Empresarios a la acción
Reproducir:
Los informes de Standard & Poor’s, Fitch Ratings y Moody’s nos ofrecen una mirada cruda sobre la situación actual, que muestra la degradación a la cual ha llegado nuestra institucionalidad política y democrática. En este escenario no solo falta conexión y consenso entre los líderes políticos, sino que dicha carencia erosiona nuestras instituciones y socava la confianza de los inversores extranjeros en nuestro país.
En este contexto, los empresarios tenemos una responsabilidad vital. Debemos reconocer que la política no es una espectadora distante de la economía; hoy más que nunca las decisiones que se toman en la política tienen un impacto directo en nuestro entorno empresarial. La semana pasada, fuimos testigos sobre cómo la incertidumbre política se tradujo en un deterioro de la calificación del país y afectó, días después, a un grupo de empresas del país. Este es un recordatorio contundente de que dilatar la reforma política tiene consecuencias tangibles en el ámbito empresarial.
Es por ello que debemos dejar el papel pasivo y no contentarnos con informarnos sobre los hechos, sino que, además, estamos obligados a conectar y consensuar en la búsqueda de soluciones. Nuestra historia reciente nos ha enseñado que no involucrarnos en estos procesos solo conduce al estancamiento y la inestabilidad. Por ello, es imperativo que tomemos una postura proactiva, no solo proponiendo políticas públicas que promuevan la reforma política, sino también siendo celosos guardianes de la estabilidad económica que tanto nos ha costado construir.
Para hacerlo debemos practicar la escucha activa, la cual puede inspirar la innovación al abrir la mente a nuevas ideas y perspectivas. Al estar receptivos a diferentes puntos de vista y sugerencias, los empresarios podemos generar ideas creativas que impulsen el crecimiento y la competitividad del país, pero, además, nos permitirá actuar rápidamente ante contextos altamente volátiles. Los empresarios tenemos el deber de ser constructores de consensos y promotores del diálogo. Ello contribuirá a resanar el clima de confianza que atrae a las inversiones.
El futuro de nuestra economía y nuestro país está en nuestras manos. Podemos seguir siendo espectadores pasivos de los vaivenes políticos y ser víctimas de sus consecuencias, o podemos asumir un papel activo en la construcción de un Perú más próspero y estable. La elección es nuestra y la acción es urgente. Es momento de asumir nuestro rol y actuar en beneficio de todos los peruanos. El futuro de nuestra economía, pero, quizás más importante, el futuro de nuestra nación depende de ello.
LEER MÁS: