Jorge Merzthal: “Mucha tramitología incrementa la informalidad”

La economía informal en el país es una realidad compleja que abarca diversas actividades económicas fuera del marco de la ley, representando una parte significativa del PBI nacional. Asimismo, existen alrededor de 5 500 000 unidades productivas informales en el Perú, según un informe del Instituto de Economía y Desarrollo Empresarial (IEDEP) de la Cámara de Comercio de Lima (CCL). Al respecto y sobre cómo incentivar la formalización en el escenario local, La Cámara conversó con el director general de maestrías de ESAN, Jorge Merzthal. 

 

¿Cuál es la mayor barrera para la formalización de los pequeños negocios? 

Formalizarse en el país es una situación terrible para el emprendedor. Una persona que desea abrir un negocio de manera individual se enfrenta a múltiples procesos y exigencias, tales como el proceso de pago de impuestos, la entrega de documentos, etc.  

Por ello, el gran problema para crear una empresa en el país es la tramitología, la cual es engorrosa y lenta y que no genera ningún valor agregado para el emprendedor. Por el contrario, genera sobrecostos y demoras. 

 

¿Por qué no es una buena idea ser informal?  

La informalidad es un caldo de cultivo que está a la vuelta de la esquina. En el país, existe esa equivocada idea de que ser formal no aporta un valor al trabajador. Desde su perspectiva, el informal piensa que estará bancarizado, pagará impuestos, es decir, que habrá un mayor control en sus actividades con la errada percepción de que no va a recibir ningún beneficio para su negocio. 

El otro tema es que el negocio informal lamentablemente no mira el largo plazo, porque si eres informal te enfrentas a una serie de barreras. Por ejemplo, no te permite ingresar a más mercados, quita la posibilidad de contratar con el Estado, impide desarrollar contratos con empresas formales, etc. Por ello, hay una ecuación doble para trabajar: incidir en la tramitología y la informalidad. 

 

¿La tramitología tiene entonces un fuerte impacto en la informalidad?  

El incremento de la informalidad se debe básicamente a la tramitología. Como ya dije, es tan engorrosa, lenta y mala que desincentiva la creación y formalización de empresas. Al no generar valor, el trabajador opta tomar el camino fácil, ser informal. Y al serlo genera un impacto negativo en la economía y el Estado, pues hay menos recaudación, los trabajadores no cuentan con los beneficios correspondientes, etc.  

Para dar una idea, para crear una empresa en el país se requieren 280 trámites en promedio, aparte de los certificados y documentos que exigen las municipalidades, la Superintendencia Nacional de Fiscalización Laboral (Sunafil), etc. Ello es contrario a lo que sucede en Chile, que solo demanda un día para la constitución de una empresa.  

 

¿Cuál debería ser la fórmula para reducir el número de trámites ante este contexto? 

Actualmente, los trámites para crear una empresa son los mismos, tanto para negocios pequeños como grandes, y muchas veces no son necesarios. Para los negocios pequeños la tramitología debería ser corta y ágil, no debería tener mayores requerimientos.  

Lo que hoy se necesita es una mayor simplificación administrativa. Hacer que ese trabajador con empresa individual no pase por un proceso complicado, pues no tiene sentido cuando estos negocios no tienen alto valor de facturación. Creo que desde este punto se podría trabajar en el tema de simplificación. Es decir, no todas las empresas deberían tener el mismo nivel de trámites. 

 

¿Entonces, se requiere de un nuevo modelo con menores trámites para la creación de empresas?   

Si queremos alentar la formalización de estos negocios, se debe repensar en la estructura de sus trámites. Por nuestra parte, se deben considerar dos temas puntuales: el rubro de negocios y que el interesado esté bancarizado.  

Incluso podrían ser tres requerimientos que fácilmente podrían realizarse de manera virtual, con formatos amigables, en menor tiempo y con bancarización. Con ello, estos negocios estarían aptos para su operación. 

 

¿Y cuál debería ser la política de Estado para fomentar la formalización de los pequeños negocios? 

Lo que se puede hacer es mirar a otros países de la región donde funciona la simplificación administrativa. Chile puede ser un buen ejemplo, ya que su tramitología es mucho más rápida. En ese país, el nivel de formalidad es alto en comparación con el Perú y otras economías de la región.  

Precisamente, conforme a la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en América Latina, Chile muestra más empleo formal que informal, con una tasa de informalidad por debajo del 35 %, contrario a Perú que supera el 70 %.  

 

 

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Empleo informal en el Perú continúa creciendo

Al cierre del 2022, la Población Económicamente Activa (PEA) en el Perú ascendió a 18,6 millones de personas, de las cuales 14,8 millones se encuentran en áreas urbanas y 3,8 millones en zonas rurales. Según cifras oficiales, desde el 2014 se observa una caída sostenida de la PEA rural con excepción del 2021. Estos resultados reflejan el desplazamiento de la población rural hacia zonas urbanas en busca de oportunidades de trabajo que no encuentran en sus zonas de origen.

 

Durante  el 2022, la PEA creció en 562.400 personas, un promedio de 1.540 al día, las que pueden tener la condición de ocupados o desocupados. Lamentablemente, es importante resaltar que la inversión tanto pública como privada, y que es fuente de creación de empleo en la actualidad, no alcanza el nivel suficiente para crear los puestos de trabajo formales y absorber el incremento de la PEA. Ante esta situación,  la mayoría de las personas que ingresan a la PEA terminan ocupando un empleo informal.

 

 

Población ocupada

Siguiendo las cifras del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), al cierre del 2022, la población ocupada a nivel nacional –tanto formal como informal– llegó a los 17,8 millones de peruanos (95,7% de la PEA), un crecimiento de 3,7% respecto al 2021. Entretanto, por sexo, el empleo creció 3,5% en hombres y 4,1%en mujeres.

 

Si analizamos el empleo por zonas, este aumentó 6 % en el área urbana. Así en toda la Costa, el empleo creció 7,5%; mientras que en la Costa Centro, donde se encuentra Lima Metropolitana, el aumento fue de 8,6%. Sin embargo, el número de empleos cayó en las zonas rurales (-4,2%), en la Sierra (-0,6%) y Selva (-0,4%). Cabe señalar que la PEA ocupada en zonas rurales se encuentra por debajo de lo registrado en el  2019, antes de la crisis sanitaria. También es importante destacar que, en el último trimestre del 2022, como resultado de la desaceleración económica y el impacto de los conflictos sociales, el empleo cayó en la Costa Sur (-1,5%) y en la Sierra Norte (-12,2%)

 

Si realizamos un análisis por rango de edades, durante el  2022 aumentó el empleo  de  las personas entre los 25 a 44 años (3,6%) y de 45 y más años (7,3%), con respecto al 2021. No obstante, bajó entre los jóvenes de 14 a 24 años (-3,3%). Está contracción se acentuó más durante el último trimestre del año (-12,8%).

 

En cuanto al nivel educativo, este cayó en 1,4% para la población que cuenta solo con educación primaria y creció 3,2% para aquellos con secundaria completa. El mayor incremento de empleo se dio en los trabajadores con educación superior no universitaria (7,8%) y superior universitaria (8,7%).

 

Por tamaño de empresa

Al cierre del 2022, la población ocupada aumentó en las empresas de 1 a 10 trabajadores (2,1%), de 11 a 50 trabajadores (11,2%) y de 51 a más trabajadores (7,7%). No obstante, es importante advertir que, en el cuarto trimestre del año, como consecuencia de la desaceleración económica y el inicio de los conflictos sociales, se observó una caída en el empleo afectando sobre todo a las empresas de mayor tamaño: de 11 a 50 trabajadores (-2,1%) y de 51 a más trabajadores (-2,3%).

 

 

Actividad económica

El análisis anual del 2022, respecto al 2021, muestra que en los sectores Agricultura (-8,8%) y Pesca (-9,6%) el empleo disminuyó en un alto porcentaje. No obstante, aumentó en el resto de sectores, destacando Minería (16,7%), Servicios (12%) y Manufactura (8,7%). En tanto, en el último trimestre del 2022, comparado con similar periodo del 2021, las caídas de empleo se ampliaban a Manufactura (-1,1%), Construcción (-1,5%), Agricultura (-4,2%) y Pesca (-6,3%)

 

Empleo informal

La información disponible del INEI da a conocer que en el  2022, el empleo informal urbano creció a una tasa superior (4,7%) a la del empleo nacional (3,7%). Así, el  trabajo informal creció en la Costa (7,7%) y Sierra (1,2%), mientras que se redujo en la selva (-2,3%). Cabe señalar que el empleo rural es en su gran mayoría informal.

 

Como consecuencia de lo descrito en el párrafo anterior, al cierre del 2022, la tasa del empleo informal alcanzó el 70,5% a nivel nacional, con una mayor representatividad en la Selva (81,4%), Sierra Centro (-77,8%) y Sierra Sur (-75,9%). La zona de Costa Centro donde se encuentra Lima Metropolitana alcanzó una tasa de informalidad laboral de 63,9%.

 

Como se ha observado en los últimos años, el empleo informal es mayor en mujeres que en hombres. En el 2022, dicha tasa en varones llegó al 67,7% y en el sexo femenino  al 74%.

 

Otra característica de este tipo de empleo, es que se concentra más en población joven, como es el caso de los trabajadores de 14 a 24 años (85,2%); y en las personas con menor formación y capacitación, como los trabajadores con solo nivel de educación primario (91,3%). Estos empleados se encuentran ocupados en microempresas, de 1 a 10 trabajadores (88,1%); y en sectores como Agropecuario (90%), Pesca (87,8%), construcción (85,4%), y comercio (76,4%).

 

Las condiciones actuales del país, inmerso en una baja inversión privada, lento o nulo crecimiento, afectados por factores climatológicos y conflictos sociales hace prever que el mercado del trabajo sea impactado negativamente  en el 2023. Será muy difícil lograr una mejora, sobre todo en el interior del país, donde los trabajadores con baja formación y jóvenes seguirán incrementando la población de  empleados informales.