Gabriel Rodríguez: “El Ejecutivo está dejando que el Congreso maneje la política económica»
El jefe del Departamento de Economía de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), Gabriel Rodríguez, advierte que la rebaja de la calificación del Perú por parte de S&P es consecuencia del deterioro político e institucional del país. Resalta que los grandes retos del Gobierno son impulsar a los sectores productivos y recuperar la confianza de los empresarios.
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Por Igor Ybáñez Gamboa
¿Cómo afectaría al Perú a corto o mediano plazo la rebaja de su calificación de BBB+ a BBB- por parte de la calificadora Standard & Poor’s (S&P)?
Es una muy mala noticia, aunque totalmente previsible. Esto se debe al deterioro político significativo en el país, que se suma a uno institucional que cada vez es más grave. En ese sentido, a corto o mediano plazo, podría significar una caída aún mayor de las expectativas empresariales. La falta de confianza para los empresarios podría llevar al retiro de las inversiones o a que estas simplemente no lleguen.
¿Por qué se está perdiendo nuestra calificación crediticia debido a la situación política, más que por otros factores?
En los últimos años, hemos observado en el caso peruano algo muy interesante. A veces se dice que la política no influye en la economía o al revés, pero en este caso sí notamos una relación total; en tanto, el Gobierno tiene un deterioro político básicamente por la gran desaprobación que tiene la presidenta en las encuestas. Entonces, lo político influye en lo económico, porque un Gobierno con muy poca aceptación y con una incertidumbre política muy grande genera inestabilidad. Esa es la razón por la que los empresarios ya no están invirtiendo como se debería en un país que todavía tiene fortalezas fiscales y monetarias que nos ha costado muchos años construir.
¿Cuáles son las otras principales razones de esta rebaja de la calificación crediticia del país?
Aunque somos sólidos en términos monetarios, enfrentamos problemas fiscales, ya que el Perú tiene muchas dificultades para cumplir con la regla fiscal año tras año. Esta situación nos lleva a que seamos menos confiables en materia fiscal. Además, el menor crecimiento económico es preocupante. En estos momentos, lo único favorable es que hay un buen panorama en los precios de los commodities o de los productos que exportamos, esencialmente el cobre, pero este Gobierno ha demostrado que no sabe aprovechar esas bondades que nos da el sector externo. Todo esto ha contribuido a la rebaja de nuestra calificación.
¿Qué implicaría que el Perú pierda su grado de inversión?
Cuando nos están bajando la calificación de riesgo a nivel país, es muy probable que el siguiente paso de Standard & Poor’s sea bajar también la calificación de los bancos y empresas, lo cual significaría que entraríamos en grado especulativo. Esto sería grave, ya que nos volveríamos poco confiables y creíbles, y la gente ya no dejaría su dinero en los bancos y tampoco invertiría en un negocio. Por lo tanto, si no hay inversión, no hay crecimiento; si no hay crecimiento, entonces el déficit fiscal puede aumentar.
¿Podrían aumentar las tasas de los créditos en los bancos y afectar a las micro y pequeñas empresas?
La disminución de la calificación crediticia del país también impactaría a las empresas y los bancos. El país todavía está en grado de inversión, aún no cae al nivel especulativo; pero, si degradan su calificación en el futuro, los bancos y empresas entrarían en un nivel especulativo, por lo tanto, nadie invertiría. Esto llevaría a que el crédito se encarezca grandemente. O sea, la tasa de interés de los préstamos a mediano o largo plazo podría incrementarse. Tal vez, los grandes bancos y empresas podrían sortear esto un poco, pero les va a hacer más difícil conseguir préstamos en el extranjero. Al final, quienes van a padecer estos problemas son los pequeños empresarios y los ciudadanos de a pie.
¿Podrían aumentar los créditos informales?
Sí, cuando el crédito en las instituciones financieras formales se encarece, es probable que aumente el crédito informal, a pesar de las advertencias que se les hace a los pequeños empresarios, los que muchas veces asumen el riesgo y toman créditos informales con tal de no cerrar su negocio.
¿Cree que otras calificadoras podrían ir por el mismo camino de S&P?
No sería sorprendente que Fitch Ratings o Moody’s sigan la misma ruta de S&P, ya que hoy desde el Congreso y el Ejecutivo se está destruyendo fácilmente el sólido sistema económico desde fines de la década de los noventa y que tanto nos costó construir. Sin embargo, el Banco Central de Reserva del Perú ha sabido sortear los problemas monetarios y ha mantenido la reputación del país, aunque la situación fiscal sigue siendo preocupante porque el Ejecutivo está dejando al Congreso que maneje la política económica. Es así que este poder del Estado está imponiendo medidas económicas nada favorables para nuestro futuro, como aprobar un nuevo retiro de las AFP y la libre disposición de la CTS. Además, están favoreciendo a ciertas empresas con exoneraciones tributarias que impactan a nivel macroeconómico. Y, por el lado del Ejecutivo, ignoran las recomendaciones del Consejo Fiscal, que no son vinculantes, pero solo por la crítica de cómo manejan la economía, han sacado al presidente de esta importante institución.
¿Cómo deberíamos prepararnos ante este posible escenario?
Es la pregunta clave, pero no soy tan optimista ante el complicado panorama político y económico que está atravesando el país. Pero si hubiera algo que hacer, sería bueno trabajar en tener una estabilidad económica, jurídica y política para las empresas. Otra medida sería incentivar la producción de los sectores económicos para crecer a una tasa por encima del 3 %; y, por lo tanto, el déficit fiscal tendrá menos presión sobre la cuenta fiscal.
Otro reto, es recuperar las expectativas y la confianza de los empresarios para que vuelvan a invertir y así contribuir al aumento de la tasa de crecimiento del empleo. De esta manera, se podrían recuperar las calificaciones que teníamos anteriormente. Pero, esto es difícil que se logre, mientras estemos sumergidos en una crisis política e institucional.
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