“Más que giros entre derecha o izquierda, podríamos hablar de un péndulo con victorias de oposición al que viene gobernando”

¿Cuál es el efecto de la elección de Javier Milei en la región?

A lo mejor tendríamos que pensar en el efecto que el espíritu de la época tiene sobre la dinámica de la política argentina y como está influyendo en la irrupción de alguien como Javier Milei. El descalabro de la economía podría explicar, en parte, su emergencia, pero la Argentina pareciera no escapar a un patrón generalizado que se verifica en las democracias de la región; esto es, un desencanto y hastío generalizado por parte de sectores mayoritarios que no encuentran respuesta a sus problemas reales y concretos por parte de aquellos que vienen gobernando hace algún tiempo. Entonces, al fenómeno propiamente de una inflación galopante y el repudio al peso se suma con fuerza el hecho innegable de una desilusión ciudadana que no encuentra representación en la oferta tradicional.

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¿América Latina está virando de nuevo a la derecha? ¿O es una excepción lo de Argentina y quizá Ecuador?

Con el regreso de Lula da Silva a una tercera presidencia de la mano de una elección democrática, algo que muy pocos políticos registran en la historia de los sistemas presidencialistas, junto con el cambio histórico en Colombia y la llegada de un representante de esa generación que contestó y se movilizó en las calles contra la alternancia que se verificaba en Chile entre la Concertación y la derecha política encarnada en (Sebastián) Piñera, la región parecía abrigar una segunda ola progresista después de la que tuvo lugar entre los años 2000 y 2010.

Con Javier Milei o Patricia Bullrich en la presidencia argentina, sería difícil hablar de una región virando hacia la derecha, pero podríamos estar viendo los límites de ese otro giro progresista que parecía que venía con tanta fuerza luego de la pandemia. Quizá, más que giros entre derecha o izquierda, podríamos hablar de una suerte de péndulo con victorias de oposición al que viene gobernando. Donde hay derecha, gana izquierda; y viceversa, como patrón más regular en la dinámica política de nuestros países.

De nuevo los electores se vuelcan a un outsider. ¿Considera que esta tendencia pueda expandirse a la región?

Milei quizá desafía la definición clásica del outsider. Si bien no tiene experiencia ejecutiva de gobierno, viene desde hace tiempo involucrado como asesor económico en diversas redes que tienen responsabilidad e influencia sobre el gobierno. Asimismo, es diputado nacional desde ya hace un tiempo. Es decir, sería difícil que un outsider, sin vínculos ni trayectoria previa vinculada a la política, pueda llegar a la presidencia en la Argentina. Sin embargo, la irrupción de Milei resulta novedosa porque introduce en la dinámica política un nuevo actor que desafía la hegemonía del peronismo y que cosecha apoyos incluso entre los votantes desencantados con ese peronismo en clave kirchnerista. El fin de ciclo del kirchnerismo pareciera traer con Milei cambios estructurales más profundos que su sola desaparición. Podríamos estar viendo el inicio de un cambio de época en la política argentina sin la preponderancia del peronismo, una suerte de multipartidismo más acentuado que, y de allí la paradoja que enfrentará Milei, precisará de mayores acuerdos para darle viabilidad a la gobernabilidad.

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¿Cómo queda la izquierda luego de lo sucedido en Argentina, Perú y hasta lo que viene ocurriendo en Chile?

Bueno, si por “izquierda” asumimos que son gobiernos con tendencia a impulsar políticas más inclusivas, o por lo menos a generar esa sensación como prioridad de gobierno, podríamos entonces suponer que los vientos que soplarán, con sus particulares y especificidades, serán de un mayor apoyo a políticas más orientadas hacia una mirada favorable al libre mercado como agente organizador y regulador. Para que la libre iniciativa genere prosperidad, los gobiernos más a la derecha no deben olvidar o confundir el rol central que juegan los estados sólidos y fortalecidos para impulsar el desarrollo. No es uno sin otro, mercado sin estado, es un tango que se baila de a dos, pero que, en nuestra región, pareciera ser que eso todavía no aparece como un consenso básico.

Esta derecha que asoma con Javier Milei y Nayib Bukele es una derecha conservadora distinta a la que la región tuvo en años anteriores con Mauricio Macri y Pedro Pablo Kuczynski (PPK), por ejemplo.

Con Macri, al igual que con PPK, no hubo un uso de la fuerza excesivo por parte del Estado para silenciar demandas y reprimir la movilización social. En ambos casos parecieron estar más a tono para mantener a raya la tentación del uso de la fuerza para resolver tensiones, desencuentros y disputas. En el caso de Bukele las soluciones de mano dura con denuncias de abusos, que encuentran apoyo circunstancial por parte de una ciudadanía desesperada y dispuesta a intercambiar democracia por seguridad, parecieran marcar una notable diferencia.

Milei podría estar más cerca de Bukele que de Macri o PPK, pero, a diferencia de El Salvador, encontrará límites por parte de la sociedad civil que en la Argentina tiene una trama más densa, cuenta con mayores recursos y capacidad de articulación, así como de bloqueo a posibles abusos por parte del Estado.

Los gobiernos de la derecha como los del Kuczynski y Macri tampoco tuvieron los resultados esperados. Se pensó que, siendo gente proveniente del empresariado, su manejo del Estado sería más eficiente y, sin embargo, no fue así. ¿Una derecha más conservadora y radical es la solución para los problemas económicos que afronta América Latina?

Los desafíos y dilemas de raíz política se solucionan con más política o ampliando el juego democrático. El caso peruano es acaso un ejemplo de la necesidad de ampliar y fortalecer los horizontes de una democracia que posibilite mayores niveles de inclusión. Luego de tres décadas de estabilidad macroeconómica, el país sigue distante a la posibilidad de entrar en la senda del desarrollo al tener incapacidad estructural de articular y abrigar instituciones inclusivas. Ese desafío no se soluciona con personas provenientes del mundo empresarial, sino con políticos dispuestos a concertar y sostener procesos que generan mayores niveles de legitimidad.

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Para el 46% de los ejecutivos la situación económica del 2022 es peor que la del 2021

La Cámara de Comercio de Lima (CCL) realizó la Encuesta Anual de Ejecutivos 2022 (EAE 2022), la cual recoge la percepción de la comunidad empresarial de Lima sobre el entorno económico, político y social del país, así como de los principales problemas que afectan el accionar de su sector. El estudio, encargado por la CCL a la Consultoría Interdisciplinaria en Desarrollo (CID), se aplicó a un total de 274 empresas asociadas a la CCL de Lima Metropolitana,inmersas en los sectores de servicios (45%), comercio (31%), industria (16%) y otros (8%).

 

Del universo total, el 29% son microempresas, el 41% corresponde a pequeñas empresas, el 16% a medianas, y el 14% a grandes empresas. Otro aspecto a destacar es que en la EAE-2022 se consideraron compañías con diversos años de existencia en el mercado.

 

De las 274 empresas encuestadas, el 13% tienen menos de tres años de creadas, el 15% de tres a cinco años, el 19% de seis a diez años, el 24% de 11 a 20 años, y el 30% cuentan con más de 20 años. Además, el 54% de las empresas encuestadas exporta o importa.

 

Panorama Empresarial

La EAE-2022 se desarrolló en un contexto de polarización, crisis y descontento político en torno a casos de corrupción e ineficiencia del gobierno de Pedro Castillo; esto acompañado de un ambiente empresarial pesimista que data desde abril del 2021, según la Encuesta Mensual de Expectativas Macroeconómicas del BCRP.

 

Consultados sobre la situación económica del país respecto al 2021, el 46% de los encuestados señalan que es peor a la del año pasado, frente al 34% que la califican de similar, y del 18% que indican que es mejor. Según el tamaño de las compañías, las medianas y grandes son las menos optimistas, pues el 52% de los ejecutivos de dicho segmento califican como peor la situación económica del país. Incluso, con el estimado de crecimiento de la economía de 3,1% para el 2022, el 45% consideran que dicha tasa de incremento no generaría ningún efecto en sus negocios.

 

Esto, además, guarda relación con el nivel de contratación, dado que el 49% de ejecutivos señalan que su capacidad para contratar personal se ha mantenido, frente al 42 % que afirma haber reducido su planilla.

 

Respecto a los factores que ponen en riesgo los resultados favorables de sus negocios, el 86% precisa que la incertidumbre política es el mayor peligro, seguido del 72% que señala a los altos costos de los insumos, y un 70% que indica el incremento de la tasa de interés. Con respecto a sus planes de inversión para el 2023, el 52% señalan que seguirán una senda conservadora, frente al 24% que proyecta que las realizarán en una proporción mucho menor a lo acostumbrado.

 

Asimismo, se les consultó, bajo una respuesta de opción múltiple, cuáles son sus principales fuentes de financiamiento, y en el caso de las micro y pequeñas empresas (mypes), el 68% de los encuestados afirman que es capital propio, y el 49% que acuden al sistema financiero. Estos resultados cambian en el caso de las medianas y grandes empresas, pues el 61% indica que su principal fuente es el sistema financiero, y el 60% el capital propio.

 

Entorno político

La inestabilidad política e institucional, sumado al resquiebre de competencias necesarias para gestionar el aparato público, son algunas de las mayores secuelas y retrocesos que dejó el gobierno de Pedro Castillo. Este distanciamiento en materia de eficiencia, operatividad y cambios estructurales, no hizo más que precarizar las bases institucionales. El resultado fue la mayor caída en la evaluación de la gestión de las instituciones.

 

Así, de las 17 instituciones evaluadas en la encuesta a lo largo de los tres poderes del estado, solo el Banco Central de Reserva del Perú (BCR) obtuvo una calificación aprobatoria, así el 68% de ejecutivos consideraron su gestión como buena a pesar del proceso inflacionario en que se encuentra el país. Esto atribuido a la trayectoria de esta entidad, a su autonomía, y la calidad en su plana profesional, para guiar la política monetaria del país. Le siguen la Sunarp, Indecopi y Sunat, con 29%, 24%, y 23%, respectivamente.

 

Los peor calificados

Dentro de los peor calificados se encuentra el Ministerio de Transporte y Comunicaciones, con un 86% que desaprueban su gestión por los casos de corrupción en dicha cartera. Le sigue el Ministerio del Interior con 84%. En tanto el 82% de los encuestados refieren como deficiente la gestión del Congreso de la República. Otro aspecto a destacar es que los ministerios claves para el capital humano, como Educación y Salud, obtuvieron un 78% y 75% de calificación, como deficiente.

 

Un hecho que resalta respecto a años anteriores es la caída en la calificación del Ministerio de Economía y Finanzas, que pese a ocupar el quinto lugar, solo un 15% calificó su gestión como buena, en tanto el 37% la señaló como regular, y el 48% como deficiente. El bajo crecimiento económico y la inflación han afectado la imagen de dicho ministerio.

 

Agenda del Gobierno

Respecto a la consulta sobre lo que debería priorizar el Gobierno en su agenda, el 52% considera que en primer lugar debería reformar los poderes del estado; en tanto el 46% cree que debe priorizar la lucha contra la pobreza y la exclusión social; mientras que, en tercer lugar, el 47% señala que se debería impulsar un mayor crecimiento económico. Luego el 48% de los participantes consideran fortalecer la seguridad ciudadana, como cuarto punto de la agenda. Finalmente, el 53% señaló en quinto lugar, la lucha anticorrupción.