América Latina: perspectivas económicas para 2024 y 2025
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Instituto de Economía y Desarrollo Empresarial (IEDEP) de la Cámara de Comercio de Lima
América Latina enfrenta un momento crucial en su recuperación económica tras la pandemia del Covid-19. Aunque la región ha mostrado avances significativos en indicadores claves como el PBI per cápita y la inflación, persisten desafíos estructurales que limitan su crecimiento sostenido. Este análisis aborda la evolución reciente de la economía latinoamericana, sus logros, proyecciones a corto plazo y las reformas necesarias para asegurar un desarrollo inclusivo y sostenible.
RECUPERACIÓN DEL PBI PER CÁPITA
El PBI per cápita es un indicador esencial para medir el bienestar económico que alcanzan los países. Antes de la pandemia, América Latina mostraba niveles relativamente estables, con un promedio de entre US$ 18 916 en 2014 y US$ 18 297 en 2019. Sin embargo, en 2020, la crisis sanitaria global causó un retroceso significativo, alcanzando su punto más bajo con US$ 16 845. Ello, como consecuencia de los efectos adversos de las restricciones económicas, la caída del comercio internacional y la contracción de múltiples sectores productivos.
Desde entonces, la región ha experimentado una recuperación gradual, impulsada por la reactivación económica, políticas fiscales y monetarias expansivas, y la adaptación al entorno postpandemia. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), en 2023, el PBI per cápita alcanzó los US$ 18 849, un nivel comparable al periodo previo a la crisis. No obstante, sigue siendo apenas el 30 % del promedio de los países avanzados, lo que evidencia la brecha estructural de la región.
PBI per cápita de América Latina y el Caribe
(Paridad de poder adquisitivo, en miles de dólares internacionales – 2017)
AVANCES Y DESAFÍOS EN LA INFLACIÓN
La inflación en América Latina ha seguido una tendencia descendente desde 2022, aunque con diferencias notables entre países. En octubre de 2024, Perú (2 %), Uruguay (5 %) y Paraguay (3,6 %) lograron situarse dentro de sus rangos meta, mientras que Brasil (4,8 %), Colombia (5.4 %) permanecieron fuera de sus objetivos. No obstante, a pesar de estas diferencias, todos los países evidencian una tendencia general hacia una menor inflación.
Sin embargo, el FMI advierte que las presiones inflacionarias en el sector Servicios persisten debido al crecimiento sostenido de los salarios reales, que superan la productividad en varios países de la región. Según el organismo, este desbalance podría prolongar las tensiones inflacionarias, especialmente en economías como Brasil, Chile, Colombia, México, Paraguay, Perú y Uruguay (AL7- los siete principales países de la región), donde la productividad permanece estancada desde 2022.
PROYECCIONES PARA EL CIERRE DE 2024 Y 2025
Por otro lado, tras el rebote económico postpandemia, la actividad económica en América Latina ha mostrado un crecimiento moderado. Para 2024, se estima un crecimiento regional de alrededor del 2,2 % (excluyendo Argentina y Venezuela), destacando Perú, que pasaría de una contracción del 0,6% en 2023 a una expansión del 2,8%.
En particular, se espera que Perú experimente un mayor dinamismo en 2024, impulsado por el fortalecimiento de sus operaciones comerciales, especialmente a través del Puerto de Chancay, un aumento en la ejecución de la inversión pública, la recuperación del consumo privado y la evolución favorable del ciclo económico tras la contracción del 2023. No obstante, en octubre de este año, el Banco Mundial ajustó a la baja su previsión de crecimiento para 2025 de 2,6 % a 2,5 %, debido a la persistente inestabilidad política y el creciente nivel de inseguridad ciudadana y violencia en el país.
De manera similar, países como Chile, Colombia y México experimentarían una recuperación moderada de la actividad económica en 2024. Viene jugando a favor de América Latina el incremento de los términos de intercambio, el mayor crecimiento de los socios comerciales internacionales y las condiciones financieras cercanas a los niveles prepandémicos.
Sin embargo, las economías de Argentina y Ecuador presentan desafíos específicos. Según el FMI, Argentina enfrentará una contracción del 3,5 % en 2024, mientras que Ecuador registraría un leve crecimiento interanual del 0,3 %, inferior al 2,4 % alcanzado el año pasado, mientras que Bolivia crecería un 1,6 %, también por debajo del 3,1% del 2023.
Para 2025 se identifica en América Latina un bloque de países con tasas de crecimiento por encima del 3 %, lideradas por República Dominicana (5 %), Argentina (5 %) y Paraguay (3,8 %). Un segundo bloque de países con una expansión de entre 1 % y 3 %, siendo los más rezagados Ecuador (1,2 %) y México (1,3 %). Para el próximo año no se prevé que algún país vaya a registrar una caída en su PBI.
REFORMAS CLAVES PARA UN CRECIMIENTO SOSTENIBLE
La región enfrenta varios riesgos significativos, entre los cuales destacan el aumento de la corrupción, las crecientes tensiones sociales, la baja productividad laboral y el débil desempeño de la inversión.
Según el FMI, para enfrentar los desafíos actuales, es necesario implementar reformas claves en la región. En primer lugar, se debe fomentar la formalización de la economía, especialmente en las pequeñas y medianas empresas (pymes), a través de incentivos fiscales y beneficios sociales que reduzcan la informalidad laboral. También es fundamental abordar el desajuste de habilidades, mejorando la capacitación técnica y la educación juvenil para aumentar la competitividad del mercado laboral.
En cuanto a la inclusión, se proponen medidas para incrementar la participación femenina en el mercado laboral, lo cual contribuiría tanto a la productividad como a la equidad económica. En el ámbito de la acumulación de capital, es necesario simplificar los procesos empresariales y optimizar los trámites regulatorios y de quiebra, lo que facilitaría la entrada y salida de negocios. Además, se debe fortalecer la competencia y mejorar la infraestructura comercial para integrar mejor los mercados globales.
Finalmente, es importante contar con una gestión pública eficiente y transparente, que fomente la inversión y permita una transición hacia una economía verde. Si se implementan correctamente, estas reformas pueden contribuir a la recuperación económica y al crecimiento sostenible e inclusivo a largo plazo.
Como puede verse, América Latina avanza hacia una recuperación económica tras la pandemia, aunque enfrenta retos importantes que limitan su convergencia con los países avanzados. La implementación de reformas estructurales puede marcar la diferencia entre un crecimiento económico estancado y un desarrollo sostenible e inclusivo. La región tiene el potencial de superar sus desafíos y posicionarse como un actor competitivo en la economía global.
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