Perú figura quinto en la región en Índice de Performance Macroeconómico
Economía peruana registra fortalezas como baja inflación y mejoras en cuenta corriente. Sin embargo, sus debilidades se centran en la caída del PBI en -11,7% y el deterioro de las finanzas públicas.
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Perú ocupa el quinto lugar en América del Sur en el Índice de Performance Macroeconómico (IPM) 2020 tras obtener un puntaje de -28,5 luego de ser evaluado junto a 10 economías de esa región.
El IPM es elaborado anualmente por el Instituto Económico y Desarrollo Empresarial (IEDEP) de la Cámara de Comercio de Lima (CCL), el cual evalúa el desempeño económico, así como el manejo de la política fiscal, monetaria y cambiaria, garantizando la estabilidad macroeconómica.
La contracción del IPM 2020 se debe especialmente al impacto de la crisis sanitaria en la actividad económica, en donde se estima una caída del PBI en -11,7% para este año. Así también, influyó el deterioro de las finanzas públicas donde el déficit fiscal aumentó en 7,2 p.p.
Pese a este resultado, el IPM peruano muestra fortalezas macroeconómicas como una baja tasa de inflación de alrededor del 2% y la mejora en la cuenta corriente de 2,1 p.p.
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Región
Conforme al IPM 2020, todos los países de la región tuvieron una performance negativa debido al impacto de la Covid-19.
En este contexto, el país con mejor resultado fue Paraguay el cual obtuvo un IPM de -14,0, debido a una reducida caída en su PBI (-2,4%) y menor descenso en el ahorro fiscal, de -2,5 p.p.
Este resultado, además de mantener una baja inflación y desempleo, y mejorar su cuenta corriente respecto al 2019, le permitió alcanzar el mayor puntaje entre los países de la región. Se podría decir que es el país que resultó menos afectado en sus indicadores macroeconómicos por la crisis sanitaria.
En tanto, Ecuador figura segundo con mejor IPM (-16,9), debido a su bajo desempleo (5,9% de la PEA) respecto al resto de países de la región, una inflación negativa (-0,7%) y en menor medida por la mejora en su cuenta corriente en 1,1 p.p. Su caída en el producto bruto interno (-8,6%) es el peor resultado entre los indicadores evaluados.
Mientras Chile, Bolivia, Perú y Uruguay ocupan la tercera, cuarta, quinta y sexta posición en la región, respectivamente. Chile, favorecido por su baja inflación y la mejora en 3,9 p.p. en su cuenta corriente respecto al 2019, no obstante, se registra una fuerte caída en su ahorro fiscal (-6,2 p.p.).
Bolivia resalta por su baja inflación (1,4%) y siendo uno de los países de la región con menor caída del ahorro fiscal, con apenas 3,6 p.p. Uruguay es la segunda economía con menor recesión (-4,4%) pero es junto con Venezuela los únicos países que no pudieron mejorar su cuenta corriente (-0,9 p.p.) tal como fue el patrón característico de la región.
Brasil y Colombia se ubican séptimo y octavo con puntajes en el IPM bastante similares, -30,3 y -30,7 respectivamente. Brasil es el país con la tercera menor caída en el PBI (-5,0%) y una mejora en la cuenta corriente (2,3 p.p.) pero resultó con el mayor deterioro en las cuentas fiscales (-10,5 p.p.).
Respecto a Colombia su baja inflación (1,8%) no fue suficiente para quedar relegada en la región por el alto desempleo (16,5% de la PEA) y leve mejora en su cuenta corriente (0,5 p.p.).
En tanto Argentina es el país sudamericano más afectado por la crisis ocupando la 9° posición, país que está envuelto en una fuerte recesión (-11,2%), un déficit fiscal que se ha incrementado en 5,0 p.p. y un proceso inflacionario aún elevado (37,2%).
Por último, Venezuela se ubica en la 10° posición con un IPM de -2.563,7, país que ya venía enfrentando un proceso hiperinflacionario y una profunda recesión económica de años anteriores. Sus cuentas fiscales y externas empeoraron el presente año en 10,1 y 7,2 p.p. respectivamente.
Pandemia
Ante este panorama, se puede concluir que América del Sur es una de las regiones que resultó económicamente más afectada a nivel global debido a la crisis originada por la pandemia.
No obstante, se espera que la región, en su conjunto, experimente una fuerte recuperación económica para el próximo año, aunque ello dependerá del control de una segunda ola de contagios, de la rapidez con que llegue la vacuna contra la COVID-19 y de la eficacia de las políticas de reactivación económica.