• Yolanda Torriani: Cuidar la salud y la economía

    4 de mayo del 2020
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    Luego de 50 días en cuarentena, sin actividad alguna, la reactivación económica de nuestro país es urgente porque, tal como lo advertimos al inicio del estado de emergencia y aislamiento social en marzo último, la crisis sanitaria originada por la llegada del coronavirus iba a dar paso a otra crisis; la del cierre de empresas y la pérdida de puestos de trabajo.

     

    En efecto, ante el cierre intempestivo de sus actividades y sin tiempo para tomar previsiones, las empresas de pronto vieron interrumpidas su cadena de pagos y su capacidad de generar recursos para pagar a sus trabajadores, a sus proveedores y las deudas contraídas, así como para cumplir sus obligaciones tributarias.

     

    Esta situación generó, a su vez, graves problemas de empleo, pues sin empresas activas y con la cadena de pagos rota, no es posible mantener los puestos de trabajo que tanto tiempo costó generar.

     

    Aún no podemos cuantificar el número de empresas afectadas, al punto de tener que cerrar, quebrar o liquidarse. Mucho menos podemos ver la magnitud del daño en el empleo. Es, sin embargo, una realidad que no podemos dejar de reconocer y en esa medida es urgente que el gobierno acelere el proceso de reapertura de nuestra economía.

     

    El Poder Ejecutivo promulgó ayer domingo la norma que da paso a la reanudación de actividades económicas. Ello es positivo desde cualquier punto de vista. Muestra que la prioridad en este reinicio de labores la tienen actividades que dinamizan la economía, como la minería, la industria y la construcción. Son también actividades que generan recursos al fisco de forma importante.

     

    Incluir los sectores de servicios, turismo y comercio evidencia que también se ha considerado el empleo. Son sectores intensivos en mano de obra.

     

    Lo que preocupa es que, si bien se señala que esta fase se inicia en mayo, la determinación exacta de la fecha recae en manos de cada ministerio, previa autorización de protocolos de bioseguridad a cargo del Ministerio de Salud (Minsa).

     

    De este modo, el Minsa tiene a su cargo una enorme tarea que puede, unida a la lucha contra la pandemia, rebasar sus capacidades. Es necesario, entonces, encontrar la manera que este ministerio tenga un proceso rápido de aprobación de los procedimientos de bioseguridad.

     

    Las empresas deben conocer cuanto antes la fecha exacta del reinicio de sus actividades, para ir adecuándose a las nuevas normas sanitarias y protocolos.

     

    Si bien es primordial cuidar la salud y el bienestar de la población, también debe serlo cuidar la economía familiar y la del país en general.

     

    También consideramos negativo que se traslade, a través de la RM 239-2020-Minsa, al sector privado toda la carga de la elaboración de los protocolos de bioseguridad y la contratación de personal de salud (médicos ocupacionales, enfermeras), que se supone deberían estar atendiendo la enorme demanda de profesionales de la medicina que hay en el sector público para atender a los enfermos.

     

    Luego de más de 50 días de paralización, se exige a las empresas asumir los costos de estas contrataciones, cuando no tienen liquidez precisamente a raíz de la cuarentena. Para afrontar esta falta de liquidez podrían establecerse compensaciones de tipo tributario o apoyos financieros.

     

    Es urgente y necesario evitar la muerte por la pandemia, pero también lo es evitar el hambre, la desesperación y la sensación de desamparo que hoy millones de peruanos sienten ante la incertidumbre de perder un empleo y no saber si podrán encontrar uno nuevo porque ya no hay tantas empresas ni opciones como las que había antes del 16 de marzo.

     

    La esperanza nos hace creer que esta crisis sanitaria y económica mundial nos motivará a reinventarnos. Lo podremos hacer, pero es imprescindible que se abra nuestra economía, que de nuevo podamos ver empresas, instituciones o colegios funcionando.

     

    El tiempo se ha detenido desde el 16 de marzo, pero no puede continuar así. Por ello exigimos al gobierno responsabilidad y un sentido de urgencia que nos lleve a reflotar la economía peruana.

     

    También pedimos a la ciudadanía, especialmente a los empresarios y trabajadores, que este reinicio de actividades se asuma con seriedad, con estricto cumplimiento de las medidas de bioseguridad para garantizar la salud y seguridad en el trabajo.

     

    No será fácil, pues implica un esfuerzo muy grande cumplir con nuevas normas, familiarizarse con ellas y proteger los centros de labores, con un cuidado extremo para evitar contagios.

     

    Si no asumimos -todos- el papel que nos toca cumplir en esta hora decisiva, todos perderemos. Nuestro país no se lo merece. #TodosporelPerú

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