Desempleo y subempleo en América Latina: causas y soluciones
Hay en la región reducida creación de empleo y alta informalidad laboral. Para mejorar esta situación se requiere de políticas coherentes que se centren en la simplificación de las leyes laborales y la formación del capital humano.
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Por: Instituto de Economía y Desarrollo Empresarial (IEDEP) de la Cámara de Comercio de Lima (CCL).
Por lo general, la evolución del producto bruto interno (PBI) de un país está asociada al empleo. Cuando una economía es expansiva, el PBI aumenta y las empresas tienden a contratar más trabajadores y, por tanto, el desempleo empieza a reducirse. Caso contrario ocurre cuando el PBI cae o se desacelera, pues las compañías contratarán menos ante las perspectivas de ventas reducidas, con lo cual el desempleo aumenta.
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En un contexto económico de desaceleración, América Latina enfrenta desafíos significativos relacionados con el empleo, con el crecimiento proyectado de PBI para el 2023 de solo 1.8 %, cuando en el 2022 fue de 3.8 % según LatinFocus. No obstante, a pesar de esta desaceleración, la tasa de desempleo regional se espera que disminuya al 6,8 %, en comparación con el 7,2 % de 2022.
Sin embargo, este resultado contradictorio, de menor crecimiento y desempleo a la vez, en gran parte es explicado por el peso determinante de Brasil en ambos indicadores. Y es que, para el presente año, dicho país tiene un crecimiento económico estimado de 2,4 %, lo que devendría en una caída del desempleo, de 9,5 % en 2022 a 8,4 % en 2023. Además, hay que advertir que el bajo crecimiento conduce a una menor productividad, reducción en la calidad del empleo y, por ende, en ingresos laborales precarios.
Los números por país
Para 2023, Argentina (-2,8 %) y Chile (-0,2 %) enfrentan un crecimiento económico negativo. En ambos casos, la tasa de desempleo se incrementaría de 6,8 % a 7,7 % y de 7,8 % a 8,5 %, respectivamente.
La situación es variada en otros países. Colombia, Ecuador y Perú, con un crecimiento económico inferior al 2 %, ven disminuir el desempleo, mientras que Bolivia y Venezuela, con un incremento superior al 2 %, enfrentan un aumento en el desempleo. Por su parte, Uruguay, con un crecimiento del 1,3 %, también registra una tasa de desempleo en aumento.
Perú se encuentra entre los países con menor crecimiento (0,9 %), según el Banco Central de Reserva del Perú (BCRP), pero logra reducir su tasa de desempleo de 7,7 % 7,3 %.
Subempleo por horas
Además del desempleo, el subempleo por horas es un problema persistente en la región. Este se define como aquel porcentaje de trabajadores que laboran menos de una jornada normal de trabajo a pesar de estar disponibles para hacerlo; y aparece, por ejemplo, en etapas de recesión o desaceleración económica, debido a que las empresas, al ver caer sus ventas, reducen las horas laborales como mecanismo de control de costos. Es característico en actividades económicas como la agricultura o el comercio minorista, donde las oportunidades de trabajo son estacionales. Una razón más estructural es la baja productividad del trabajador, que solo le permite encontrar empleo a tiempo parcial.
Según la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), este tipo de subempleo llega al 10,6 % y 17,9 % en Argentina y Ecuador, respectivamente. Hay otro bloque de países donde se ubica por debajo del 10%, tales como Uruguay (8,7 %), Colombia (8,6 %) y Perú, con cifras de Lima Metropolitana de 7,8 %. Las tasas más bajas se encuentran en Bolivia (5,8 %), Chile (5,1 %) y Brasil (4,9 %).
Los datos actualizados de subempleo por ingresos son escasos, por lo que no se ha incluido en el presente informe.
Informalidad laboral
En cuanto a la informalidad laboral, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) la define como un fenómeno en el que los trabajadores no están cubiertos adecuadamente por las leyes laborales y sociales y operan fuera del marco legal y regulador. Esta informalidad también se refleja en la falta de formalización de los negocios.
El mayor porcentaje de trabajadores informales está empleado en un negocio informal. Por ello, la gran tarea es reducir tanto la informalidad laboral como a las empresas informales, pues son dos caras de una misma moneda.
Los datos más recientes indican que países como Paraguay (82,7 %), Bolivia (81,5 %) y Perú (72,7 %) tienen altas tasas de informalidad laboral. Le siguen países con una informalidad que afecta a alrededor de la mitad de la población activa, como Colombia (56 %), Ecuador (54,6 %) y Argentina (46 %). De otro lado, los países con menor informalidad laboral en la región son Brasil (39,1 %), Venezuela (32,8 %), Chile (27,2 %) y Uruguay (20,1 %).
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En resumen, los resultados de desempleo, subempleo, e informalidad laboral en la región, muestran una tendencia creciente en al menos dos de estos indicadores, lo que exige a nuestros países un conjunto de políticas coherentes para su reducción en un mediano plazo, es decir, con medidas que sean sostenidas al margen del tipo de gobierno que se tenga. Entre ellas, la más importante es fomentar el crecimiento económico sostenible, mediante mejora en la productividad, competitividad y una mayor inversión que es determinante para la creación de empleo formal y de calidad.
En segundo término, es necesario simplificar las leyes laborales y promocionar la flexibilización laboral como forma de incrementar la eficiencia y competitividad de las empresas y así estimular la contratación de trabajadores formales.
Asimismo, la mayor y mejor formación del capital humano, haciendo coincidir las habilidades de los trabajadores con las necesidades de la economía formal, redundará en una mayor tasa de empleabilidad.
En el caso peruano, y seguramente en otras economías de la región, está arraigada la cultura de la informalidad, donde muchos negocios, que en número son cada vez mayores, no encuentran necesario ser formal. Así, tanto estos negocios como sus trabajadores prefieren acuerdos fuera del marco legal por la flexibilidad y posibilidad de evadir impuestos.
A todo esto, se pueden sumar otras medidas, como políticas de financiamiento y de capacitación para las pequeñas y medianas empresas (pymes), con el fin de que ganen productividad; así como brindar promoción de los beneficios de la formalización para los negocios y el fortalecimiento de la seguridad social como un incentivo para los trabajadores a la búsqueda de un empleo formal.
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