

 

No es momento de defender posiciones ideológicas, sino de buscar consensos para generar leyes que ayuden a todos los peruanos a salir de la crisis.

 

El pueblo al que tanto se alude somos todos y no unos pocos amigos, familiares o partidarios a los que hay que pagar favores de campaña o satisfacerlos ideológicamente. De una vez por todas, el Perú necesita que se comience a gobernar para todos.

 




Peter Anders: Sin goles no ganamos el partido

Con un incremento de 7,6% respecto a este año, el Ejecutivo presentó ante el Poder Legislativo el Presupuesto General de la República para el 2022, el cual asciende a S/ 197.002 millones.

 

Siempre es positivo un aumento del presupuesto, pues supone mayores recursos, no solo para un mejor funcionamiento de la administración pública, sino también porque –se supone– se destinarán a mejorar los servicios que se brinda a los ciudadanos.

 

Por ello, lo más importante es el nivel de ejecución que se tenga, pues de nada sirve tener más recursos si no se tiene capacidad de gasto oportuna, eficiente y de calidad. Cuando esto ocurre, a fin de año todo el dinero que “sobra” –porque no se gastó en lo que se debía– termina devolviéndose al fisco.

 

▶ Peter Anders: Voto de confianza

▶ Peter Anders: Urgencias y prioridades

▶ Peter Anders: Primer poder

 

Es saludable que se haya fijado cinco prioridades en el presupuesto 2022: salud y atención a la emergencia; educación; fortalecimiento de la competitividad agraria; alivio a la pobreza y protección social; y promoción del empleo y productividad.

 

Hay que destacar que los mayores incrementos de recursos se destinan a los sectores educación y salud, considerando las graves consecuencias de la COVID 19.

 

La emergencia sanitaria y la crisis económica que siguieron a la pandemia exigen medidas urgentes para enfrentarlas, y esperemos que con este presupuesto –que representa el 27,4% del Producto Bruto Interno (PBI)– se pueda comenzar a resolver las graves carencias que el Perú tiene en salud y educación.

 

Luego del crecimiento económico registrado durante 30 años, resulta cuestionable el enorme déficit de camas de cuidados intensivos y hospitalarias, de oxígeno o respiradores como el registrado a la llegada de la enfermedad a nuestro país.

 

O haber hecho una entrega tardía de tablets a los escolares, en muchos casos defectuosas, sin servicios de internet y hasta de electricidad, lo que ha provocado que muchos niños y jóvenes pierdan la posibilidad de estudiar.

 

En el presupuesto 2022, el sector educación ocupa el primer lugar con el 18,2% de los recursos asignados, por lo que no solo se trata ahora de cumplir con pagar a los profesores, sino de ampliar la infraestructura educativa, mejorar su calidad y buscar que llegue a todos.

 

Cabe, sin embargo, expresar dudas respecto a las bases reales sobre las cuales se ha elaborado este presupuesto. El Ministerio de Economía y Finanzas proyecta un crecimiento del PBI para el 2022 de 4,8%, mientras que en el Marco Macroeconómico Multianual se estima un incremento del consumo privado de 4,4% y de la inversión privada de 5,5%.

 

Para este año, se espera un PBI de 10,5%, pero ello solo es un rebote estadístico luego de haber caído en el 2019 en más de 11,12%.

 

El Instituto de Economía y Desarrollo Empresarial (IEDEP) de la Cámara de Comercio de Lima (CCL) considera que una tasa de crecimiento más realista para el 2022 es una de 3,1%, tomando en cuenta el retroceso de los términos de intercambio, un gasto de capital que representa el 23,8% del presupuesto 2022 –cuando históricamente llega al 26%– y una inversión privada creciendo este año 20%, pero con la coyuntura actual de incertidumbre crecería 2,3% el próximo año.

 

La salida de capitales de US$ 7.885 millones del sector no financiero durante el segundo trimestre del presente año es una clara señal de que las expectativas son desfavorables y afectarán una mayor performance de la inversión durante el 2022.

 

Una incertidumbre política como la que vivimos afecta la confianza empresarial, lo que repercute en la inversión, cuya posible retracción afecta la generación empleo y, por ende, el consumo. Y si este último se contrae, nuestra economía no crecería como espera el MEF.

 

Consideramos que el Gobierno está a tiempo de corregir su rumbo. Es el momento preciso, cuando suena la alarma por la rebaja de la calificación crediticia de nuestro país por parte de la calificadora Moody’s.

 

El presidente Pedro Castillo deberá tomar decisiones que muestren el rumbo que tomará su administración, sobre todo en materia económica, donde la incertidumbre, las dudas, los vacíos y los silencios conducen inevitablemente al deterioro del crecimiento.

 

El Perú necesita hoy más que nunca de la reactivación económica y, por eso, es saludable que el Poder Ejecutivo haya anunciado que priorizará el Plan Nacional de infraestructura, porque así se contribuirá no solo con una mayor dinamización de nuestra economía, sino también con la necesidad de alcanzar mayores tasas de crecimiento. Pero hacen falta medidas concretas en favor de la inversión privada.




Peter Anders: Voto de confianza

El Consejo de Ministros que encabeza el señor Guido Bellido, recibió finalmente el voto de confianza por parte del Congreso de la República, luego de exponer la política general del gobierno que planea poner en práctica el presidente Pedro Castillo.

 

Se trata de una propuesta con muchas promesas que, siendo realistas, serán muy difíciles de cumplir en un país como el nuestro, en donde la crisis económica originada por la pandemia de la COVID-19 todavía persiste y amenaza con seguir golpeándonos.

 

Por si fuera poco, vivimos desde hace por lo menos cinco años un clima de inestabilidad política, incertidumbre, conflictividad y desconfianza, al que se suma una creciente inseguridad ciudadana, debido a una cada vez más violenta ola de delincuencia de todo calibre.

 

No hubo en la presentación de Bellido nada que permita abrigar la esperanza de que todo esto cambiará, pues no se presentaron políticas concretas para mejorar los servicios de salud, reactivar la economía, generar empleo formal y estable, impedir la quiebra de más empresas, reducir la pobreza o enfrentar a las bandas de delincuentes.

 

En suma, careció de medidas específicas para reavivar a un país que no termina de recuperarse luego de la manera, por decir lo menos errada, que en todo sentido se enfrentó a la llegada de la pandemia al Perú, comenzando por un absurdo y completo confinamiento que generó la paralización de actividades y dejó sin empleo y sustento a millones de peruanos.

 

Solo en junio pasado se estima que casi un millón de peruanos (a los que se suman los inmigrantes) se encontraban buscando empleo. A ello se agrega que muy pronto nuestro país registrará la terrible cifra de 200.000 personas fallecidas por COVID-19.

 

Frente a este panorama, lo menos que se esperaba eran acciones de ejecución inmediata, con indicadores, plazos y metas contables y tangibles. Pero nada de ello hubo en la presentación del gabinete ministerial.

 

¿No era posible trazar una estrategia para reencauzar nuestra economía hacia el rumbo de crecimiento a partir de la promoción de la inversión privada, de la ejecución de proyectos de inversión pública que representen mejoras en la competitividad de la producción nacional? ¿No era el momento de proponer medidas para generar trabajo formal, más allá de un millón de empleos temporales?

 

¿No era acaso el momento para saber de qué manera se impedirá que una tercera o cuarta ola de la COVID-19 siga cobrando tantas vidas? ¿O de qué manera se impedirá que haya quienes se aprovechen de la desgracia ajena para enriquecerse y para contribuir, desde el gobierno, con las denuncias e investigaciones a quienes desde los más altos cargos se coludieron para hacerlo?

 

¿No era la ocasión para decirle al país si será posible en el corto plazo que los niños y jóvenes puedan retornar a sus clases presenciales; si existe un plan para vacunarlos a ellos y sus maestros; si se mejorará la educación a distancia a través de la accesibilidad a internet; si se hará algo para que el Estado no siga entregando a los alumnos equipos defectuosos?

 

¿Alguien escuchó algo sobre la manera en que se potenciará a nuestra Policía Nacional y a nuestras Fuerzas Armadas para el combate a la criminalidad?

 

Tampoco hubo ni una línea respecto a la inversión privada, pero sí al retorno a un Estado empresarial, precisamente en entidades como Agrobanco, cuyo pasado y presente bastaría para conocer las consecuencias negativas que ello tiene.

 

Un dicho popular dice que de buenas intenciones está empedrado el camino al infierno. Es allí donde podemos terminar si, antes de regalar y dilapidar los escasos recursos del Estado, no se hace algo para enrumbar nuestra economía hacia un crecimiento de por lo menos 7%, con lo cual se podría brindar servicios básicos de calidad a los peruanos.

 

Sin embargo, pese a todos estos vacíos y omisiones, el principal escollo político que tenía el Poder Ejecutivo, que era recibir el voto de confianza del Parlamento, ha sido superado. Puede decirse que –de aquí en adelante– tiene el camino expedito para hacer para lo que ha sido elegido: gobernar.

 

Pero haber superado el trámite parlamentario no significa que se le haya entregado carta blanca al gobierno para hacer lo que quiera, y menos para amenazar a los congresistas que en el ejercicio constitucional del derecho de fiscalizar que los ampara, puedan interpelar y eventualmente censurar a uno o más ministros cuestionados.

 

El Perú no está para más enfrentamientos, para la agudización de contradicciones y para generar más divisiones que solo benefician a quienes nada bueno pretenden.

 

Respetuosamente, presidente Pedro Castillo; presidente del Consejo de Ministros, Guido Bellido: ya es hora de comenzar a gobernar, de reevaluar a sus colaboradores, de alejar a quienes pretenden manipularlos. Pero, además, es hora de ejercer los tan altos cargos que se les ha confiado, con transparencia, liderazgo e ideas claras. Solo así merecerán el voto de confianza de todo el país.

 

 

 




Peter Anders: La Selección

Cuando se inicia un gobierno es lógico que haya cambios en la administración pública, pues las nuevas autoridades buscan trabajar con funcionarios de su confianza que comulguen con sus propuestas. Ello no implica que el Estado se convierta en un botín para los partidarios ni mucho menos que sea utilizado para pagar favores de campaña electoral.

 

Se trata de comenzar a trabajar –se supone– con cuadros afines a sus ideas, pero sobre todo preparados y capaces, con solvencia moral y profesional. De alguna manera no del todo perfecta, este es un principio que se ha seguido en los últimos 30 años, donde una autoridad o funcionario del régimen saliente era reemplazado por otro de similares características, nombrado por el nuevo gobierno.

 

Muchos recordamos que, hasta fines de los años 80 del siglo pasado, el principal requisito para acceder a un puesto en el Estado era contar con un “compadre”, un “padrino”, un “tío” o una “tía” que “tarjetazo” de por medio, diese la recomendación respectiva.

 

▶ Peter Anders: Urgencias y prioridades

▶ Peter Anders: Primer poder

▶ Peter Anders: Pedro versus Pedro

 

Esto provocó una carga burocrática ineficiente, compuesta en su mayoría por empleados desmotivados, interesados más en atornillarse en el cargo y llegar a la quincena para recibir un sueldo, y no en alcanzar metas ni mucho menos comportarse como se debe exigir a un servidor público.

 

En los años 90 hubo un cambio a través del cual se buscó atraer a otro tipo de profesionales. Así, llegaron a la administración pública economistas, abogados, administradores, contadores, arquitectos, ingenieros, médicos, entre otros, provenientes del sector privado y de universidades, donde siendo estudiantes ocuparon los primeros lugares.

 

Claro que hubo limitaciones propias de un proceso lento de transformación y de resistencia al cambio, pero sin duda se dio otro cariz a algunas de las principales entidades públicas de nuestro país.

 

En el nuevo siglo se buscó consolidar este cambio a través de la creación de la Autoridad Nacional del Servicio Civil (Servir), con el objetivo de modernizar la función pública mediante la implementación de la Reforma del Servicio Civil, “cuyos principios buscan que las personas ingresen al Estado por mérito propio, mediante procesos transparentes, que sean evaluadas por el logro de objetivos concretos y que reciban incentivos en base a su rendimiento”, según indica el portal de la entidad.

 

Sin embargo, muchos intereses se oponen a una verdadera profesionalización del sector público peruano, uno de ellos es el de las denominadas “consultorías”, a las que se destina millonarios recursos para hacer lo que se supone deberían estar capacitados a hacer los funcionarios del Estado.

 

Para colmo, la mayor parte de las veces el resultado de esas “consultorías” termina archivado en el rincón de algún ministerio, cubierto por el polvo y la indiferencia. Toda esta introducción viene a raíz de lo que ocurre desde que el profesor Pedro Castillo asumió el Gobierno el pasado 28 de julio.

 

Si bien, como se ha dicho, no ha sido del todo perfecta, la profesionalización del sector público corre hoy en día un grave riesgo, pues como se ha evidenciado, no se tiene la más mínima rigurosidad al momento de elegir a quienes ocuparán una responsabilidad.

 

Ya no solo hablamos de funcionarios de segundo o tercer nivel, sino hasta de los más altos cargos, comenzando por los propios ministros, muchos de los cuales tienen serios cuestionamientos y dudas sobre su capacidad e idoneidad.

 

Son esos ministros encabezados por el señor Guido Bellido, quienes esta semana solicitarán al Congreso de la República el voto de confianza a su labor.

 

Lo más peligroso de estas malas decisiones al momento de elegir al equipo de gobierno, en medio de una crisis tan profunda como la provocada por la pandemia del coronavirus, es el alto costo que tiene en la vida, la salud, la economía, la educación y –en general– el bienestar de la población, así como en el futuro y estabilidad del país.

 

El presidente Castillo debe tener en cuenta, al momento de elegir a cada nuevo funcionario que, de acuerdo al artículo 44° de la Constitución, los deberes primordiales del Estado son la defensa de la soberanía nacional, la garantía de la plena vigencia de los derechos humanos, la protección de la población de las amenazas contra su seguridad y la promoción del bienestar general.

 

Allí no dice que el Estado está al servicio del partido que ganó las elecciones, ni de los amigos o allegados del secretario general, o de los recomendados o familiares de quienes ostentan el poder.

 

La Contraloría General de la República ha recordado que la designación en cargos de confianza a personas que no reúnen el perfil requerido, genera riesgos en el correcto accionar de la administración pública y no garantiza el cumplimiento de funciones. Incluso, ha señalado que son factibles de control político por parte del Congreso.

 

Por ello, nuestro llamado es a corregir la manera en que el nuevo Gobierno está eligiendo y designando a sus funcionarios. Si hacemos un símil con la selección peruana de fútbol, es deber del técnico elegir a los mejores jugadores, a los más preparados para cada puesto, sin importar si pertenece a tal o cual equipo.

 

Es inimaginable que convoque al que hizo barra, al más entusiasta del estadio o al hincha que pide autógrafos. Siempre se debe buscar a los mejores si se quiere alcanzar una meta.

 

Presidente Castillo: convoque a los mejores, no admita designar a alguien por presiones, para pagar favores políticos o cumplir con cuotas para los eventuales aliados.

 

Necesitamos en el Estado a un equipo que tenga muy clara la meta, que no es otra que servir a los ciudadanos con eficiencia, transparencia y vocación.




Peter Anders: Urgencias y prioridades

Esta semana deben comenzar a instalarse en el Congreso de la República las comisiones de trabajo, las cuales están integradas por grupos de congresistas de acuerdo a su especialidad. Su primer paso debe ser definir a sus integrantes, designados proporcionalmente por cada bancada, los cuales, a su vez, deben elegir a su presidente e integrantes de su directiva.

 

La importancia de las comisiones es que en ellas se debaten a profundidad los diferentes proyectos de ley que se presentan, para lo cual se invita –entre otros– a ministros, autoridades, funcionarios, especialistas, académicos, analistas y representantes de los sectores involucrados en la materia.

 

Luego de ello, el proyecto es dictaminado. Si lo es favorablemente, pasa para ser debatido por el pleno de la representación nacional, donde muchas veces, además del carácter técnico, entran a tallar consideraciones políticas.

 

En este punto de partida, se debe considerar la importancia de que se debatan los proyectos de ley en materia económica, de salud, educación e institucionalidad, sin que ello signifique que las comisiones ajenas a estas materias no tengan también una enorme responsabilidad.

 

A raíz de la grave crisis sanitaria, económica y política en que se encuentra el Perú debido a la manera en que se enfrentó la llegada de la pandemia del coronavirus a nuestro país, hace ya más de un año y medio, resulta fundamental priorizar todo aquello que permita reactivar nuestra economía, impulsando la inversión y la generación de empleo, a la vez enfrentar con mejores armas la inminente llegada de la tercera ola de la COVID-19, pues su impacto podría ser devastador.

 

Los peruanos no podemos soportar un nuevo confinamiento que termine de liquidar las empresas, emprendimientos y puestos de trabajo que con tanto esfuerzo se mantienen, ni mucho menos registrar nuevamente dramáticas escenas de personas que sufren por falta de atención médica elemental.

 

Una siguiente vertiente del trabajo parlamentario debe enfocarse en recuperar la institucionalidad, que también está en cuidados intensivos. No cabe duda que por donde se debe comenzar es por elegir, a la brevedad, a los nuevos magistrados del Tribunal Constitucional que reemplacen a los que tienen de lejos su mandato vencido.

 

Por su lado, los padres de familia esperan que sus hijos retornen paulatinamente a clases presenciales, pues la educación a distancia no ha funcionado para todos. Son miles de alumnos de la educación pública que no tienen acceso a ella por falta de equipos, equipos defectuosos entregados por el Estado o falta de servicios de internet. Se han perdido dos años que son irrecuperables.

 

Mientras el Poder Ejecutivo parece empeñado en impulsar a toda costa una Asamblea Constituyente, para que redacte una nueva Constitución que responda a sus intereses políticos e ideológicos, el Poder Legislativo debe entender la gran responsabilidad que tiene de trabajar en todo aquello que la población necesita.

 

Una reciente encuesta de la empresa Datum señala que para el 44% de los peruanos la prioridad del gobierno debe ser la reactivación de la economía y la creación de empleo. Otro 41% considera que debe ser la mejora del sistema de salud.

 

Pero más allá de estas mediciones, nuestras autoridades deberían ser conscientes de lo que es verdaderamente primordial. Definitivamente generar conflictos, divisiones y enfrentamientos no debe estar entre las prioridades.

 

Junto a representantes de otros gremios empresariales, asistí la semana pasada a una reunión convocada por el ministro de Economía y Finanzas, Pedro Francke, quien subrayó que los cambios que nuestra economía necesita para reactivarse no pasan necesariamente por cambios en la Constitución. Es bueno saber que el responsable del manejo económico tiene claro el panorama.

 

Ahora toca ver si el Poder Legislativo contribuye en esta tarea y no malgasta tiempo y recursos en proyectos como los que plantean como “gran solución” que el Estado controle los precios de los productos o cree empresas públicas. Tampoco que se distraiga en formar comisiones investigadoras que muchas veces duplican e interfieren en el trabajo de otras instituciones.

 

No tenemos tiempo que perder; en manos de nuestros 130 legisladores está la responsabilidad de trabajar para que el Perú no solo pueda recuperarse, sino –sobre todo– no siga retrocediendo.

 




Peter Anders: Primer poder

La amenaza de disolver el Congreso de la República hecha por un congresista del oficialismo, para hacer realidad la pretensión del partido Perú Libre de convocar una Asamblea Constituyente que redacte una nueva Constitución a la medida de sus intereses políticos e ideológicos, agudiza el clima de incertidumbre y desconfianza que reina en el país.

 

Pero a la vez revela y confirma la “estrategia” del Poder Ejecutivo de designar un Consejo de Ministros integrado por personajes no solo con antecedentes cuestionables en materia personal y profesional, sino hasta contrarios a la defensa de la democracia.

 

De esta manera, se buscaría provocar que el Parlamento no le otorgue el voto de investidura, lo que llevaría a que se designe un nuevo gabinete con similares características, a fin de forzar una segunda denegatoria de la confianza y, con ello, abrir la posibilidad de que este poder del Estado sea disuelto.

 

▶ Peter Anders: Pedro versus Pedro

▶ Peter Anders: Urgencias y prioridades

▶ Peter Anders: Bicentenario

 

Este accionar en nada contribuye para que nuestro país recupere la estabilidad política y económica que se necesita con urgencia para enfrentar la crisis provocada por la pandemia del coronavirus y la sombras que enturbiaron el reciente proceso electoral. Ello no se condice con lo afirmado por el presidente Pedro Castillo, quien en su mensaje de toma del mando garantizó que toda reforma se haría respetando los cauces legales que la propia Constitución establece.

 

Lamentablemente, en estos primeros días de su gobierno, el presidente Castillo ha mostrado actitudes que en algunos casos se apartan de las normas, reglas y leyes que rigen nuestro país, principalmente en materia de transparencia a la hora de gobernar.

 

Si algo debe entender un gobernante es que el haber accedido al poder no significa recibir un cheque en blanco para hacer lo que se quiera, ni tampoco para satisfacer las ambiciones de un partido político, ni mucho menos para convertir al Estado en la agencia de empleos para amigos o simpatizantes.

 

El presidente de la República es, por el contrario, el máximo representante del Estado y su obligación es con todos los peruanos; por ello, su proceder debe estar enfocado siempre con una visión de país, sin buscar divisionismos, ni mucho menos considerar, ligeramente, a los ciudadanos como simpatizantes u opositores.

 

Si alguna primera obligación tiene el profesor Castillo como presidente del Perú es cumplir las leyes bajo las cuales fue elegido y juró, respetando el sistema democrático. Si desea hacer algunos cambios, debe hacerlo siempre dentro del marco de la ley; sin valerse de subterfugios o interpretaciones extremas que lo único que generan es mayor inestabilidad y pérdida de credibilidad en el Gobierno.

 

En ese sentido, el papel del Congreso de la República es fundamental y es el llamado a constituirse en un verdadero contrapeso del Poder Ejecutivo, manteniéndose vigilante de nuestra democracia y del cumplimiento fiel de la Constitución.

 

Pese a la campaña de desprestigio, generalizaciones y permanentes acusaciones al que ha sido sistemáticamente sometido durante el último quinquenio, los peruanos debemos entender y aceptar que el Congreso de la República nos representa, porque sus integrantes no están allí por gracia divina, imposición o “porcentajes”, sino que fueron elegidos democráticamente por nosotros y, por tanto, representan la diversidad de opiniones que existe en el Perú.

 

Ninguna asociación civil, organización popular, federación, sindicato o junta vecinal tiene en el sistema democrático mayor representatividad o autoridad que el Parlamento Nacional. Son los congresistas, a través de la función de representación, los voceros de los ciudadanos y los que canalizan sus demandas y denuncias.

 

De allí la importancia de que las fuerzas democráticas que integran el Poder Legislativo constituyan un bloque que defienda todo lo que con tanto esfuerzo y sacrificio hemos avanzado en los últimos años, especialmente la alternancia en el poder y el pleno respeto a las libertades de expresión y opinión. Pero también las libertades de emprender, de poder trabajar, invertir, ahorrar y generar bienestar a nuestras familias.

 

Lo hemos dicho antes; nadie niega la necesidad de hacer reformas para corregir los errores y abusos que puedan haberse cometido, pero de allí a demoler de un plumazo todo lo avanzado para “cambiar el rostro a nuestra realidad económica y social” o para “construir de abajo hacia arriba” —quién sabe sobre qué bases—, hay mucha diferencia.

 

Confiemos en que, tras estos accidentados primeros días, el presidente Castillo reflexionará y corregirá lo que corresponde dentro del sistema democrático, porque nunca es tarde para hacerlo… ni muy temprano para reconocerlo.

 

 




Peter Anders: «Debemos seguir trabajando por el Perú y requerimos las condiciones para hacerlo»

Tras largos meses de crisis sanitaria, política y económica, ¿cómo ha llegado el Perú a su Bicentenario?

Acabamos de cumplir 200 años de independencia, pero en lugar de mantenernos unidos por la recuperación del país estamos profundamente divididos.

 

La incertidumbre política y económica tampoco ayuda, pues, pese a tener un nuevo Gobierno, aún no se sabe con certeza qué camino seguirá el Perú, con más de 2,2 millones de peruanos desempleados, decenas de empresas que quebraron y otras están a punto de hacerlo, incluso, aún está en riesgo el bienestar de miles de familias.

 

De otro lado, es preocupante ver cómo las instituciones del Estado han perdido la confianza de la ciudadanía.

 

Ello sumado a la corrupción que se ha infestado en sectores claves como salud, tal y como hemos visto en las más recientes noticias.

 

▶ Juan Antonio Morales: “Renegociar los TLC no sería beneficioso para el Perú”

▶ Percy Krapp: “El principal desafío del gobierno es generar confianza”

▶ Gabriela Fiorini: “Se debe asegurar el marco jurídico de la actividad turística”

 

Pero conociendo nuestra historia, hemos visto que los peruanos, los empresarios y la sociedad en general han podido salir de las crisis.

 

La perseverancia nos ha caracterizado y es el momento de continuar en esa línea, sobre todo por el futuro de nuestros hijos, y preservando siempre nuestra democracia, la que durante las últimas décadas nos ha permitido mantener, por ende, nuestra libertad.

 

En su primer mensaje a la Nación, el presidente Pedro Castillo señaló que se respetará la propiedad privada. ¿Esto tranquiliza al sector empresarial?

 

El Gobierno aseguró respetar la propiedad privada y ello generará cierta tranquilidad en los agentes económicos.

 

No obstante, es importante señalar que, por otro lado, no es momento para debatir un proyecto de ley de reforma constitucional y convocar a una Asamblea Constituyente.

 

Hay otras prioridades para el país. Castillo ha dado muchas cifras de gasto sin sustento. Considero que hay tener cuidado y mantener el balance fiscal, pues aún estamos en una crisis económica y sanitaria generada por la pandemia del coronavirus, y el Estado no cuenta con los recursos necesarios.

 

Solo por dar un ejemplo, el presidente anunció la creación de un millón de empleos a través de un golpe de inversión pública.

 

Lo que puede hacer el Gobierno es generar empleos temporales en el corto plazo, pero claramente no es suficiente para recuperar los más de 2,2 millones de puestos de trabajo perdidos.

 

Inclusive, según datos del Instituto de Economía y Desarrollo Empresarial (IEDEP) de la CCL, en el 2020 la población económicamente inactiva (PEI), es decir, los que no trabajan y no buscan trabajo, creció 31,5% en relación al 20219, y ahora son 8,7 millones, de los cuales casi el 50% son jóvenes de 14 y 29 años.

 

Eso es preocupante. El sector privado es el que genera y debe seguir generando la mayoría de empleos. La creación de empleo público no soluciona este problema, por lo que es indispensable impulsar la inversión privada.

 

¿Cuál es la invocación desde su sector y qué debería priorizar este gobierno para alejar la incertidumbre?

Lo que necesitamos es preservar la estabilidad política y económica del país y el nuevo Gobierno debe preocuparse por recuperar la confianza de los inversionistas y devolver la tranquilidad a los mercados.

 

Asimismo, el Ejecutivo necesita establecer un plan claro de trabajo para continuar con la reactivación económica del país, la lucha contra la pandemia, y la mejora de la salud y de la educación.

 

Como lo señalaba anteriormente, hay que recuperar y promover la inversión privada que ha estado paralizada debido a la crisis sanitaria e incertidumbre política.

 

Y, si somos las empresas las que dinamizamos el mercado, entonces requerimos un clima de estabilidad macroeconómica que nos permita tener la certeza de seguir invirtiendo en el Perú, para generar mayores empleos y reducir la pobreza, creando un clima bienestar para todos los peruanos.

 

Necesitamos trabajar y que nos permitan hacerlo. Justamente para crear más empleo, uno de los sectores que habría que promover es la minería, aprovechando el boom de los precios de los minerales.

Asimismo, otra manera de impulsar el empleo sería a través de incentivos tributarios para las empresas.

 

Por el lado de la salud, ya que estamos ante una posible tercera ola, necesitamos continuar con la vacunación de la población, así como garantizar un sistema de atención de calidad.

 

La educación y el próximo retorno a clases es otro tema que el Estado debe revisar y comunicar a la brevedad.

 

¿De qué manera concreta se podría mantener la estabilidad política y económica?

Para ello es esencial que Julio Velarde, actual presidente del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP), continúe al frente de la institución, pues la independencia del Banco ha sido clave en la última década para el manejo de la política monetaria del país.

 

Estamos viendo que las señales que envía el Gobierno al mercado hace que este reaccione, de manera que el dólar se dispara o la Bolsa de Valores cae.

 

Por eso, es necesario brindar confianza y estabilidad para tranquilizar a los mercados y generar inversión extranjera.

 

En esa línea, la CCL lanzará dos libros. Uno del Instituto de Economía y Desarrollo Empresarial (IEDEP), denominado Programa Económico 2021-2026 y otro del Instituto de Investigación y Desarrollo de Comercio Exterior de la CCL (IDEXCAM), llamado Plan de Reactivación de las Exportaciones 2021-2026.

 

Ambas propuestas podrían ser tomadas para el programa económico del gobierno como una hoja de ruta para los próximos cinco años, con medidas concretas que ayudarían a la estabilidad económica del país.

 

El libro del IEDEP estructura cinco temas centrales destinados a recuperar la economía peruana: la estabilidad macroeconómica, la institucionalidad, la inversión, la productividad y las exportaciones.

 

Mientras que el del IDEXCAM fomenta el desarrollo de nuestro comercio exterior, a través del aprovechamiento de los acuerdos comerciales, la mejora de la infraestructura logística y la legislación, así como de los mecanismos laborales y tributarios para elevar la competitividad.

 

Gran parte del ciudadanía ha mostrado su preocupación por el gabinete de Guido Bellido. ¿El ministro de Economía y Finanzas, Pedro Francke, será suficiente para balancear el Ejecutivo?

Es cierto que preocupa la conformación del nuevo gabinete porque el presidente del Consejo de Ministros mantiene investigaciones por apología al terrorismo, por ejemplo, y varios de sus ministros no contarían con la experiencia necesaria para desarrollar políticas de impacto que tanto necesita el país.

 

Esto tampoco es alentador para el mercado, pues se ve que aún existe una tendencia radical que no le hace bien al país. En los últimos días, hemos visto que el mensaje del ministro Pedro Francke es que el gobierno quiere mantener una cierta apertura económica, pero no sabemos hacia qué dirección.

 

Creo que la reciente reunión del ministro con Julio Velarde, de hace unos días, es una buena señal de que ambas instituciones quieren trabajar de forma conjunta, respetando la autonomía del BCRP.

 

¿Cuál será el papel de su sector y el Gremio frente a este nuevo Gobierno?

 

Como lo hemos venido haciendo desde hace 133 años, desde la CCL estamos comprometidos con el país y como empresarios queremos que el Perú recupere el crecimiento sostenido.

 

Así que vamos a continuar insistiendo en defender los valores que nos han caracterizado: la defensa de la libertad, de la libre empresa, del respeto a las instituciones y a las leyes, así como la de la libre iniciativa privada.

 

Y ante circunstancias adversas como la que estamos viviendo, estamos abiertos al diálogo y a seguir trabajando por la recuperación del país, manteniéndonos siempre dispuestos a trabajar de la mano del sector público.

Eso es lo que hemos venido invocando desde el inicio de la pandemia y queremos que se den las condiciones para hacerlo.




Peter Anders: Pedro versus Pedro

El ministro de Economía y Finanzas, Pedro Francke, en una de sus primeras intervenciones públicas, afirmó que el gobierno de Pedro Castillo procurará el crecimiento económico sin destruir lo avanzado en los últimos 30 años.

 

“Hay que tener mucho cuidado en (no) tirar atrás lo que se ha avanzado (en la economía), pensando que de esa manera se realizan mejoras. Particularmente, yo creo que las mejoras tienen que hacerse construyendo sobre lo que se ha avanzado”, dijo Francke durante el acto de transferencia de cargo realizado el lunes.

 

En la CCL estamos de acuerdo con lo dicho por el ministro de Economía. No obstante, la pregunta es si el Presidente Pedro Castillo y el líder del partido del Gobierno, Perú Libre, Vladimir Cerrón, están de acuerdo con él. Por lo dicho por el presidente Castillo durante su Mensaje a la Nación del 28 de julio pasado, y sus decisiones recientes –por ejemplo, nombrar ministros sin experiencia y muy cuestionados en diversas carteras–, creemos que no.

 

▶ Peter Anders: Urgencias y prioridades

▶ Peter Anders: Bicentenario

▶ Peter Anders: Incertidumbre y desconfianza

 

Las medidas anunciadas por el Presidente Castillo son, en su mayoría, radicales. Insiste en la instalación de una Asamblea Constituyente para cambiar la Carta Magna, lo cual lo llevará, sin duda, a una confrontación con el Congreso, dado que la oposición ha manifestado que se mantendrá firme en rechazar dicha posibilidad; y si bien dijo que su Gobierno no realizaría estatizaciones ni expropiaciones, anunció la revisión de contratos de concesiones mineras y petroleras, lo cual, sin duda, también llevará a que las compañías que sientan vulnerados sus derechos lleven al país a la Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (CIADI), la cual seguramente les dará la razón; todo ello bajo la atenta mirada de una comunidad internacional que dejará de apostar por un país en el que no se respetan las reglas de juego.

 

Por si fuera poco, Castillo anunció, entre otras cosas, una mayor participación del Estado en los sectores minero, petrolero y crediticio. Además, anunció la entrega de S/ 3.000 millones a Municipalidad y Gobiernos regionales para la aceleración de inversiones.

 

Ello como si la falta de dinero en las regiones fuera el problema. Hay dinero en el interior del país justamente debido a los impuestos y al canon que reciben de las actividades privadas. Lo que no existe es capacidad de gestión y gasto adecuado y lo que si abunda es la corrupción. Recordemos que, según la Contraloría General de la República, la corrupción generó pérdidas de S/ 22.000 millones al Estado en el 2020.

 

A esos S/ 3.000 millones, hay que sumarles anuncios de más créditos sectoriales y bonos para la población vulnerable, entre otras medidas. Suena bien y el papel aguanta todo. No obstante, la realidad nos dice que las arcas fiscales están muy deterioradas, que el endeudamiento del Perú es alto (se situaría en casi 40% del PBI al cierre del 2021) y que el déficit fiscal para este año superaría el 4%.

 

Todo esto nos hace suponer que las medidas económicas enunciadas por el Presidente Pedro Castillo no han sido muy bien pensadas en cuando a las consecuencias que pueden acarrear y que menos han sido consultadas y/o aprobadas por el ministro Pedro Francke.

 

¿Podrá el economista reconducir lo anunciado días atrás por el Gobierno? Esperemos que sí, por el bien de todos los peruanos, quienes –desde el 28 de julio pasado–, estamos pagando la factura de la improvisación y las malas decisiones reflejadas en el alza del dólar, que ha devenido en el constante aumento de los precios de la canasta familiar y artículos de primera necesidad; y la pérdida de confianza del empresariado que, lamentablemente, ha traído como consecuencia que las expectativas de crecimiento de la inversión privada caigan de 19,1% a 2,7%, según Macroconsult.

 




Peter Anders: Recuperar la confinanza

Proclamados los resultados oficiales de las elecciones generales, el profesor Pedro Castillo asumirá este 28 de julio la Presidencia de la República, en un momento muy difícil para nuestro país pues se encuentra agobiado por una profunda crisis sanitaria, política, social y de inseguridad que a diario cuesta la vida y el bienestar de millones de peruanos.

 

Confiemos que sus primeras medidas se orienten a recuperar la confianza, la estabilidad y la unidad nacional, dejando atrás la agresividad y los mensajes de odio y división que caracterizaron la campaña electoral.

 

Es imprescindible que la ciudadanía recupere la credibilidad en sus autoridades, en primer lugar, para enfrentar la pandemia del coronavirus, evitando que más personas mueran o vean gravemente afectada su salud por esta enfermedad.

 

▶ Peter Anders: Bicentenario

▶ Peter Anders: Incertidumbre y desconfianza

▶ Peter Anders: Descentralizar el desarrollo

 

Una medida inmediata debe ser reimpulsar el proceso de vacunación, asegurando el suficiente número de vacunas, cuya efectividad y calidad esté debidamente comprobada, corrigiendo a la vez las deficiencias que han hecho que el Perú sea uno de los países de la región con el menor porcentaje de población inmunizada, según el Our World in Data  desarrollado por la Universidad de Oxford.

 

En paralelo se debe reforzar todo el sistema nacional de salud, para ofrecer una debida atención a las personas enfermas y combatir todo acto de corrupción, como el recientemente descubierto tráfico de camas de cuidados intensivos, medicinas y oxígeno en los hospitales públicos y de la seguridad social.

 

Por el lado de la economía, aguardamos medidas que apunten a recuperar la confianza para la inversión privada nacional y extranjera, pues de ellas depende en gran parte la recuperación del dinamismo de la economía peruana y con ello la reducción de la pobreza y el desempleo.

 

Cuando hablamos de inversionistas no nos referimos solo a las grandes corporaciones o transnacionales, sino principalmente al micro, pequeño y mediano empresario que se juega todo lo que tiene por emprender un negocio, a veces hasta en la puerta de su casa, para ganarse el sustento para su familia y generar puestos de trabajo directos e indirectos.

 

Se debe entender que nadie en su sano juicio pondría en riesgo el poco o mucho capital ganado con tanto esfuerzo si no tiene la certeza de que no será víctima de la inflación, de que se respetarán sus contratos, de que no le impondrán una política de control de precios o que, en el peor de los casos, su propiedad le sea confiscada.

 

Precisamente es en el tema económico donde más dudas y desconfianza ha generado la propuesta del profesor Castillo y de quienes lo acompañan, considerando los alcances del programa de gobierno que su partido Perú Libre presentó al Jurado Nacional de Elecciones al momento de su inscripción.

 

Es por ello que resulta lógico preguntarse si se respetarán los acuerdos, contratos y compromisos asumidos con anterioridad por el Estado; si se crearán nuevas empresas públicas en “sectores estratégicos”; o si se respetará la propiedad privada, incluyendo los ahorros y fondos de pensiones.

 

¿Qué ocurrirá, por ejemplo, con el comercio exterior? ¿Se honrarán los tratados de libre comercio suscritos por nuestro país para acceder a diversos y amplios mercados para nuestras exportaciones? ¿Se concretará el anuncio de la prohibición de importaciones?

 

Son respuestas que nuestra economía, ya debilitada por la pandemia mundial y un pésimo manejo desde el Ejecutivo, requiere conocer cuanto antes.

 

La salida de por lo menos US$ 14 millones de capitales debería ser una alerta para el gobierno del profesor Castillo. No es poco y es una clara muestra de lo que ocurre cuando reinan la desconfianza e incertidumbre.

 

Desconfianza e incertidumbre que se agudizan cuando -como si no hubieran otras urgencias- se insiste en convocar una Asamblea Constituyente utilizando subterfugios que contravienen el orden legal vigente.

 

Igualmente, las dudas se profundizan cuando no hay certeza de que no se hará uso del poder con fines revanchistas y de persecución judicial contra políticos, empresarios, periodistas y medios de comunicación; o si instituciones claves para la democracia como el Tribunal Constitucional y la Defensoría del Pueblo, entre otras, no serán desactivadas.

 

Al momento de recibir sus credenciales, el presidente electo Pedro Castillo ha asegurado que “no somos chavistas, no somos comunistas, no somos extremistas y menos terroristas”.

 

También ha dicho que su gobierno priorizará la lucha contra la pandemia y la reactivación de la economía.

 

Esperamos que así sea, pues al cumplir el bicentenario de su nacimiento como país, el Perú no está para experimentos, improvisaciones o mayores atentados contra su débil institucionalidad.

 

Mantengámonos vigilantes, atentos a ejercer nuestros derechos como ciudadanos y a exigir a quienes nos gobiernan que no pongan en riesgo nuestro futuro.

 

 




Peter Anders: Bicentenario

El Perú, el país que con tanto esfuerzo todos construimos a diario: trabajadores, empresarios, emprendedores, estudiantes, profesionales, madres y padres de familia; recibe su bicentenario sumido en una grave crisis política, económica y sanitaria.

 

Difícil de creer que suframos esta situación, cuando hace poco menos de dos años suponíamos que cumplir 200 años de independencia sería motivo de celebración y de reafirmar nuestro compromiso de seguir enrumbándonos hacia un destino mejor.

 

Sin embargo, nuestro bicentenario nos encuentra profundamente divididos, con una enorme incertidumbre respecto al rumbo que tomará el Perú, con millones de peruanos que se han quedado sin un puesto de trabajo, con otros tantos que han visto quebrar la empresa que con tanto esfuerzo construyeron, con niños y jóvenes imposibilitados de estudiar y con miles que han perdido lo más valioso: la vida y la salud.

 

Frente a esta situación, hay quienes nos ofrecen refundar el país, cambiar una economía que con errores y aciertos ha permitido reducir la pobreza, ampliar la clase media e insertar a nuestra nación en el mundo globalizado y contemporáneo.

 

Nos encuentra este aniversario patrio —y qué triste reconocerlo— sin institucionalidad, cuando esta debería haber sido fortalecida a lo largo de nuestra historia; más aún con el pasar de los años y de los sucesivos gobiernos, sobre todo de los últimos. Pero da pena reconocer que la institucionalidad terminó siendo solo un membrete que no representa casi nada, y a la que se valora y defiende solo si conviene a determinada tendencia política.

 

Muchos peruanos hoy no reconocemos a nuestras instituciones porque, cuando de verdad las necesitamos, parecen esconderse o desaparecer en la bruma, porque sus más altos representantes están allí no por méritos propios, sino como resultado de un cupo o negociación, porque terminan representando no a la sociedad sino a los intereses del grupo que ha tomado su control.

 

No aparecieron, por ejemplo, cuando era necesario dialogar y buscar consensos para corregir los gruesos errores que impiden al Perú afrontar la pandemia mundial del coronavirus con eficiencia, rapidez y hasta empatía con el otro.

 

Contrariamente, desde las más altas cumbres del poder, se prefirió utilizar la enfermedad como herramienta para impedir la participación de otros sectores a los que considera contrarios de sus intereses ideológicos partidarios.

 

Ahora, cuando faltan menos de 15 días para el 28 de julio y tras un largo proceso electoral oscurecido por sombras de duda y desconfianza, aún no sabemos quién gobernará nuestro país.

 

Una de las opciones propone un abrupto cambio de rumbo, una nueva forma de organización bajo el argumento de que eso es lo que quiere “el pueblo”. Para comenzar “el pueblo” somos todos, sea cual fuere el candidato o candidata por quien se votó.

 

El divisionismo entre “buenos” y “malos” solo puede existir en un pensamiento que no es capaz de reconocer al otro, que no quiere aceptar que somos una sociedad y una nación que durante 200 años se ha construido con el esfuerzo compartido de todos.

 

De otra forma no se explica que, a pesar de todo lo que hemos enfrentado —la implacable furia de la naturaleza, la insania criminal del terrorismo, sucesivas crisis económicas, niveles extremos de pobreza, guerras externas y graves casos de codicia y corrupción—, los peruanos hayamos siempre salido adelante, con una capacidad de resurgir hasta de las cenizas.

 

Con seguridad, pese a que hoy se nos vislumbra un horizonte lleno de interrogantes, incertidumbre e inseguridad, sabremos recuperarnos y volver a ponernos de pie.

 

Seamos perseverantes en defender lo que hemos construido, en impulsar cambios en beneficio del Perú y de nuestros compatriotas, pero sin desandar lo que hemos avanzado.

 

Sigamos construyendo nuestro futuro, el de nuestros hijos y nietos, con fe y esperanza de que con seguridad esto también pasará y vendrán tiempos mejores, siempre en democracia que, con todas sus fortalezas y debilidades, es la única opción que nos permite seguir desarrollándonos en libertad.

 

Hacerlo es nuestra obligación, es nuestro compromiso, es nuestra única alternativa.




Peter Anders: Descentralizar el desarrollo

Las desigualdades, que lamentablemente existen en nuestro país, se hacen más evidentes cuando se analiza el desarrollo de las regiones. Lima registra un mayor avance al igual que otras en el norte peruano, de modo que se han convertido en polos económicos a los cuales migran miles de peruanos de otras zonas con el objetivo de buscar bienestar para ellos y sus familias.

 

Por ello, quien tenga la enorme responsabilidad de dirigir nuestro país en los siguientes cinco años, deberá considerar que es imprescindible reformular el actual proceso de descentralización, de modo que no implique solo una división territorial basada en los antiguos departamentos; la elección de gobiernos regionales que terminan copiando todos los vicios del burocratismo y corrupción del gobierno central; y transferirles responsabilidades como quien se las quita de encima, sin ningún tipo de planificación ni capacitación.

 

Una verdadera descentralización del crecimiento económico, del desarrollo alcanzado por la capital y por otras pocas ciudades mayormente costeras, debe considerar la generación de una economía local dinámica y eficiente, de modo que sus habitantes decidan quedarse y emprender en sus lugares de origen, porque encuentran en él las oportunidades de construir un futuro mejor.

 

▶ Peter Anders: Seguir trabajando

▶ Peter Anders: Transparencia y legitimidad

▶ Peter Anders: El futuro es hoy

 

Actualmente, varias regiones tienen en cartera proyectos de inversión que no solo mejorarían su nivel de desarrollo, sino que se convertirían también –obviamente, si es que se ejecutan– en un mecanismo para generar empleo e impulsar su economía.

 

Recordemos que, tanto la inversión privada como la pública, contribuyen con el crecimiento económico sostenido y son fundamentales para cerrar la brecha de infraestructura regional.

 

El Instituto de Economía y Desarrollo Empresarial (IEDEP) de la Cámara de Comercio de Lima ha identificado 921 megaproyectos de inversión que se ejecutarían en distintas regiones, entre los años 2021 y 2026, por un monto total de US$ 155.137 millones.

 

Si el nuevo gobierno orienta sus esfuerzos en impulsar estos proyectos que abarcan sectores como minería, hidrocarburos, transporte, entre otros, la historia comenzará a cambiar en casi todo el Perú.

 

Pero se requiere decisión política para su ejecución, la promoción de las asociaciones público-privadas, una mayor inversión pública y un mejor clima de negocios.

 

No hay otra forma más eficiente y, en cierto modo, sostenible de generar crecimiento para todo el país. Para lograrlo se requiere mayor predictibilidad y garantizar la estabilidad jurídica y política.

 

De que es necesario hacer cambios, nadie lo duda; sí, pero para corregir y mejorar todo lo que hemos hecho hasta hoy y para generar desarrollo para todos.

 

Los empresarios y emprendedores nos encontramos a lo largo y ancho del territorio peruano y podemos y debemos comprometernos a impulsar la economía de nuestras regiones, ser más competitivos y buscar la integración con mayores mercados. Esa es nuestra tarea.

 

Y la del Estado es promover estas iniciativas, facilitar su ejecución y contribuir con su desarrollo, de modo que luego cuente con recursos a través de los impuestos para hacer lo que es su tarea principal: brindar a los ciudadanos servicios básicos como la educación, la salud y la infraestructura.




Peter Anders: Seguir trabajando

A pesar de la incertidumbre, desconfianza, sospechas y dudas por las que atravesamos desde hace tres semanas tras la segunda vuelta electoral; y la angustia, tristeza, frustración y luto que desde hace más de un año soportamos por el manejo indolente e ineficiente con que nuestras autoridades enfrentan la pandemia del coronavirus, los peruanos debemos sobreponernos y seguir trabajando para generar recursos con los que atender las necesidades básicas de nuestras familias.

 

Debemos seguir trabajando también para generar nuevos puestos de trabajo, para conservar con mucho esfuerzo los que aún no se han perdido, para alentar el consumo e impedir que más empresas grandes, medianas o pequeñas terminen en la quiebra y para pagar los impuestos que el Estado debería destinar para financiar servicios esenciales como la salud, la educación y la infraestructura.

 

No resulta fácil hacerlo cuando no sabemos qué nos depara el futuro en materias fundamentales como la estabilidad y predictibilidad jurídica y política, la economía, la lucha contra la delincuencia (en especial el narcotráfico y el terrorismo), el respeto a la propiedad privada o que la administración de justicia no continúe siendo instrumento de persecuciones y vendettas.

 

▶ Peter Anders: Transparencia y legitimidad

▶ Peter Anders: El futuro es hoy

▶ Peter Anders: Horas de lucha

 

 

Pero es nuestra obligación hacerlo y hacer entender al siguiente gobierno que el Perú debe retomar cuanto antes el camino del crecimiento económico, el cual, con todas sus imperfecciones y las críticas que merezca, ha permitido a millones de peruanos salir de la pobreza.

 

Es cierto que en el último año muchos de quienes alcanzaron una mejor calidad de vida han visto sus sueños desmoronarse al perder todo lo avanzando; pero ello es exclusiva responsabilidad de la manera errada —sino malintencionada— con que desde el Ejecutivo se enfrentó la emergencia sanitaria; cerrando, por ejemplo, por cuestiones ideológicas, las puertas a la ayuda ofrecida por el sector privado o impidiendo una actuación protagónica de las Fuerzas Armadas, la Policía Nacional y las iglesias.

 

Es urgente impedir que más peruanos vuelvan a caer en la pobreza, por lo que nuestro objetivo prioritario debería ser alcanzar un crecimiento anual de 7%, el cual permitiría llevar el bienestar a millones de familias, siempre y cuando tengamos autoridades y un Estado lo suficientemente capaces para manejar los recursos con transparencia y eficacia.

 

Según el Instituto de Economía y Desarrollo Empresarial (IEDEP) de la Cámara de Comercio de Lima, el Perú crecería 8,9% este año, pero no por una efectiva recuperación de la economía, sino como un efecto rebote tras el desplome de 11,1 % registrado el año pasado. Para el año entrante, es decir, el 2022, el IEDEP estima que apenas se crecería 4,7% debido a la conflictividad política.

 

Esto evidencia que algo que no necesitamos los peruanos, hoy en día, es más inestabilidad y más desconfianza sobre qué porvenir le espera a nuestro país.

 

Los trabajadores y los empresarios, así como los emprendedores e inversionistas nacionales y extranjeros, requerimos predictibilidad, un clima de negocios claro y definido, pues de otro modo nadie apostará su esfuerzo y su capital en un país que no ofrece ninguna garantía.

 

Existe actualmente un entorno internacional favorable que el Perú debe aprovechar, de modo que sus exportaciones vuelvan a crecer para generar divisas y nuevos mercados para miles de peruanos que exportan bienes y servicios. No se trata de grandes transnacionales, como erróneamente se quiere hacer creer, sino principalmente de micro y pequeños empresarios y trabajadores dispuestos siempre a dar el todo por el todo.

 

Sigamos trabajando, sigamos emprendiendo, a pesar de los devaneos políticos, a pesar de quienes pretenden usurpar la voluntad de la mayoría, de quienes quieren dividirnos y seguir prolongando su posición hegemónica, de pensamiento único y “políticamente correcto”, en nuestra sociedad. Hagamos de nuestro esfuerzo y de nuestro trabajo las mejores herramientas para vencerlos. En esto nunca nos ganarán.

 

 




Peter Anders: Transparencia y legitimidad

Nuestro país cumple dos semanas sumido en la incertidumbre, en una grave inestabilidad política y económica y un profundo temor por las amenazas violentistas de quienes pretenden imponer al resto su ideología de odio, divisionismo y destrucción.

 

Son 15 días a lo largo de los cuales seguimos esperando del Jurado Nacional de Elecciones (JNE) una actuación transparente y el cumplimiento estricto de su misión de garantizar el respeto de la voluntad ciudadana, de forma eficiente y moderna, para determinar quien gobernará nuestro país durante los próximos cinco años.

 

Esto exige, por parte del máximo organismo electoral, ir al fondo del asunto que es definir si la elección del pasado 6 de junio se desarrolló con total limpieza, sin ninguna duda de legalidad, sin trampas, sin mesas de sufragio capturadas por simpatizantes de uno de los candidatos, sin suplantación de electores, sin firmas falsas, sin manipulación de actas o con muertos –milagrosamente resucitados– aptos para votar.

 

▶ Peter Anders: Horas de lucha

▶ Peter Anders: Calma, respeto y reflexión

▶ Peter Anders: El futuro es hoy

 

Si nos encontramos en esta situación es porque desde mucho antes de la realización del proceso en sí, incluso desde la primera vuelta, cayeron serias dudas sobre la idoneidad y la imparcialidad de algunos magistrados, jefes, funcionarios y trabajadores de los organismos electorales. Bastaba algo tan simple como observar sus redes sociales para darse cuenta que tenían una posición definida.

 

Faltó, sin duda, de parte de la ciudadanía, los medios de comunicación y de las otras organizaciones políticas, una actitud más proactiva y fiscalizadora para –en principio– exigir que se cumpla el artículo 179 de la Constitución Política, que claramente establece que “la máxima autoridad del Jurado Nacional de Elecciones es un Pleno compuesto por cinco miembros y no cuatro, como actualmente sucede, debido a la serie de maniobras cometidas para impedir que el Colegio de Abogados de Lima nombre a su representante.

 

Pero aquí estamos ahora, en estas cuestionables condiciones, esperando que los resultados del proceso electoral sean inobjetables, que respondan a la real voluntad de los electores y le confieran al próximo gobernante la legitimidad que se requiere, en un momento en que el Perú sigue enfrentando las dramáticas secuelas del pésimo manejo sanitario y económico de la pandemia del coronavirus.

 

No se trata de defender a una de las candidaturas en pugna, se trata de defender normas básicas de una convivencia civilizada y la estabilidad que tanto nos costó construir a todos en los últimos 30 años.

 

Defender y recuperar la fortaleza de nuestro sistema democrático implica recuperar la confianza en nuestras instituciones y no permitir, nunca más, que sean copadas por militantes y simpatizantes de determinada corriente política para convertirlas en herramienta de sus intereses.

 

Demandemos pacíficamente, pero con firmeza, que se respete la voluntad que cada uno de nosotros expresó en su voto, que los encargados de velar por ello cumplan fielmente la tarea que se les ha encomendado y que, si se determina que deliberadamente se intentó aprovechar las vulnerabilidades de nuestra democracia para hacer trampa, se castigue con todo el peso de la ley a los responsables.




CCL invoca al JNE a garantizar voluntad ciudadana y defender la democracia

La Cámara de Comercio de Lima exhorta al Jurado Nacional de Elecciones (JNE) a cumplir rigurosamente su misión de garantizar, de manera transparente, el respeto de la voluntad ciudadana y fortalecer la institucionalidad democrática, durante el proceso de resolución de las observaciones, impugnaciones y nulidades de las actas donde se ha detectado graves irregularidades y claras maniobras para entorpecer y manipular la votación durante el proceso electoral de segunda vuelta presidencial.

 

En estas horas de incertidumbre que se ciernen sobre el país, debido a la manera en que se han desarrollado las elecciones, los miembros del JNE deben actuar estrictamente en defensa de la voluntad de cada ciudadano expresada en su voto, razón por la cual no debe quedar ningún resquicio de duda en torno a su labor.

 

El Presidente de la CCL, Peter Anders, manifestó que «las últimas marchas y contramarchas del JNE, en el sentido de ampliar primero el plazo para recibir impugnaciones y observaciones para horas más tarde retroceder, solo generan más incertidumbre y podrían generar dudas adicionales al proceso electoral”.

 

Subrayó que el JNE tiene en sus manos la enorme responsabilidad de proclamar a quien gobernará nuestro país en los próximos cinco años, por lo que los electores debemos tener certeza que nuestro voto será respetado escrupulosamente y, por lo tanto, los órganos electorales deberán tomar sus decisiones ofreciendo todas las garantías de imparcialidad, respetando la real voluntad de los electores y evitando objeciones administrativas que podrían alterar la real voluntad popular.

 

Anders resaltó que nada puede estar por encima de la solemnidad que representa el voto de cada ciudadano, y ese debería ser el principio rector que tomen en cuenta cada uno de los miembros del JNE, en línea a los axiomas y principios rectores de dicho órgano constitucional.

 

Finalmente, el presidente de la CCL señaló también que, si bien los seguidores de cada candidato tienen todo el derecho de exigir que su voluntad sea respetada, deben mantener la calma, esperar los resultados oficiales y no participar en actos de violencia o agresión.

 




Peter Anders: Horas de lucha

La incertidumbre que reina en torno al resultado de la segunda vuelta electoral y las sombras que oscurecen la organización y realización de todo el proceso, no son casuales. Desde hace meses se advertía una serie de errores, deficiencias, negligencias y maquinaciones que hoy nos pasan la factura.

 

En principio, que haya estado a cargo de un Jurado Nacional de Elecciones (JNE) incompleto, integrado por solo cuatro miembros y no por cinco como corresponde.

 

Esta situación hace que actualmente, ante cualquier decisión que adopte el máximo organismo electoral, en caso de ocurrir un empate, su presidente tiene un voto dirimente, es decir, vota por dos.

 

▶ Peter Anders: Calma, respeto y reflexión

▶ Peter Anders: El futuro es hoy

▶ Peter Anders: Institucionalidad

 

La razón es que, empleando una serie de argucias legales, se anularon dos veces las elecciones en el Colegio de Abogados de Lima, impidiendo así que su representante integre el JNE.

 

Como sabemos, el JNE debe estar formado por cinco miembros: uno elegido por la Sala Plena de la Corte Suprema de Justicia (quien lo preside); uno por la Junta de Fiscales Supremos; uno por el Colegio de Abogados de Lima; uno por los decanos de las facultades de Derecho de las universidades públicas y uno por los decanos de las facultades de Derecho de las universidades privadas.

 

Otros hechos anómalos fueron la declaratoria de improcedentes o el inicio de procesos sancionadores a determinadas candidaturas por razones hartamente discutibles, como, por ejemplo, no haber declarado la propiedad de un viejo automóvil fuera de circulación o haber ofrecido donar su sueldo —en caso de ganar— a organizaciones caritativas.

 

Sumemos, además, que en el padrón electoral figuraron personas muertas o hasta menores de edad hábiles para votar e incluso elegidos para ser miembros de mesa. La excusa de que el padrón se cerró un año antes de los comicios se cae cuando se comprueban casos de fallecidos hace más de 15 o 20 años.

 

Para colmo de males, el proceso de identificación de los electores en la mesa de votación se ha realizado como en el siglo pasado, “al ojo”, dando pie a que se produzcan suplantaciones o hasta dobles o triples votaciones, más aún ahora en que, debido a la pandemia, los votantes acudieron utilizando mascarillas y protectores faciales.

 

No se ha hecho el mínimo esfuerzo por utilizar las herramientas que hoy en día ofrece la tecnología, como, por ejemplo, los lectores de huellas digitales, como los que se encuentran en cualquier banco o caja municipal de todo el país.

 

Lo que mal comienza mal acaba, dice un conocido refrán, y es así que con estos antecedentes, el país mira perplejo como es imposible –al momento de escribir estas líneas— saber con certeza cuál es el resultado de la elección presidencial, ante la serie de claros indicios de que los votos de millones de peruanos no necesariamente parecen haberse respetado.

 

Es en estas circunstancias que ahora corresponde al JNE decidir sobre la serie de impugnaciones, revisiones y nulidades de las actas donde se han detectado graves irregularidades y claras maniobras para entorpecer y manipular los votos.

 

Por ello, nos corresponde a todos como ciudadanos estar vigilantes, para que el JNE asuma esta delicada tarea con estricto cumplimiento de la ley, yendo al fondo del asunto, sin pretender convalidar ilegalidades apelando a formalismos subsanables como la falta del pago de tasas, entre otros.

 

Debemos hacer entender al JNE que cada voto cuenta y que es un derecho de todos los peruanos defender nuestra decisión. El JNE y sus autoridades están allí para garantizar nuestro derecho a elecciones limpias, no para ceder a presiones o intereses políticos, ideológicos o de otra índole.

 

Debemos también cuidar que la revisión de actas se realice sin ningún tipo de interferencias ni llamadas de nadie.

 

Los peruanos somos ciudadanos con deberes y derechos que cautelar. Podemos y debemos tener diferencias en cuanto a la forma cómo desarrollar nuestro país, pero esas diferencias no se resuelven imponiendo regímenes totalitarios ni mucho menos con auto designados refundadores de la República.

 

Se resuelven dialogando, buscando consensos, teniendo como objetivo común el bienestar de todos, no solo el de un sector o de un grupo, por decisión de quienes se creen estar por encima de los demás, pero, sobre todo, respetando la ley.

 

El bienestar que millones de peruanos hemos logrado en los últimos 30 años con esfuerzo y sacrificio, no debe ser considerado un privilegio, sino fruto de nuestro trabajo. Eso es lo que debemos defender




Peter Anders: Calma, respeto y reflexión

Mientras continúa la expectativa por conocer los resultados oficiales de las elecciones presidenciales de este domingo, corresponde hacer un llamado a la calma, a la serenidad y a la reflexión.

 

Los resultados obviamente no van a satisfacer a todos, por lo que invocamos a quienes lideran las dos opciones de gobierno, a pedir a sus seguidores que –sea cual fuese la decisión final– la acepten con civismo y respeto, evitando todo tipo de acción violenta que atente contra la integridad de las personas, así como contra la propiedad pública y privada.

 

El sistema democrático vigente en el Perú y las normas más elementales de convivencia civilizada exigen prudencia en momentos como este.

 

Si algo podemos avizorar es que actualmente el Perú es un país fragmentando y dividido, por lo que corresponderá a quien resulte elegido conciliar ambas posiciones si desea y quiere que nuestro país siga la senda del desarrollo, pero fundamentalmente que este llegue para todos.

 

El pueblo, al que tantas veces se invoca, no solo es un 50% de los votantes; somos todos, con nuestras diferencias y semejanzas.

 

En ese sentido, lo que queda es buscar consensos y diálogos que finalmente nos lleven a dejar de lado posiciones antagónicas, como si fuésemos enemigos, cuando en realidad todos somos peruanos, tenemos raíces e hijos en este hermoso territorio y queremos lo mejor para nuestras familias.

 

Busquemos juntos cómo hacer que todos se sientan incluidos en este proceso de desarrollo, que participemos del crecimiento económico y que se acorten las diferencias.

 

La tarea del próximo gobernante será ardua y determinante para ver cuál será el destino que seguiremos en los próximos 200 años.

 

Es el momento también de que cada uno de nosotros piense cómo contribuir desde su posición con una visión conjunta de país y no solo para lograr el bienestar individual.

 

Desde el sector privado siempre hemos trabajado no solo por nuestras empresas y emprendimientos, sino también por la generación de empleo y riqueza que luego se traducen en impuestos que el Estado debe convertir en servicios básicos como agua, luz, seguridad, salud y justicia.

 

Al final, mañana será otro día y tenemos la necesidad y la obligación de seguir trabajando, juntos, porque todos somos peruanos. Todos.




Peter Anders: «Estamos listos para enfrentar a quien amenace el desarrollo de nuestro país»

La segunda vuelta electoral de este domingo enfrenta dos candidaturas que proponen al Perú modelos políticos, económicos y de desarrollo, radicalmente antagónicos. ¿Cómo llegamos a esta situación?

Nuestro país enfrenta un clima de discordia y enfrentamientos desde hace varios años. Hay sectores que consideramos que, con fallos y errores, vale la pena defender nuestro sistema democrático, lo que supone respetar la división de poderes y a instituciones que son básicas para toda democracia, como el Congreso de la República y el Tribunal Constitucional, además de las libertades de hacer empresa y de trabajar, y la libertad de expresión y hasta de poder elegir el tipo de educación que queremos para nuestros hijos, entre otras.

 

Existe otro sector que considera válido imponer una visión política y económica estatista y controlista, de pensamiento único, donde está vedado disentir y donde todos los sectores deben hacer eco a todo lo que se dicte desde el poder.

 

Quienes defienden estas ideas creen tener el derecho de decidir por todos los demás, pues se auto consideran la “reserva moral” del país y excluyen a quienes no se alinean con lo que ellos consideran políticamente correcto.

 

Si hemos llegado a esta situación es porque existe un descontento que no podemos negar. Hay miles de peruanos que no perciben en su vida diaria los beneficios del crecimiento económico del país, tal como ha quedado evidenciado a causa de la pandemia del coronavirus en servicios como la salud y la educación, a los que no han tenido acceso.

 

Esto explica su frustración y su decisión de optar por una candidatura que les ofrece reivindicarlos, demoliendo todo lo construido durante tantos años de esfuerzo y sacrificio, arrastrando con ello no solo lo malo, sino también todo lo bueno.

 

Precisamente, el modelo económico es el principal blanco de las críticas. ¿Es el modelo el que falló o son quienes lo aplicaron?

Permítame un ejemplo muy simple. Si tengo un vehículo de alta gama que registra multas e infracciones de tránsito por cuestiones básicas como estacionar en zonas prohibidas o no respetar las luces del semáforo, ¿de quién es la culpa? ¿Del vehículo o de quien lo conduce?

 

Entonces, el problema no es del modelo que es muy bueno, tanto que nos ha permitido reducir significativamente la pobreza, aumentar nuestra clase media y registrar un crecimiento económico sostenido durante varios años.

 

Los problemas no son del sistema, sino de quiénes lo han “manejado” mal y han cometido infracciones graves, como permitir que en su nombre se cometan abusos laborales, se evadan impuestos y no se cumpla la ley.

 

Las jóvenes generaciones quizás no lo saben y algunos mayores tal vez no recuerdan que el Producto Bruto Interno de nuestro país cayó 1% cada año entre 1981 y 1990. Recién a partir de 1991 se pudo revertir esta situación, y solo entre el 2001 y 2010 el PBI del Perú creció anualmente 5,6% para luego retroceder a un crecimiento de 4% por año.

 

Aun así, entre los años 2001 y 2019, el PBI peruano creció 145,8%, mientras la pobreza monetaria extrema pasó de 10,9 a 5,1 % entre los años 2008 y 2020.

 

Es más, según el Índice de Desarrollo Humano (IDH) del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), entre el 2010 y 2019, el país de la región con mayor avance fue el Perú, logrando pasar del puesto 92 al puesto 79.

 

Esto nos ha permitido ser considerados como el país con mayor Desarrollo Económico Alto en la región, superando a Colombia (83), Brasil (84), Ecuador (86), Paraguay (103), Bolivia (107) y Venezuela (113).

 

Entonces, no falló el modelo, fallaron las personas, las autoridades que tuvieron el poder en sus manos. Hubo gobiernos donde la pobreza se redujo drásticamente, hubo gobiernos donde el crecimiento económico fue espectacular.

 

No obstante, hubo un denominador común entre aquellos que tuvieron éxito en determinados campos y aquellos otros que no consiguieron nada: no se preocuparon porque los beneficios del crecimiento llegaran a todos los peruanos; no hubo un compromiso serio de ofrecer a todos nuestros compatriotas servicios tan básicos como la salud, la vivienda y la educación.

 

No hubo una visión de país que buscara el desarrollo de toda la nación. Más se concentraron en determinados sectores y en impulsar programas de ayuda social que, si bien resuelven problemas de forma coyuntural, no resuelven la raíz de toda la desigualdad que es estructural.

 

¿Esto supone, entonces, que necesitamos elegir mejor a nuestras autoridades?

Por supuesto. Y exigirles que rindan cuentas. Debemos evaluar a conciencia qué país queremos tener y dejar a nuestros hijos y a nuestros nietos. Debemos ser conscientes de que una nación no la construyen los otros; la hacemos todos desde nuestra posición. Hemos llegado al bicentenario de nuestra independencia como país divididos, enfrentados y hablando de lucha de clases.

 

No se trata de pobres contra ricos, de empresarios frente a trabajadores. Se trata de construir un país entre todos, pues todos somos necesarios. Nadie sobra. Pero es urgente también una reforma del Estado, un tema pendiente durante décadas.

 

Eso supone no solo respetar la meritocracia y profesionalizar a nuestros funcionarios públicos, sino también optimizar la gestión haciendo uso de las herramientas que la tecnología ofrece hoy en día. Es imprescindible una reforma del Estado que brinde eficiencia y calidad en la atención al ciudadano.

 

¿Por qué el Perú debe mantener un modelo de libre mercado?

Según el Banco Mundial (2013), el crecimiento económico en los países de América Latina y el Caribe explicó el 66% de la reducción de la pobreza y el 74% de la expansión de la clase media en la década del 2000. Solo en el caso de nuestro país, la pobreza pasó de representar el 42,5% de la población en 2008 al 20,2% en 2019, es decir, más de 5,4 millones de peruanos dejaron de ser pobres.

 

Hoy tenemos, de nuevo, que poner en marcha medidas que nos permitan reducir la pobreza, porque la crisis sanitaria actual la elevó hasta el 30,2% durante el 2020.

 

En materia de empleo, este modelo le ha permitido al Perú, durante el periodo 2005-2019, sumar cada año alrededor de 269.000 personas a la Población Económicamente Activa (PEA), a la vez que la población ocupada creció en 272.000 personas. De esta forma se redujo la tasa de desempleo de 5,4% en 2005 al 3,9% en 2019. No obstante, en 2020, como consecuencia de la crisis de la COVID-19, la tasa de desempleo se ha elevado hasta 7,4%.

 

Desde la CCL, consideramos que, para entrar de nuevo en esta dinámica positiva de crecimiento económico, reducción de la pobreza y generación de empleo, se requiere de un programa económico para el 2021-2026 que otorgue prioridad a cinco temas centrales: estabilidad macroeconómica, institucionalidad, inversión, productividad y exportaciones.

 

Los dos primeros son considerados los cimientos del crecimiento y los tres restantes son los motores del crecimiento sobre los cuales se puede aspirar a alcanzar tasas altas de manera sostenida.

 

¿Considera que la polarización que vive nuestro país persistirá luego del domingo 6 de junio?

Dependerá de nosotros. Si realmente somos conscientes de que luego de estas elecciones tan duras y tan polarizadas, necesitamos tener una visión común, no deberíamos seguir divididos. De lo contrario, seguiremos enfrentando el riesgo de perder todo lo que hemos avanzado.

 

Hay mucha crítica al modelo, pero pocos reconocen el esfuerzo que hemos hecho millones de peruanos durante 30 años para hacer que el país crezca. Los resultados positivos hay que defenderlos.

 

Una forma de defenderlos es siendo responsables y evaluar a conciencia a quién le entregamos nuestro voto. No podemos votar con rabia, cólera, revanchismo o antipatía; debemos evaluar quién ofrece planes y equipos serios de gobierno.

 

Sin embargo, se crítica mucho el rol pasivo que muchas veces asume el empresariado, cuando haría falta que se pronuncie rotundamente en defensa del sistema democrático, el modelo económico y en contra de candidaturas vinculadas a sectores extremistas y violentistas.

 

Los empresarios defendemos todo lo bueno que se ha conseguido en el país y criticamos y condenamos todo lo malo. Y por supuesto que defendemos la democracia. ¿Pero salir a los medios a hacerlo no hubiera dado lugar a que se nos hostilice y atribuya aportes a una determinada campaña? ¿No es eso lo que ocurrió con los carteles luminosos de un empresario que, haciendo uso de su libre expresión, dejó en claro que su opción no era una propuesta antidemocrática?

 

A los empresarios se nos acusa siempre de defender intereses propios, sin considerar que gremios como la CCL, con 133 años de vida institucional, no protegen a determinadas empresas, sino que preservan principios. De otro modo, la CCL no seguiría activa, no seguiría apoyando el desarrollo del país.

 

Nuestros principios son la defensa de la libertad, de la libre empresa, de la iniciativa privada, sea grande, mediana, pequeña o microempresa, sin distinción. Los empresarios nos la jugamos a diario por nuestro país, pagamos los impuestos con los que se financian las obras que benefician a la población, damos trabajo y bienestar a nuestros trabajadores y sus familias y realizamos, la mayor parte de las veces en silencio, campañas de ayuda social.

 

Lo hemos hecho y lo seguiremos haciendo, aún en las circunstancias más adversas. Aquí nos quedamos cuando el Perú enfrentó guerras externas, cuando fuimos víctimas de los arteros ataques del terrorismo, cuando la naturaleza nos castigó con toda su furia y ahora en medio de una pandemia global.

 

Estamos comprometidos con el presente y con el futuro de nuestro país, así como con nuestras tradiciones y nuestros antepasados. Y estamos como siempre listos para enfrentar a quien amenace el bienestar, el crecimiento y el desarrollo del Perú y de los peruanos. Siempre de pie.

 




Peter Anders: El futuro es hoy

Los próximos días son cruciales, decisivos para el futuro del país, pues este domingo debemos acudir una vez más a las urnas para decidir en manos de quién confiaremos el gobierno de nuestro Perú.

 

Es una decisión trascendental que debemos meditar con muchísimo cuidado, dejando de lado traumas, revanchismos, rencores o antipatías, pues lo que está en juego es el presente y futuro, no solo de nuestro país, sino esencialmente el de nuestros padres y hermanos, el de nuestros hijos y nietos, el de nuestra familia y, en definitiva, nuestro propio destino individual.

 

En las últimas semanas, la Cámara de Comercio de Lima emprendió una campaña sobre la importancia y la defensa de la libertad, poniendo énfasis en la trascendencia que esta tiene en nuestra vida cotidiana.

 

▶ Peter Anders: Institucionalidad

▶ Peter Anders: Los peruanos queremos propuestas serias

▶ Peter Anders: Pan para mayo

 

Hoy la libertad cobra un especial significado, especialmente en estos momentos, pues en otros países de la región, vecinos del Perú, se ha logrado imponer y se está pretendiendo imponer —por la fuerza del vandalismo y las protestas disfrazadas de reclamos ciudadanos— regímenes totalitarios que ambicionan implantar ideologías del pensamiento único, donde quien difiere es descalificado, agredido, humillado y perseguido.

 

Los que propugnan este tipo de regímenes son quienes pretenden ordenarnos, desde su ficticia autoridad moral y la mendaz altura intelectual que ellos mismo se han erigido, en qué debemos invertir, dónde y en qué debemos trabajar, qué productos debemos comprar o consumir y qué uso debemos dar al dinero que ganamos con el esfuerzo de nuestro trabajo.

 

No solo eso, sino que también ambicionan decidir el tipo de educación que debemos dar a nuestros hijos, en qué colegios deben estudiar, qué debemos decir, leer o publicar, qué debemos ver y oír en la radio y la televisión, de qué nos podemos reír y hasta si debemos tener un Dios en el cual creer y rezar.

 

Tengamos en cuenta que de nuestra decisión dependerá quiénes serán los responsables de conducir a nuestro país en esta hora tan difícil, en que se encuentra sumido en una aguda crisis sanitaria y económica, producto de uno de los peores y más negligentes manejos de la pandemia que se haya hecho en el mundo.

 

Todos somos testigos de sus resultados desgarradores: miles de muertos porque no recibieron la más mínima atención médica ni oxígeno, enfermos con efectos colaterales, y arrastrará de por vida centenares de grandes, medianas y pequeñas empresas quebradas y millones de desempleados y familias que han vuelto a caer en la extrema pobreza.

 

Y, por si fuera poco, tenemos latente la amenaza asesina y destructiva del terrorismo aliado del narcotráfico, que controla una extensa área de nuestro territorio, donde impone la muerte y el horror. En estas condiciones recibiremos el bicentenario de nuestra independencia, viviendo un calvario en lo que debería haber sido una celebración.

 

Frente a esta situación, lo responsable es optar por un gobierno que ofrezca un mínimo de condiciones y capacidad organizativa y profesional para enfrentar esta tragedia.

 

Pero, a la vez, que sea capaz de corregir todo aquello que no funciona del actual modelo económico, que elimine y sancione los abusos que se han cometido a su amparo, que haga que el crecimiento y especialmente el desarrollo y bienestar, lleguen a todos los peruanos.

 

Debemos entender ahora —porque tal vez no haya otra oportunidad—, que es imperioso reenfocar nuestro objetivo como país, para que no haya quienes se sientan excluidos del sistema, al punto de ser capaces de ponernos a todos al borde del abismo.

 

Esto nos lleva a dejar en claro que no podemos ni debemos optar o confiar en quienes han hecho de la improvisación, la incapacidad, las amenazas de perpetuarse en el poder, los chantajes confiscatorios, el divisionismo entre peruanos y de la venganza, su plan de gobierno.

 

No rehuyamos a nuestra obligación y derecho de elegir, es tiempo de dejar de lado la cómoda posición de dejar que sean otros los que decidan, de eludir nuestra responsabilidad. Nunca como antes ha estado tan en juego el futuro del Perú.

 

Está en nuestras manos evitar que tomemos un camino equivocado que nos llevará a más muertes, mayor ruina económica y pobreza, pues se trata de un camino del que no solo nos arrepentiremos nosotros sino también nuestras siguientes generaciones.

 

Recuperemos el optimismo y vayamos a votar; con fe, alegría y convicción, sabiendo que contribuiremos a que volvamos a ser un solo equipo que junto, unido, construya un mejor país con oportunidades para todos. Es hoy.

 

 

 

 

 

 

 




Peter Anders: Institucionalidad

Consolidar y garantizar la institucionalidad de nuestro país es una tarea urgente, aunque a veces no se tenga plena conciencia de su importancia.

 

Su ausencia y debilidad han quedado en evidencia en el último quinquenio, en el que registramos una sucesión de presidentes y gabinetes ministeriales producto de censuras, renuncias y vacancias, además de una cuestionable disolución del Congreso de la República, la prórroga forzada de la gestión de funcionarios y autoridades con el mandato vencido, y la destitución o designación de jueces y fiscales.

 

Esta situación ha convertido a nuestra democracia en un sistema débil, sin bases sólidas que le permitan defenderse ante cualquier aventura autoritaria o golpista, además de generar un clima de inestabilidad, inseguridad e incertidumbre.

 

▶ Peter Anders: Los peruanos queremos propuestas serias

▶ Peter Anders: Pan para mayo

▶ Peter Anders: Día del Trabajo

 

En ese sentido, preocupa que durante la presente campaña electoral en la que se definirá quién gobernará el Perú durante los próximos cinco años, lejos de plantearse el fortalecimiento de instituciones claves como el Banco Central de Reserva (BCR), el Tribunal Constitucional (TC) o la Defensoría del Pueblo (DP), se ofrezca disolverlas, atentar contra su autonomía o intervenirlas si no responden a “los intereses del pueblo”.

 

Pero no solo es contra ellas que se ha puesto la puntería, sino también contra la Autoridad de Transporte Urbano, la Superintendencia Nacional de Fiscalización Laboral, la Superintendencia Nacional de Educación, el Programa Nacional de Infraestructura Educativa, el Programa Nacional de Inversiones en Salud y el Proyecto Especial de Infraestructura de Transporte Descentralizado, entre otras.

 

En estos casos, resulta descabellado pretender prescindir de organismos cuyo principal objetivo es -precisamente- orientar los esfuerzos del Estado para ofrecer bienestar a la población, mediante la construcción de infraestructura educativa y de salud, optimizar la educación superior, desarrollar la conectividad del transporte y las comunicaciones, y la fiscalización laboral en un país donde el 75% de trabajadores son informales.

 

En resumen, se busca demoler todo lo que durante 30 años hemos construido –con aciertos y errores- para darle a nuestro país los fundamentos macroeconómicos y la paz social que nos convirtieron en lo que se denominó “el milagro peruano”.

 

Nadie duda que toda obra es perfectible y que las deficiencias, errores y excesos se deben corregir a todo nivel porque no hay “vacas sagradas”; pero muy diferente es decir todo está mal y comenzamos desde cero.

 

Enfocándonos en el TC, la DP y el BCR, llama la atención y debe provocar alarma que sean precisamente estas instituciones en las que no debería existir interferencia alguna del poder político, contra las que se haya dirigido el grueso de la artillería.

 

Sin embargo, se debe reconocer que, lamentablemente, una de ellas, que debería ser modelo estricto de cumplimiento de la ley y respeto del Estado de Derecho, se haya convertido en un botín que unos y otros se disputan para colocar o mantener allí como magistrados a quienes representan sus intereses personales o políticos.

 

Es el caso del TC, donde a pesar de que la mayoría de sus integrantes ha culminado en exceso el período para el que fueron elegidos, por arte de birlibirloque se mantienen en sus cargos.

 

Hemos visto que es tanto el interés por mantener el control sobre este organismo que el proceso constitucional para elegir a sus reemplazantes fue boicoteado mediante una rebuscada interpretación de denegación “fáctica” de confianza, que desencadenó en la disolución del Parlamento Nacional.

 

Similar situación ocurre en el Poder Judicial y la Fiscalía de la Nación, con la designación o destitución de jueces y fiscales, donde la mano del poder político ha sido más que evidente en los últimos años.

 

También en el Jurado Nacional de Elecciones, en el que mediante diferentes maniobras se ha impedido completar a sus miembros titulares, designando recién en los últimos días, en pleno proceso electoral, a un accesitario.

 

Es urgente enmendar esta situación, para que nuestras instituciones sean fieles defensoras de la ley, la Constitución y la democracia, para que nadie dude de sus resoluciones o sentencias.

 

Esto obliga a que la elección de sus integrantes sea por méritos propios, a fin de que quienes ocupen estos cargos no se sientan obligados a defender intereses ocultos o pagar favores en “gratitud” por su designación.

 

Este debe ser un compromiso que debemos exigir a nuestras actuales salientes autoridades, pero -sobre todo- a las que están por venir.

 




Peter Anders: Los peruanos queremos propuestas serias

Entramos a la recta final de la campaña electoral. Quedan solo tres semanas para que los peruanos decidamos en las urnas quiénes dirigirán las riendas del país en los próximos cinco años.

 

Sin duda, será un gran desafío para el nuevo gobierno llevar las riendas de un país con necesidades urgentes en lo que se refiere a la reactivación económica.

 

Al respecto, el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) reveló recientemente que la pobreza, a raíz de la pandemia de la COVID-19 que generó una caída económica histórica –comparable solo con los estragos que nos dejó la Guerra del Pacífico en el siglo XIX¬– y millones de personas desempleadas, afecta al 30% de la población en el Perú.

 

▶ Peter Anders: Pan para mayo

▶ Peter Anders: Día del Trabajo

▶ Peter Anders: Defensa de la libertad

 

Para lograr dicha reactivación, los eventuales gobiernos de Fuerza Popular o Perú Libre no solo deben impulsar la inversión pública y privada, sino gestionar la compra de millones de dosis de vacunas y la aplicación de las mismas a toda la población en el menor plazo posible, para así lograr que el círculo virtuoso que generan las diversas actividades económicas vuelva a girar progresivamente hasta llegar al 100% de operación.

 

El segundo gran desafío de la próxima administración consiste en cerrar brechas en infraestructura, salud y educación. Sin ello, como ya hemos manifestado anteriormente, el Perú está condenado al subdesarrollo. Hay que invertir en carreteras, telecomunicaciones, puertos y aeropuertos, para interconectar el país de manera tal que nos volvamos competitivos en el comercio internacional.

 

Esto porque no nos sirve de mucho contar con acuerdos comerciales bilaterales si tenemos altos costos logísticos internos debido a una mala conectividad. En educación y salud, hay que construir más colegios y hospitales y mejorar la calidad de enseñanza y atención ostensiblemente, así como la digitalización.

 

En ese sentido, la pandemia reveló, de forma cruel a los peruanos, las grandes carencias que tiene el país a través de decenas de miles de fallecidos y de niños sin acceso al internet y equipos informáticos para acceder a la educación remota.

 

El tercer gran reto en el quinquenio es lograr una adecuada lucha contra la corrupción y la delincuencia. Al respecto, el contralor de la República, Nelson Shack, advirtió hace unos meses que el Perú pierde cada año unos S/ 23.000 millones por corrupción e inconducta funcional.

 

En lo que se refiere a los costos de los robos, asaltos, violaciones, secuestros y homicidios, un informe del Banco Mundial (2017), advirtió que asciende a US$ 10.325 millones anuales, equivalentes al 2,77% del PBI.

 

Propuestas serias

 

Resolver estos grandes desafíos implican propuestas serias y concretas. Los candidatos Keiko Fujimori y Pedro Castillo han señalado que estas se encuentran en sus planes de gobierno.

 

Si bien, algunas de ellas se han mencionado en entrevistas en medios de comunicación y en el primer debate entre ambos, realizado el 1 de mayo pasado, los peruanos necesitamos escuchar detalladamente qué es lo que van a hacer al respecto de llegar a la presidencia, quiénes son los profesionales que integran los equipos para cada desafío y objetivos concretos al respecto en el corto, mediano y largo plazo.

 

Los peruanos estamos cansados de generalidades y que nos prometan el oro y el moro en cada elección para ganar votos. Hechos concretos y la promesa de mantener el modelo de libre mercado es lo que necesitamos.

 




Peter Anders: Pan para mayo

A través de una serie de leyes -que en algunos casos han sido observadas por el Poder Ejecutivo- el Congreso ha abierto las puertas para que los afiliados al Sistema Privado de Pensiones (SPP) puedan retirar –si lo desean- parte o la totalidad de sus fondos, de la misma forma que ahora también pueden hacerlo los trabajadores formales con su Compensación por Tiempo de Servicios (CTS).

 

El objetivo es apoyar a los miles de familias que debido a la pandemia del COVID-19 han perdido su trabajo y, por consiguiente, la fuente de ingresos con la que podían enfrentar gastos básicos como la alimentación, la vivienda, la salud o la educación. En otros casos, estos fondos les permiten cubrir el pago de deudas, como las de tarjetas de crédito o hipotecas, entre otros.

 

En principio, pareciera ser una medida razonable. No obstante, la gran interrogante es qué ocurrirá con quienes hoy hacen uso de estos fondos cuando en un futuro llegue la hora de su jubilación y no estén en condiciones de trabajar.

 

▶ Peter Anders: Día del Trabajo

▶ Peter Anders: Defensa de la libertad

▶ Peter Anders: Compromiso de todos

 

Como se sabe, tanto el SPP como la CTS son mecanismos de “ahorro forzoso” que obligan al titular a reservar un porcentaje de sus ingresos para cuando, sea por edad o desempleo, no cuenten con la posibilidad de trabajar.

 

Es probable que en el grupo que hoy retira sus fondos del SPP o de la CTS haya personas en edades todavía con capacidad de empleabilidad, pero también hay otro que ya no tendrá opciones de conseguir un trabajo en el futuro cercano que le permita contar con ahorros para su retiro. Un tercer grupo puede haber optado por usar este dinero en una inversión que le asegure contar con ingresos.

 

Veamos el caso de Chile, donde existen dos tipos de ayudas provenientes del Estado: La pensión básica solidaria y el aporte básico solidario, a través de las cuales se contribuye a incrementar las pensiones de jubilación de quienes no tienen ahorros previsionales o tienen pensiones muy bajas. Esto significa que existe un porcentaje del presupuesto público destinado a atender estos casos.

 

En el Perú el Estado ha demostrado ineficiencia en el manejo pensionario. La estatal Oficina de Normalización Previsional (ONP), en la que sus aportantes constituyen un fondo común, no ha sido capaz de generar ingresos razonables. Al contrario, existen jubilados que reciben pensiones inferiores al sueldo mínimo.

 

En el caso de las Administradoras Privadas de Fondos de Pensiones (AFP), donde cada aportante posee una cuenta individual de capitalización, son dos millones de personas –según señala el exministro de Economía y Finanzas David Tuesta- las que han retirado la totalidad de sus fondos, con lo cual ya se quedaron sin pensión de jubilación.

 

Si bien en un primer momento el hecho de que las personas cuenten con dinero puede impulsar el consumo y con ello dinamizar nuestra alicaída economía, lo cierto es que -a futuro- un porcentaje importante de estas mismas personas que se han gastado los recursos de sus AFP o CTS, van a buscar que sea el Estado el que atienda sus necesidades.

 

De ocurrir ello, el alcance de programas sociales como Pensión 65 deberá ampliarse, con lo cual el gasto público se irá incrementando sin que por este concepto se genere un ingreso que pueda sustentarlo.

 

Por ello, es preciso que quienes optan por el retiro de sus fondos de APF o de la CTS evalúen, en la medida de lo posible, el futuro que les espera y el horizonte laboral que tienen. De lo contrario, podrían verse como pensionistas de un Estado que hasta el momento no ha sabido cubrir una demanda tan vital, por lo que les espera un difícil porvenir.

 




Peter Anders: Día del Trabajo

La pandemia del COVID-19 sigue dejando a su paso la estela no solo de una deficiente infraestructura administrativa y sanitaria incapaz de enfrentarla, sino también de una profunda crisis económica que desde el primer día implicó un duro golpe al empleo en nuestro país, donde el 75% de la fuerza laboral es informal.

 

Hasta el momento, más de 2 millones 180 mil peruanos han perdido su trabajo –tanto formal como informal- y con ello la fuente de ingresos con la que garantizaban a sus familias ya no solo un mínimo de bienestar, sino el acceso a servicios tan básicos como el agua, la electricidad, una vivienda, la salud e incluso la educación.

 

Desde el primer momento en que se decretó la severa cuarentena el 16 de marzo del 2020, la Cámara de Comercio de Lima (CCL) propuso formar un grupo de coordinación entre los sectores público y privado con la finalidad de elaborar una estrategia para enfrentar la crisis económica que se veía venir al cerrarse todas las actividades productivas y de servicios, que también incluyera un plan para restablecer las condiciones para recuperar los puestos de trabajo perdidos.

 

Peter Anders: Defensa de la libertad

▶ Peter Anders: Compromiso de todos

▶ Peter Anders: Segunda vuelta

 

A más de un año de lo ocurrido, no hubo de parte del gobierno anterior y no existe de parte del actual gobierno transitorio, ningún tipo de propuesta. Ni para enfrentar las graves deficiencias en materia de salud, ni para dinamizar la economía y mucho menos para generar empleo.

 

No puede ser menos irónico que iniciemos un mes en el que conmemoramos el Día del Trabajo, en esta situación. Y no puede ser que excusándose en que estamos en la segunda vuelta de un proceso electoral, el actual gobierno provisional eluda esta responsabilidad, pues aún le quedan tres largos meses de gestión para -precisamente- trabajar en esta materia.

 

Pero corresponde también a los candidatos, el señor Pedro Castillo y la señora Keiko Fujimori, precisar en detalle qué es lo que plantean hacer a partir del 28 de julio, cuando uno de ellos asuma la Presidencia de la República, para recuperar los puestos de trabajo que tanto necesitan los peruanos y ahora -además- la gran cantidad de migrantes que han llegado a nuestro país huyendo de un régimen dictatorial que los sumió en la indigencia y recortó sus libertades.

 

Anuncios como la “nacionalización” de empresas, renegociación forzada de contratos, aplicación de impuestos sin criterio técnico y la disolución de instituciones constitucionales; o promesas de repartir dinero a diestra y siniestra o incrementar presupuestos en modo farra fiscal, no contribuyen a generar la confianza y estabilidad requeridas para alentar las inversiones privadas a través de las cuales se crean puestos de trabajo y se incentiva el consumo y la demanda, que son el a, b, c para echar a andar cualquier economía.

 

Llama la atención que hasta ahora haya quienes no entiendan que sin inversión privada –que explica el 80% de toda la inversión en el país- y sin empresas libres de contratar, operar y planificar, no hay posibilidad de crear trabajo.

 

El empleo que nuestro país tiene y tuvo se debe en gran medida al sector privado. Solo el año pasado la inversión privada representó el 17,2% del Producto Bruto Interno (PBI), mientras que la inversión pública apenas significó el 4%.

 

Es la inversión privada la que genera la mayor cantidad de empleo formal y de calidad de nuestro país. A ella se suma el sector informal, que también fruto de iniciativas privadas, da trabajo y recursos a millones de familias, aunque en condiciones precarias donde la incertidumbre es pan de todos los días.

 

Tengamos en cuenta esta situación este 6 de junio cuando nuevamente acudamos a las urnas a elegir a quién confiaremos el destino de nuestro país.




Peter Anders juramentó como presidente de la CCL

Peter Anders Moores juramentó como presidente reelecto de la Cámara de Comercio de Lima (CCL) para el periodo 2021- 2022.

 

Durante la ceremonia, realizada el 22 de abril en la sede principal de la CCL y bajo estricto cumplimiento del protocolo de seguridad sanitario, el presidente Anders Moores tomó juramento a Alberto Ego-Aguirre Yáñez y Guillermo Grellaud Guzmán, como primer y segundo vicepresidente de la institución, respectivamente, y a los nuevos integrantes del Consejo Directivo, que acompañarán a Anders en su gestión.

 

Cabe señalar que las elecciones generales se llevaron a cabo el 15 de abril; en tanto los procesos electorales de los gremios de la CCL se realizaron entre el 5 y 9 de abril en colaboración con todos los asociados.

 

Durante su discurso, el presidente de la CCL señaló que su reelección significa un voto de confianza a una gestión que tiene como objetivo seguir trabajando para una institución centenaria, que continuará liderando los esfuerzos de un sector empresarial comprometido con el desarrollo del Perú.

 

“La CCL está intrínsecamente ligada a la historia de nuestro país. Surgió como respuesta a una severa crisis que afectaba al Perú y como tal, impulsó la actividad empresarial como una forma de crecimiento económico, generación de empleo y, por ende, bienestar de todos los peruanos”, explicó.

 

Anders señaló que actualmente se está enfrentado una nueva crisis considerada por muchos como la más grave de la historia del Perú. Una emergencia sanitaria y económica que golpean con dureza a todos sin excepción.

 

“Ha pasado más de un año lamentablemente, nuestras sucesivas autoridades no han demostrado tener la capacidad suficiente para enfrentar esta situación, sino que, por el contrario, en algunos casos han contribuido a profundizarla”, precisó.

 

Frente a ello, destacó que ha sido el sector privado el que, una vez más, ha asumido un rol preponderante en defensa de la vida, la salud y el bienestar de los peruanos.

 

“En el caso de la CCL, hemos desplegado nuestro máximo esfuerzo para formular propuestas que hagan posible que miles de empresas y emprendimientos subsistan, para conservar millones de puestos de trabajo y a la vez reactivar nuestra economía”, subrayó.

 

Trabajo de los gremios

 

Asimismo, Anders Moores señaló que los presidentes de los 16 gremios, que representan a diversos sectores comerciales y productivos de todo el país, han dedicado horas de trabajo y esfuerzo para atender a sus asociados, para recoger sus angustias y preocupaciones, esquematizarlas, formular propuestas de solución y canalizarlas a las máximas autoridades del Gobierno.

 

“A la vez, han puesto estos temas en agenda de la opinión pública a través de los medios de comunicación. Una muestra de ello fue la decisión del Gobierno de ampliar los plazos de pago de los créditos del Programa Reactiva Perú y la suspensión y reducción de los pagos a cuenta del Impuesto a la Renta por el periodo 2020”, agregó.

 

A nivel interno, refirió que la CCL sigue comprometida a mejorar la atención a sus asociados. Dijo que se trata de un esfuerzo continuo para proveerles servicios que contribuyan a su reinvención, a su adecuación a esta nueva normalidad y a una nueva forma de hacer negocios para enfrentar la crisis.

 

En esa misma línea, aseguró que se ha mejorado el nivel de eficiencia de la institución, reforzando la digitalización de los procesos y logrando mejores resultados con el trabajo a distancia. “A nivel de gremios, se creó el de Educación, cuya labor está orientada a trabajar en la mejora de este sector tan sensible para la sociedad”, apuntó.

 

Contexto político de riesgo

 

Anders afirmó que, en medio del contexto político, la CCL organizó una exposición para conocer los planteamientos en materia de salud y economía de las 23 agrupaciones que participaron en las elecciones de abril. “Esfuerzos como estos seguirán haciéndose en mi gestión, la cual, sin embargo, enfrenta un nuevo escenario que supone un grave riesgo: la elección del presidente de la República”, indicó.

 

Explicó que entramos a una segunda vuelta en la que se tiene el riesgo de perder gran parte de las libertades económicas de las que se goza desde hace más de 30 años y que, a pesar de no haber sido todo lo perfectas que se hubieran deseado, han permitido a millones de peruanos superar la pobreza y aspirar a un futuro mejor.

 

“El 6 de junio debemos elegir entre una opción que, si bien puede ser cuestionada por algunos sectores, defiende este modelo económico. La otra es, según su ideario y plan de gobierno, absolutamente totalitaria, renuente a la inversión privada y, sobre todo, convencida de que el Estado debe hacer y decidir sobre nuestras vidas”, apuntó.

 

En ese contexto, aseguró que la responsabilidad de la CCL es defender el modelo económico que ha traído bienestar al Perú; no solo en la reducción de la pobreza sino también en el crecimiento de la clase media, diversificación de la producción y el impulso de las exportaciones.




Peter Anders: Defensa de la libertad

Uno de los planteamientos más recurrentes de la izquierda peruana en los últimos años, y especialmente durante el actual proceso electoral, es el cambio total de la actual Constitución Política. Siguiendo este comportamiento, la agrupación Perú Libre, que disputará la segunda vuelta con el Partido Fuerza Popular, ha reafirmado esta postura a través de sus voceros más radicales.

 

Una de las razones que argumentan es que el actual modelo económico allí establecido, no ha permitido mejorar la calidad de vida de todos los peruanos.

 

Ante esta afirmación cabe preguntarse si un cambio como el que se plantea, a través de una Asamblea Constituyente de dudosa legalidad, es realmente urgente en medio de la actual crisis sanitaria y económica en que nos ha sumido la pandemia del coronavirus, la cual hasta la fecha ha provocado la muerte de un promedio diario de 400 personas y ha dejado a por lo menos dos millones 188 mil desempleados. Esto sin contar los miles de empresas quebradas y las familias que han vuelto a caer en la pobreza y la pobreza extrema.

 

Peter Anders: Compromiso de todos

Peter Anders: Segunda vuelta

▶ Peter Anders: El gran show

 

Lo siguiente es determinar si realmente la Constitución vigente es la causa de que no haya un crecimiento equitativo y no se ejecuten las obras que la gente necesita, o si por el contrario el origen son autoridades y funcionarios incapaces e ineficientes, o lo que es peor, muchas veces corruptos.

 

Lo que debe entenderse es que una Constitución no es una fórmula mágica en la que se enumere una serie de elementos que, combinados, resuelven o desaparecen de la noche a la mañana todos los problemas.

 

Por el contrario, lo que hace una Constitución es compendiar principios generales para alcanzar metas de desarrollo y bienestar común, garantizando la democracia y por ende el pleno ejercicio de libertades y derechos como los de la salud, el trabajo, la educación, el acceso a una justicia imparcial, la expresión del pensamiento, a invertir y a hacer empresa, entre otros, dentro de un marco de predictibilidad y estabilidad que garanticen una convivencia civilizada.

 

Esto no significa que la Constitución no sea susceptible de ser mejorada o actualizada en el tiempo, para estar a tono, por ejemplo, con las nuevas tecnologías que presentan una nueva realidad muy distinta a la de no hace mucho.

 

Pero es la propia Constitución la que establece los mecanismos para su reformulación, permitiendo ejercer un control del poder político y el respeto y participación de todas las corrientes de opinión legítimamente representadas dentro de una coexistencia democrática, de modo que los cambios que se hagan no sean fruto de la imposición de algunos “iluminados” o “notables”.

 

Repito: si hoy nuestro país, sobre todo a causa de la pandemia mundial, no cuenta con servicios básicos que permitan la defensa de la vida y la salud de millones de peruanos, no es por culpa de la Constitución, sino por causa de un Estado fallido que, pese a sucesivos gobiernos, no ha podido hacer buen uso de todos los recursos que el marco constitucional vigente desde hace 30 años, permitió generar.

 

Abolir la actual Constitución no va a solucionar los graves problemas de nuestro país. Solo ahondará más la crisis porque sumará a lo anterior una profunda inestabilidad política y social, además de desconfianza.

 

Además, agudizará los enfrentamientos entre peruanos pues como han anunciado los líderes y congresistas electos de Perú Libre, la nueva Constitución que pretenden sería producto de un golpe de Estado que perpetrarían -de darse el caso- a los seis meses de haber asumido el gobierno. Es decir que para ellos la democracia no es más que un medio para destruir a la propia democracia.

 

Que no quepa duda que este “nuevo orden” constitucional -tal como ha ocurrido en países como Cuba, Venezuela, Nicaragua o Bolivia- les permitiría imponer una pseudo legitimidad a través de la cual se mantendrían en el poder, en una “dictadura perfecta” basada en falsos asambleísmos donde se coacte todas las libertades, permitiéndoles imponer su pensamiento único para intervenir y decidir sobre nuestras vidas, diciéndonos qué hacer, a dónde viajar, qué leer, qué ver en la televisión, dónde invertir, dónde trabajar, qué producir y hasta dónde y cómo educar a nuestros hijos.

 

Gran parte de esa visión distorsionada proviene de la falta de institucionalidad que nos caracteriza como país, de nuestra democracia imperfecta donde algunos sectores que se auto erigen como “reserva moral”, no aceptan opiniones diferentes a las suyas ni entienden que el otro tiene derecho a pensar distinto o discrepar.

 

Hoy vivimos las consecuencias de este correctismo político que nos ha llevado a enfrentar a quienes se creen con derecho de obligar a los demás a pensar como ellos. No debemos permitirlo. No vamos a permitirlo.

 




Peter Anders: «La CCL ha defendido y seguirá defendiendo la libertad económica»

En este segundo año de pandemia, ¿qué retos supone este nuevo liderazgo del gremio?

Al asumir la presidencia en octubre del año pasado recalqué el trabajo de defender los principios de nuestra institución enfocados en la iniciativa empresarial, el respeto a la institucionalidad y la democracia, y el cumplimiento de las leyes y, en ese sentido, promover la reactivación de todos los sectores de la economía para salir de esta crisis. Me reafirmo en ello.

 

Tras una severa cuarentena y en plena segunda ola de la pandemia, el gran reto es que, tanto el sector público como privado, sigamos uniendo esfuerzos y nos comprometamos en trabajar con responsabilidad para reactivar la economía, preservando ante todo la salud de los peruanos.

 

Nuestro gremio cumple esta semana 133 años de historia y vida institucional y en todos estos años los empresarios peruanos jamás nos hemos rendido, sino que hemos sabido sobrellevar las crisis. De esta manera, la CCL continúa siendo un importante referente de la actividad empresarial del Perú.

 

▶ Marcos De Freitas: “Las empresas deben apoyarse en la tecnología contra la pandemia”

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A nivel interno, el trabajo será seguir impulsando la digitalización de todos nuestros servicios para lograr que el gremio también destaque en innovación, adecuación y resiliencia en esta nueva normalidad, que lo amerita. En los últimos meses, nuestro trabajo se ha orientado a dialogar mucho más con nuestros gremios y asociados para ir defiendo el apoyo que requiere de nuestra Cámara. El contexto actual conlleva cambios en la CCL y en cada asociado y gremio, de modo que era necesario un mayor acercamiento.

 

¿Cuál es su evaluación sobre estos primeros 12 meses de crisis?

A un año desde que la pandemia llegó al país, las autoridades han hecho poco o nada para mejorar nuestro deplorable sistema de salud pública. Las continuas crisis políticas y sociales durante el año pasado y el inicio de este tampoco han ayudado a mejorar la situación, sino que ahora nos encontramos en el pico de la segunda ola del coronavirus.

 

Si bien hemos crecido económicamente durante 30 años, la COVID-19 desnudó nuestras graves falencias en servicios de salud y educación. Asimismo, agudizó la desigualdad en todo el país, pues los recursos no se han distribuido de manera equitativa en las regiones. Muchas de ellas tienen severas deficiencias de infraestructura hospitalaria para atender desde la primera línea.

 

En similar situación están los cuidados intensivos por la escasez de camas y de oxígeno medicinal. A ello le sigue el aún tardío y lento proceso de vacunación. Hasta la fecha ya han fallecido más de 55.000 peruanos y apenas se han vacunado cerca de 670.000.

 

La Cámara ha sido muy crítica al respecto, sobre todo para que se permita a las empresas privadas participar en el proceso de vacunación. Nosotros planteamos varias posibilidades para esta colaboración, como permitir que las empresas compren directamente las vacunas para aplicarlas gratuitamente a sus trabajadores y ofrecerlas a sus familiares; o que las cadenas de farmacias, clínicas o laboratorios puedan aplicarlas a quien desee pagar por ellas. Seguimos insistiendo en ello.

 

De otro lado, según cifras del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), el PBI cayó 11,2% y se perdieron 2,5 millones de empleos en el 2020, justamente por las medidas de confinamiento a raíz de esta emergencia sanitaria.

 

Todavía no se revierte dicha caída, pues solo en enero el PBI cayó 0,98% y en febrero fue aún peor, con -4,18%. El efecto fue tal que, al cierre del 2020, 45.467 empresas tuvieron que cerrar, y el número de empresas existentes en el Perú ascendió a 2,7 millones, desacelerando su dinamismo tras crecer solo 1,6% respecto al 2019; según nuestro Instituto de Economía y Desarrollo Empresarial (IEDEP).

 

Lo cual refleja que, pese a un año de crisis, los empresarios han sabido emprender y reinventarse. Para este resultado, fue de gran ayuda el Programa Reactiva Perú, por ello saludamos también la ampliación del periodo de gracia.

 

¿Que podría hacer el Ejecutivo en los meses que le quedan?

Nuestro país necesita recuperar la estabilidad social, política y económica para enfrentar la pandemia. Los esfuerzos deben continuar orientándose a mejorar los servicios de salud, el número de camas UCI, plantas de oxígeno y equipamiento médico, así como proteger a todos los que están en la primera línea de lucha contra la COVID-19.

 

Asimismo, un hecho sumamente importante es que el Estado garantice, tal como prometió, la vacunación de la mayor parte de la población –evitando los fatídicos actos de corrupción que se han visto en los últimos meses–, cerrando los contratos necesarios con los laboratorios y permitiendo la participación del sector privado en dicho proceso.

 

A nivel económico, ya no queremos más bonos, solo necesitamos que se nos deje trabajar, cumpliendo protocolos y siendo fiscalizados. Pero también se debe pensar en un programa concreto de reactivación por sectores para generar empleo lo más antes posible.

 

De otro lado, corresponde –en los pocos meses que le quedan al actual Gobierno y al siguiente mandatario– priorizar la educación de todos nuestros niños y jóvenes peruanos. Por tanto, es importante rescatar a la educación peruana del olvido, la corrupción e ideologías que le impiden mejorar su calidad e infraestructura.

 

Esta tarea también le compete al sector privado, que se ha visto afectado durante el confinamiento y se esfuerza por ofrecer el servicio educativo, pero necesita de impulso para no quebrar.

 

¿Qué opina sobre cómo se llevó a cabo el último proceso electoral?

Como lo hemos venido señalando anteriormente, esperábamos que el proceso electoral se enfoque en la manera de enfrentar seriamente esta emergencia sanitaria, a través de propuestas de gobierno factibles, pero, por el contrario, tal como quedó evidenciado en los debates del Jurado Nacional de Elecciones (JNE), terminó convirtiéndose en una oportunidad perdida para la exposición profunda de planes que necesita nuestro país para salir de la crisis.

 

Ante ello, de cara a la segunda vuelta, lo primero que se necesitaría sería corregir la organización del proceso para evitar lo que sucedió el pasado domingo debido a la ausencia de los miembros de mesa y del material electoral en muchos locales de votación. Creo que ahora, con mucha más razón, urge que la votación sea con el pleno conocimiento de lo que cada candidato ofrece para superar la emergencia sanitaria, económica y política.

 

¿Cuál es su reflexión sobre el próximo Congreso que tendremos y los candidatos que pasan a segunda vuelta?

No cabe duda que el excesivo número de candidatos y partidos políticos terminaron por confundir a la población y dividir el voto con los resultados que ahora vemos: un Congreso totalmente fraccionado.

 

La elección presidencial es un punto aparte, pues con el pase a segunda vuelta de los candidatos Pedro Castillo y Keiko Fujimori queda al descubierto que un importante porcentaje de compatriotas considera necesario implementar reformas estructurales para que el crecimiento experimentado por el Perú en las últimas décadas, se traduzca en permitir a todos el acceso al desarrollo, bienestar, salud y seguridad.

 

La insatisfacción de un gran grupo de peruanos debe hacernos reflexionar que, si bien es importante fomentar las inversiones privadas y la creación de empleo, también lo es disminuir el nivel de pobreza en nuestro país, que aumentó el año pasado por la crisis generada por la pandemia de la COVID-19, y solo se puede lograr esa reducción generando un ambiente de estabilidad política y social, y debe ir de la mano con un Estado que sea capaz de administrar de forma eficiente los recursos generados.

 

¿Cuál es la posición del gremio al respecto?

La próxima elección demanda de cada uno de nosotros y de los dos candidatos que han tenido la mayor cantidad de votos, una gran responsabilidad. Creo que no debemos permitir que los odios y las divisiones entre peruanos prevalezcan en esta última parte del proceso electoral.

 

La posición de la CCL es un voto con conciencia, fe y esperanza de que, en vista de cumplir 200 años de independencia, los peruanos podemos continuar superando las adversidades. Nuestra libertad en el presente y el futuro está en juego, y nuestro gremio siempre ha defendido y seguirá defendiendo la libertad económica.

 

Así, desde la CCL ofrecemos a ambos candidatos un espacio donde debatir con altura y profundidad sobre el país que proponen construir, sobre la forma cómo piensan reconstruir el sistema de salud, la educación y la economía. Esto es lo sustantivo para nosotros los electores, porque no solo se trata de nuestro presente, sino también del futuro de nuestros hijos, de lo que nosotros queremos dejarles como país. Nuestros jóvenes merecen desarrollarse en un mundo con oportunidades.

 

Ante este escenario adverso, ¿qué se proyecta para la economía peruana este año?

Por los primeros resultados de este año, uno de los rubros importantes en la economía es el consumo privado, que representa el 65% del PBI, este mostraría un leve crecimiento de 0,9% en el primer trimestre y se incrementaría 8,6% este 2021, según estimaciones del IEDEP.

 

Esto se debería a la recuperación paulatina del empleo formal, la reanudación parcial de actividades y la mayor confianza de los consumidores. Para el resto del año la demanda interna continuará recuperándose y cerraría el 2021 en 8,3% si hay mayor inversión pública y privada, y un mejor desempeño de los sectores construcción, manufactura y minería, que han seguido operando en lo que va del año.

 

Acabado el proceso de elecciones presidenciales y dependiendo de los resultados, se debe recuperar el tamaño de la clase media, que es un determinante fundamental del consumo privado.

 

De igual manera, el IEDEP destaca que todos los sectores económicos revertirían su caída para este año y crecerían los rubros agropecuario (+3,9%), pesca (+11,6%), minería e hidrocarburos (+10,4%), manufactura (+13,4%), construcción (+19,4%), comercio (+12,9%) y servicios (+8,6%), entre otros. Finalmente, el PBI de nuestro país ascendería 8,9%.

 

¿En qué se debería enfocar el próximo Gobierno desde este 28 de julio para combatir la pandemia y salir de la crisis?

Como ya lo decía, primero en promover la vacunación de toda la población y para ello, desde la CCL, el sector privado ha manifestado su disposición para ayudar a que dicho proceso se realiza de la manera más rápida y efectiva posible, para su aplicación masiva en todo el país.

 

Urge mejorar nuestro insuficiente sistema de salud pública también. Además, el próximo Gobierno debe buscar promover la reanudación plena de la economía, sin descuidar los protocolos de seguridad, y con acciones que contribuyan a la recuperación de todas las actividades productivas.

 

 




Peter Anders fue reelegido presidente de la CCL

La Cámara de Comercio de Lima (CCL), gremio empresarial que agrupa a más de 15.000 asociados, reeligió, en una Asamblea General Ordinaria, a Peter Anders Moores como presidente de la institución para el periodo 2021 – 2022. Lo acompañan Alberto EgoAguirre Yáñez y Guillermo Grellaud Guzmán, como primer y segundo vicepresidente, respectivamente.

 

Asimismo, integran el nuevo Comité Ejecutivo Antonio Gnaegi Urriola, como tesorero; Juan Antonio Morales Bermúdez, Sandro Gustavo Fuentes Acurio, Félix José Yapur Nakhoul y Roberto Eudoro Hoyle Mc Callum como vocales; y Yolanda Torriani como past president de la CCL.

 

Nuevo Consejo Directivo

 

Por su parte, el nuevo Consejo Directivo de la Cámara de Comercio de Lima está integrado por Alfieri Peirano Torriani, Américo José Farfán Ortiz, Beatriz Regina Alva Hart, Carlos Fernando Javier Butrón Fernández, Claudia María Roca Fernández, David Olano Haeussler, Dolores Inés Guevara Pasache De Lavalle, Eduardo José Laos De Lama, Enrique Sandro Stapleton Ponce, y Eric Siekmann Quevedo.

 

Erika Patricia Cavero Paz, Geri Mangone Castillo, Joaquín Otero Sahurie, Jorge Carlos Lira De Las Casas, José Antonio Julio Ernesto Casas Delgado, Luis Guillermo Marroquín Postigo, Gabriela Fiorini Travi, Mauricio Salgado Gerbi, Miguel Honores Medina, Omar Cárdenas Martínez, Patrick Feldman Eskenazi, Percy Javier Krapp Ipince y Víctor Arturo Bermeo Rodríguez. La juramentación del nuevo Consejo Directivo se realizará este jueves 22 de abril en una ceremonia especial.

 

Trayectoria Empresarial

 

Peter Anders Moores, empresario del sector químico, fue elegido presidente de la CCL en octubre del año pasado, sucediendo en el cargo a Yolanda Torriani. Asimismo, dirigió el gremio empresarial durante los años 2008 y 2009. Ha desempeñado el cargo de director de la institución en dos periodos. También fue presidente de Perucámaras entre los años 2012 y 2017.

 

Anders realizó estudios de química analítica en la Escuela de Ingeniería de Isny (Alemania) y obtuvo el grado de Ingeniero de Procesos Industriales en la Facchhochschule de Berlín. Actualmente se desempeña como director-gerente general en Anders Perú y es director de las sucursales de dicha empresa en Bolivia, Ecuador y Guatemala.

 

Proceso electoral 2021

 

El proceso electoral de la CCL se realizó en estricto cumplimiento del protocolo de seguridad correspondiente, acorde con las normas sanitarias dictadas por el Ministerio de Salud en el marco del Estado de Emergencia decretado por el Gobierno para contrarrestar el avance de la COVID-19.

 

Cabe mencionar que el Comité Electoral que realizó el proceso para elegir al nuevo Consejo Directivo fue presidido por José Armando Hopkins Larrea y lo integraron Alexander Benjamín Gleiser Schreiber, Marina Aurora Bustamante Méjico, Hansel Arturo Bieberach Ugaz, Jorge Alberto Ochoa Garmendia, Alejandro Stefan Furman Goldstein, Henri Le Bienvenu Mercado y Ronald Pinto De la Sota Silva.

 

Desde su fundación y frente a la pandemia, la CCL se ha constituido como un importante referente empresarial en nuestro país demostrando ser una institución sólida, crítica y defensora de los principios constitucionales, democráticos y de ética profesional.




Peter Anders es reelegido presidente de la CCL

La Cámara de Comercio de Lima (CCL), que agrupa a más de 15 mil asociados, reeligió por unanimidad al empresario Peter Anders Moores como presidente de la institución para el periodo 2021-2022.

 

En la Asamblea General Ordinaria, realizada el jueves 15 de abril, también se eligió a los miembros del Consejo Directivo. De esta manera, lo acompañan Alberto Ego-Aguirre, como primer vicepresidente, y Guillermo Grellaud, como segundo vicepresidente.

 

Anders Moores, empresario del sector químico, fue elegido presidente de la CCL en octubre del año pasado, sucediendo en el cargo a Yolanda Torriani. Asimismo, Anders dirigió el gremio empresarial durante los años 2008 y 2009. Y ha desempeñado el cargo de director de la institución en dos periodos. También fue presidente de Perucámaras entre los años 2012 y 2017.

 

Realizó estudios de Química Analítica en la Escuela de Ingeniería de Isny (Alemania) y obtuvo el grado de Ingeniero de Procesos Industriales en la Facchhochschule de Berlín. Actualmente se desempeña como director-gerente general en Química Anders y director de las sucursales en Bolivia, Ecuador y Guatemala.

 

En aplicación de las normas excepcionales por el estado de emergencia nacional, se llevó a cabo el proceso de elección de conformidad y cumpliendo con todas las leyes y reglamentos aplicables a la materia.

 

La juramentación del nuevo Consejo Directivo de la CCL se realizará el jueves 22 de abril, en una ceremonia especial.




Peter Anders: Segunda vuelta

Conocidos los resultados preliminares de las elecciones generales realizadas este domingo, queda esperar con paciencia y prudencia las cifras oficiales que emitirá la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE), pues de lo que no queda duda es que dentro de poco más de un mes, los peruanos volveremos a las urnas para decidir quién gobernará nuestro país en los próximos cinco años.

 

De la elección de ayer y de los candidatos presidenciales que alcanzaron los primeros lugares, una primera conclusión podría ser que un importante porcentaje de compatriotas considera necesario implementar reajustes que posibiliten que el crecimiento experimentado por el Perú en las últimas décadas, no sea solo una fría cifra estadística, sino que se traduzca en desarrollo, bienestar y seguridad para todos.

 

La pandemia del coronavirus, que con tanta violencia y dolor azota nuestro país, ha desnudado crudamente esta necesidad. Ya habrá tiempo para un análisis más profundo.

 

Peter Anders: El gran show

▶ Peter Anders: Seámoslo siempre

▶ Peter Anders: Señor Presidente, defendamos el estado de derecho

 

Mientras tanto, de cara a esta elección definitiva, resulta imprescindible enmendar la serie de errores y horrores cometidos antes y durante la primera jornada electoral, a fin de que la segunda vuelta se desarrolle cumpliendo estándares mínimos de eficiencia y que la votación sea fruto de un conocimiento pleno de lo que cada candidato ofrece para superar la actual emergencia sanitaria, económica y política.

 

Lo primero a corregir por parte de las autoridades electorales es la organización del proceso en sí, pues resulta inaceptable y debería ser objeto de determinación de responsabilidades y sanción, el maltrato que se infringió a millones de ciudadanos, principalmente adultos mayores, que debieron esperar varias horas de pie, bajo la inclemencia del frío, la lluvia o el calor, a que se instalen las mesas de sufragio; sea por ausencia de los miembros de las mismas o del material electoral completo.

 

Sobre la falta de los miembros de mesa no cabe achacarles a ellos toda la responsabilidad, pues gran parte de ella corresponde al gobierno que en un principio garantizó que los vacunaría para no exponerlos a ser contagiados por el coronavirus.

 

Sin embargo, la ineficiencia para concretar la compra de vacunas suficientes hizo que se descartara esta posibilidad, dejando a su suerte a quienes habían sido sorteados para ocupar esta función. ¿Quién podría acusarlos de no querer exponerse a ser víctimas de una enfermedad que podría costarles no solo su vida sino también las de sus familias?

 

Pero aún bajo estas condiciones, muchos miembros de mesa y otros tantos voluntarios que asumieron el papel de los ausentes, aceptaron correrse el riesgo por el país y sacar –gracias a ellos- adelante la elección.

 

Otro aspecto crucial es mejorar el denominado “debate” que organiza el Jurado Nacional de Elecciones (JNE) entre los candidatos, el cual, como afirmamos la semana pasada, parece más el formato de un talk show.

 

Corresponde a los colegios profesionales, gremios empresariales y universidades, entre otras instituciones, asumir con seriedad y responsabilidad la tarea de organizar y promover eventos en los que los jefes de planes de gobierno y especialistas de cada una de las agrupaciones que disputará el balotaje, no solo presenten sus propuestas, sino que también las sustenten y respondan las inquietudes que se les formule.

 

El Perú atraviesa uno de los peores momentos de su historia. Miles de peruanos han muerto, otros tantos han sufrido un grave deterioro de su salud. Millones han perdido su trabajo o han dejado de estudiar y cada día quiebran más empresas.

 

La elección que se avecina demanda de cada uno de nosotros y de los dos candidatos que han sido favorecidos con el apoyo popular, una gran responsabilidad.

 

No podemos volver a caer en la perversa disyuntiva de no votar por alguien, sino más bien contra alguien. No debemos volver a dejar que quienes siembran odios y divisiones entre peruanos se salgan con la suya.

 

Votemos en esta segunda vuelta con conciencia, con fe y esperanza de que como lo hemos hecho desde hace 200 años, los peruanos sabremos unirnos para superar las adversidades. Nuestro futuro está en juego; y no es un juego.




Peter Anders: El gran show

La emergencia sanitaria y la crisis económica que desde hace más de un año agobian a nuestro país, suponían que el proceso electoral que se avecina debería enfocarse en la manera de enfrentar seriamente esta situación, a través de propuestas de gobierno factibles que permitan superar este escenario tan grave, que tantas vidas cuesta.

 

Sin embargo, ha sido todo lo contrario. No solo por el excesivo número de candidatos que se consideran llamados a gobernar nuestro país, sino también por la formulación de promesas carentes de toda seriedad, por ejemplo, para tratar la pandemia del coronavirus.

 

Así, tenemos candidatos presidenciales que, sin ningún aval médico o científico, son capaces de sugerir que se beba alcohol, ingiera sal o tome infusiones de hierbas silvestres para curarse de esta mortal enfermedad.

 

Peter Anders: Seámoslo siempre

▶ Peter Anders: Señor Presidente, defendamos el estado de derecho

▶ Peter Anders: Populismo, elecciones y salud

 

En materia económica y la posibilidad de recuperar el empleo y bienestar de la población, tampoco se han quedado atrás. Ideas trasnochadas como el reparto indiscriminado de dinero, compra de deudas y otorgamiento de subsidios, la ejecución de obras elefantiásicas y la creación de puestos de trabajo al por mayor, sin tener idea de cómo se financiarán o ejecutarán, han sido el amargo pan de cada día.

 

Lamentablemente, a esta situación no solo han contribuido los candidatos sino también las autoridades electorales y los medios de comunicación, interesados más en provocar y difundir enfrentamientos, chismes o bromas que les permitan ganar más puntos de rating.

 

Esto quedó evidenciado durante los tres debates organizados por el Jurado Nacional de Elecciones (JNE), donde el formato más parecía destinado a un talk show que a la exposición de planes para sacar a un país de una circunstancia que compromete tanto su presente y su futuro.

 

Fue tal la falta de seriedad que hubo canales de televisión que incluso antes de que comience el debate, invitaban a los televidentes a votar por quién consideraban era el “ganador”. Y ni bien había terminado el “show” se apresuraban a ser los primeros en dar los resultados. ¿Cómo alguien podría votar por el ganador o perdedor de un debate sin siquiera haberlo visto completo?

 

Por si fuera poco, escuchamos decir al reportero de un noticiero que “el debate no tuvo mayor transcendencia, salvo cuando el candidato … se enfrentó al candidato…. para responderle”.

 

La cobertura informativa se enfocó más en destacar el pullazo, el golpe bajo, los insultos, las descalificaciones, los chistes, el cómo fueron vestidos o maquillados, antes que las propuestas y el debate en torno a las medidas urgentes que el próximo gobierno debe poner en práctica.

 

Contrariamente, los candidatos que se animan a proponer soluciones serias y factibles no merecen mayor atención o seguimiento de sus actividades. Así pues, podemos afirmar que se ha banalizado y “farandulizado” el proceso electoral.

 

Los peruanos que a diario ven morir un familiar o un amigo sin tener siquiera la posibilidad de despedirlo, los que luchan por conseguir una cama de cuidados intensivos, un balón de oxígeno o atención médica elemental, no merecemos lo que está ocurriendo.

 

Tampoco los alumnos que no pueden estudiar y ya perdieron un año; los padres y madres de familia que se quedaron sin su puesto de trabajo; ni los empresarios grandes, medianos o pequeños que han visto quebrar el esfuerzo de toda una vida.

 

Mientras esto ocurre, sufrimos también de un gobierno indolente e incapaz de comprar vacunas para inmunizar a la población. En enero se ofreció vacunar entre 10 a 15 millones de personas hasta el próximo 28 de julio; luego pasamos a 9 millones, después a 5 millones y últimamente a 3.5 millones. ¿Cuánto más bajará esta cifra?

 

Confiemos, porque no queda alternativa, que este sea el último proceso electoral donde valga más quién hace la promesa más alocada, quién baila mejor, quién tiene más seguidores en redes sociales, quién graba el tik tok más gracioso o quién lanza el peor insulto.

 

Nuestra democracia y nuestro destino no merecen ser parte de este espectáculo. Es nuestra vida y nuestro futuro los que están en juego.

 




Peter Anders: Seámoslo siempre

A punto de celebrar 200 años de la declaración de nuestra independencia, el concepto de libertad se encuentra muy presente en nuestras vidas, sobre todo en vísperas de un proceso electoral en el que decidiremos quién gobernará el Perú en los próximos cinco años.

 

La libertad es un concepto muy amplio, pero a la vez restrictivo, pues no todos podemos ejercerla de manera equitativa.

 

Si bien existen, entre otras, la libertad de estudiar, de trabajar, de acceder a la salud o a la justicia, no todos tenemos las mismas posibilidades de elegir dónde y bajo qué condiciones hacerlo, pues subsisten profundos abismos de desigualdad que no han podido ser superados en este bicentenario, en la medida que no hemos sido capaces de construir un Estado eficiente que trabaje para cimentar una sociedad con igualdad de oportunidades para todos.

 

No obstante, dentro de la poca o mucha con la que contemos, los peruanos hemos ido consolidando con mucho esfuerzo importantes espacios de libertad.

 

▶ Peter Anders: Señor Presidente, defendamos el estado de derecho

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▶ Peter Anders: La verdadera equidad

 

Enfocándonos en materia económica, en los últimos 30 años el Perú ha aplicado un modelo donde prima la libertad, la cual ha permitido no solo un crecimiento importante de la inversión privada nacional y extranjera –al punto que hoy representa más del 80% de la inversión total del país-, sino sobre todo el surgimiento de millones de emprendimientos -grandes, medianos o pequeños-, de millones de peruanos que decidieron jugársela en su país.

 

De esta manera se mejoró la calidad de vida de nuestras familias y, a la vez, se generó importantes fuentes de trabajo directo e indirecto para nuestros compatriotas.

 

Esta libertad económica conlleva derechos de propiedad, libre comercio, libertad monetaria y un Estado de Derecho garantizado por la Constitución.

 

Así, tenemos la libertad para invertir, para decidir dónde colocar el capital que tenemos, dónde comenzar nuestro propio negocio y hasta dónde y cuándo comprar acciones de bolsa o cómo ahorrar para nuestra jubilación.

 

Es obvio que esta libertad debe ir de la mano con un Estado que la promueva, que fiscalice que en nombre de ella no se comentan excesos ni abusos, que genere un clima de convivencia donde primen la libre competencia y el bien común. Un Estado que sea capaz de administrar de forma eficiente los recursos generados precisamente por un modelo económico donde la inversión privada paga impuestos, que luego deben servir para financiar servicios básicos de calidad para quien los necesite.

 

No se puede dejar de mencionar que, gracias a este esfuerzo, tenemos también la libertad de suplir lo que no nos da este Estado ineficiente y muchas veces indolente, en materia de calidad educativa, salubridad, vivienda, infraestructura o telecomunicaciones.

 

Dramáticamente, la pandemia del coronavirus nos ha hecho perder mucho a todos: un familiar cercano, un ser querido, amigos, compañeros, vecinos o colegas. También hemos perdido puestos de trabajo y los sueños que pusimos en empresas hoy quebradas, así como el bienestar propio y familiar.

 

Como si fuera poco, esta enfermedad también ha revelado actitudes ruines y canallas de quienes no dudaron en aprovecharse de un cargo público, una situación de privilegio o posición de dominio para beneficiarse y enriquecerse a costa del dolor ajeno.

 

Sin embargo, esto no debe llevarnos de ninguna manera a culpar al sistema o al modelo para pretender implantar un Estado controlista, absoluto, que se sienta capaz de decidir en cada espacio de nuestras vidas.

 

“Nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde”, dice un viejo refrán que hemos escuchado desde niños.

 

Tal vez, por lo cotidiana, no seamos plenamente conscientes de la libertad de la que hoy en día gozamos. Por eso debemos analizar muy bien a quiénes confiaremos nuestro futuro este domingo 11 de abril.

 

No vayamos a perder, también, nuestra libertad.

 




Peter Anders: Señor Presidente, defendamos el estado de derecho

El paro de transportistas de mercancías, que se inició el pasado 15 de marzo, lamentablemente nos demostró, una vez más, que el estado de derecho en el país no se respeta cuando de protestas se trata. Los peruanos sufrieron nuevamente bloqueos de carreteras, vandalismo, pillaje, destrucción de la propiedad pública y privada o el ataque a las autoridades, tal y como pasó tres meses atrás con las protestas realizadas por los agricultores.

 

Lo que es peor, en plena pandemia, con miles de peruanos que urgen de oxígeno y otras medicinas, los bloqueos de los transportistas causaron desabastecimiento de insumos médicos y oxígeno; además de alimentos y otros bienes de primera necesidad. Asimismo, los manifestantes impidieron el tránsito peatonal de miles de personas necesitadas de llegar a sus destinos e incluso de adultos mayores que debían asistir a sus citas para vacunarse contra el coronavirus. Un crimen a todas luces.

 

Por más justificados que sean los reclamos del gremio de transportistas, es inaceptable que, nuevamente, no se respeten las leyes y el estado de derecho que toda sociedad civilizada y desarrollada debe defender. No es posible aceptar que este tipo de situaciones se repitan constantemente con total impunidad, pues ponen en riesgo la vida, la salud y el trabajo de millones de peruanos.

 

Peter Anders: Populismo, elecciones y salud

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Tampoco es aceptable la incapacidad del Gobierno para preservar el orden público, sobre todo teniendo en cuenta que los transportistas anunciaron sus protestas con varios días de anticipación. Su reacción, como en el caso de la reciente huelga de agricultores, fue nuevamente tardía. Por tres días los manifestantes tomaron y bloquearon las carreteras sin que la Policía Nacional hiciera algo eficaz para impedirlo.

 

El ministro de Transportes y Comunicaciones, Eduardo González, tal como lo han hecho otras autoridades, y el propio presidente Francisco Sagasti en ocasiones anteriores, se defendió de las críticas ante la inacción del Gobierno y la poca capacidad de negociación y gestión de su cartera con los protestantes argumentando, sin sonrojarse, que son “un Gobierno de transición”, dando a entender que hay problemas y situaciones en el país que este Gobierno no puede resolver.

 

Se trata pues de una lamentable excusa tomando en cuenta que las autoridades, elegidas o no –como es el caso del actual Ejecutivo–, siempre deben estar o por lo menos intentar estar a la altura de las circunstancias, más aún en tiempos de crisis.

 

Por ello, nuevamente, desde la Cámara de Comercio de Lima hacemos un llamado a las máximas autoridades de nuestro país para que garanticen la seguridad de la población, restablezcan el principio de autoridad y la vigencia de la ley frente a los hechos de violencia registrados en los últimos días. Para defender el estado de derecho, no hay “transición” que valga.

 

Punto aparte merece el resultado de la producción peruana en enero (-0,98%). El PBI volvió a estar en rojo, luego del leve crecimiento de diciembre pasado. En febrero, según algunos pronósticos el resultado sería peor (-9%).

 

Por ello, desde la CCL instamos al Gobierno a dictar medidas que permitan trabajar a todos los peruanos, alentando a las empresas para que puedan seguir operando y generando empleo en tiempos de crisis. Si ello no ocurre muchas empresas tendrán que cerrar y se perderán muchos miles de empleos más. ¡No hay tiempo que perder!




Peter Anders: Populismo, elecciones y salud

El Perú que todos queremos es un país que retome el camino al desarrollo. Ello se logra principalmente, primero, a través de una mejora sustancial en el acceso y en la calidad de la educación y la salud. Segundo, a través de reglas claras y estabilidad que devenga en predictibilidad. Tercero, con un Estado promotor de la formalidad de la economía. Cuarto, con un sistema que evite y condene la corrupción.

 

No obstante, desde la CCL vemos con mucha preocupación que en estas elecciones presidenciales y congresales, muchos candidatos han optado por realizar propuestas populistas sin sustento para ganar votos, engañando de esta manera a la población, porque muchas de estas son imposibles de cumplir y si es que las cumplen, van contra el desarrollo del país condenando a millones de peruanos a seguir o caer en la pobreza.

 

Sin contemplaciones y como ya es costumbre en cada campaña electoral en el Perú, los postulantes a la presidencia y al Parlamento se aprovechan de las necesidades y pobreza de los peruanos prometiéndoles un Perú mejor enfrentándolos en muchos casos con un empresariado, que en general ha contribuido sostenidamente para el crecimiento económico del país y la reducción de la pobreza en las últimas tres décadas a través de inversión y creación de cientos de miles de empleos formales.

 

Peter Anders: La verdadera equidad

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Al optar por el populismo, al mismo tiempo, los candidatos dejan de lado los temas verdaderamente importantes y favorables para el país y que muchas veces no son música para los oídos de los ciudadanos. Hemos observado decenas de propuestas populistas en esta campaña.

 

Entre las más preocupantes para el país hemos seleccionado las siguientes: entrega de bonos mensuales a miles de personas por varios meses, renegociación de contratos mineros, compromisos de cancelación de proyectos de inversión, creación de cinco millones de empleos, topes a las tasas de interés, creación de más programas sociales y desglobalización de la economía para promover la industria nacional, hasta cambios en la Constitución sin explicar en la mayoría de los casos qué es lo que se busca cambiar y menos por qué.

 

Ante este contexto, desde la CCL invocamos a los partidos y organizaciones políticas a dejar de lado el populismo y enfocarse en las propuestas que verdaderamente van a contribuir con el desarrollo del país, principalmente aquellas que fomenten las inversiones privadas y la creación de empleo para que, a través de ello, disminuya el nivel de pobreza del país, que aumentó ostensiblemente en el 2020 por la crisis sanitaria y económica generada por la pandemia de la COVID-19.

 

Punto aparte merece el hecho de que se haya cumplido un año desde que la pandemia llegara al país y que las autoridades hayan hecho poco o nada para mejorar el deplorable sistema de salud pública. Es inconcebible que una pandemia global que ha ocasionado decenas de muertes en el Perú, no haya sido motivo suficiente para impulsar una mejora en el sistema de salud peruano.

 

Esas mejoras deben empezar hoy. Las autoridades de turno no deben tener como pretexto la prontitud de las elecciones para pecar de una inacción que ya ha cobrado miles de vidas.




CCL ratifica necesidad de que sector privado participe en compra y aplicación de vacunas

La Cámara de Comercio de Lima (CCL) reafirma su decisión de promover e impulsar la participación del sector privado en el proceso de adquisición y aplicación de vacunas contra el coronavirus, a fin de proteger y defender la vida y la salud de todos los peruanos en el menor tiempo posible.

 

Este papel sería complementario a la labor que le corresponde cumplir, en primer lugar, al Estado –de manera eficiente, diligente y transparente–, bajo cuyo control debe mantenerse la ejecución del cronograma y trazabilidad de las inmunizaciones, los cuales se respetarán escrupulosamente.

 

“Varios países ya han comenzado a aceptar la decidida colaboración del sector privado, como por ejemplo Ecuador, México e Indonesia, donde se permite a las empresas vacunar a sus trabajadores a la vez que se establece un control para que las vacunas no se comercialicen. Lo mismo podemos hacer en nuestro país. La CCL ha expresado reiteradamente su voluntad de cooperar en este proceso; pues no se trata de una competencia sino de sumar esfuerzos para salvar la vida de nuestros compatriotas”, manifestó el presidente de la CCL, Peter Anders.

 

Sostuvo que una vez que las empresas privadas puedan importar vacunas, el Ministerio de Salud y la Dirección General de Medicamentos (Digemid) deben ser responsables de hacer un seguimiento de la distribución y aplicación de las dosis.

 

CCL plantea alianza pública – privada para acelerar compra y aplicación de vacunas

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Explicó que la Presidencia del Consejo de Ministros puede encargarse del cronograma de vacunación, de modo que se detalle los turnos persona por persona, la ubicación de los centros de aplicación y a los responsables del proceso.

 

Registros

 

Hizo notar que el Registro Nacional de Identificación y Estado Civil (Reniec) cuenta con la relación completa de todos los ciudadanos peruanos por edad, la cual puede complementarse con la que cuenta la Superintendencia de Migraciones en el caso de los extranjeros residentes. Igualmente, EsSalud y el Ministerio de Salud poseen registros de adultos mayores y personas en riesgo.

 

“Partiendo de estas bases se puede segmentar la relación de personas vulnerables. Tiene que ser un trabajo conjunto, pues no podemos actuar cada uno como si fuéramos islas”, manifestó el dirigente empresarial.

 

Por ello, cuestionó que el presidente de la República, Francisco Sagasti, haya afirmado que en el Gobierno “no queremos que el que tiene plata se vacune y el que no tiene no lo haga”.

 

Anders anotó que lo que el sector privado requiere hoy es la autorización del Gobierno para poder comenzar a negociar con los laboratorios internacionales fabricantes de la vacuna –que también son privados­–, haciendo lo que se denomina “compras a futuro”.

 

“No es que mañana mismo vamos a poder importar las vacunas. Coloquialmente hablando, de lo que se trata es de estar en condiciones de ponernos en la fila de compradores para que cuando los laboratorios comiencen a vender al sector privado, seamos atendidos porque cumplimos con los requisitos”, comentó.

 

Si se espera a que los laboratorios decidan comercializar libremente las dosis para recién dar la autorización al sector privado peruano, sin duda habrá un gran número de empresas de otros países que se habrán adelantado.

 

El presidente de la CCL observó que en promedio actualmente se está vacunando contra el coronavirus a 13.200 personas diarias, pese a que el sistema de salud peruano tiene la capacidad de poder inocular hasta a 50.000 personas diariamente, por lo que invocó al gobierno a usar todo este potencial.

 

Ineficiencia

 

Lamentó que la ineficiencia del Estado haya quedado trágicamente puesta una vez más en evidencia durante el proceso de adquisición de las vacunas, pues recién se logró traer un pequeño primer lote en febrero, pese a que las negociaciones comenzaron en mayo del año pasado debido a demoras como definir quién firmaba el contrato. Ello sin considerar todos los actos de corrupción descubiertos y por descubrir.

 

“Los cientos de compatriotas que a diario mueren a causa del coronavirus, los miles que ven resquebrajada su salud al contagiarse y los millones que han comprometido su calidad de vida por la quiebra de la economía, no merecen que, por prejuicios políticos e ideológicos, se impida que el sector privado peruano apoye la adquisición de un mayor número de vacunas”, aseveró Anders.

 

“De lo que se trata es de salvar vidas, por lo que si hay algo que no se puede aceptar es que sigan pasando los días sin adoptar acciones concretas y eficientes”, sentenció.




Peter Anders: Medidas urgentes para problemas urgentes  

El anunciado fin de la cuarentena representa para muchas empresas y familias un primer paso en el durísimo camino que nos espera para comenzar a recuperar los ingresos y millones de puestos de trabajo perdidos tras casi un año de paralización a consecuencia de la pandemia del coronavirus.

 

Desde el sector privado nuestro compromiso es trabajar con tesón, responsabilidad y con la firme decisión de reactivar nuestra economía, salvaguardando siempre la salud de nuestros trabajadores, clientes, proveedores y nuestra comunidad en general. Pero debemos hacerlo manteniendo y reforzando todos los protocolos de bioseguridad y cumpliendo estrictamente con los aforos establecidos.

 

Solo así podremos evitar una nueva ola de contagios, ir venciendo a la enfermedad y reanudar la senda de crecimiento y desarrollo a la que todos aspiramos.

 

Pero ningún esfuerzo será suficiente si del lado de las autoridades gubernamentales no existe una idea clara de lo que necesita el país para salir de la crisis en que la sumió la enfermedad, pero también la negligencia, desidia, ambición, egoísmo y cálculos políticos electorales que lamentablemente se antepusieron al bienestar de los demás.

 

▶ Peter Anders: No podemos esperar

▶ Peter Anders: Señor Presidente

Peter Anders: No insistir en el error

 

Si hay algo que caracteriza a los peruanos es su capacidad de trabajo. Lo hemos hecho siempre, en las condiciones más adversas, enfrentando la furia de la naturaleza, en tiempos de hiperinflación y aún ante los más feroces ataques de enemigos externos e internos.

 

Por ello no consideramos conveniente ni necesario que una vez más se plantee como “gran solución” el reparto de bonos o el otorgamiento de nuevos créditos que, si bien fueron necesarios en una etapa inicial, hoy a nada bueno conducirán si es que no se toman acciones concretas que echen a andar el motor de la economía del país.

 

“El mejor programa social es un empleo”, afirmó en su tiempo el ex presidente de los Estados Unidos, Ronald Reagan. Esta frase sintetiza que no hay mejor manera de ayudar a una persona, a una familia o a una empresa, que dándole la oportunidad de generar su propio sustento.

 

En nuestro caso podríamos afirmar que ya no queremos más regalos, pues a lo que aspiramos es a que nos dejen trabajar. Cumpliendo protocolos, siendo fiscalizados, pero que ¡por favor! nos dejen trabajar.

 

¿De qué sirve darle un nuevo “Reactiva” a una empresa si con las puertas cerradas no podrá pagar ni el anterior ni este nuevo crédito? ¿De qué sirve reprogramar el pago de hipotecas o tarjetas de crédito sin un puesto de trabajo?

 

Es el momento de pensar en un programa concreto de reactivación económica por sectores, de modo que, además de dinamizar las actividades productivas permita generar empleo rápidamente. Tengamos presente que con la emergencia sanitaria se rompió la cadena de producción, distribución y consumo.

 

Pero para conseguir ese objetivo necesitamos autoridades eficientes, con capacidad de gestión y decisión para resolver problemas, con un compromiso real de sacar a los millones de peruanos de la situación difícil en que nos encontramos.

 

Necesitamos un Poder Ejecutivo que haga honor a su nombre y ejecute medidas urgentes para resolver problemas urgentes, a los que debe enfocarse sin distraerse en agendas particulares o de grupo.

 

No es posible, por ejemplo, que en una situación extrema como la que vivimos, un sector del gobierno esté más interesado en la “modernización y fortalecimiento” de la Policía Nacional, cuando estas son tareas que corresponderá acometer el próximo gobierno, no a este que es de transición. Si algo quieren hacer, que se preocupen más por reforzar la seguridad ciudadana.

 

Tal vez sea momento que –al cumplir 100 días de gestión-, el presidente Francisco Sagasti evalúe la necesidad de hacer algunos reajustes en su equipo, para que en el corto período de tiempo que le queda de aquí hasta el 28 de julio, se sumen profesionales con capacidad gerencial y administrativa, pero sobre todo con una idea clara de lo que se necesita aquí y ahora, es decir, enfrentar la pandemia, reactivar la economía y garantizar unas elecciones generales sin atisbo de duda.

 

 




Peter Anders: No podemos esperar

Los cientos de compatriotas que a diario mueren a causa del coronavirus, los miles que ven resquebrajada su salud al contagiarse y los millones que han comprometido su bienestar y calidad de vida por la quiebra de la economía, no merecen que, por prejuicios políticos e ideológicos, se impida que el sector privado peruano apoye el proceso de adquisición de un mayor número de vacunas contra la enfermedad e impulse masivamente el proceso de inmunización.

 

Es una lástima que el ministro de Salud, doctor Óscar Ugarte, que inicialmente apoyó esta propuesta, se haya visto obligado a retroceder presionado por sectores que no reconocen la importancia de la iniciativa privada, pues prefieren imponer un monopolio estatal controlista que, por lo demás, nos ha demostrado que es caldo de cultivo de actitudes corruptas, inmorales y canallescas.

 

Aquí de lo que se trata es de salvar vidas, por lo que si hay algo que no se puede aceptar es que sigan pasando los días sin adoptar acciones concretas y eficientes.

 

Peter Anders: Señor Presidente

▶ No insistir en el error

▶ Reactivar de verdad

 

Cálculos realizados por diferentes especialistas señalan que, de continuar con el actual ritmo de negociación, adquisición, importación, almacenamiento, distribución y aplicación, recién dentro de poco más de dos años se podría culminar con las tres fases establecidas por las autoridades de salud para que los 33 millones de peruanos reciban su vacuna. ¿Hay alguien que pueda esperar tanto tiempo? ¿Habrá cuerpo que lo resista?

 

Por eso insisto en la necesidad de que se permita a las empresas privadas participar en este proceso, apelando a la amplia experiencia y capacidad profesional y logística con que muchas de ellas cuentan en el mercado internacional. Solo de esta manera se podrá acelerar la vacunación a nivel nacional.

 

Se ha planteado varias posibilidades para esta colaboración, como permitir que las empresas que lo deseen compren directamente las vacunas para aplicarlas gratuitamente a sus trabajadores y –a precios asequibles- ofrecerlas a sus familiares.

 

Otra opción es que cadenas de farmacias, clínicas o laboratorios puedan aplicarlas a quien desee pagar por ellas. ¿Por qué el Estado tiene que obligar a alguien a recibir gratis una vacuna si esa persona cuenta con los recursos para costear este servicio?

 

No se trata como malintencionadamente se afirma, de crear un “mercado” de vacunas, sino de descargar la presión del Estado para que se dedique a atender a quienes verdaderamente lo necesitan, entre ellos los médicos, personal asistencial, de seguridad y limpieza, así como a los efectivos de nuestras Fuerzas Armadas, Policía Nacional, Cuerpo de Bomberos, Cruz Roja, serenazgo y brigadistas, entre otros.

 

También a los miembros de mesa que deberán cumplir con este deber cívico en las elecciones generales de abril. Y, sin duda alguna, a nuestros compatriotas que no estén en posibilidades de adquirir la vacuna precisamente por su situación de pobreza agravada por la crisis económica. Es a todos ellos a los que prioritariamente el Estado debe atender.

 

En las últimas semanas hemos sido testigos de cómo el monopolio estatal de la vacunación permitió los más abyectos actos de corrupción y vileza de que se tenga memoria reciente.

 

Sin embargo, ello no debe desmoralizarnos y mucho menos paralizar la tarea inmensa de defender a los peruanos de la pandemia.

 

Invocamos al Poder Ejecutivo a seguir adelante con el proceso de vacunación, estableciendo los más rigurosos controles de seguridad, calidad y efectividad de las dosis, garantizando que se cumpla escrupulosamente con las fases establecidas.

 

Es imprescindible, además, que se ejerza un control férreo e incorruptible que impida que quienes no forman parte del primer grupo de vacunación, pretendan hacerse de una vacuna que no les corresponde.

 

La Cámara de Comercio de Lima confía en que el valor, honestidad, sacrificio, solidaridad y espíritu de lucha que caracteriza a la gran mayoría de peruanos, permitirán superar esta difícil situación para seguir construyendo juntos un Perú mejor para todos, con ética y con valores, como lo hicieron nuestros héroes a lo largo de este bicentenario.

 




Peter Anders: Señor Presidente

Las vacunas van llegando paulatinamente a nuestro país, de modo que el proceso de inmunización de millones de peruanos frente a la COVID-19, finalmente comenzó. Buen avance, señor presidente Francisco Sagasti, pues por fin  parece haber una luz al final del túnel.

 

No obstante, recuerde que el sector privado, que contribuyó en gran medida para que se concrete el acceso a las vacunas y sin cuyo concurso no hubiera sido posible iniciar esta etapa, puede y debe hacer mucho más.

 

Por experiencia, por compromiso con sus trabajadores, con el país y con el bienestar de millones de peruanos, el sector privado sigue dispuesto a apoyar todos los esfuerzos que se haga para enfrentar la pandemia, superar la emergencia sanitaria y salir de la crisis económica.

 

No insistir en el error

Reactivar de verdad

 

 

Esta disposición a ayudar, que incluye la capacidad de traer vacunas y ofrecerlas a quien se encuentre dispuesto a pagar por ellas, no es una posición mercantilista como algunos equivocadamente consideran. Es, por el contrario, una oportunidad para que el Estado destine todos sus esfuerzos y los escasos recursos con que cuenta, a atender a quienes verdaderamente lo necesitan.

 

El Estado peruano no tiene hoy la capacidad ni los fondos suficientes para vacunar lo antes posible a los 33 millones de peruanos, entre los cuales hay muchos que pueden cubrir el costo de una vacuna y con ello mitigar en gran medida la labor de ese mismo Estado. Los recursos que podrían ahorrarse permitiendo que los que puedan pagar la vacuna lo hagan, bien pueden destinarse a la compra de oxígeno, camas UCI y demás implementos para nuestros hospitales.

 

Es urgente, además, considerar que cuanto más rápido sea el proceso de vacunación, más pronto será posible iniciar la reactivación económica, de modo que millones de familias recuperen sus empleos y, con ello, su capacidad adquisitiva y el bienestar que perdieron.

 

Con una población mayoritariamente inmunizada se puede volver a generar puestos de trabajo, recuperar la productividad, dinamizar la economía y comenzar el lento regreso a la senda del crecimiento.

 

Hoy, señor presidente de la República, no es momento para mantener esa mirada negativa frente a lo que puede hacer el sector empresarial privado del Perú. La desconfianza, la ideologización, los intereses políticos y de campaña electoral deberían estar no solo al margen sino totalmente ajenos a este proceso de recuperación de todo un país.

 

Hoy no importan votos, ni encuestas, ni curules que conquistar, sino vidas humanas; las vidas de millones de peruanos que se sacrificaron con la esperanza de proteger su salud y que luego, con los meses, se vieron enfrentados al abandono, a la desidia y hasta a la cruel realidad de descubrir que vacuna hubo en el 2020… pero solo para algunos privilegiados que hicieron mal uso de su poder. 




Peter Anders: «El Perú no está para experimentos políticos»

El presidente de la Cámara de Comercio de Lima (CCL), Peter Anders, enumera las propuestas de nuestro gremio para reactivar la economía.

 

¿Cuáles son las medidas más urgentes que la CCL considera necesarias para reactivar la economía y enfrentar la emergencia sanitaria este año?

El mayor énfasis lo hemos puesto, ante todo, en respetar el Estado de derecho y a las instituciones y la ley. Las protestas en el norte y sur del país durante más de una semana retrasaron todas las actividades a nivel nacional y fue verdaderamente un caos. Si bien la protesta es un derecho, esta no puede desnaturalizarse.

 

Toda negociación debe realizarse sin presiones y sin cometer delitos como la toma de carreteras, el ataque a las autoridades o el vandalismo. También hemos solicitado que se comunique de manera transparente la situación de la compra y llegada de las vacunas contra el coronavirus a nuestro país, pues hasta ahora solo se habla de estimados y proyecciones. No hay una fecha concreta.

 

Otra medida que hemos planteado, sobre todo para las empresas de la Fase 4 de la reanudación de actividades económicas, es que se prorrogue de 12 a 36 meses el periodo de gracia que tiene el Programa Reactiva Perú.Esta ampliación se aplicaría a las empresas que han sido las más afectadas por la pandemia, como las que pertenecen a los sectores de turismo, transporte y restaurantes, entre otras. Esto resulta mucho más necesario ahora, considerando que las últimas medidas dadas por el Gobierno la semana pasada, y que obviamente son necesarias por temas de salud pública, restringen aún más el aforo en lugares públicos.

 

Peter Anders: “La CCL representa a todo el tejido empresarial del país”

Propuestas de la CCL para la transición

La bala de oro y la bala de plata

 

También solicitamos la prórroga de la exoneración del Impuesto a la Renta (IR) para determinadas instituciones que tienen un fin más altruista que comercial, como son las actividades que se desarrollan en los ámbitos educativo, cultural, deportivo, científico y gremial. Esta propuesta ya fue atendida por el Gobierno por pedido, precisamente, de la CCL.

 

A nivel macro, lo que se debería hacerse para potenciar la economía es reactivar las inversiones fuertes como la reconstrucción del norte e impulsar los proyectos mineros, que son iniciativas de gran envergadura, generan mucho empleo y dinamizan otras actividades, en la medida que representan toda una cadena de abastecimiento.

 

 

¿De qué manera el Gobierno puede impulsar el empleo que se ha perdido durante la crisis sanitaria?

Como acabo de decir, una de ellas es la reactivación de los grandes proyectos, así como ampliar el periodo de gracia de los pagos a Reactiva Perú. Esto es básico para retomar la generación de fuentes de trabajo y darle un respiro a las empresas que han sido duramente afectadas como el caso del turismo.

 

También se puede optar por la rebaja del Impuesto General a las Ventas (IGV), una medida que en otros países se está aplicando. Nosotros tenemos un IGV del 18% y para ciertos rubros se podría bajar a 6% y de esa manera fomentar el turismo incentivando los viajes.

 

De otro lado, es importante mantener la vigencia del Decreto de Urgencia 127-2020, que establece el otorgamiento de subsidios para la recuperación del empleo formal en el sector privado.

 

Este decreto promueve la recuperación del trabajo con incentivos para la contratación de personal en empresas afectadas por la pandemia de la COVID-19, estableciendo diversos requisitos para que los empleadores califiquen a dichos beneficios durante todo este año. Esto permitirá crear mayor demanda de trabajadores a nivel nacional.

 

 

¿El Gobierno estará de acuerdo con rebajar el IGV?

El problema es que los ingresos al fisco han caído el 2020 en 30%; entonces están ajustados y seguramente por eso no lo quieren hacer. Pero, es una buena manera de reactivar las industrias como lo están haciendo otros países.

 

¿Qué nuevas propuestas está trabajando la CCL?

Hemos presentado una serie de alternativas al Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (Mincetur). Por ejemplo, sobre las Zonas Económicas Especiales, que son áreas delimitadas donde las autoridades deberían fomentar las actividades industriales mediante incentivos fiscales.

 

También sugerimos que se aumente el drawback para fomentar las exportaciones. En este tema es importante que se solucionen los problemas de operatividad de este régimen aduanero porque muchas veces, cuando se está a punto de hacer el abono, se comienza a pedir a los exportadores más papeles y se va postergando este pago al igual que la devolución del IGV.

 

Otro tema que abordamos es el de las salvaguardias textiles, un punto muy importante para defender nuestra producción textil de la protección efectiva negativa. No es posible que a ciertas partidas como al producto final se le cobre aranceles más altos que a la propia materia prima. Es primordial proteger a esa industria y el Gobierno tiene que trabajar en ello.

 

¿Cuál ha sido el aporte de la CCL en el reglamento de la nueva Ley Agraria?

La CCL es el único gremio que ha enviado una propuesta a la reglamentación de esta nueva ley, que es un tema complejo. Debemos evitar que la reglamentación vaya por fuera de los alcances de la Constitución y la ley, porque hay propuestas que trascienden los derechos ya establecidos y nuestra institución es muy respetuosa de los principios, en este caso del principio legal.

 

Entonces, todas las propuestas que hemos llevado, que dicho sea de paso fueron trabajadas por nuestra Gerencia Legal y en la Comisión Laboral, van justamente en la línea de tener una ley operativa, pero que respete los marcos constitucionales y de la ley.

 

La CCL trabaja brindando recomendaciones puntuales a los diferentes ministerios, ya que preferimos trabajar directamente y estamos teniendo buena recepción por parte de ellos.

 

¿Cómo evalúa las recientes medidas adoptadas por el Ejecutivo para controlar la segunda ola de la COVID-19?

Por lo menos las disposiciones han sido mejor estudiadas y es bueno contar con medidas focalizadas que se están aplicando en muchos países para evitar la propagación de los contagios. Es importante entender que el país aún no ha entrado a un cuarto grado de alerta en ninguna región, porque en ese caso sí se daría una restricción total que afectaría aún más a la economía.

 

Justamente eso es lo que el Gobierno está tratando de evitar, entrar a una cuarentena total como la que tuvimos a inicios de la pandemia, en la cual se cerró todo sin un mayor estudio. Los resultados de estas medidas se verán, como dijo el propio Poder Ejecutivo, a fines de enero.

 

El Gremio está jugando un papel muy importante apoyando a sus asociados a ingresar nuevamente al mercado…

Ciertamente la CCL está haciendo un gran trabajo ayudando a las empresas que debieron abrir de forma más rápida. Por ejemplo, muchas tenían órdenes de exportación, pero se demoraron semanas, hasta un mes, para poder reabrir sus negocios porque las webs de los ministerios no estaban habilitadas adecuadamente.

 

El cierre de minas no tuvo tampoco ningún sentido porque son empresas privadas que manejan sus propios protocolos de seguridad. Como se ha demostrado, los contagios no estuvieron ahí, sino en la acumulación de gente en los mercados y transporte público. Se atacó al formal y no al informal sin un estudio adecuado.

 

¿Cómo observa el proceso de electoral para el que faltan menos de tres meses?

Hemos visto que el Congreso aprueba muchas medidas populistas en busca del aplauso fácil y eso es justamente lo que debemos evitar. La recomendación es estudiar bien por quién vamos a votar; ese es el punto básico pues hay que estar bien informado.

 

El problema es que muchas personas deciden su voto en la fila de la mesa de sufragio, dejándose llevar por percepciones como quién habla más bonito, quién salió mejor en la foto o quien promete el oro y el moro.

 

Es importante escoger a un presidente y un Parlamento que mantengan las líneas maestras del modelo económico que nos ha permitido enfrentar la pobreza y avanzar desde hace 30 años, haciendo las correcciones que sin duda son necesarias, pero manteniendo el mismo rumbo.

 

El Perú no está para experimentos, menos para copiar políticas que han fracasado en países donde hoy en día su población sufre muchas necesidades no solo en materia económica, sino también en materia de derechos humanos, legalidad y democracia.




La CCL siempre al servicio de sus asociados y del Perú

No cabe duda de que el 2020 ha sido un año retador en todo sentido. La lamentable pandemia de la COVID -19 generó una crisis económica y sanitaria sin precedentes, además de miles de fallecidos.

 

El trabajo realizado por la Cámara durante el 2020 ayudó a que los empresarios del país pudieran hacer frente no solo a la crisis sanitaria, sino que contribuyó a promover el desarrollo empresarial.

 

Así, a lo largo de este año, la Cámara realizó diversos trámites y gestiones ante las autoridades correspondientes, a fin de lograr que la regulación empresarial sea promotora de la productividad y competitividad que requiere el Perú.

 

Esto lo hizo con el apoyo especializado de sus comisiones, especialmente de la Tributaria y Laboral, que realizaron un intenso trabajo de asesoría y difusión de las normas empresariales, y prepararon propuestas legales para promover su desarrollo.

 

Asimismo, durante el 2020, en especial a partir de la segunda quincena de marzo y durante la emergencia sanitaria, el Gobierno aprobó más de un millar de normas laborales, tributarias y administrativas que diariamente la CCL difundió a todos sus asociados para conocimiento y cumplimiento de las mismas.

 

CCL e Imaco entregan donación de 40.000 mascarillas

CCL presentó propuestas para reactivar al país

 

Logros obtenidos en el 2020

 

En atención a las gestiones en materia tributaria de la CCL, durante la emergencia sanitaria y económica el Gobierno aprobó diversas medidas, destacando entre otras que la Sunat ampliara los cronogramas para las declaraciones y pago de los impuestos del año 2019, así como las declaraciones y pagos mensuales del Impuesto a la Renta (IR) y del Impuesto General a las Ventas (IGV), durante la emergencia sanitaria del año 2020.

 

Además, se aprobaron nuevas normas para reducir y suspender los pagos a cuenta del IR de las empresas afectadas por la crisis económica, durante los meses de julio a diciembre del 2020. También se autorizó un régimen especial de aplazamiento y fraccionamiento tributario, a fin de dar facilidades a los contribuyentes con deudas pendientes de pago a la Sunat y a EsSalud, al que podrán acogerse los contribuyentes hasta el 31 de diciembre de este año.

 

De otro lado, el Gobierno flexibilizó las normas para la suspensión perfecta de labores y amplió el pago de los subsidios a los trabajadores afectados. Y con motivo de la COVID-19 se expidió diversas medidas administrativas como las facilidades para la inscripción de empresas en los Registros Públicos y las prórrogas para el pago del Impuesto Predial y Arbitrios 2020, entre otras.

 

Participación activa de la CCL

 

Cabe anotar que a inicios de la pandemia, la CCL propuso al Gobierno del expresidente Martín Vizcarra la conformación de una Comisión de Recuperación Económica y el Empleo (CREE) para que se aboque a analizar y delinear medidas urgentes –una vez superada la emergencia generada por la pandemia del coronavirus– que eviten que la economía caiga en recesión.

 

 

De igual manera, el gremio empresarial solicitó modificaciones al Programa Reactiva Perú para que, por ejemplo, la garantía del Gobierno Nacional sea del 100%, retomando el espíritu original de la medida aprobada por el Banco Central de Reserva (BCR), a fin de facilitar el proceso de aprobación de los créditos por parte de los bancos y entidades del Sistema Financiero, además de la necesidad de incrementar el monto del crédito luego de que se ampliará la vigencia de la cuarentena a causa de la COVID-19.

 

La CCL siempre preocupada por el desarrollo político y económico del país, se reunió este mes con el presidente de la República, Francisco Sagasti, cita en la cual el titular de nuestro gremio, Peter Anders, presentó una serie de propuestas en materia política, económica, tributaria y laboral que buscan reactivar la economía peruana golpeada por la crisis sanitaria de la COVID-19.

 

Una de las principales propuestas de gremio empresarial alcanzadas al Gobierno tiene que ver con la prórroga de las exoneraciones del IGV, para que no haya un aumento en la canasta básica familiar; y del IR, pues se considera que tienen como soporte, de un lado, la promoción de determinados sectores y, de otro, el fin altruista que persiguen entidades cuya actividad se desarrolla en el ámbito educativo, cultural, político o gremial.

 

Además, la CCL recomendó aprobar de manera urgente la reglamentación del Decreto de Urgencia (DU) 127-2020, para la contratación de nuevos trabajadores.

 

Nuevo presidente y Junta directiva

 

Cabe precisar, que este año los más de 15.000 asociados, eligieron el 21 de octubre, en una Asamblea General Ordinaria, a Peter Anders Moores como presidente de la institución para el periodo 2020-2021, en reemplazo de Yolanda Torriani.

 

 

La terna directiva de la CCL la completan Alberto EgoAguirre Yáñez y Leonardo López Espinoza, como primer y segundo vicepresidente, respectivamente. También integran el nuevo Consejo Directivo, Gabriel Nudelman, Juan Antonio Morales, Sandro Fuentes, Elka Popjordanova, Antonio Gnaegi y Yolanda Torriani, quien asumió el estatus de past president.

 

Es importante señalar que debido a la crisis sanitaria, las elecciones, que inicialmente debieron realizarse en abril pasado, en el marco de las celebraciones por el 132° aniversario de la CCL, tuvieron que posponerse para octubre.

 

Servicios digitales

 

De otro lado, antes de que llegara la pandemia, la institución contaba con un plan estratégico enfocado a reforzar sus canales digitales. Así, la llegada de la crisis sanitaria, que obligó al confinamiento y la paralización de actividades, se convirtió en una importante oportunidad para el lanzamiento de nuevas plataformas, teniendo como único objetivo el seguir ayudando a los socios.

 

 

Para la CCL, la llegada de la pandemia generó múltiples retos, que afort digitalización de todos sus procesos en beneficio de sus asociados. En abril, la CCL cumplió 132 años de vida institucional siendo su presidenta Yolanda Torriani, quien durante su gestión impulsó la digitalización de los servicios de la Cámara, así como el rediseño del portal web www.camaralima.org.pe, que ahora cuenta con un contenido dinámico, claro, sencillo, estructurado y una gama de servicios para el socio.

 

Otro producto importante fue el lanzamiento de la revista digital LaCamara.pe, en febrero de este año, publicación electrónica que está alcanzado un progresivo posicionamiento en las redes informáticas, pues brinda información sobre el acontecer nacional e internacional y contribuye a la toma de mejores decisiones de negocios.

 

También se implementaron canales digitales como CCL Negocios, una plataforma virtual que brinda al asociado oportunidades empresariales y facilita el acceso a información y contactos de compañías del Perú y del mundo.

 

Igualmente, la CCL ofrece el Consultorio Empresarial, herramienta importante que permite a los ejecutivos reunirse con especialistas vía Zoom, con el fin de hacer consultas relacionadas al ámbito legal, comercio exterior y de orientación sobre servicios de la Cámara.

 

Asimismo, destacan las Mesas de Asesoría Virtuales y los Networking Virtuales. Inclusive, el gremio cuenta con el campus virtual del Centro de Capacitación, un campus virtual de ferias y la vitrina virtual de los socios, a través de la cual se pueden dar a conocer los productos y servicios de los asociados. Por su parte, el Centro de Convenciones Virtual permite realizar eventos en vivo que son compartidos en tiempo real a través de las redes sociales.

 

Reconocimientos a La Cámara

Este año, la CCL calculó sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y obtuvo el diploma de reconocimiento Huella de Carbono Perú – Nivel 1, expedido por el Ministerio del Ambiente (Minam). Este certificado acredita a nuestra institución como el primer gremio del Perú que mide y reporta su huella de carbono.

 

Así, se materializó el compromiso del sector privado por la acción climática, asegurando un ambiente más limpio y generando beneficios económicos. A su vez, La World Compliance Association (WCA) de España y Perú auditó el pasado 7 de octubre a la CCL, otorgándole la certificación a su Modelo de Prevención de Delitos, el cual se implementó el presente año.

 

 

Para esta certificación se realizó una auditoría a funcionarios de la CCL en todos los niveles, incluyendo una revisión detallada de la documentación.

 

Campaña de donaciones y apoyo

 

En agosto, y para seguir apoyando a los más afectados por la crisis sanitaria, la CCL lanzó la campaña El Perú nos necesita unidos, adquiriendo equipos de protección personal que fueron destinados a pobladores de Arequipa, Ayacucho, Cajamarca y Junín. Incluso, en noviembre, el gremio empresarial entregó una donación de equipos de protección personal –que constó de mascarillas, protectores faciales, gafas de seguridad, guantes y mamelucos– a Cáritas Lima.

 

Asimismo, en diciembre la CCL brindó 40.000 mascarillas KN95 al Banco de Alimentos Perú (BAP), para ser distribuidas a la población más vulnerable del país. Además, la Cámara realizó una importante donación a la Municipalidad de Lima, a fin de trabajar la cadena de frío para cuando lleguen vacunas contra la COVID-19.

 

Cabe mencionar que la CCL gestionó y entregó 250.000 mascarillas a distintas organizaciones del país que necesitaban apoyo, como parroquias, ONG, asociaciones educativas y entidades del Estado, entre otras.




CCL e Imaco entregan donación de 40.000 mascarillas

La Cámara de Comercio de Lima (CCL) entregó 40.000 mascarillas KN95 al Banco de Alimentos Perú (BAP), por un valor de S/ 371.362, para que sean distribuidas a la población más vulnerable del país, a fin de que se protejan contra la COVID-19.

 

Este importante lote de mascarillas fue una donación de Imaco, una empresa asociada a la CCL, la cual iba a celebrar 100 años de actividades este 2020, pero decidió destinar estos recursos en favor del BAP. El presidente y director de esta compañía peruana, Carlos Mujica, destacó la contribución de nuestra institución en la canalización del donativo hacia la población que más lo necesita en el país.

 

Durante el acto de entrega de este insumo también participaron el gerente de Recursos Humanos de la CCL, Mauricio Pinillos; y la gerente general del BAP, Daniela Osores. A nombre de la CCL, Pinillos agradeció la oportunidad de servir de vínculo entre empresas asociadas a la Cámara como Imaco.

 

“Su generosidad y voluntad de apoyar permiten colaborar en la extraordinaria tarea que organizaciones como el Banco de Alimentos Perú realizan a nivel nacional”, indicó.

 

Conoce cómo realizar tu donación a la campaña “El Perú nos necesita unidos”

CCL lanza campaña de donaciones “El Perú nos necesita unidos”

 

El BAP es una organización sin fines de lucro, diseñada para aliviar el hambre de los más necesitados y reducir el desperdicio de alimentos, que viene trabajando en el Perú desde hace casi seis años. Asimismo, es miembro del Global Food Banking Network.

 

Por ello, Pinillos señaló “esperamos que está generosa donación de 40.000 mascarillas FFP2 de Imaco ayude a continuar realizando esta gran labor”.

 

A su turno, Daniela Osores, del BAP, precisó que con esta donación se podrá llegar a las poblaciones vulnerables como los asentamientos humanos, comedores populares, albergues, asilos, centros para niños con condiciones especiales, entre otros, pues al ser mascarillas de buena calidad son muy importantes para la atención de estas personas.

 

“Tenemos una población de alrededor de 250.000 personas que atendemos y vamos a otorgar estas mascarillas a una parte de este grupo”, añadió Osores y adelantó que también están trabajando para ver la posibilidad de que este donativo alcance a otras provincias del país.

 

Ellos han atendido a casi 60.000 personas en esta pandemia y esperan seguir captando donaciones y motivando a las empresas y ciudadanía a que se sumen.

 

Gestión de la CCL

 

Cabe mencionar que, durante los meses de noviembre y diciembre de este año, la CCL gestionó y entregó 250.000 mascarillas a distintas organizaciones del país que necesitaban apoyo, como parroquias, ONG, asociaciones educativas y entidades del Estado, entre otras.

 

De esta manera, esta donación al Banco de Alimentos Perú forma parte de la iniciativa que impulsó nuestro gremio empresarial desde el inicio la pandemia para luchar contra la COVID-19.




CCL presentó propuestas al presidente Sagasti para reactivar la economía

La Cámara de Comercio de Lima (CCL), Perucámaras, la Cámara Nacional de Turismo del Perú (Canatur), Asociación de Exportadores (Adex) y la Sociedad Nacional de Industrias (SNI) se reunieron hoy con el presidente de la República, Francisco Sagasti, para presentarles propuestas orientadas a reactivar la economía y afianzar la institucionalidad de nuestro país.

 

En dicha reunión, el presidente de la CCL, Peter Anders, señaló que los gremios «queremos participar más cercanamente al Gobierno y ser agentes de cambio activo y real para el Perú».

 

Asimismo, indicó que están de acuerdo con los temas prioritarios expuestos por el Gabinete en el Congreso de la República, tales como priorizar la atención sanitaria que afecta a la población, recuperar las actividades económicas y la generación de empleo que exigen los ciudadanos y garantizar elecciones transparentes.

 

Ante los últimos hechos de violencia registrados en el país, Anders precisó que se deben respetar a las instituciones y la Ley, ante todo. Además, aseveró que todo cambio o modificación tiene que hacerse dentro de los procedimientos legales ya establecidos.

 

«El derecho a protesta no puede desnaturalizarse. Toda negociación o mesa de diálogo debe realizarse sin presiones y sin cometer delitos como la toma de carreteras», añadió

 

En esa línea, manifestó que el Ejecutivo debe ser más firme respecto a la emisión de normas populistas por el Congreso, es decir, debe usar todas las armas legales para tener una estrategia país que nos permita salir de esta crisis económica, política y de salud.

 

De otro lado, sostuvo que el Gobierno también debe ser más claro y preciso en la forma de cómo adquirirá las vacunas y cómo manejará la cadena de frío y aplicación en la población, a fin de contrarrestar el avance de la COVID-19.

 

Propuestas para reactivar la economía

Dentro de las propuestas a nivel económico, Peter Anders destacó que es urgente que el Gobierno prorrogue las exoneraciones del IGV comprendidas en los Apéndices I y II de la ley (bienes de consumo popular y servicios básicos), próximas a vencerse el 31 de diciembre de este año.

 

Puesto que si no se prioriza este tema, habrá un aumento de precios de estos bienes en más del 18%, lo que afectará a los consumidores.

 

De igual manera, anotó que es urgente la reglamentación del DU 127-2020 (publicado el 01 de noviembre del 2020) mediante el cual se establece el otorgamiento de subsidios para empresas del sector privado, a fin de permitir la contratación de nuevos trabajadores, para recuperar los miles de empleos que se han perdido por la pandemia.

 

Respecto a la derogatoria de la Ley de Promoción y Desarrollo Agrario, mostró su preocupación y recalcó que no se cuentan con reglas claras para el pago de remuneraciones y beneficios laborales.

 

Por ello, instó a «que una vez aprobada la nueva ley, sería conveniente que el Ministerio de Trabajo convoque a los Gremios Empresariales que estamos interesados en participar en su adecuada reglamentación».

 

Mientras que sobre la discusión que se abierto sobre el cambio de Constitución, Peter Anders señaló que ante la grave crisis que afecta a nuestro país no es recomendable iniciar un debate sobre la reforma total de la Constitución del 93.

 

«No estamos de acuerdo con la reforma total de la Constitución ni de una convocatoria a un referéndum, pues ello puede generar la paralización del país, afectando las inversiones nacionales y extranjeras para restablecer el crecimiento económico y la recuperación de los miles de empleos que reclaman nuestros compatriotas», aclaró.




CCL entrega premio Ramón Remolina

La Cámara de Comercio de Lima (CCL) realizó la ceremonia de distinción de la XVI edición del Premio Anual al Periodismo Ramón Remolina Serrano, cuyo tema fue Reactivación de la economía peruana post pandemia: reinvención, oportunidades y retos a futuro, que se llevó acabo vía Zoom el 1 de diciembre.

 

“El tema del concurso para este año se da en concordancia a la difícil situación económica y social que atraviesa el Perú y el mundo, afectados gravemente por la pandemia del coronavirus. Con ello buscamos destacar la capacidad de respuesta y la resiliencia que siempre hemos tenido los peruanos para enfrentar las contingencias, motivándolos a seguir adelante”, manifestó el presidente de la CCL, Peter Anders.

 

Asimismo, señaló que con esta premiación se busca reconocer la labor de los periodistas que, con sus informaciones y comentarios, resaltan el trabajo y esfuerzo de los peruanos exitosos, quienes, con talento y creatividad, impulsan el desarrollo de nuestro país.

 

También resaltó la existencia de la permanente simbiosis entre los empresarios y periodistas, y mencionó que estos últimos, cotidianamente, dan cuenta a la ciudadanía sobre los más importantes acontecimientos que ocurren en el ámbito nacional e internacional.

 

En esta XVI edición, participaron alrededor de 40 artículos de distintos medios de comunicación entre informes, análisis e investigación sobre las perspectivas del país para reemprender el camino del crecimiento económico luego de superar la emergencia sanitaria.

 

Oficio loable y necesario

 

A su turno, el director Institucional de la CCL, Carlos Posada, extendió las felicitaciones a los periodistas y reconoció su trabajo. “Como CCL reconocemos la labor que realizan cada uno de ustedes porque no solo es loable, sino extremadamente necesaria en un país particularmente interesante como el Perú, que siempre nos trae retos”, apuntó.

 

En ese sentido, sostuvo que la participación del periodismo es una pieza clave y fundamental en el desarrollo de la vida social del país. Por su parte, el presidente del Comité Editorial de la CCL, Bernardo Furman, recordó que durante el tiempo que el concurso lleva vigente se han tocado diversos temas importantes para el desarrollo del país, tales como responsabilidad social, competitividad y el empoderamiento de las mujeres, entre otros.

 

De igual manera, Furman agradeció a Southern Peru Copper Corporation, representado por Guillermo Vidalón, superintendente de Relaciones Públicas de la empresa, por hacer realidad este importante concurso.

 

Los premiados del 2020

 

Cabe precisar que el jurado calificador estuvo integrado por el presidente de la CCL, Peter Anders; el presidente del Comité Editorial de la CCL, Bernardo Furman; la decana de la facultad de Comunicaciones de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC), Úrsula Freundt; y el jefe del Instituto de Economía y Desarrollo Empresarial de la CCL, Óscar Chávez. Los trabajos fueron evaluados en una sola categoría, la cual estuvo compuesta por las siguientes modalidades: periodismo televisivo, digital, escrito y radial.

 

El primer puesto fue compartido por las periodistas Claudia Inga Martínez y Fiorella Gill Mena que pertenecen a la sección de Economía del diario El Comercio. Ambas presentaron el informe Cajamarca sin carnaval: el saldo del COVID-19 en la economía de la segunda región más informal del Perú.

 

En este artículo ambas periodistas señalaron que si bien en el último carnaval tradicional cajarmarquino el turismo registraba un buen ritmo crecimiento, a raíz de la pandemia, actualmente los hoteles y agencias de viaje de Cajamarca dan pelea para no quebrar y están migrando a otros rubros como pensiones, venta de abarrotes o delivery. Se calcula que unos 6.600 negocios en la región se han visto afectados y la informalidad ya supera al 80% de la población.

 

El segundo lugar lo obtuvo Carlos Bessombes Burgos, editor de Economía del diario La República por su artículo La resiliencia peruana frente al enemigo invisible, donde el periodista explicó que los sectores económico, laboral, financiero y previsional, de asistencia social y emprendimientos son claves para la recuperación económica del país, durante la pandemia y la etapa post COVID-19.

 

Además, el artículo recogió el punto de vista de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que afirmó que el impacto en el mercado laboral peruano fue el más severo en la región por las medidas restrictivas que se decretaron.

 

El tercer lugar lo obtuvo Javier Prialé Cantorín, periodista del diario Gestión con su artículo El reto de reconstruir la clase media: hacer que 5 millones recuperen su calidad de vida. Prialé señaló en este informe que para reconstruir la clase media es necesario generar un plan que fomente la creación de empleos formales, y para su consolidación, enfocarse en servicios básicos como salud y reformar el sistema de pensiones.

 

Asimismo, indicó que los cálculos de Macroconsult muestran que en total son 2,8 millones de personas las que pasarán del segmento medio consolidado al vulnerable, mientras que los que pasen de la vulnerabilidad a la pobreza serán unos 2,1 millones de personas.

 

¿Quién fue Ramón Remolina?

 

El presidente de la Cámara de Comercio de Lima, Peter Anders, recordó que este importante reconocimiento a la labor periodística se viene realizando desde hace 16 años y se otorga en honor al ingeniero Ramón Remolina Serrano, quien presidió la CCL entre los años 1988 y 1990. Este destacado empresario, mencionó Anders, era amigo de los periodistas, además de ser un asiduo colaborador del diario El Comercio, sobre temas económicos y financieros.

 

Ramón Remolina Serrano nació en la ciudad de Lima el 31 de agosto de 1913. Siguió estudios de Ingeniería Civil en la Escuela de Ingenieros del Perú. En 1937, participó de la expedición que realizó el primer cruce del “Boquerón del Padre Abad”, labor con la que se trazaría el proyecto que permitiría la interconexión vial del Pacífico con el Atlántico por la región central. Se unión en matrimonio con la señora Hilda Delgado de Remolina, con quien tuvo cuatro hijos.

 

El ingeniero Ramón Remolina falleció en 1992, a solo un día de cumplir 79 años. En razón de su destacada trayectoria profesional fue nombrado ingeniero emérito por el Colegio de Ingenieros del Perú. De igual manera, fue director de la Confederación Nacional de Instituciones Empresariales Privadas (Confiep).

 

En medio de la crisis económica nacional de inicios de los años noventa, desde su posición de líder empresarial, Ramón Remolina Serrano trabajó por cambios radicales en la economía, la reducción del gasto fiscal y la racionalización del aparato empresarial estatal. También advirtió, desde entonces, la conveniencia de apuntalar nuestra presencia como país en la Cuenca del Pacífico.




Innovación, herramienta básica de solución

El Centro de Innovación de la Cámara de Comercio de Lima (CCL) organizó la IV Ronda de Innovación Abierta, encuentro donde empresarios de diversos sectores plantearon sus necesidades y retos tecnológicos, para ser resueltos de manera colaborativa con emprendedores y startups que utilizan la ciencia, la tecnología y la innovación, a fin de generar sus soluciones.

 

Durante el evento que se realizó el 1 de diciembre, el gerente general de la CCL, el ingeniero José Rosas, recordó que este Centro de Innovación tiene más de ocho años de creación.

 

“La CCL siempre se ha involucrado en estos temas de innovación y creemos que es una herramienta básica para el desarrollo de las empresas”, destacó.

 

El desafío de las compañías

 

Representando al sector químico, Peter Anders, gerente general de Anders Perú, distribuidora regional de especialidades químicas, ingredientes y equipamiento para la industria, planteó el reto sobre cómo automatizar la distribución de productos químicos en empresas B2B.

 

En representación del sector textil, Luis Antonio Aspíllaga, CEO de WTS, empresa comercial estadounidense con oficinas en Nueva York, Los Ángeles, Perú y Centro América, señaló que el desafío de su empresa es diseñar una solución que ayude a los clientes a identificar rápida y visualmente productos textiles a través del escaneo de una aplicación móvil.

 

Mónica Olivas, gerente de Calidad de Modasa, empresa dedicada a diseñar, producir y comercializar buses, grupos electrógenos y equipos de la más alta calidad y tecnología internacional, planteó el reto sobre cómo asegurar que las modificaciones hechas en un subsistema de un producto se apliquen tanto a nivel de las listas de ingeniería como en la fabricación de todos los productos con un sistema similar y que se conozca desde cuándo se implementó el cambio.

 

Finalmente, desde el sector Retail, Rosario Torrejón, gerente general de Corporación Vega, holding de capital peruano con más de 24 años de experiencia en el rubro de consumo masivo y distribución, planteó el reto de cómo implementar un modelo de negocio llamado Continuous Delivery para mejorar el proceso de e-commerce para la línea de venta de su empresa.

 

Cabe resaltar que en esta IV Ronda de Innovación Abierta también participó César Pongo, director ejecutivo de la RED IDI, organización dedicada a la investigación, desarrollo e innovación en el sector empresarial y gubernamental. Esta red está constituida por siete universidades.




CCL invoca a garantizar seguridad en región Ica y respetar la ley

La Cámara de Comercio de Lima (CCL) hace un llamado a las máximas autoridades del país para que garanticen la seguridad de la población y el restablecimiento del imperio de la ley en la región Ica, así como la defensa de la propiedad pública y privada, frente a los hechos de violencia registrados en las últimas horas.

 

“En un estado de derecho no es posible aceptar que este tipo de actos vandálicos persistan, pues ponen en riesgo vidas humanas y el trabajo de miles de peruanos que durante años se han esforzado por desarrollar un sector como el agroindustrial que ha contribuido a dinamizar la economía de la región”, sostuvo el presidente de la CCL, Peter Anders.

 

El Gremio considera que en caso de existir problemas laborales referidos a determinadas empresas, éstos deberán ser atendidos y resueltos en las instancias correspondientes de acuerdo a ley, incluyendo al Ministerio de Agricultura y/o Trabajo.

 

Y no deben ser aprovechados por quienes pretenden desestabilizar la institucionalidad y la vida democrática del país, así como para cometer actos deliberadamente delictivos como el robo y saqueo de equipos y mercaderías de empresas y locales comerciales.

 

«Es urgente que el gobierno restablezca el principio de autoridad y el imperio de la ley, sobre todo en la situación de emergencia sanitaria y económica que vivimos, permitiendo el libre tránsito y evitando cuantiosas pérdidas, en especial de productos perecibles que se producen dicha región, los cuales generan a su vez importantes puestos de trabajo», indicó.




El Salvador, un país de oportunidades

La República de El Salvador y el Perú cuentan con más de 150 años de sólidos vínculos diplomáticos.

 

En ese sentido, el director de Inversiones del Organismo Promotor de Exportaciones e Inversiones de El Salvador (Proesa), Javier Galdámez, afirmó que el Perú constituye para su país uno de los socios estratégicos más importantes del Sur de América en el tema de exportaciones, inversiones, turismo, entre otros.

 

“En términos de apertura comercial, ofrecemos acceso preferencial a cerca de 1.200 millones de consumidores en 42 países del mundo”, detalló durante el webinar El Salvador un país de oportunidades para invertir y hacer negocios, organizado por la Cámara de Comercio de Lima (CCL), la Embajada de El Salvador en el Perú, el Ministerio de Relaciones Exteriores de El Salvador y Proesa.

 

Galdámez precisó que en su país han construido un marco jurídico que protege y facilita la inversión, pues les interesa desarrollar una relación a largo plazo con inversionistas. Asimismo, mencionó que, con el dólar como moneda oficial, los niveles de inflación han permanecido por debajo del resto de países latinoamericanos.

 

Por su parte, el presidente de la CCL, Peter Anders, afirmó que el intercambio comercial entre el Perú y El Salvador aún no es significativo, pese a que ambos países tienen bienes y servicios complementarios a sus economías.

 

Por ello, dijo que los empresarios de ambos países deben trabajar más mediante la mutua visita de misiones de negocios, para identificar así mayores oportunidades que permitan incrementar los negocios, la cooperación y las inversiones.

 

En el evento también participaron el embajador de El Salvador en el Perú, German Banacek; la viceministra de Relaciones Exteriores, Integración y Promoción Económica de El Salvador, Patricia Leonor Comandari; el presidente de Proesa, Salvador Antonio Gómez Góchez; y la gerente de Desarrollo Exportador de Proesa, Maricela Ibarra.

 

Intercambio comercial

 

Según información del Centro de Comercio Exterior (CCEX) de la CCL, en el 2019 el intercambio comercial entre el Perú y El Salvador sumó US$ 98,9 millones, cifra que significó un crecimiento del 153,7% respecto al 2018, que registró US$ 39 millones.

 

En tanto, debido a la coyuntura sanitaria, entre enero-setiembre de este año, el intercambio comercial alcanzó US$ 28,4 millones, cifra menor en 70,4% a lo sumado en similar periodo del 2019 (US$ 86 millones).




Transformación digital para modernizar la salud

La Cámara de Comercio de Lima (CCL) participó en el evento virtual III Jornadas Económicas Perú – Alemania: Uniendo metas comunes, organizado por la Cámara de Comercio e Industria Peruano Alemana (AHK-Perú), que se realizó los días 24 y 25 de noviembre vía plataforma Zoom.

 

Durante su exposición, el presidente de la CCL, Peter Anders, destacó las buenas relaciones bilaterales entre Perú y Alemania, o solo en el aspecto comercial y de las inversiones, sino también de la cooperación económica y tecnológica.

 

“Muchos científicos y comerciantes alemanes hicieron del Perú su segunda patria. Ahora, pese a la pandemia, continuamos manteniendo el flujo bilateral del comercio, relación que se ha fortalecido a partir de la firma del Tratado de Libre Comercio entre el Perú y la Unión Europea”, señaló Anders.

 

En ese sentido, el presidente de la CCL recalcó que este tipo de encuentros son necesarios para conocer valiosa información sobre las condiciones para la modernización del sector salud y los avances referentes a la transformación digital de este sector.

 

En esa línea, el ministro Consejero de la Embajada de Alemania en el Perú, Stefan Biedermann, resaltó la política exterior de su país y las buenas relaciones comerciales que sostiene con el Perú y demás países de América Latina y el Caribe. “Pese a la pandemia continuaremos con este acercamiento de manera que podamos intercambiar acciones que permitan contrarrestar el avance de la COVID19 en la región”, expresó.

Más conectividad

 

En efecto, el país padece de una crisis sanitaria y se encamina hacia una nueva normalidad. En ese contexto, el presidente del gremio de Salud (Comsalud) de la CCL, Sandro Stapleton, consideró fundamental que el país adopte una transformación digital para modernizar su sistema de salud.

 

“La adopción de tecnologías contribuirá a brindar mejores servicios al paciente, reducir costos y aumentar la productividad en el sector salud”, precisó.

 

Sin embargo, para que ello se dé, Stapleton mencionó que es fundamental que desde el Gobierno se impulse la implementación de una mayor conectividad en las zonas más vulnerables y pobres del país.

 

“No podemos tener transformación digital si no hay conectividad. En el Perú la penetración de banda ancha es baja. En Lima el acceso a internet llega al 60% de la población, mientras en provincias apenas es 5%. Por eso se necesita de grandes inversiones para obtener grandes beneficios”, subrayó.

 

Igualmente, consideró importante que deba existir liderazgo y compromiso por parte del ejecutivo y los ministerios, principalmente los relacionados al desarrollo de infraestructura y conectividad. “Como sector privado, buscaremos acercarnos al Estado para incidir en la digitalización, porque contribuye a que los servicios de salud sean equitativos para toda la población”, sostuvo.

 

De la misma manera, la directora gerente de la AHK Perú, Antje Wandelt, explicó que la pandemia significa hoy un gran desafío que requiere de esfuerzos conjuntos entre el sector público y el privado.

 

Por ello, destacó que la digitalización y la trasformación digital pueden incidir efectivamente en la gestión y prestación de servicios de salud, pues considera que “ambas son herramientas poderosas para modernizar el sector salud”.

 

Efectivamente, estos esfuerzos de modernización se observan en algunas entidades públicas como el Seguro Social de Salud (EsSalud).

 

Su presidenta ejecutiva, Fiorella Molinelli, expuso sobre los alcances que ha generado la digitalización y la transformación digital en todos los establecimientos de EsSalud, lo que ha involucrado un cambio cultural.

 

Entre estos logros figuran la implementación de la Ventanilla Integral Virtual del Asegurado (Viva) con más de 251.000 trámites realizados, la firma digital para la historia clínica y recetas médicas, solicitud de citas vía web y a través de aplicativos móviles, entre otros.

 

Estrategia a largo plazo

 

En tanto, el experto de Medical Valley Bayern, Manfred Falke; el CEO de German Health Alliance, Erhard Fichtner; y el experto en Medical Neuroscience, Vincent Clement; coincidieron en que es importante que los países de la región implementen una estrategia de digitalización a largo plazo, indistintamente al periodo gubernamental, pues ello contribuirá a reducir costos, la prevención de riesgos y por ende, mejorar el servicio de salud pública.

 

Cabe anotar que en el evento virtual también participaron Martín Volante, industry value engineering de SAP; Francisco Celis, head of Digital Solutions Latin America Siemens Healthineers; Jeff Moore, especialista en Ciberseguridad de Dräger; Andrés Mendoza, director de Blowers Kaeser Compresores Perú; y Laura Toxana Ruíz, gerente de Desarrollo de Negocios para Latinoamérica de B. Braun.




Mayor eficiencia en la solución de controversias

Las Juntas de Resolución de Disputas o Dispute Boards son un método alternativo de solución de conflictos que tienen como finalidad que las partes prevengan o, en su caso, resuelvan de manera eficiente las controversias que surjan durante la ejecución de un contrato de obra, mientras este sigue en marcha.

 

Asimismo, la Junta acompaña a la obra desde su inicio hasta su recepción total, y participa como un tercero imparcial frente a los protagonistas de la obra (propietario, supervisor y contratista), siendo pieza clave para que su continuidad no se afecte.

 

Procedimientos Imparciales

 

En esa línea y con el objetivo principal de seguir colaborando a la consolidación de los mecanismos alternativos de solución de controversias, el Centro de Arbitraje de la CCL presentó, el pasado 24 de noviembre, su nuevo servicio administración de Juntas de Resolución de Disputas, que será de utilidad para el sector de la ingeniería y construcción del país.

 

De esta manera, el Centro de Arbitraje intervendrá en la constitución de la Junta de Resolución de Disputas, realizando las acciones necesarias para que esta cumpla y ejerza sus funciones de manera eficiente; además coordinará las actuaciones de la Junta y fiscalizará la debida conducta procedimental, independencia e imparcialidad de esta, hasta que terminen sus labores.

 

El evento de presentación del servicio contó con la presencia del presidente de la CCL, Peter Anders, y del presidente del Consejo de Arbitraje de la CCL, Luis Bustamante.

 

Durante la apertura del evento, Peter Anders señaló que, en su propósito de seguir contribuyendo a la transparencia en la resolución de controversias privadas, este servicio del Centro de Arbitraje evitará que, ante un conflicto, la obra se paralice, respondiendo mejor a las exigencias de tiempo y costo que se requieren en un contrato de construcción.

 

“Las Juntas de Resolución de Disputas, como ente imparcial al contratista y al propietario de la obra, tienen la importante finalidad de disminuir esta conflictividad entre las partes y resolver sus controversias en el menor tiempo y al menor costo posible”, indicó el presidente de la CCL.

 

Mayor calidad e innovación

 

A su turno, el presidente de la Consejo de Arbitraje de la CCL, Luis Bustamante, resaltó el trabajo que viene realizando el Centro de Arbitraje durante los últimos 27 años, puesto que ha tenido el privilegio de servir a miles de empresas e individuos peruanos y extranjeros que han confiado en la institución para la resolución de sus conflictos.

 

Es por ello que, en la búsqueda de innovación y de brindar servicios de mayor calidad, han implementado una serie de mejoras en los servicios, entre los que destacan los nuevos reglamentos, considerados entre los más modernos de la región; el Faro de Transparencia; y el arbitraje online.

 

“Hoy, estamos orgullosos de anunciar la implementación del nuevo servicio de administración de Juntas de Resolución de Disputas que se ajusta a los requerimientos de nuestros usuarios. Estas Juntas combinan el componente técnico y legal que se requiere para resolver los desacuerdos que se producen en el día a día en este tipo de contratos y con mayor justicia para las partes”, refirió Bustamante.

 

Así, aseguró que este ente independiente e imparcial, componedor neutral resolutor de estas disputas internas que se inician y llevan a cabo durante la obra –y no una vez esta concluya–, configura un mecanismo más eficiente y efectivo que se ajusta a las necesidades de la construcción.

 

“En este gran esfuerzo, nos satisface profundamente contribuir, paralelamente, a que las inversiones en la construcción de nuestro país continúen sin interrupción o interferencias”, agregó el presidente del Consejo de Arbitraje de la CCL.

 

De otro lado, el evento también contó con la participación de reconocidos profesionales con larga trayectoria en la solución de conflictos en el rubro de ingeniería y construcción, tales como Carlos López, de LLV Consultores, quien expuso acerca de las funciones y la labor que llevará a cabo el Centro de Administración de Juntas de Resolución de Disputas de la CCL; y Gustavo Paredes, del Estudio NPG abogados, quien abordó detalles relevantes del Nuevo Reglamento de Junta de Resolución de Disputas en obras públicas

 

Juntas de Resolución de Disputas (JRD)

Las Juntas son conformadas por uno o más expertos, ingenieros, arquitectos o abogados con conocimiento técnico y legal en la ejecución de obras (adjudicadores), quienes deben estar perfectamente informados sobre la obra. Ellos tienen la facultad de verificar su marcha mediante pedidos de información a las partes, visitas y celebración de audiencias.

 

¿Cuál es su finalidad?

Las JRD, como terceros externos, independientes e imparciales a los protagonistas de la obra (contratistas, propietario y supervisor), tienen como importante función reducir la conflictividad que se pueda generar cuando, por ejemplo, el cronograma y el alcance de la obra se modifiquen por necesidades de la misma o que surjan en su ejecución, ya que ello produce que –en múltiples oportunidades– se genere un ring de box entre los protagonistas de la obra para decidir quién asumirá el costo por estas variaciones.

 

De esta manera, las JRD previenen disputas de los contratantes y, cuando estas lleguen, las resuelven mediante sus decisiones de obligatorio cumplimiento. Pero más importante aún, propician que el cashflow del proyecto se mantenga dentro del proyecto.

 

Las JRD también evitan que se tenga que recurrir a otros métodos de solución de conflictos (como el arbitraje), cuando la obra aún no ha sido concluida.

 

¿Qué servicio brindará el Centro de Arbitraje de la CCL?

El Centro intervendrá en la constitución de la Junta de Resolución de Disputas, realizando las acciones necesarias para que esta cumpla y ejerza sus funciones de manera eficiente e independiente a las partes; siendo responsable de coordinar las actuaciones de la Junta y de cuidar y fiscalizar la debida conducta procedimental y la independencia e imparcialidad de esta hasta la culminación de sus labores.

 

 




El nuevo consumidor influye en la industria retail

Con el fin de impulsar la industria retail en un contexto de nueva normalidad, la Cámara de Comercio de Lima (CCL), a través de su Gremio de Retail y Distribución, organizó el V Foro Internacional Retail: Afrontando los nuevos desafíos, evento virtual que se llevó a cabo los días 23 y 24 de noviembre.

 

Durante la inauguración del foro, el presidente de la CCL, Peter Anders, enfatizó que la industria retail está enfrentando una situación difícil. En ese sentido, sostuvo que en esta  pospandemia es necesario replantear las estrategias de ventas y distribución, a fin de lograr un mayor acercamiento a los nuevos consumidores, mayormente digitales. “De esa manera podremos atenderlos con eficiencia y a tiempo.

 

El consumidor de hoy está muy bien informado gracias a la tecnología que contribuye a la búsqueda de respuestas rápidas”, precisó.

 

En razón de ello, Anders afirmó que la adaptación del retail a la nueva normalidad deberá planificarse con sumo cuidado y anticipación.

 

En esa línea, el managing director en Lizan Retail Advisors (LRA), Jorge Lizan, sostuvo que los actuales consumidores tienen mucho mayor poder de compra, dado que su preocupación se centra en la disponibilidad del producto y no la variedad del mismo.

 

“Este mayor poder de compra genera nuevas tendencias en los negocios minoristas y, por ello, los negocios retail estarán obligados a invertir en tecnología para poder conocer dichas tendencias y, posteriormente, capitalizarlas”, manifestó.

 

Igualmente, la ex CEO en Delosi, Johanna Inti, afirmó que este consumidor, mayormente joven, es muy racional, y está ávido de buscar nuevas marcas que ofrezcan distintas o nuevas opciones. Sin embargo, advirtió que cualquier experiencia negativa va a influenciar en la definición de compra.

 

En tanto, el CEO de Cámara Lúcida, Óscar Garcés destacó la importancia de las tiendas virtuales en la industria retail a través de recorridos 360 – 3D Matterport, donde el uso de la tecnología captura espacios tridimensionales para simular la visita a un mall.

 

Generación de ventas

 

A su turno, la presidenta del Gremio de Retail y Distribución de la CCL, Leslie Passalacqua, afirmó que en esta coyuntura es sumamente importante que la industria tenga como meta la construcción continua de marcas, conocer a los consumidores y la  generación de ventas.

 

“Un día perdido en retail jamás se recupera, es ahí que se debe enfocar la estrategia de marca, tanto en e-commerce como en venta directa”, manifestó.

 

Así también, es importante que las empresas mantengan una buena  reputación. Al respecto, la gerente  general de Apoyo Comunicación, Milagros Avendaño, señaló que esta tarea deben desarrollarla todas las empresas, dado que contribuye a incrementar el valor de la compañía e impacta en la intención de compra de los consumidores.

 

“Las marcas pueden ser criticadas severamente y ello se traslada a las  redes sociales como un activismo negativo, que en esta pandemia ha logrado triplicarse, pues pasó del 28% en mayo del 2019 a 85% al mismo mes en el 2020”, anotó.

 

Finalmente, el coach especialista en planeación estratégica, Tarek Saker, resaltó la importancia del liderazgo en la fuerza de ventas. En este encuentro también participaron, el director de la Consultoría de Friedman Group, Carlos Yunes; el director de Platanitos, Pedro Mont; y el gerente en Perú-Retail, Óscar Ibazeta; entre otros destacados especialistas del rubro.




Peter Anders: Los retos del ministro Mendoza

El reto que enfrenta Waldo Mendoza al asumir el cargo de ministro de Economía y Finanzas es enorme y desafiante. Recibe un país con una severa crisis económica producto de la pandemia mundial del coronavirus, que implica serios problemas en las cuentas fiscales, lo cual repercute en la capacidad del Estado de poder brindar servicios básicos como salud, educación e infraestructura.

 

Ya lo advirtió el propio presidente de la República, Francisco Sagasti: Nuestro país requiere endeudarse en S/ 30.000 millones para cubrir el Presupuesto Público del 2021.

 

Desde esa perspectiva, en la Cámara de Comercio de Lima consideramos que se requiere priorizar la recuperación del Producto Bruto Interno (PBI), que solo en los primeros nueve meses del año ha caído en 14,5%.

 

Un impulso del PBI permitirá mayor empleo e ingresos para las familias, mejores perspectivas hacia el futuro y, por tanto, una mayor confianza tanto de los consumidores como de las empresas –lo que se traduce en mayor inversión–, generando una mayor demanda interna.

 

Asimismo, se mejora la recaudación tributaria y disminuyen las presiones para un mayor endeudamiento.

 

Inversión pública

 

Nuestra propuesta es que, para lograr este impulso, se requiere una mayor ejecución de la inversión pública. Hasta el 18 de noviembre pasado, el grado de ejecución de la inversión del gobierno nacional llegaba al 42,2%, mientras que en los gobiernos locales a 33,3% y en gobiernos regionales a 41,6%. Si bien estos resultados se esperaban por efecto de la pandemia, es el momento de retomar un mayor dinamismo.

 

El Programa Arranca Perú, que cuenta con un presupuesto de S/ 7.700 millones, monto cuyo mayor porcentaje se encuentra en manos de los ministerios de Transportes y Comunicaciones y de Vivienda, Construcción y Saneamiento, exige una buena coordinación para su pronta ejecución.

 

Además, es necesario evaluar medidas proactivas sobre Reactiva Perú, pues si bien un buen número de empresas pudieron sobrevivir a la crisis, todavía no recuperan su capacidad de pago y, en ese sentido, cabría considerar si se amplía el plazo establecido para el pago de los créditos de este programa. Es momento de analizar las consecuencias de que no se pueda honrar dicha cartera de créditos.

 

Otro aspecto importante en materia de recuperar el dinamismo de nuestra economía se encuentra en la cartera de proyectos de inversión en manos de Proinversión, entidad que tiene 23 de estos bajo la modalidad de Asociación Público-Privada (APP), que implican una inversión total de US$ 5.516 millones. Trece proyectos ya han sido adjudicados por un monto de US$ 2.409 millones. Cabe preguntarse si ya empezaron a ejecutarse. Además, existen diez proyectos por US$ 3.106 millones en etapa de declaratoria de interés.

 

Inversión privada

 

Finalmente, otra de las tareas pendientes del ministro Mendoza se refiere a la inversión privada. Los conflictos sociales son y serán un factor de impedimento de la inversión privada sobre todo en sectores primarios. ¿Qué se puede hacer? Quizá si se destinase un presupuesto específico para mejorar las condiciones sociales en las poblaciones ubicadas en dichas zonas ayudaría en algo.

 

Se requiere también mejorar el clima de inversiones, de cara al mercado externo. Si bien todo el mundo se ha visto afectado por la pandemia, hay inversión extranjera que buscará donde situarse, pero para ello necesitamos mostrar estabilidad política y jurídica, además de un marco de promoción eficiente y atractivo.

 

No son pocas las tareas que le esperan al ministro y el tiempo es corto. No obstante, podrían sentar las bases sobre las cuales trabajaría mejor el siguiente gobierno.




Rol de los gremios en la reactivación económica

El rol de los gremios es clave para la reactivación económica. Por ello, líderes empresariales de importantes instituciones del Perú y Colombia se reunieron en el evento Gremialismo: Motor de desarrollo y consolidación empresarial, organizado por el Consejo Empresarial Colombiano (CEC).

 

En dicho evento, los distintos líderes empresariales de ambos países conversaron sobre la manera de cómo cada país enfrenta la crisis desde su frente y del apoyo que se le brinda al empresario para reactivar la economía.

 

En ese sentido, el presidente de la Cámara de Comercio de Lima (CCL), Peter Anders, señaló que el Perú es uno de los países más afectados del mundo por el impacto de la crisis sanitaria de la COVID-19.

 

Pese a que se tenía, según Anders, una situación macroeconómica “bastante buena”, con superávit en las exportaciones y reservas en el orden del 30% del Producto Bruto Interno (PBI), que equivalen a aproximadamente US$ 60.000 millones, la crisis originada por la COVID-19 cambió dicha situación.

 

“La crisis sanitaria afectó la economía peruana al inicio de la pandemia con una caída del 42%, pero prevemos para el cierre del 2020 un descenso de solo 12%”, subrayó.

 

Asimismo, precisó que si bien esta crisis encontró al país en una situación de estabilidad macroeconómica, en el camino se vio un sistema de salud muy precario con falta de camas UCI (unidad de cuidados intensivos) y de oxígeno.

 

“Nos trajo un fuerte desempleo que llegó a los 6,7 millones en todo el Perú”, detalló. Por ello, señaló que el sector empresarial en el Perú, específicamente la CCL, ayudó mucho al empresario a reactivar sus compañías en las diferentes fases que propuso el Gobierno haciendo puentes con los ministerios para apoyarlos en los temas sanitarios y así cumplan con sus pedidos de exportación.

También mencionó que están en proceso de cambio de algunos sistemas de la CCL para que se trabaje de manera virtual. Por ejemplo, refirió que en los certificados de origen que antes tenían que ser físicos, ahora se está trabajando para que sean virtuales. Para ello, adelantó que se está negociando su aceptación con diferentes países.

 

Visión colombiana de la recuperación

 

En esa misma línea, María Mónica Conde, vicepresidenta de Relaciones Institucionales y de Cooperación de la Cámara de Comercio de Bogotá (CCB), sostuvo que Colombia venía de un buen momento económico con un crecimiento del PBI por encima de 3,3%. Sin embargo, apuntó que debido a la pandemia su país encabeza la lista de naciones de mayor desempleo.

 

Precisó que en setiembre del 2020 la tasa total fue el 15,8%, lo que significó un aumento del 5,6% frente al mismo periodo del 2019. “Si bien la crisis ha afectado a todos los negocios, el impacto más significativo fue para las micro, pequeña y mediana (mipymes) debido a que son más vulnerables al cierre de sus negocios”,  recalcó.

 

Conde afirmó que los sectores más afectados por la COVID-19 son el turismo, aviación, comercio, construcción y entretenimiento. En ese sentido, aseguró que solo una de cada diez empresas en Colombia tiene la capacidad financiera para cumplir con sus compromisos de arrendamiento, deudas y servicios públicos hasta por tres meses. Las demás alcanzan solo hasta cuatro semanas.

 

Para mejorar esta situación, Conde indicó que la CCB ha atendido a más de 323.000 personas a través de todos los servicios y plataformas virtuales con que cuentan. Afirmó que actualmente tienen programas de apoyo al empresariado como las rutas de seguimiento personalizado para lograr resultados contundentes y visibles; y el Programa de Aceleración de Proyectos de Emprendimiento e Innovación Empresarial, donde se invita a emprendedores y empresarios a postular sus ideas o proyectos de innovación, entre otros.

 

Incertidumbre política

 

Para el director ejecutivo del CEC, Luis Fernando Gómez, la incertidumbre política que vive en estos momentos el Perú, ligado a la crisis sanitaria por la pandemia hace que los empresarios no puedan tomar decisiones, “y si las toman son poco acertadas por la coyuntura”.

 

Señaló que como CEC ayudaron a empresas colombianas afincadas en Perú orientándolas con información de expertos consultados por este gremio.

 

“No todo fue malo, obviamente nos vimos favorecidos con grandes beneficios como Reactiva Perú y de las políticas peruanas de apoyo a la población como la reducción de tasas que nos alivió esta situación”, subrayó. En ese línea, sostuvo que se vive en una binacionaliad permanente porque se tiene que estar muy pendiente de lo que sucede en ambos países.

 

El evento organizado por el CEC contó también con la presencia del presidente de la Sociedad  Nacional de Industrias (SNI), Ricardo Márquez; y del presidente de la Federación Nacional de Comerciantes de Colombia (Fenalco), Jaime Alberto Cabal.




Rol de los gremios es clave para la reactivación económica

El rol de los gremios es clave para la reactivación económica, por ello líderes empresariales de importantes instituciones de Perú y Colombia se reunieron en el evento “Gremialismo: Motor de desarrollo y consolidación empresarial», organizado por el Consejo Empresarial Colombiano.

 

En dicho evento los distintos líderes empresariales de ambos países hablaron sobre la manera de cómo cada país enfrenta la crisis desde su frente y del apoyo que se le brinda al empresario para reactivar la economía.

 

En ese sentido, el presidente de la Cámara de Comercio de Lima (CCL), Peter Anders, señaló que el Perú ha sido uno de los más afectados del mundo por esta pandemia, pese a que se tenía una situación macroeconómica “bastante buena”, un superávit en las exportaciones, con reservas en el orden del 30% del Producto Bruto Interno (PBI) que equivalen a aproximadamente US$ 60.000 millones.

 

“Si bien la crisis sanitaria afectó la economía peruana al inicio de la pandemia con una caída del 42%, prevemos para el cierre del 2020 un descenso del 12%”, subrayó.  Precisó que esta crisis encontró al país en una situación de estabilidad macroeconómica; no obstante, dijo que en el camino se vio un sistema de salud muy precario con falta de camas UCI (unidad de cuidados intensivos) y de oxígeno. “Nos trajo un fuerte desempleo que llegó a los 6,7 millones en todo el Perú”, detalló.

 

Por ello, señaló que el sector empresarial en el Perú, específicamente la CCL, ayudó mucho a la reactivación de las empresas en las diferentes fases que propuso el Gobierno, teniendo puentes con los Ministerios para apoyarlos en los temas sanitarios y así cumplan con sus pedidos de exportación.

 

Visión desde Colombia

 

A su turno, María Mónica Conde, vicepresidenta de Relaciones Institucionales y Cooperación de la Cámara de Comercio de Bogotá (CCB), sostuvo que Colombia también venía de un buen momento económico con un crecimiento de su PBI por encima de América Latina y El Caribe con 3,3%.

 

Sin embargo, apuntó que, con la pandemia, Colombia encabeza la lista de naciones de mayor desempleo este año, pues en septiembre del 2020 la tasa total fue el 15,8%, lo que significó un aumento del 5,6% frente al mismo periodo del 2019.

 

Afirmó que los sectores más afectados por la COVID-19 son el turismo, aviación, comercio, construcción y entretenimiento. En ese sentido, anotó que solo una de cada diez empresas en Colombia tiene la capacidad financiera para cumplir con sus compromisos de arrendamiento, deudas, servicios públicos hasta por tres meses; las demás alcanzan sólo hasta cuatro semanas.

 

Para mejorar esta situación, indicó que la CCB ha atendido más de 323.000 personas a través de todos los servicios y plataformas virtuales. Afirmó que actualmente cuentan con tres programas de apoyo al empresariado: el primero llamado “Las rutas de y seguimiento personalizado para lograr resultados contundentes y visibles; y el “Programa de aceleración de proyectos de emprendimiento e innovación empresarial” donde se invita a emprendedores y empresarios a postular sus ideas o proyectos de innovación.

 

El evento organizado por el Consejo Empresarial Colombiano contó también con la presencia de Ricardo Márquez, presidente de la Sociedad Nacional de Industrias, Jaime Alberto Cabal, presidente de la Federación Nacional de Comerciantes (Fenalco).




Peter Anders: Prioridades para el país

El Perú necesita recuperar la estabilidad social, política y económica para enfrentar efectivamente la pandemia del coronavirus y, a la vez, garantizar la realización de un proceso electoral libre de cualquier sospecha en abril del 2021. Estas deben ser las prioridades en esta hora difícil.

 

Estas son condiciones mínimas para comenzar a resolver la emergencia sanitaria que sigue provocando graves daños en la vida y la salud de nuestra población, así como la pérdida de millones de puestos de trabajo, el quiebre de miles empresas y la drástica caída de la recaudación fiscal, por citar solo algunos de los problemas más graves que tenemos.

 

Puede considerarse que es muy poco el tiempo que hay de aquí a la fecha en que debe realizarse el proceso electoral y, luego, al 28 de julio del 2021, cuando se lleve a cabo la transferencia del poder a quien legítimamente sea elegido por la mayoría de peruanos.

 

Sin embargo, sí es un plazo suficiente para tomar medidas que eviten que más personas mueran por falta de atención médica, que crezca el desempleo o que nuestros niños y jóvenes sigan perdiendo la posibilidad de estudiar.

 

Ante la amenaza inminente de una segunda ola de contagios del coronavirus, los esfuerzos deben orientarse a mejorar los servicios de salud, garantizando la provisión de camas UCI, plantas de oxígeno, equipamiento médico, contar con el adecuado número de profesionales de la salud y brindándoles a ellos y a los miembros de nuestras Fuerzas Armadas y Policía Nacional, los elementos de bioseguridad que necesitan para que no terminen siendo víctimas de la enfermedad.

 

Es también un tiempo en el que se puede profundizar y enmendar en lo que sea necesario, las medidas dictadas para la reanudación de las actividades económicas. Muchas empresas han logrado recuperarse o evitar la quiebra gracias a los créditos del programa Reactiva Perú, salvando a la vez miles de empleos.

 

Sin embargo, ello no significa que estas mismas empresas hayan podido fortalecer su posición de cara a las obligaciones que tienen que enfrentar a partir del próximo año para pagar estos créditos garantizados por el Estado, por lo que se debe estudiar alternativas viables.

 

Un tema urgente es también la generación de empleo, de modo que aquellos que perdieron sus puestos de trabajo y con ello los ingresos para asegurar el bienestar de sus familias  cuenten con recursos para afrontar los siguientes meses.

 

Otro de los espacios donde se debe trabajar es buscar calmar a los mercados externos y mostrar, sobre todo a las calificadoras de riesgo, que la estabilidad jurídica y macroeconómica del país no se encuentran en riesgo. Es más, deberían sentarse ya las bases para recuperar un manejo responsable del tema fiscal y de la deuda pública, pues según las primeras estimaciones, el déficit fiscal este año bordearía el 10% del Producto Bruto Interno.

 

En suma, nuestro deseo es que se sanee nuestra economía y llevar a cabo una transición democrática que permita al Perú llegar al bicentenario de su independencia consolidando no solo sus instituciones sino también su economía, de forma tal que todos los peruanos alcancemos la paz y el bienestar a los que tenemos derecho.




Peter Anders: Empleo, reforma y urgencias

Uno de los mayores impactos de la pandemia del coronavirus en el mundo –además de la vida y la salud de las personas– es la pérdida de millones de puestos de trabajo. En el caso de América Latina, diferentes organismos multilaterales han advertido que es una de las regiones más afectadas.

 

Concretamente, tratándose del Perú, las cifras de empleo a nivel nacional han caído trimestre a trimestre desde que comenzaron la emergencia sanitaria y la crisis económica que esta originó.

 

No obstante, la tendencia parece comenzar a revertirse a medida que la reactivación económica se va consolidando en nuestro país, en gran medida debido a la firme decisión del sector privado de no rendirse y seguir haciendo empresa –grande, mediana o pequeña– a pesar de las dificultades y trámites engorrosos que, además de la enfermedad, debe enfrentar.

 

Al cierre del cuarto trimestre del 2019 la población ocupada era de 17,4 millones personas, cifra que se redujo el primer trimestre 2020 a 16,5 millones y en el segundo trimestre a 10,3 millones.

 

Pero para el tercer trimestre del 2020 se proyecta que el empleo empezaría a recuperarse hasta alcanzar los 14,8 millones, siempre en la medida que se continúe avanzando con las fases de reanudación económica anunciadas por el gobierno.

 

No hay que olvidar, sin embargo, que, según propias estimaciones oficiales, a finales del cuarto trimestre del 2020 el empleo aún se encontraría por debajo del nivel previo a la crisis sanitaria.

 

No es ni será fácil recuperar los millones de puestos de trabajo perdidos, más aún el empleo formal, aquel que permite a los trabajadores contar con los beneficios de ley y al Estado recaudar tributos, pues muchas empresas han quebrado, otras a duras penas sobreviven y hay algunas que lentamente han comenzado su proceso de recuperación.

 

Solo será posible generar empleo formal en la medida que se avance en la reanudación de las actividades económicas, donde la tarea pendiente es la Fase 4.

 

Si bien es urgente que esta se termine de implementar, también es cierto que debe ir de la mano de un control efectivo de la pandemia, para que no se desate una nueva ola que tendría efectos devastadores.

 

Urgente es la reactivación económica, sobre todo en favor de quienes han perdido sus empleos, pero es necesario que seamos conscientes de que no servirá de mucho si no se controla un posible rebrote, porque tan importante como conservar un trabajo es mantener la vida y la salud.

 

Un análisis diferente es el que debemos tener con relación al empleo informal que se concentra en trabajadores y profesionales independientes, así como en las microempresas.

 

En el cuarto trimestre del año pasado la PEA informal sumó 12,2 millones de trabajadores, cifra que bajó a 11,5 millones al inicio del 2020. Por efecto de la pandemia, este grupo de trabajadores se redujo a 5,9 millones.

 

Se espera que haya una recuperación también en el sector informal a fines de este año. Pero más allá de ello, deberíamos pensar cómo formalizar a este grupo de peruanos para que no sigan siendo tan vulnerables a una crisis tan grave como la que aún vivimos a nivel mundial.

 

Es quizá el momento de pensar con seriedad en una reforma laboral que incluya a este sector y que permita una generación de empleo más dinámica, eliminando sobrecostos y obstáculos burocráticos que, lejos de promover la creación de puestos de trabajo formales, hacen todo lo contrario.




Peter Anders se reunió con embajador de la India

El presidente de la Cámara de Comercio de Lima (CCL), Peter Anders, recibió el jueves pasado la visita protocolar del embajador de la India en el Perú, Mandarapu Subbarayudu.

 

La reunión, realizada con todos los protocolos sanitarios de ley en la sede principal de nuestra institución, permitió a ambos analizar las perspectivas del comercio bilateral entre ambas naciones, así como el desarrollo de nuevas líneas de negocios e inversión.

 

Durante la cita, se evaluaron las oportunidades de mejoras en lo referente a textiles, cueros, telecomunicaciones, tecnologías electrónicas, telecomunicaciones satelitales y energía nuclear destinada a la medicina. Además, se dialogó sobre las formas de fortalecer el intercambio comercial que en la actualidad India y Perú tienen.

 

Intercambio comercial con la India

Cabe resaltar que el intercambio comercial entre ambos países sumó entre enero y agosto de este año US$ 953.467 como resultado de las restricciones que se dieron a nivel mundial por la pandemia de la COVID-19. Al cierre del 2019, este intercambio fue de US$ 2.621.000.

 

En el ranking de país desde los cuales Perú importa, la India ocupa el décimo lugar, mientras que en el que corresponde al destino de las exportaciones peruanas ocupa el undécimo. Desde Perú se exporta oro, cobre, carmín de cochinilla, paltas, fresas, tara, uva, quinua, hilados, etc.

 

En tanto, importamos desde India vehículos, motocicletas, productos para tratamiento de cáncer, vacunas, polipropileno, etc. La Cámara de Comercio de Lima y la Embajada de la India vienen trabajando en conjunto desde hace muchos años para realizar ruedas de negocios, seminarios e identificación de oportunidades para empresas de ambas naciones.

 

A ello se suma la Feria India que cada verano organizan en nuestro país. En razón de esa actividad conjunta, en la reunión con el embajador de la India también se abordó las opciones de seguir promoviendo el comercio a través de medios digitales en tanto dure la pandemia mundial.

 

Asimismo, estuvieron presentes el consejero comercial de la India en Perú, Sanjiv Tandon; el director institucional, director ejecutivo del Instituto de Desarrollo e Investigación de Comercio Exterior (Idexcam) y director encargado del Instituto de Economía y Desarrollo Empresarial (IEDEP) de la CCL, Carlos Posada; y la gerente de Comercio Exterior de la CCL, Mónica Chávez.




Peter Anders: Avanzar con prudencia

En la misma senda de recuperación de la economía mundial, el Perú ha comenzado a registrar indicadores de mejora, graduales aún, pero que representan una tendencia menos desalentadora de la que se proyectó meses atrás.

 

En agosto la economía peruana retrocedió 9,8%, menos que los dos dígitos de meses anteriores, y en septiembre las estimaciones de nuestro Instituto de Economía de Desarrollo Empresarial (IEDEP) proyectan una caída de 8,4%.

 

Pero sin caer en pesimismos, hay riesgos que evaluar en el contexto nacional y mundial que nos deben llevar a ser prudentes y tomar previsiones.

 

A nivel mundial, si bien las economías de los países desarrollados comenzaron a superar las drásticas caídas producto de la necesaria parálisis de sus actividades y retomaron gradualmente sus actividades, ahora ante una segunda ola de contagios se han visto obligadas a un nuevo confinamiento y cierre de ciertos sectores, cuyas repercusiones aún no se puede predecir.

 

El Fondo Monetario Internacional ha advertido en su último reporte de perspectivas de la economía mundial que “aunque la recuperación de China ha ocurrido con más rapidez de lo esperado, el largo camino que deberá recorrer la economía mundial para retomar los niveles de actividad previos a la pandemia sigue siendo susceptible a obstáculos”.

 

Eso supone entonces que cualquier mejora que esperemos en nuestra economía y en recuperar el nivel de vida de nuestros compatriotas, tomará todavía un tiempo.

 

A ello debemos sumar que el proceso electoral que tenemos en marcha rumbo a abril del 2021 significa un riesgo más que enfrentar. Es común que este tipo de etapas generen incertidumbre, sobre todo en la inversión privada nacional y extranjera, en la medida que se desconoce el rumbo que podría tomar el próximo gobierno.

 

Nuestro país ha exhibido en los últimos 30 años una estabilidad macroeconómica en torno a la cual nos convertimos en una plaza atractiva para la inversión privada extranjera, orientada sobre todo a la minería, infraestructura, energía y comercio. Ahora esta inversión ha caído en 72%, el mayor retroceso en la región.

 

Por si fuera poco, en las últimas semanas el Congreso ha aprobado una serie de medidas que no favorecen el crecimiento económico que ayudará a miles de peruanos a salir de la pobreza.

 

Con este panorama no es difícil predecir que la economía peruana va a tardar en recuperarse, con lo que ello supone para el deterioro del empleo, la recaudación fiscal y el bienestar de las familias.

 

En ese sentido, es imprescindible que la reactivación de las actividades económicas siga adelante, pero de manera sensata, a fin de evitar riesgos que nos hagan retroceder. Debemos velar por la vida y la salud de todos, en primer lugar, asumiendo un compromiso con las medidas de protección que nos permitan evitar la temida segunda ola de la pandemia.

 

Hasta el momento, nuestra economía está dinamizándose poco a poco al punto que –según el Banco Central de Reserva (BCR)– registró, en agosto último, la segunda menor caída frente a otros países de América Latina.

 

A ello se suma que el FMI la semana pasada elevó su pronóstico de crecimiento para la economía peruana en el 2021 de 6,5% a 7,3%.

 

Es hora de ver la luz al final del túnel.