Economía peruana: análisis 2023 y desafíos para 2024
El Perú cerrará el 2023 en rojo y tiene un venidero año lleno de retos, pero también con muchas oportunidades. A continuación, el IEDEP de la CCL realiza una completa radiografía de los principales indicadores del PBI nacional.
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Por: Instituto de Economía y Desarrollo Empresarial (IEDEP) de la Cámara de Comercio de Lima
El presente año deja un saldo negativo para la economía peruana, con un cierre proyectado del Producto Bruto Interno (PBI) con una caída de -0.5 %. Este declive se atribuye principalmente a los sectores Construcción (-8,7 %) y Manufactura (-5,8 %). Desde 2013, excluyendo el año 2021 de rebote pospandemia, Perú no ha logrado superar el 4 % de crecimiento.
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Desempeño sectorial
Los sectores que han evitado una recesión más profunda son Minería e Hidrocarburos (7,7 %), Comercio (2,5 %) y Servicios (0,3 %).
La débil expansión del empleo formal privado, con un crecimiento del 1,2 % y 0,8 % en septiembre y octubre, respectivamente, se suma a la caída en el empleo informal, afectando el consumo privado y la capacidad de gasto de los hogares peruanos.
Perspectivas empresariales y recaudación
Las expectativas empresariales se mantienen pesimistas, reflejadas en la caída de la recaudación tributaria y menores importaciones de bienes de capital e insumos. Estos indicadores ofrecen señales claras de que no hay una reactivación económica a corto plazo.
Economía mundial
Según el informe de LatinFocus de diciembre, la economía mundial cerraría con un crecimiento de 2,8 %, ligeramente inferior al 3 % de 2022. Estados Unidos y China superarían su rendimiento de 2022, con una expansión del 1,9 % al 2,3 % en el primer caso, y de 3 % a 5,1 % en lo que se refiere al gigante asiático.
Por su parte, América Latina experimentaría un crecimiento de 2,1 % en comparación con el 3,8 % del año anterior. Las recesiones proyectadas en Argentina, Chile y el bajo crecimiento en Perú, Uruguay y Colombia explican la desaceleración de la región.
Finanzas públicas
El déficit del sector público no financiero se mantiene en 2,8 % del PBI hasta octubre debido a la menor recaudación tributaria. Estimaciones del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) muestran que la presión tributaria se redujo de 17,2 % al 15,2 % del PBI entre enero y octubre pasado. A su vez, la caída en la recaudación por impuesto a la renta (-S/ 7.092 millones) y por Impuesto General a las Ventas (S/ 4 234 millones) entre enero y octubre del presente año respecto a 2022 llevaría al incumplimiento en la regla fiscal de un déficit máximo equivalente al 2,4 % del PBI.
Balanza comercial
Aunque las exportaciones tradicionales y no tradicionales experimentaron caídas (-1,0 % y -2,3 %, respectivamente), la balanza comercial muestra un superávit mejorado de US$ 12 095 millones en enero-septiembre de 2023, frente a los US$ 7 346 millones en 2022. Esto se explica por la evolución de las importaciones, las cuales se contrajeron en 12,8 % para el mismo periodo de análisis. Las fuertes caídas en el PBI en Manufactura y Construcción redujeron las importaciones de insumos (-21,5 %) y bienes de capital (-5,0 %) en el periodo de análisis.
Inflación
La inflación, principal preocupación en 2021 y 2022, parece estar controlada. Con tasas negativas en octubre (-0,32 %) y noviembre (-0,16 %), una inflación de 0,17 % en diciembre garantizaría una tasa acumulada del 3 % para el año. Las expectativas inflacionarias en noviembre estuvieron en línea con la meta. Estos resultados dan el espacio al BCRP para continuar reduciendo su tasa de referencia en los próximos meses.
Proyecciones para 2024
Para 2024, se proyecta un modesto crecimiento de 2,6 % para el país, en donde la mayoría de sectores tendrían un crecimiento moderado por un efecto de rebote. Se proyecta un incremento en Manufactura (3,8 %) y Construcción (3,6 %). Minería e Hidrocarburos moderarán su crecimiento a 2,7 %, desvaneciéndose el efecto Quellaveco. Comercio y Servicios mantendrían una expansión de 3,3 % y 2,7 %, respectivamente.
Las proyecciones para 2024, por el lado del gasto, muestran un rebote del consumo privado en 2,9 % y de la inversión privada en 1,9 %. Tomando en cuenta que ambos agregados representan alrededor del 83 % del PBI, se entenderá el bajo impulso que darán sobre el nivel de actividad económica. A favor se tiene la proyección de un aumento de 3,7 % en las exportaciones, estimuladas por las actividades minera y agropecuaria.
Cabe señalar que detener la recesión no significa ni reactivación ni crecimiento sostenido. Frenar la recesión evitará el quiebre de negocios, caída del empleo y el riesgo de que la disminución del PBI impacte en el sector financiero y desencadene una morosidad en los créditos a empresas, créditos de consumo e hipotecarios. El desafío para 2024 es la reactivación económica con una tasa de crecimiento del PBI que se acerque al 3 % anual y que no se ha podido lograr en el presente año, a pesar de los esfuerzos del Gobierno con los programas Con Punche Perú 1 y 2.
Aquí hay que advertir que para superar este desafío no se trata solo de incrementar el gasto público, sino que se necesita una mayor inversión privada en un entorno en donde las expectativas empresariales son negativas y que deben cambiar.
La inversión privada y la pública han caído en cinco de los últimos diez años, es por eso que el país necesita un shock de inversiones. Por ejemplo, de acuerdo al Plan Unidos del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), para 2024, se espera que Proinversión adjudique 40 proyectos bajo las modalidades de asociaciones público-privadas (APP) y Proyectos en Activos en sectores de transporte, energía, industria, saneamiento, educación, salud y turismo, lo que significaría una inversión de US$ 7 900 millones y sería una muestra de que el Perú es un país de oportunidades. A esto se deben sumar proyectos en otros sectores como minería y retail que impulsarían el PBI a un crecimiento mínimo de 3 %.
Otro desafío para el próximo año es la reducción de la pobreza, la cual aumentó en 2022 y 2023 y seguramente lo hará en 2024. Para lograrlo, el país necesita del crecimiento económico que genere empleo y recaudación de impuestos para financiar las transferencias monetarias e ir llevando la pobreza a niveles de prepandemia.
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