Quo Vadis 2024: productividad empresarial y reactivación

En el XV Foro Internacional de Economía, ‘Quo Vadis Perú 2024’, denominado ‘Productividad empresarial y reactivación’, organizado por el Instituto de Economía y de Desarrollo Empresarial (IEDEP) de la Cámara de Comercio de Lima (CCL), la hoy past president de la CCL, Rosa Bueno de Lercari, en su discurso de bienvenida, destacó que el Perú tiene una posición única para fortalecer su crecimiento económico, sustentado en su diversidad de recursos y potencial humano, pilares que pueden impulsar el desarrollo económico y colocarnos como líderes en la región. Sin embargo, dijo que el país debe enfrentar desafíos significativos.

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Por ello, indicó que la visión de desarrollo del gremio implica trabajar en una agenda de largo plazo, incidiendo en cambios estructurales que nos proyecten a ser un país más justo.

Asimismo, en este foro anual de economía, realizado el último 17 de abril, participaron el exministro de Economía y Finanzas Carlos Oliva y el experto en estrategia empresarial Ricardo Úbeda, quienes compartieron con los empresarios datos y proyecciones económicas para 2024, así como brindaron estrategias para mejorar la competitividad empresarial.

En esa línea, respecto a las proyecciones de crecimiento de la economía peruana para 2024, Carlos Oliva destacó que estas muestran una mejora progresiva, al situarse actualmente en un 2,4 %, según Latin Focus.

“Este optimismo se debe a la disipación del fenómeno de El Niño y la recuperación de sectores claves como la pesca y la construcción, así como al impacto positivo en el corto plazo del retiro de fondos de las AFP”, explicó.

Sin embargo, aclaró que, para reducir el nivel de pobreza, que afecta a más del 30 % de la población, se requiere de un crecimiento económico más robusto.

“Si aspiramos a convertirnos en un país desarrollado en un plazo de 25 años, debemos enfrentar el hecho de que Perú tiene una tasa de crecimiento potencial de solo 2 % anual. Esto nos obliga a implementar reformas que incrementen la competitividad, evitando así la trampa de ingresos medios”, manifestó.

El economista resaltó que nuestro país goza de ventajas en diversos sectores para lograr un crecimiento adecuado; sin embargo, no está exento de riesgos externos e internos como la desaceleración de la economía china, entre otros.

Productividad

Por su parte, durante su conferencia, Ricardo Úbeda, también profesor titular e investigador de la Escuela de Negocios de la Universidad Adolfo Ibáñez de Chile, señaló que la productividad no es solo una cuestión de eficiencia, sino que implica un cambio cultural profundo que requiere liderazgo, convicción y una transformación integral de la empresa.

Solo así, aseguró, se logrará la agilidad y la capacidad de experimentación necesarias para desarrollar ecosistemas internos que fomenten la innovación.

Resaltó que la productividad empresarial se asienta sobre tres pilares, como son: la gestión del gasto, que se centra en la administración eficiente de los recursos financieros; la eficiencia de la inversión, que implica desarrollar una propuesta de valor que determine dónde invertir capital; y la adopción de la innovación, que debe ser vista como un diferenciador competitivo y un medio para mejorar la organización.

 

 

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Para ello, se realizaron dos conferencias a cargo de Carlos Oliva, exministro de Economía y Finanzas; y de Ricardo Úbeda, experto en estrategia empresarial y profesor titular e investigador de la Escuela de Negocios de la Universidad Adolfo Ibáñez.

Carlos Oliva: “Inestabilidad política ha mermado la confianza empresarial”

El exministro de Economía, Carlos Oliva, brindó un análisis sobre la economía global y su influencia directa en el panorama económico de Perú.

En esa línea, resaltó que, para 2024, se anticipa un crecimiento del PBI mundial del 3, 2%, acompañado de una tendencia decreciente en la inflación tanto en Estados Unidos como en la Zona Euro. Además, dijo que se espera un aumento en el precio del cobre, lo cual augura un desempeño económico más favorable para nuestro país.

No obstante, dicho escenario, el economista advirtió que la inestabilidad política ha mermado la confianza empresarial en los últimos años. Los candidatos presidenciales electos en 2016 y 2021 solo obtuvieron un promedio del 16 % de los votos en la primera vuelta, reflejando un apoyo popular limitado. Esta situación se ha visto exacerbada por censuras a gabinetes, procesos de vacancia presidencial, intentos de autogolpe y revelaciones de corrupción.

A pesar de estos desafíos, Oliva destacó que la economía peruana ha demostrado resiliencia.

“Un bajo nivel de deuda pública y altas reservas internacionales, junto con una inflación que se acerca al rango meta, han posicionado a Perú como la segunda economía con el menor riesgo país en la región”, resaltó.

Proyecciones de crecimiento mejoran, pero…

Con respecto a las proyecciones de crecimiento de la economía peruana para 2024, el exministro señaló que estas muestran una mejora progresiva, situándose actualmente en un 2,4 %, según Latin Focus.

“Este optimismo se debe a la disipación del fenómeno de El Niño y la recuperación de sectores claves como la pesca y la construcción, así como al impacto positivo en el corto plazo del retiro de fondos de las AFP”, explicó.

Sin embargo, aclaró que, para reducir el nivel de pobreza, que afecta a más del 30 % de la población, se requiere indudablemente de un crecimiento económico más robusto.

“Si aspiramos a convertirnos en un país desarrollado en un plazo de 25 años, debemos enfrentar el hecho de que Perú tiene una tasa de crecimiento potencial de solo 2 % anual. Esto nos obliga a implementar reformas que incrementen la productividad y competitividad nacional, evitando así la trampa de ingresos medios”, manifestó Carlos Oliva.

Las ventajas del Perú para crecer

Durante su presentación en el Foro Internacional de Economía ‘Quo Vadis Perú 2024’, el economista resaltó que nuestro país goza de ventajas significativas en diversos sectores para lograr un crecimiento adecuado para reducir la pobreza.

“En minería, somos el segundo país con mayores reservas de cobre a nivel mundial, y contamos con ocho proyectos de inversión en cobre, oro, plata y hierro que representarán importantes flujos de capital. Además, en el ámbito de la agroexportación, destacamos como líderes mundiales en la exportación de espárragos y arándanos, así como en uvas, paltas y mangos. Asimismo, proyectos de irrigación como Chavimochic III y Majes Sihuas II ampliarán nuestra capacidad exportadora”.

En cuanto al desarrollo portuario, Carlos Oliva destacó que el Puerto de Chancay, con una inversión de US$ 1 300 millones en su primera etapa, se convertirá en un centro neurálgico que redistribuirá cargas de países como Chile, Ecuador y Colombia. Una vez operativo, dijo, se estima que este megapuerto contribuirá con aproximadamente dos puntos porcentuales al crecimiento anual del PBI. También destacó que en marzo se adjudicó la concesión del Puerto de Marcona por US$ 405 millones.

Siempre hay riesgos

A pesar de lo descrito, Oliva resaltó que el Perú no está exento de riesgos externos e internos.

“A nivel internacional, la desaceleración de la economía china debido a una crisis inmobiliaria y las tensiones geopolíticas recientes, junto con la volatilidad del precio del petróleo y las elecciones presidenciales en Estados Unidos, generan incertidumbre”, destacó.

“Internamente, además de la inseguridad ciudadana, enfrentamos el riesgo de un resurgimiento de conflictos sociales relacionados con la minería y una proliferación de candidatos presidenciales que podría superar los 40, aumentando la posibilidad de un gobierno antisistema para 2026”, puntualizó.

Ricardo Úbeda: “La productividad trasciende la mera utilización eficiente de recursos”

Por su parte, durante su conferencia, Ricardo Úbeda, experto en estrategia empresarial y profesor titular e investigador de la Escuela de Negocios de la Universidad Adolfo Ibáñez, señaló que la productividad trasciende la mera utilización eficiente de recursos.

“Es el reflejo de cómo las innovaciones y tecnologías emergentes, como la inteligencia artificial, están redefiniendo el paradigma de producción. Para el año 2030, se proyecta que estas tecnologías incrementarán la productividad entre 9 % y 30 %, dependiendo el sector económico, lo que se traducirá en un crecimiento del PBI mundial», dijo.

En ese sentido, Úbeda añadió que este panorama introduce un nuevo componente al modelo tradicional de crecimiento basado en trabajo, capital y tecnología: La inteligencia artificial y las nuevas tecnologías, que prometen impulsar tasas de crecimiento aún mayores.

“Sin embargo, nos enfrentamos a una paradoja, pues, a pesar de los avances tecnológicos, la productividad global, tanto en países desarrollados como emergentes, incluyendo la economía peruana, está en declive. ¿Cuál es la causa de este estancamiento? La respuesta radica en la ineficacia de los mecanismos de difusión y adopción de mejores prácticas”, explicó el experto.

Por ello, el experto en estrategia empresarial señaló que las organizaciones deben preguntarse cómo pueden adoptar estas nuevas tecnologías de manera efectiva. Al respecto, citó como ejemplo el caso de las empresas unicornio, nacidas en la era digital, las que han demostrado que la adopción tecnológica puede resultar en valoraciones multimillonarias y mejoras significativas en la productividad total de los factores (PTF).

Los pilares de la productividad empresarial

Durante su exposición, Ricardo Úbeda afirmó que la productividad empresarial se asienta sobre tres pilares fundamentales. El primero de ellos es la gestión del gasto.

“Es el primer paso y se centra en la administración eficiente de los recursos financieros. A medida que una empresa crece y adopta una estructura funcional, la gestión del gasto se convierte en una prioridad”, explicó.

Añadió que para lograrla es crucial concentrarse en los proveedores y comprender los distintos tipos de gastos para identificar oportunidades de ahorro. Para ello, manifestó que existen hasta 64 palancas de ahorro que pueden activarse para ganar eficiencia en este ámbito.

Úbeda señaló que el segundo pilar fundamental sobre el que se asienta la productividad empresarial es la eficiencia de la inversión.

“Este paso implica desarrollar una propuesta de valor que determine dónde invertir capital, tecnología y talento humano. Se trata de alinear la inversión con la estrategia corporativa y decidir qué partes de la cadena de valor requieren inversión, qué procesos externalizar y qué estructura organizativa adoptar”, dijo.

Finalmente, refirió que el tercer pilar es la adopción de la innovación: El tercer pilar es la integración de la tecnología como núcleo del negocio, más allá de su función de soporte. La adopción de la innovación debe ser vista como un diferenciador competitivo y un medio para mejorar la organización.

«La resistencia al cambio es un obstáculo común”

El también profesor titular e investigador de la Escuela de Negocios de la Universidad Adolfo Ibáñez advirtió que la resistencia al cambio es un obstáculo común en la adopción de nuevas prácticas.

“Las empresas a menudo se aferran a un pensamiento lineal y confunden la falta (incumplimiento de normas), el error (ejecución incorrecta de una tarea conocida) y el fracaso (resultados inesperados en situaciones desconocidas). Es esencial determinar hasta qué punto se aceptan los fracasos como parte del proceso de incorporación de nuevas ideas”, advirtió.

Para concluir su exposición, Úbeda señaló que la productividad no es solo una cuestión de eficiencia, sino que es un cambio cultural profundo que requiere liderazgo, convicción y una transformación integral de la empresa. Solo así, aseguró, se logrará la agilidad y la capacidad de experimentación necesarias para desarrollar ecosistemas internos que fomenten la innovación y el crecimiento sostenido.

 

 

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Pese a la coyuntura del país, las expectativas empresariales habrían rebotado. ¿A qué atribuye esto?

Exacto, ha rebotado en los últimos meses, justamente porque los efectos del fenómeno de El Niño no han sido tan catastróficos como se pensaba hace tres o cuatro meses. Eso, de por sí, ha sido un elemento que ha permitido decir que, por lo menos, no vamos a tener una catástrofe. Entonces, puedo pensar en algún tipo de inversión, y eso ha mejorado un poquito las expectativas. Pero habría que preguntarnos si nos estamos acostumbrando a volver a las cuerdas separadas. Es decir, pase lo que pase con la política, yo igual me voy a enfocar en lo mío. Esta es la hipótesis de lo que podría estar sucediendo.

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La confianza empresarial es importante para el crecimiento de la economía. ¿Qué acciones se deberían tomar para impulsarla?

Creo que el liderazgo es muy importante. Un liderazgo que nos presente una hoja de ruta. Es que, para tomar decisiones, no hay nada peor que no saber qué va a pasar el próximo mes. Entonces, en la medida en que las autoridades sean explícitas, la confianza mejorará. Esperemos que las principales fuerzas, como el Congreso, el Poder Ejecutivo y los gremios, puedan llegar a algún tipo de plan o de acuerdo y puedan decir: esta es la dirección sobre la cual tenemos que ir. Esto va a ser muy importante para empezar a restablecer la confianza y lo otro es la eficiencia.

Como se dice, el Gobierno tiene que empezar a meter goles. Muchos de los grandes proyectos de los que se habla desde hace años, desde los puertos hasta los proyectos de irrigación, tienen que empezar a materializarse.

 

Mencionó en su presentación que la economía del país podría crecer alrededor del 4 % por la aprobación del séptimo retiro de las AFP. ¿No es paradójico que esta medida, que va contra el fin previsional de estos fondos, ayude a impulsar el crecimiento económico?

Es una paradoja y ahí está la diferencia entre pensar en el corto y en el largo plazo. Es que, en el corto plazo, uno puede tomar medidas que favorezcan a determinados grupos; pero, en el largo plazo, sabemos que estas son pésimas, Por ejemplo, ahorita el país podría endeudarse y podría tener un déficit fiscal de 8 %. Pero, ese dinero se gasta y la economía va a crecer. La pregunta es: ¿qué va a pasar dentro de dos o tres años, cuando se tenga que pagar esa deuda? Vamos a estar quebrados. Entonces, no se pueden tomar decisiones que favorezcan el corto plazo, sabiendo que estamos perjudicando el largo plazo. Es como el caso de las personas que gastan sus ahorros y se van de viaje y van a estar felices seis meses, pero luego no van a tener qué comer. Por ello, nuestras autoridades tienen que tener muy presente que no podemos sacrificar el futuro de nuestro país por un efecto positivo de muy corto plazo.

 

Entonces, ¿se espera que la economía crezca a menor ritmo los próximos años con respecto al 2024?

El impacto del retiro de las AFP solo se vería en 2024, ya no en 2025, donde creceríamos menos de 3 % porque partiríamos de una base más alta. Ese dinero (de las AFP) ya se gastó y desapareció. Crecer este año 4 % significa hacerlo en 2 % en 2025.

 

En la hoja de ruta que deben llevar adelante las autoridades para impulsar la economía del país, mencionó que también deben participar los gremios empresariales. ¿Cuál sería el papel gremial?

Lamentablemente, el Consejo Nacional de Competitividad y Formalización (CNCF) no se reúne hace cinco años y no está ejerciendo su función y es ahí donde se ve la hoja de ruta. Los gremios, al ser parte del directorio, deben presionar para convocar al Consejo y que ahí se debata una serie de temas que son importantes para el país. Una vez reactivado, se debe discutir ahí cuál es la hoja de ruta del país. Los gremios deben buscar ser más asertivos con respecto al plan de competitividad.

 

Si no se desarrolla esta hoja de ruta, advirtió que seguiremos siendo un país que ha caído en la trampa de los ingresos medios.

Es muy importante esta hoja de ruta, de lo contrario, vamos a estar creciendo un año en 3 % y al siguiente solo en 1 %, cayendo en la mediocridad. Entonces, sí necesitamos tener esa hoja de ruta, pero esta es un primer paso. También requerimos trabajar sobre varios temas, como la calidad de servicio civil, de la educación peruana, pero eso debería ser parte del trabajo de la hoja de ruta, que tiene que ser sostenido por varios años. No basta con que, simplemente, un año tomamos un acuerdo y cuando después viene otro Gobierno, nos cambien las reglas del juego.

 

 

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Economía peruana: Avances y pendientes de los últimos 20 años

En los últimos veinte años, salvo en el 2020 por la crisis generada por la pandemia, la economía peruana ha tenido un desempeño notable a nivel mundial.

 

¿Cuáles fueron los pilares y motores que permitieron el crecimiento económico de nuestro país? ¿Y, cuales son las tareas pendientes para que dicho crecimiento económico sea sostenido y mayor? Conversamos al respecto con los ex ministros de Economía y Finanzas, Luis Miguel Castilla y Carlos Oliva; y los destacados economistas Sylvia Santisteban y Jorge Guillén.

 

¿Qué se hizo de bueno?

 

Para Luis Miguel Castilla hay tres cosas que se hicieron “bastante bien” en los últimos 20 años. La primera, mantener los fundamentos macroeconómicos “muy estables”, además de tener un Banco Central de Reserva (BCR) autónomo y un manejo responsable de finanzas públicas que ha hecho que Perú tenga una bajísima tasa de inflación.

 

“El segundo aspecto tiene que ver con las políticas de apertura comercial que han permitido tener hoy en día un nivel arancelario por debajo del 2% en promedio y acuerdos comerciales bilaterales con la mayor parte de nuestros socios comerciales en el mundo”, destaca Castilla.

 

Agrega que la tercera es tener, en general, un marco constitucional y normativo promotor de la inversión privada en el país, que ha hecho que esta sea el motor de crecimiento y que la inversión extranjera directa (IED) se haya multiplicado por diez durante este periodo.

 

En la misma línea, la docente de Centrum PUCP, Sylvia Santisteban, sostiene que hay varios aspectos positivos que se hicieron durante los últimos 20 años en cuanto a la economía.

 

El primero de ellos, afirma, es que se ha continuado en la senda de mejora en cuanto a los Tratados de Libre Comercio (TLC), que suman 14 en total.

 

“Las condiciones macroecnómicas se han mantenido independientemente a los gobiernos y eso nos llevó hasta los tiempos prepandemia (2019) a reducir sustancialmente los niveles de pobreza en nuestro país, que bajó de 56% a 21%”, destaca.

 

Además, menciona que, todo ello ha motivado la posibilidad de ingresar a la OCDE, lo cual ha sido una aspiración a nivel país desde hace 10 años por lo menos.

 

Por su parte, Carlos Oliva, sostiene que mantener los pilares de estabilidad macroeconómica y dar algunos impulsos o avances para mejorar la competitividad del país son algunos elementos que se hicieron bien durante estos últimos 20 años.

 

“Hay cosas que se han trabajado muy bien, que es toda la parte macro y, de alguna manera, con políticas de competitividad”, precisa.

 

A su turno, el economista y profesor de ESAN, Jorge Guillén, explica que desde la época del gobierno de Alejando Toledo (2001) se ha tenido el boom de los metales permitiendo un crecimiento “inercial” con un buen viento.

 

“Durante el 2008 y 2009 vivimos un crecimiento en piloto automático, sin sentar las bases de reformas estructurales”, subraya. Además de mantener una buena estabilidad macroeconómica, agrega.

 

¿Cuáles son las tareas pendientes?

 

“Lo negativo es que no se ha encarado de manera apropiada el desafío de la descentralización que se implementó hace casi 20 años sin tener la capacidad instalada, delegándole una serie de responsabilidades y funciones a gobiernos regionales y locales que no se han traducido en servicios de calidad para los ciudadanos. Hemos tenido un proceso de descentralización fallido”, advierte Luis Miguel Castilla.

 

El ex ministro de Economía también refiere que no se ha logrado tener una economía mucho más formal, tanto a nivel empresarial como laboral.

 

“Dos temas han incidido en esta situación: el tener un marco regulatorio que ha impedido que las empresas crezcan y puedan asumir el costo de la formalización; y no hemos tenido un capital humano que haya permitido que el trabajador sea igual de productivo que en otros países”, agrega.

 

Un tercer aspecto, según Castilla, ha sido la débil institucionalidad en el país que por momentos fue tomada por prácticas corruptas y con altísima rotación de funcionarios, volviendo ineficiente la gestión pública.

 

Mientras que Sylvia Santisteban dice que ha quedado un trabajo pendiente en cuanto a la lucha contra la corrupción que no solamente está al más alto nivel, sino en la sociedad entera, como “si se hubiera pasado por un proceso de contagio”.

 

“Nuestro problema principal no es la ausencia de recursos. Es, por un lado, la inmensa corrupción con la que hay que lidiar en todos los sectores; y la ausencia de competencias para el mundo actual, especialmente en el sector público”, argumenta.

 

Asimismo, advierte que la traba que se le planteó al Perú como economía para ingresar a la OCDE ha sido el pobre trabajo en cuanto a institucionalidad.

 

Para Carlos Oliva, lo que no se ha avanzado han sido los temas de política laboral y de gestión pública, es decir, la prestación de servicios como educación salud y seguridad ciudadana.

 

“Hay algunas políticas que se han visto afectadas por los cambios de gobierno, de enfoque y por la rotación de personal de los ministerios y, sobre todo, no ha habido políticas microeconómicas y de competitividad”, detalla. Reitera que la gran ausente ha sido una política laboral.

 

Jorge Guillén afirma que durante estos años no se han sentado las bases de reformas estructurales de salud y educación y que, si bien los niveles de pobreza se han reducido, todavía hay cierto descontento en regiones como Arequipa, Cusco y Cajamarca que son las zonas de mayor explotación de recursos naturales.

 

Además, menciona que el boom de los commodities fue entre el 2007 hasta el 2014, cerrándose este súper ciclo de los metales sin lograr implementar las reformas estructurales adecuadas para seguir creciendo.

 

¿Qué se debe mejorar en el país?

 

Castilla afirma que lo primero que se debe hacer es un buen diagnóstico de por qué estamos como estamos. Lo segundo, dice, es tratar de obviar esa tendencia de hacer un borrón y cuenta nueva con los logros del pasado y más bien construir sobre lo positivo.

 

“Y ponerse quizás metas que obliguen al actual Gobierno a llevar adelante cierto tipo de reformas. Hace poco se ratificó la voluntad de adhesión a la OCDE, pero esto puede caer en saco roto si no hay un liderazgo”, subraya.

 

Para Santisteban urge propiciar una real digitalización en todos los sectores de la economía para aprovechar las capacidades y, de esa manera, mejorar sustancialmente la productividad del país. Indica que por la pandemia el tema digital se ha acelerado y el cambio que se esperaba se produjera entre cinco a 10 años se ha dado en menos de un año.

 

En ese sentido, advierte que es urgente un despliegue de comunicaciones a nivel de tecnología 5G que permita el acceso remoto a sitios donde no existe internet. En términos de tributación, Santisteban, resalta que es importante transformar el actual sistema porque no responde a las necesidades actuales.

 

De otro lado, Oliva señala que hay que mejorar básicamente en dos temas. “En la parte política debemos procurar tener gobernantes con una visión de Estado y de mediano y largo plazo, con políticas económicas que sean constantes.

 

Incluso, es importante mejorar la gestión pública que ha fracasado en los últimos años, además de liderar reformas en salud, educación y seguridad.

 

Finalmente, Guillén precisa que es fundamental nombrar a personal idóneo en el sector público, lo que, según afirma, no ocurre desde el Gobierno de Ollanta Humala. “Es importante que se tenga una conversación con la academia y los expertos y hacer un planeamiento a largo plazo. Ceplan no está haciendo absolutamente nada”, puntualiza.




Carlos Oliva: «No vemos políticas para crecer más de 4% en los próximos años»

¿Es factible alcanzar el crecimiento de más de 10% este año y 4,8% el próximo, según proyecta el MEF?

Creo que es posible crecer alrededor de 10% este año porque estamos en un proceso de rebote. Lo que más me preocupa es la proyección de 4,8% para el 2022 porque es bastante optimista.

 

Primero, porque el impulso del rebote va a disminuir y, segundo, porque vemos un deterioro de las expectativas de los consumidores y empresarios, lo que significa que la inversión privada no está creciendo como debería.

 

No hay nuevas inversiones y esto se ve en las encuestas del Banco Central de Reserva (BCR), que presagian que el próximo año no es tan optimista. Además, el Ministerio de Economía y Finanzas(MEF) proyecta que la inversión privada aumentará 5% el 2022, pero los analistas ya hablan de 0%.

 

Si la inversión no crece, es imposible llegar al 4,8%. Para el 2023 y 2024 el MEF proyecta más de 4%, pero no vemos las políticas que nos permitan crecer a esas tasas, que ya antes de la pandemia eran difíciles y ahora más aún con la incertidumbre que existe por la Asamblea Constituyente, desencuentro de ministros, y una serie de señales lanzadas desde algunos ministerios que son anti inversión privada.

 

¿Qué se necesita para crecer más rápidamente?

Se necesitaría un cambio en el Gobierno y eso pasa por tener un mensaje único en el gabinete y políticas pro inversión privada, pro crecimiento y pro mercado, además de credibilidad. Podemos hacer una lista de las promesas hechas en el mensaje presidencial y luego pasan al olvido.

 

Este Gobierno está perdiendo credibilidad y sin ella es muy difícil impartir confianza, y eso afecta tremendamente la inversión privada y el consumo. Según los analistas, en agosto, la proyección de la inversión privada para el 2022 estaba en -0,1% y de producción en 3,4%.

 

Para setiembre y octubre es posible que estas proyecciones se sigan deteriorando. Si no hay cambios radicales veremos cifras más pesimistas para el próximo año. Algunos ya estiman un crecimiento económico entre 0% y 2%, lo cual es muy probable.

 

Sunat prevé que la recaudación sería de S/ 137.000 millones el próximo año. ¿Ayudaría a reducir el déficit fiscal?

Este año la recaudación va muy bien por el rebote económico. Además, tenemos precios de minerales bastante altos, pagos extraordinarios y eso hará que el déficit fiscal esté dentro de las proyecciones del MEF de 3,7%.

 

Pero si en el 2022 el crecimiento es de 2% o menos, la recaudación también se verá afectada y ejercerá presión sobre el déficit. Por otro lado, muchas propuestas de campaña no se están materializando y si hay reclamos, habrá mucha presión por el lado del gasto.

 

Se necesita un compromiso serio no solo del MEF sino de todo el gabinete y del presidente Pedro Castillo para mantener a raya el déficit fiscal, que está dentro de un decreto de urgencia, en una norma con rango de ley y tendría que cumplirse.

 

¿Al 2025 es posible alcanzar el déficit fiscal de 1% proyectado?

Creo que es muy complicado. Es una buena intención, pero no se condice con lo que vemos, porque si la economía no crece como lo prevén entonces, no tendremos la senda fiscal que se quiere y, además, habrá mucha presión de la calle para exigir al presidente que cumpla con promesas que sabíamos que no se podían cumplir.

 

Por otro lado, esta proyección solo está en el Marco MacroEconómico Multianual (MMM) pero no es vinculante, lo que necesitamos son reglas fiscales que sean normas con rango de ley que obliguen, de alguna manera, al Gobierno a cumplir con metas específicas de déficit.

 

El MEF destinará S/ 200 millones al Fondo de Estabilización. ¿Es suficiente?

El tema es ver cuánto durará. Además, debemos considerar que estamos usando una herramienta que se comprobó que no es eficiente. Este Gobierno prometió hacer cosas distintas, pero está haciendo lo mismo que no funcionó. Por algo el MEF retiró el GLP de la banda.

 

Veremos si estos S/ 200 millones sirven para algo. Si sumamos este monto a los bonos que nos costarán S/ 5.000 millones, no se ve una política clara que genere crecimiento.

 

Con estos recursos se podría implementar la Ley del Servicio Civil, que es una reforma que pide el país a gritos. Pero tenemos un ministro de Trabajo que está en contra de todo y no se sabe a dónde va.

 

Hay problemas de fondo que no solo no se están solucionando, sino que se pretenden agravar. Tenemos un problema de gestión pública en el Estado, pero el Gobierno ni lo menciona. Con los recursos que tenemos se da un bono que en dos semanas se gastará y no se va a solucionar ningún problema de fondo.

 

Creo que hay otras maneras de reactivar la economía. En lugar de dar un bono es mejor dar un subsidio a la demanda y destinar más recursos al Fondo de Inclusión Social Energético (FISE), donde la población pobre está identificada para que el vale de descuento ya no sea por S/ 20 sino S/ 25 o S/ 35, con eso, el precio del gas sería menor y sería más efectivo.

 

Hay otras formas de usar los recursos, pero vemos que estas medidas no son lo que necesita el país para solucionar sus problemas de fondo, sino paliativos que rápidamente se van a diluir y nos van a dejar una cuenta fiscal importante.

 

¿Qué medidas o acciones inmediatas deberían tomarse?

Primero, dar un mensaje pro inversión con señales para que la inversión privada empiece a generar empleo y crecimiento. Hay una serie de mensajes que no cuestan nada y pueden tener un fuerte impacto sobre la inversión.

 

Así, se debe dejar de lado la Asamblea Constituyente y la revisión de contratos, y asegurar la estabilidad jurídica. Estos mensajes le salen gratis al Gobierno y pueden tener un impacto mucho mayor que entregar bonos.

 

Luego, debe verse toda una agenda de gestión. Sin embargo, no hay temas de fondo en la agenda del Gobierno. En el tema laboral, hay una inconsistencia de mensajes. El Gobierno promueve empleo temporal con el MTPE pero, de alguna manera, impide a los privados generar empleos temporales.

 




Carlos Oliva: “Con un gobierno en contra del mercado se afectaría el crecimiento”

¿Cuáles deben ser las medidas claves del próximo gobierno en el corto plazo?

En el cortísimo plazo lo primero es controlar la pandemia y para eso hay que vacunar lo más rápido posible a la mayor cantidad de gente. Sin eso va a ser muy difícil que se pueda reactivar la economía. Lo segundo es seguir con la política fiscal expansiva que se está teniendo desde el año pasado. Ello a través del impulso de la inversión pública, como está ocurriendo.

 

Tercero, es súper importante trabajar por las expectativas de la gente y las empresas. En ese sentido, es importante que se den medidas claras, pro mercado y no populistas. Tiene que haber una señal muy clara y un plan de gobierno aterrizado, porque con los otros dos factores que mencioné no alcanza. Lo importante es ir pensando un poco más allá.

 

Para eso son importantes las expectativas y el mensaje que dé el gobierno en términos de políticas económicas. Y, en cuarto lugar, seguir trabajando por la política de mejora de la competitividad de la economía, tanto transversal como sectorial.

 

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¿Cómo mantener la estabilidad fiscal?

El mensaje del próximo gobierno debe ser que vamos a converger a una situación fiscal sostenible en el mediano plazo, con una visión de los próximos cinco años, así como cuál será la trayectoria que se espera de las cuentas fiscales, que converjan a un déficit fiscal manejable por el país y no se aumente demasiado el ratio de deuda sobre el PBI.

 

Uno de los elementos claves para generar confianza y mantener la estabilidad económica es la definición de esta trayectoria fiscal sostenible. Toda esta tendencia que se escucha, que va en contra del mercado o discriminación de la inversión extranjera no nos ayuda.

 

Una de las sombras que está pendiente es el tema de la Asamblea Constituyente. Eso podría poner en signo de interrogación a la inversión por lo menos un par de años, para ver si se llega a concretar, cómo se haría y qué características tendría.

 

Mientras sucede todo eso vamos a tener un par de años de incertidumbre. Ese es otro elemento que tiene que aclararse desde el principio. El empleo es otro gran problema.

 

¿Su recuperación dependerá de la inversión?

Sí, es un tema que preocupa y si bien la economía, a fin de año, casi va a estar a niveles pre pandemia, el empleo va a tardar un poco más en recuperarse.

 

Efectivamente, esa es la razón de ser del crecimiento económico. Uno quiere que la economía crezca para generar más y mejores empleos, porque esa es la mejor manera de reducir la pobreza y de mejorar la calidad de vida de la gente.

 

Para recuperar el empleo se tiene que recuperar el crecimiento y generar un ambiente propicio para la inversión privada, porque solo con inversión pública no es suficiente. La inversión privada se recupera una vez que las empresas y las personas tienen expectativas de un mejor futuro.

 

¿Cuáles serían las reformas puntuales que necesita el país?

La principal reforma tiene que ver con la gestión pública y aquí hay tres grupos de cambios que deben realizarse. Primero, los recursos humanos, con la consolidación de la carrera pública del servicio civil. Hay que implementar lo más rápido posible la Ley del Servicio Civil.

 

Segundo, la mejora de las finanzas públicas, y para eso hay una serie de medidas que las resumí en mi libro Propuestas del Bicentenario.

 

Estas tienen que ver con cómo mejorar el sistema de abastecimiento del Estado, la descentralización fiscal y la articulación entre planeamiento y presupuesto, además de cómo crear las Oficinas de Dirección de Proyectos (PMO, por sus siglas en inglés) en los principales ministerios, etc.

 

El tercer aspecto de gestión tiene que ver con la modernización del Estado, que es básicamente la simplificación de procesos y trámites, y la mejora de la calidad de la regulación. Dentro de ello, uno de los elementos clave es la transformación digital.

 

¿Cómo aumentar la presión tributaria para garantizar las políticas públicas?

Necesitamos recuperar y conseguir dos o tres puntos porcentuales de presión tributaria en los próximos tres años. Para eso también hay una batería de medidas que se podrían implementar. Una es seguir en la línea de la Ley Antielusiva.

 

Luego, continuar con el uso de comprobantes electrónicos para todas las empresas en el país, ahí se podría pensar en algunos incentivos, a fin de que la gente pida este tipo de comprobantes, como la devolución de una parte del gasto del IGV. Otros temas tienen que ver con el impuesto predial, que también necesita una reforma y debe pasar por el Congreso.

 

Además, está la tributación de compras por internet, pues en el mundo se están llegando a acuerdos para que se paguen los impuestos en el lugar donde se hace la compra y no en los paraísos fiscales. También quizás alguna exoneración tributaria podría eliminarse.

 

¿La incertidumbre y crisis política reducirían las proyecciones para este año?

Hay buenos elementos para pensar que podemos crecer más de 10% este año. Tenemos unos términos de intercambio en récord, nunca habían sido favorables. La economía mundial también se está recuperando más rápido de lo previsible.

 

Entonces, si se presentara un programa económico pro mercado, razonable, creíble y con gente capaz que acompañe al gobierno, sin ningún problema vamos a tener ese crecimiento.

 

Pero si viene un gobierno que va en contra del mercado, amenaza la inversión privada, genera incertidumbre y no genera credibilidad en los agentes, los efectos se verían este año.

 

Si hay un buen mensaje y buena receptividad por parte de los agentes económicos, sin ningún problema podemos llegar al 10% u 11%, sino podemos bajar al 8% o 7%, y el próximo año también lo tendríamos complicado. Por eso, es muy importante que se den los mensajes adecuados para lograr ese crecimiento.




El objetivo debe ser recuperar la confianza

El principal objetivo del Gobierno de transición del presidente de la República, Francisco Sagasti, y de su sucesor, que se elegirá el 2021, es recuperar la confianza, no solo a nivel político, sino también económico, según la visión de diferentes exministros y viceministros de Economía.

 

El exviceministro de Economía, Carlos Casas, señala que para salir de la crisis económica se debe recuperar la confianza de los inversionistas y dar buenas señales, estas deben estar relacionadas a grandes proyectos de inversión y a obras de infraestructura.

 

“A pesar del endeudamiento que tenemos, deberían implementarse proyectos de inversión,  porque eso genera buena una señal para la economía”, subraya.

 

Indica que es importante facilitar la actividad productiva y para ello es necesario hacer un análisis de la calidad regulatoria, para hacerla más eficiente y no generar problemas de sobrerregulación. «La inversión tiene que recuperarse básicamente dando facilidades a los sectores. Yo haría una campaña, por ejemplo, de los proyectos mineros, porque si bien sólo aportan el 10% al Producto Bruto Interno (PBI), es un buen punto de referencia para el resto”, destaca.

 

Proyectos de inversión

 

Casas también refiere que es importante continuar con los proyectos de inversión de las Asociaciones Público Privadas que están en ProInversión, que son bastante importantes y responden al Plan Nacional de Infraestructura.

 

“Mantener el barco a flote es la tarea de este gobierno, tratar de evitar los arrebatos populistas del Congreso y reactivar la inversión pública. Cobrar impuestos también daría buena señal porque hay gente formal de cuello y corbata que no los paga”, sentencia Carlos Casas.

 

En esa misma línea, el exministro de Economía, Carlos Oliva, sostiene que se tiene que hacer todo lo posible por establecer la confianza y minimizar la incertidumbre que es sumamente dañina para la economía.

 

“En la medida que se vea una política económica coherente, haya confianza entre nuestros altos funcionarios del Estado y una buena relación entre el Congreso y Ejecutivo será muy beneficioso tanto para el consumo, como para la inversión”, remarca.

 

Oliva indica que es bueno que haya señales de confianza ante la incertidumbre política que se vivió y, por otro lado, dice que es necesaria también la concreción de algunas políticas económicas que ya se están implementando como el impulso a la inversión pública. Así, para lograr todo lo anterior a corto plazo, es decir, este gobierno y probablemente al inicio del próximo, es trascendental recuperarse del duro golpe de la pandemia, ello no solo implica implementar políticas económicas adecuadas, sino controlar el tema sanitario.

 

La agenda urgente

 

Por su parte, el exministro de Economía, Alonso Segura, afirma que parte de la agenda urgente que le toca a este gobierno y al siguiente, que si bien encontrará al país “algo encaminado”, es tratar de generar más confianza en la economía y política.

 

“Generar confianza en todos aquellos que conducen actividades económicas desde los hogares hasta las empresas y los inversionistas. Creo que eso se ha dado con el nombramiento del presidente Francisco Sagasti que es una persona preparada, que no genera controversias y que en su mensaje fue claro de dar confianza. Eso por un lado, y ,por el otro, transmitió optimismo, siendo también realista”, refiere.

 

No obstante, Segura advierte que la administración de Sagasti es un gobierno de transición que no va poder hacerlo todo, pero si se espera que “encauce el barco” en la dirección correcta y sin mucho sobresalto. Asimismo, menciona que es necesario cuidar el gasto público siendo prudente,  como lo dijo el presidente Sagasti, a pesar de que, lamentablemente, no era políticamente correcto y que no se estaba tomando en consideración.

 

Alonso Segura indica que ello no significa que se meta “un ajustón fiscal” que retarde la recuperación o empeore la situación. De otro lado, el exministro de Economía, David Tuesta, explica que en este momento todavía se vive en una situación de pandemia con una posibilidad de rebrote de los contagios. Por ello, señala que el escenario es incierto tanto para las empresas como para las familias.

 

“Lo primero que debemos hacer hoy es ver los grandes riesgos que nos pueden retrasar los objetivos de largo plazo si no contenemos la pandemia”, precisa.

 

Otro punto importante para el economista David Tuesta es tratar de contener las iniciativas del Congreso que trastocan las medidas del gobierno con propuestas populistas, como los topes de tasas de interés; las reposiciones a los trabajadores con Contrato Administrativo de Servicios (CAS) que se hizo para el sector salud y que se puede replicar en otros; y la búsqueda de aprobación por insistencia de la Ley de Devolución de Aportes de la Oficina de Normalización Previsional (ONP), que harían daño a la sostenibilidad fiscal.

 

“La recuperación del empleo es un tema también importante que, si bien será muy difícil recobrarlo en esta incertidumbre, al menos habrá que intentar que no se destruyan más puestos de trabajo”, asevera. Para ello, indica que se deben valorar los programas de subsidio que tuvo el Ministerio de Trabajo para intentar apoyar financieramente la contratación del empleo.

 

Otra propuesta de Tuesta es suspender los pagos que las empresas hacen por la compensación de tiempo de servicio (CTS). “Podría aliviar a algunas compañías que se prorrogue el pago de la CTS, tal vez por un año o año y medio”, subraya.

 

Proyecciones para el 2021

 

¿Qué es lo que nos espera el próximo año? Según Carlos Casas el comportamiento de la economía en el 2021 se vislumbra con una rendición a la baja.

 

“Obviamente va ver un rebote y se espera que esté entre el 9% y 10% según proyección del Ministerio de Economía y Finanzas, pero la incertidumbre política es un jugador importante y con todo este proceso electoral hay mucha más expectativa”, detalla.

 

No obstante, para Carlos Oliva si es posible que la economía peruana llegue a un crecimiento del 10% el próximo año, si no hay ningún choque externo. “Si tomamos en cuenta este supuesto es bastante posible que la economía crezca como se está proyectando, es decir, que se recupere entre un 80% u 85% de lo de que caería este año”, asegura.

 

Además, sostiene que debería ser un año de recuperación sujeto a tener que controlar la pandemia para que se tenga un rebote significativo en el Perú.

 

En esa misma línea, Alonso Segura también anota que el 2021 será un año de recuperación, pero la pregunta, según el exministro, es si se cuenta con la suficiente fortaleza para lograrlo y cuán homogénea o heterogénea pueda ser esta.

 

“Felizmente, hoy parece que la crisis política se ha superado. Sin embargo, tenemos elecciones generales y yo creo que esto ocasiona un poco de incertidumbre y problemas en términos de ejecución del presupuesto público por el cambio de autoridades. Ello también dependerá de cuáles serán las alternativas que lideren esta elección en términos de los planes del gobierno”, apunta.

 

Por su parte, el economista David Tuesta explica que el próximo año habrá un rebote de la economía peruana, pero será estadístico. “La gran preocupación es qué pasará después de julio del 2021. En los siguientes dos o tres años se tendrá una expansión sostenible sin rebote”, señala.

 

“Hemos tenido un par de días de optimismo y consideramos que las cosas pueden cambiar con la toma de cargo de Francisco Sagasti, pero los congresistas siguen siendo los mismos y ya empiezan a mencionar y activar los proyectos que se habían dormido anteriormente”, refiere el exministro.

 

¿Es necesario bajar el IGV?

 

Diversos analistas opinan que sería necesario que el gobierno baje el Impuesto General a las Ventas (IGV) el próximo año, para ayudar a reactivar la economía y el consumo de los peruanos debido a la crisis generada por la COVID -19.

 

Los exministros consultados sobre este tema afirman que esta propuesta es insostenible porque generaría una menor recaudación fiscal, desalentando la recuperación económica que tanto se busca.

 

“No sería conveniente. Eso ya lo hizo Pedro Pablo Kuczynsk cuando inició su gobierno y no sirvió de nada. Hay que recordar que en el Perú la mayor parte de gente trabaja en el mercado informal que llega al 80%”, subraya Carlos Casas y añade que si se baja este impuesto se afectaría a las cuentas fiscales y generaría un problema que después todos pagarían porque tendrían que volver a subir los impuestos.

 

En tanto, Carlos Oliva en esa misma dirección, menciona también que no está de acuerdo con esta propuesta porque se necesita fortalecer los ingresos públicos. Agrega que el déficit fiscal llegará al 10% a fin de año y a 6% para el próximo.

 

“Tenemos que hacer los esfuerzos por recuperar los ingresos y bajar el IGV debilitará las arcas fiscales. Este impuesto se tendrá que bajar en el momento que se formalice más la economía y no se tengan los niveles de hoy en evasión tributaria”, detalla.

 

Para Segura la situación de las finanzas públicas va a estar vulnerable por mucho tiempo y parte de ello, según el economista, es por la fuerte caída de los ingresos tributarios. “No se puede sacrificar este tipo de ingreso solo por la reactivación. La solución debe venir de otra manera”, puntualiza.

 

Finalmente, David Tuesta sostiene que para pensar en una rebaja del IGV primero se debe ver con mucho cuidado las cuentas fiscales y cuánto es el efecto neto puesto que hoy el problema es que estamos en altos niveles de endeudamiento.