Radiografía de la clase media en el Perú
Si bien este segmento de la población se ha mostrado resiliente ante las crisis, la informalidad y los problemas de salud son dos de los grandes desafíos a abordar para fortalecerla.
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Por Instituto de Economía y Desarrollo Empresarial (IEDEP) de la Cámara de Comercio de Lima
La transformación de la clase media en las últimas décadas ha sido notable, lo que refleja tanto el crecimiento económico como su vulnerabilidad ante eventos inesperados como la pandemia del covid-19. Cabe señalar que si bien este tipo de eventos dejaron ver la fragilidad, también mostraron la resiliencia que posee este segmento socioeconómico para resurgir y retomar una tendencia de movilidad social hacia mejores condiciones de vida, necesarias para países en vías de desarrollo como el nuestro.
Al cierre de 2023, el 30 % de la población integraba la clase media, lo que significa que, aproximadamente, 1 de cada 3 peruanos pertenece a este segmento, con un 6,3 % clasificado como clase media alta y un 23,9 % como clase media baja o en riesgo de vulnerabilidad.
Sin embargo, definir la clase media puede resultar ambiguo, debido a la falta de consenso en la clasificación. El IEDEP emplea la metodología de “seguridad económica” del Banco Mundial, que establece rangos de ingresos diarios para clasificar a la población.
Es así que, con la última actualización que se hizo a estos rangos luego de la pandemia, se establece que una persona tiene que ganar entre US$ 14 y US$ 81 PPA (dólares en paridad de poder adquisitivo) para formar parte de esta clase social. En ese mismo sentido, y siguiendo con proporciones que establecen la seguridad económica, hablaremos de una clase media baja (ingresos diarios entre US$ 14 y US$ 30 PPA) y de una clase media alta (US$ 31 a US$ 81 PPA).
Un análisis por departamentos muestra que en Moquegua, Ica, Arequipa y Lima la clase media representa más del 40 % de su población; mientras que, en el otro extremo, Huancavelica no llega al 10 %. A su vez, Lima concentra aproximadamente la mitad de la clase media nacional (50 %), lo que evidencia las disparidades en los niveles de vida entre la capital y el resto del país.
En cuanto a la composición demográfica, la mayoría de la clase media se encuentra en edades productivas, entre los 30 y 60 años, es decir, la población que está en la cúspide de su vida laboral, trabajando más tiempo y con ingresos crecientes. Le sigue en participación la población joven (23,5 %) con un patrón de gasto distinto y mayor acceso al crédito debido a su ingreso temprano al mercado laboral; asimismo, los adultos mayores (17,1 %) y menores de edad (15 %), que representan una proporción dependiente de la clase trabajadora del segmento socioeconómico medio.
¿Cómo vive la clase media?
La mejor calidad de vida está directamente relacionada con el correcto provisionamiento de una vivienda. En ese sentido, el IEDEP ha caracterizado las viviendas de esta clase social del país a 2023, y muestra que, del total donde se establecen, el 71,6 % son propias, el 15 % son cedidas y el 13,3 % son alquiladas. Del porcentaje de viviendas propias, el 65,1 % son completamente pagadas, lo que muestra la seguridad habitacional en gran parte de esta población y que, además, les permite una distribución diferente en su estructura de gastos. Esto último también posibilita tomar decisiones financieras tomando la vivienda como garantía, ya que 7 de cada 10 viviendas propias totalmente canceladas cuentan con título de propiedad o se encuentran en trámite.
Una vivienda digna con buenos servicios básicos acelera la movilidad social, mecanismo por el cual aumenta la clase media. Esto se demuestra con las características de las viviendas de esta población, ya que gozan de mejores condiciones sanitarias y de acceso a servicios. Para 2023, el 98,4 % de estas viviendas se alumbraron mediante redes eléctricas y el 95,8 % poseían conexión a internet. Por su parte, el 91,5 % de viviendas de la clase media acceden a la red pública de agua y el 85,6 % lo hacen a la red pública de desagüe.
La clase media trabajadora
En términos de empleo, la clase media está compuesta por alrededor de 6 500 000 de personas, que representan el 37 % de la fuerza laboral total (17 700 000 de personas). Sin embargo, la mayoría de estos trabajadores (55,3 %) se encuentran en el sector informal, lo que plantea desafíos en términos de seguridad laboral y protección social. A pesar de esto, la clase media contribuye significativamente a sectores claves de la economía como Servicios, Comercio y Manufactura.
Los sectores que concentran más trabajadores de clase media son Servicios (42,4 %), Comercio (20,7 %), Manufactura (10,9 %), Transportes y Comunicaciones (9,1 %) y Agropecuarias (8,3 %).
Con respecto a la relación laboral que poseen los trabajadores de clase media, el 62,1 % son dependientes, 27,2 % son independientes, 5,7 % son empleadores y 5 % son trabajadores del hogar u otros. Esta estructura influye considerablemente en el ingreso promedio de la clase media, que es de S/ 2 279 mensuales, ya que es elevada por el ingreso promedio de los dependientes (S/ 2 493 mensuales) y de los empleadores (S/ 3 404 por mes).
Capital humano de la clase media
El capital humano es otro aspecto destacado de la clase media, tomando en cuenta que el 27,8 % de este segmento tiene secundaria completa, un 13,1 % posee educación no universitaria completa y un 16,5 % ha culminado estudios universitarios.
Sin embargo, con respecto a salud, es importante destacar que casi la mitad de la clase media (49,5 %) padece de artritis, hipertensión, asma, reumatismo, diabetes, entre otros malestares, que son considerados crónicos o enfermedades. Esto va de la mano con el aseguramiento que posee esta población y el tipo de seguro que posee.
En resumen, la clase media desempeña un papel crucial en el desarrollo económico del país, con su mayor formación de capital humano, acumulación de infraestructura, generación de emprendimientos y apoyo a políticas estables. Sin embargo, es necesario abordar los desafíos que enfrenta –como la informalidad laboral y los problemas de salud– para garantizar su crecimiento sostenible y contribución a la economía nacional.
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