Milagros Campos: “Si queremos un futuro democrático, debemos llegar a un acuerdo mínimo para vivir en ese clima”
La politóloga y abogada constitucionalista, autora de ‘Cómo salir de la crisis política: Propuestas para una reforma’, libro promovido por la Cámara de Comercio de Lima (CCL), propone reformas necesarias para alcanzar la ansiada y saludable gobernabilidad en el Perú.
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Por Igor Ybáñez
¿En qué contexto surge la idea para realizar el libro ‘Cómo salir de la crisis política: Propuestas para una reforma’?
El libro es el resultado de un proceso que se inicia en conversaciones con miembros de la directiva de la Cámara de Comercio de Lima (CCL) sobre la reforma política como una de las propuestas de políticas públicas que promueve el gremio empresarial. Entonces, con mucho entusiasmo y esperanza, me sumé a esta iniciativa pues creo a que es muy importante que los empresarios miren la agenda sobre los problemas que aquejan al país de manera integral.
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¿Cuál fue la finalidad del estudio previo que hizo la CCL para hacer realidad la publicación de esta obra?
Luego del paper que preparé para el debate, tuvimos varias mesas de trabajo con distintas personalidades que seleccionó el gremio empresarial, a fin de exponer y escuchar comentarios sobre las propuestas de reforma política. Esto fue un proceso muy enriquecedor. Hay un interés ciudadano sobre cómo mejorar la política. Las reformas propuestas inciden en el ámbito nacional.
¿Cuáles son los principales aportes de esta publicación para promover el debate nacional en cuanto a la reforma política?
Cuando se busca impulsar una reforma política o un diseño de política pública, el primer paso es hacer un diagnóstico, una línea de base, conocer los antecedentes. En el caso de una reforma política, vimos cuáles habían sido los procesos de cambios que se habían intentado materializar anteriormente. En el Perú se ha hablado de reforma política desde hace 30 años y seguimos pensando en el tema justamente porque los indicadores de nuestra democracia no han mejorado. No creo que sea un tema que se pueda adjudicar a la reforma política en general porque no hemos tenido aún una mirada integral y las reformas no han tenido el mismo objetivo.
En ese sentido, las reformas abordan cinco ejes: partidos políticos, Congreso, Poder Ejecutivo, relaciones entre poderes y órganos constitucionalmente autónomos. Sin embargo, las reformas propuestas los partidos son las más limitadas porque, a diferencia de las reformas en el sistema electoral o en el sistema de gobierno, los partidos no se pueden transformar por ley. Es decir, ninguna reforma normativa va a crear un sistema de partidos institucionalizado o reducir opciones programáticas o lograr que sean verdaderamente representativos. Entonces, de lo que se trata es generar incentivos para mejorar la oferta de candidatos.
¿Qué se necesita para trabajar en una verdadera reforma política?
Mirar el diagnóstico y, a partir de allí, señalar cuáles son los objetivos de una reforma. Nosotros pensamos en un tema de gobernabilidad democrática, darle al país predictibilidad y una estabilidad que no solamente sea atractiva para la inversión, sino también para que los jóvenes y sus familias vean en el Perú un país en desarrollo, y en el cual se puede apostar para un lugar donde vivir mejor.
¿Considera que es transcendental que aparezcan obras como esta en tiempos de crisis política y social en nuestro país?
En el mundo entero las crisis pueden verse siempre como un síntoma de problemas estructurales y un momento también para pensar en reformas. Cuando se analizan las reformas en América Latina, muchas de ellas se han dado en momentos difíciles, y el Perú tiene una prolongada crisis. No obstante, debemos señalar que, a pesar de ello, vivimos el ciclo democrático más largo de nuestra historia. Sin embargo, en el país existen necesidades insatisfechas, por lo cual hay un desencanto e insatisfacción por la democracia.
¿Cuáles serían las consecuencias si los ciudadanos tienen un desencanto por la democracia?
Los indicadores de Idea Internacional, Barómetro de las Américas y Latinobarómetro coinciden en mostrar dos cosas. Primero, que hay un tema de retrocesos o lo que se ha denominado la erosión de la democracia en el mundo; pero, también en este punto, el Perú aparece rezagado cuando se trata de hablar de satisfacción o apoyo a la democracia.
Según un informe The Economist, el Perú pasó de ser una democracia imperfecta a un régimen híbrido, el Barómetro de las Américas destaca que hay una mayor tolerancia hacia los golpes de Estado. Esas son señales preocupantes porque en ese clima cualquier líder populista de derecha o izquierda puede aparecer en un proceso electoral. Por ello, es necesario comenzar a sentarnos en una mesa para mirar qué tipo de reformas se pueden hacer en nuestro país, siempre considerando que el límite de las reformas normativas no reemplaza a los actores políticos y su compromiso con la democracia, el respeto a los derechos de las personas y el control entre poderes que lo garanticen.
Hoy los ciudadanos también se preguntan: ¿cómo podemos recuperar la estabilidad del país o cómo podemos ser una democracia viable en estos tiempos de crisis?
Uno de los pasos es el fortalecimiento institucional con organizaciones gubernamentales más sólidas y previsibles. Tenemos la oportunidad, primero, de que no se filtre la corrupción; y, segundo de, que pueda haber una mayor estabilidad para retener a nuestros jóvenes. Según la encuesta de ‘Game Changers’ de Ipsos, cuando se pregunta qué le preocupa al mundo, aparecen una serie de respuestas vinculadas al crimen organizado y la corrupción en el país. No obstante, la más preocupante es cuando se preguntó: ¿está usted de acuerdo con la dirección que ha tomado su país? Allí, el Perú aparece al final de la tabla, pues el 90 % de los encuestados se siente frustrado respecto de la dirección que toma el país. Ello no tiene que ver directamente con una coyuntura, sino que es una tendencia que viene mostrándose hace años.
Durante la presentación del libro señaló que hay una gran preocupación debido a que en el país no hay un mínimo acuerdo para vivir en un sistema democrático, lo cual es riesgoso porque nos llevaría a tener liderazgos populistas. ¿Cuál es su percepción sobre nuestro futuro democrático?
Creo que el acuerdo básico tiene que atravesar por construir soluciones en un sistema democrático que respete las libertades, la separación de poderes, el control entre poderes del Estado y cerrar el paso a alternativas antidemocráticas, corruptas o mafiosas. También, necesitamos sentarnos a conversar, escuchándonos y evitando la descalificación mediante etiquetas. Creo que la respuesta a este tema es que, si queremos un futuro democrático en el país, tenemos que ponernos de acuerdo en aspectos básicos, un acuerdo mínimo que incluya a quienes quieren vivir en ese clima.
¿Cuál es su opinión con respecto a que los gremios empresariales, tales como la CCL, se estén involucrando en las discusiones sobre las reformas sustanciales en el país?
Como ha señalado la presidenta de la CCL, Rosa Bueno de Lercari, y como hemos escuchado a los directivos, antes que empresarios son ciudadanos y creo que nadie quiere un país muy pobre. Es necesario buscar el desarrollo de nuestro país de manera conjunta. En ese sentido, involucrarse en ello es una buena noticia porque el país requiere de liderazgos que se den tanto en la empresa como en el resto del sector privado, así como en el sector público, en la política y en la academia. Además, la idea de abordar la reforma política, la seguridad ciudadana, los temas de la informalidad, un clima adecuado para la inversión y va a generar un crecimiento para todos y reducir las brechas existentes en el país que muchas veces generan el descontento con el sistema.
¿Hay algún plan para concretar las propuestas surgidas de este libro? Por ejemplo, crear políticas públicas con diversas instituciones a fin de mejorar la política de nuestro país.
Este proceso de diálogo que tiene como resultado el libro es una buena práctica, y esa práctica sería muy importante poder replicarla porque pone estos temas en debate a nivel nacional y en las ojalá en cámaras regionales. Es un excelente inicio para debatir la construcción de políticas y encontrar liderazgos. Pero es necesario tener claro que ninguna reforma normativa y ninguna de las políticas del país va a ser suficiente si no encontramos un compromiso democrático de parte de los ciudadanos y actores políticos en general.
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