Coronavirus: un problema para los inversionistas
El problema al comienzo de una epidemia es no poder cuantificar la posibilidad, por minúscula que sea, de que se transforme en pandemia.
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Los inversionistas no son epidemiólogos. Ofrecer una respuesta al desafío que enfrentan ante la propagación del coronavirus es tan inapropiado como presuntuoso. Pero, la cuestión es ineludible. Para ellos, la primera tentación de buscar refugio responde no a la incertidumbre, sino a la imposibilidad de cuantificarla. La incertidumbre constituye la razón de ser de los mercados financieros, que prosperan en un ejercicio permanente de previsión incierta del futuro. Lo que “no les gusta” es el riesgo que no puede cuantificarse, es decir, aquel que, en ciertas circunstancias, podría cambiar por completo de dimensión y escapar a cualquier previsión.
Este es precisamente el problema al comienzo de una epidemia: no poder cuantificar la posibilidad, por minúscula que sea, de que se transforme en una pandemia mundial. Es el contexto en el que se está produciendo esta enfermedad lo que más importa a los inversores.
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El fuerte repunte de los mercados de renta variable en 2019 se había visto motivado por una mejora simultánea de tres catalizadores. En primer lugar, el ámbito económico que desde el segundo semestre del año dio los primeros indicios de una estabilización del crecimiento, en China como en Europa. Segundo, los bancos centrales, con la FED a la cabeza, reactivaron unas políticas monetarias abiertamente expansionistas. El tercer catalizador, la confianza de los inversores que se benefició principalmente del final de la escalada proteccionista entre EE.UU. y China. Y favorablemente, las previsiones del resultado de las elecciones presidenciales estadounidenses se habían orientado marcadamente hacia Donald Trump, aliado de los mercados bursátiles.
Esta tríada experimentó un refuerzo considerable, lo que explica que los mercados de renta variable a escala global registraran una rentabilidad espectacular desde septiembre. Ella, ahora está situada en un nivel vulnerable. Hasta el momento la liquidez se ha mantenido totalmente intacta. En cambio, la aparición del virus ha deteriorado de forma el catalizador de la confianza y podría acentuarse con el avance del candidato demócrata Sanders, cuya popularidad podría poner en una situación incómoda a Trump.
El catalizador del crecimiento: lamentablemente, cuanto más eficaz es la actuación de las autoridades chinas para frenar la propagación del virus poniendo en cuarentena a millones de personas, más aumenta en el horizonte inmediato el riesgo de una drástica ralentización económica en China, aunque a cambio de un regreso a la normalidad más pronto.
Así, la cuestión para el inversor no se reduce a cómo reaccionar a la información que le llegará cada día, sino que obedece a una situación compleja de abordar, que amenaza con arrebatar a los mercados bursátiles dos de sus tres catalizadores de rentabilidad. Parece razonable responder aprovechando cualquier retroceso para reforzar las posiciones en empresas con un crecimiento menos vulnerable al ciclo económico mundial y recoger beneficios de manera cautelar en las demás.