Hacia un renacer competitivo
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El panorama de competitividad en el Perú nos insta a llevar a cabo una evaluación rigurosa de nuestras políticas económicas. El informe del Ranking de Competitividad Mundial 2023 revela una baja en la posición global del país, especialmente en los pilares del desempeño económico y la infraestructura.
Lamentablemente, en los cuatro pilares revisados, el Perú se sitúa cerca del final del ranking que evalúa a 64 países, lo que evidencia la necesidad de un esfuerzo grande y sostenido en diversas áreas. En cuanto al desempeño económico, el Perú ocupa el puesto 53, y en eficiencia del Gobierno está en el 50. Además, en eficiencia de negocios se encuentra en el 53, y en infraestructura se sitúa en el puesto 60. Estos resultados subrayan la imperiosa necesidad de abordar prioritariamente estos aspectos y de implementar medidas efectivas para impulsar la competitividad en el país.
El retroceso en el desempeño económico merece una mirada más amplia. Su caída del puesto 40 al 53 en tan solo un año revela la necesidad de abordar cuestiones fundamentales como el comercio internacional y el empleo para que la atracción de inversiones sea una realidad.
Pero ¿cómo atraer la inversión si la infraestructura no está a la altura del desafío? Este indicador ha tenido el peor desempeño y nos sitúa en el puesto 60 de 64 países, lo que refleja una tendencia negativa que demanda atención inmediata. El desarrollo de carreteras, transporte, energía y telecomunicaciones es una tarea pendiente, por lo que la inversión y la ejecución de proyectos en estos rubros se presentan como acciones prioritarias para revertir esta tendencia desfavorable.
Con esta perspectiva, la Comisión de Competitividad de la Cámara de Comercio de Lima, que se ha instalado en febrero, constituye un espacio importante para abordar estos retos con enfoques innovadores. Nace con la misión de propiciar el desarrollo económico y empresarial, y adquiere una relevancia singular en un contexto donde la competitividad es un factor determinante para el progreso nacional.
Por ello, es imperativo retomar la agenda interna, la cual ha sido relegada demasiado tiempo. Si bien la gestión gubernamental debe solucionar los problemas urgentes, no debe perder de vista el mediano y largo plazo para abordar problemas estructurales.
Una mirada a la evaluación del Plan Nacional de Competitividad revela un magro avance del 40 % en las metas. Por ello, la CCL asume el desafío de no limitarse a participar en reuniones oficiales, sino que respalda activamente la ejecución de medidas necesarias para alcanzar resultados tangibles en los cuatro pilares de competitividad que se ha trazado el Perú.
Los peruanos tenemos razones para apostar por la competitividad. Las cifras de pobreza, anemia crónica y desempleo demandan acción inmediata. La generación de empleo de calidad siempre ha sido la vía más eficiente para combatir la pobreza, pero esto debe ir de la mano con mejoras sustanciales en la productividad laboral. Ya no podemos seguir aplazando lo importante por lo urgente.
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