Sandra Andrade: “Perú puede ser un hub de moda sostenible en Sudamérica”

¿Qué significa la moda sostenible y cómo se está dando está migración?

Esta tendencia lleva por lo menos una década. Aquí en el Perú es algo relativamente nuevo. Quizá la pandemia ha hecho que más marcas comiencen a adoptar la moda sostenible porque se han dado cuenta, al analizar a su consumidor, que a inicios de la COVID-19 el mercado se comenzó a cuestionar los hábitos que tenía, uno de ellos, fue la moda.

Entonces, comenzamos a cuestionar de dónde viene la ropa, cuál es el proceso que pasa la materia prima para convertirse en prenda.

La moda sostenible es cómo aplicas todos los procesos de sostenibilidad en la industria de la moda. Desde cómo se obtiene la materia prima, ya sea el algodón, hasta que se convierte en producto final y cómo se entrega al cliente.

Hay marcas en el Perú que ya se están certificando en sostenibilidad en moda. Hace 10 años no hablábamos de esto. Creo que la moda está tomando este camino en el que al parecer no hay retorno. Por ejemplo, hacer un pantalón jean te requiere por lo menos 7.000 litros de agua. Cuando educas al consumidor y le dices cuánta agua tiene en su clóset, lo golpeas como me pasó a mí. Piensas: en Lima hay personas que no tienen agua y yo estoy gastando agua en jeans que cambio cada seis meses.

A raíz de eso me involucré un poco más en este tema. Ahora pienso mucho más si compro o no, si esa prenda va a durar. Y el consumidor ahora está comprando una prenda pensando en cuánto tiempo va a durar en el clóset, así como cuántas lavadas resistirá. Eso es algo que las marcas están considerando: prendas de calidad para que al cliente le duren más en su clóset.

¿Qué casos exitosos conoces en el país?

En moda sostenible está el caso de Estrafalario, que es una marca relativamente nueva y su enfoque es el de tener el menor impacto en el planeta. Ellos tratan de conseguir saldos de telas que ya tienen algunas enmendaduras que usualmente son desechadas y, de alguna manera, hacen prendas únicas de ello. Esa marca es muy interesante de analizar. En todos sus aspectos usa puntos de la sostenibilidad como el reciclaje y el reúso.

Otra marca para resaltar es Evea, que han tenido mucha promoción porque fueron una startup y ahora están enfocados en suelas de caucho que extraen del árbol de la Shiringa.

Como diseñadora está Lucía Tovar. Es increíble lo que ella hace porque coge mermas de tela, los retazos pequeños, y los cose de tal manera que termina produciendo una casaca. Incluso, Converse la llamó para hacer un proyecto con ella.

Lo que hace la moda sostenible en temas de diseño es impulsar la creatividad de los diseñadores. Esto tienes y vamos a ver qué puedes hacer. Estas son las reglas del juego: tienes que tener muy poco impacto en el planeta, no puedes pagar sueldos que no vayan con la ley, tiene que ser ético en todos los aspectos. Me parece sumamente interesante y un reto muy grande ingresar a la moda sostenible.

¿Cómo debería desarrollarse esta tendencia en el Perú?

Algo que siempre repito es que la industria de la moda genera mucho empleo y creo que es momento de visibilizarla como tal.

En la pandemia no paró. Los talleres siguieron funcionando. No hacían ropa para fiestas, pero comenzaron a hacer batas para doctores, mascarillas, etc.

Si lo que queremos es apuntar a una industria fuerte como lo hicimos en su momento con la gastronomía, tenemos que juntarnos todos. Comenzar a dar beneficios, desde los tributarios o algunas políticas internas que deberían promover el tema de la moda sostenible, porque al final nos conviene como país. Así, tenemos menos uso de recursos naturales y consumidores más educados.

Para eso hay que inculcar al consumidor que la moda no es frívola. No es solo alfombras rojas. La moda es una industria que mueve miles de puestos de trabajo y como país nos conviene que compren peruano, porque así movemos el mercado aquí.

La moda sostenible en Perú necesita un empujón desde el punto de vista más político quizás. No sé si esta sea la palabra correcta, pero lo necesitamos y podríamos hasta ser un hub de moda sostenible en Sudamérica, como lo viene intentando hacer Uruguay.

Otro punto en este tema es la educación en moda sostenible. ¿Cómo se involucra el estudiante peruano hacia está tendencia?

En el Centro de Altos Estudios de la Moda (CEAM), si bien es cierto llevan un taller, es transversal en todos los cursos, porque no vasta solo con dar cifras o datos de cuánto impacta, sino que tenemos que incluirlo en la mayoría de cursos.

Por ejemplo, yo dicto el curso de Marketing de Moda donde analizamos marcas de moda sostenible y eso sucede en otros cursos. No solo con la intención que el alumno sepa que existe, sino para que despierte su curiosidad, porque eso también es importante.

Un ejemplo de eso es Ricardo Quispe que utiliza procesos interesantes. Él ganó aquí el Concurso Diseñador de Vanguardia 2018 y su colección fue presentada en Italia porque había innovado en el uso de nuevos materiales en la moda (usó la piel de paiche como un insumo eco-sostenible).

Entonces, va por ese lado, desde la formación de los alumnos, incentivarlos en la curiosidad, y que esta moda sostenible sea transversal a todos los cursos para que el alumno sepa que existe algo más que la moda tradicional.

¿Cómo viene evolucionando la educación en moda en el país?

No puedo hablar por otras instituciones, pero lo que si me he dado cuenta es que hace unos 10 años la mayoría de postulantes a alumnos venía pensando en, por ejemplo, tener un atelier de novias y ahora han migrado hacia tener una marca de moda sostenible de cualquier rubro, pero antes de definir a qué sector se van a dedicar saben que la sostenibilidad va a estar dentro.

Quizá al principio no pueda ser al 100% porque es difícil. Uno tiene que conocer mucho de los procesos, investigar y tener buenos proveedores, pero ya saben que quieren ir hacia la sostenibilidad. Eso es muy esperanzador y un buen camino.

¿Considerarías a la moda sostenible como una «carrera del futuro»?

No lo vería como una carrera específicamente porque creo que lo que va a hacer la moda es seguir migrando hacia eso. Pero sí se busca seguir maestrías o cursos de posgrado sobre moda sostenible.

En CEAM tenemos convenios internacionales. Por ejemplo, antes de la pandemia, una estudiante se fue a Europa a seguir una maestría en moda sostenible y se quedó trabajando allá.