Remesas del exterior caen 22,4 % en el primer semestre
Ante difícil contexto económico mundial ocasionado por la crisis de la COVID-19. No obstante, los envíos mayores a S/ 1.000 ganan terreno.
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Con un 3,5% de la población mundial migrante y una contribución equivalente de casi el 10% del PBI, según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), las remesas externas se posicionan como uno de los instrumentos para impulsar el desarrollo de los países receptores, reduciendo la pobreza e impulsando una mayor inclusión financiera.
No obstante, la crisis económica causada por la COVID-19 amenaza el crecimiento histórico y vertiginoso de las remesas. El Banco Mundial (BM) prevé una caída cercana al 20% de las remesas mundiales para este año con grandes efectos para Latinoamérica, sobre todo para los hogares que dependen de estas transferencias.
Perspectivas 2020
En el estudio Crisis de la COVID-19 a través del Lente de la Migración, el BM estima una caída de 19,3% de las remesas en América Latina en el 2020, incluso superando al retroceso de 12,3% producido en la crisis financiera del 2009.
Por otro lado, las remesas siempre han funcionado como alternativa para enfrentar periodos de crisis en el país de origen del trabajador, pero en esta pandemia, por sus consecuencias globales, hace difícil poder emplearlas del mismo modo.
Este nivel de incertidumbre impacta en el nivel de gasto de las familias, quienes disponen de menores recursos para gastos prioritarios como educación, salud y nutrición, entre otros. Por tanto, la salud macroeconómica de muchos países es afectada por el flujo de remesas.
El caso más extremo es Haití cuya proporción respecto del PBI es 37,1%. Para Perú, representó el 1,4% del PBI en el 2019.
En tanto, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) concluye que, en un escenario moderado, las remesas en los países de la Alianza del Pacífico en el 2020 caerían 21,5% en México, 28% en Perú, 15,5% en Colombia y 15,1% en Chile, con una importante recuperación para el 2021.
En el caso de Perú, alrededor del 10% de la población reside en el extranjero, los que remesaron en los dos primeros trimestres del año US$ 710 millones y US$ 559 millones, respectivamente.
El nivel alcanzado en el segundo trimestre solo supera al registrado en el primer trimestre de 2009, en medio de la crisis subprime.
Remesas en el 2019
En el 2019, las remesas alcanzaron los US$3.326 millones transferidos a cerca de 936.000 hogares peruanos. Cabe resaltar que la tasa de crecimiento de estos flujos fue en promedio de 4,8% en los últimos cinco años.
En el segundo trimestre de 2020 el nivel de remesas tocó fondo con un retroceso de 33,5% y acumuló al primer semestre una caída de 22,4%, equivalente a US$ 366 millones. Esta desaceleración se presenta luego que las remesas representaran el 41,6% del valor de la inversión extranjera directa neta y 1,7 veces el presupuesto asignado a protección social en el 2019.
La última década
La escasez de información pública referente a remesas externas dificulta el mayor conocimiento de sus determinantes, dinámica e impacto.
No obstante, una aproximación se da a partir de la Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO) –elaborada por el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI)– donde la población en edad de trabajar (mayores de 14 años) declara si percibe este tipo ingresos, a cuánto asciende y los usos que le da.
En el periodo 2010-2019, la remesa mensual promedio osciló entre S/ 339 y S/ 611 sin lograr superar el valor de la remuneración mínima vital.
Aunque, en el largo plazo, luego que la economía mundial supere la crisis de la COVID-19, esta tendencia podría cambiar, pues los envíos mayores a S/ 1.000 ganaron participación pasando de representar el 7% al 16% de los envíos.
En tanto, los envíos menores a S/ 100 redujeron su participación del 37% al 21%.
Sobre los perceptores de estos ingresos, alrededor del 48% eran población económicamente inactiva (estudiantes, jubilados, amas de casa, entre otros), el 6% desempleado y la restante población ocupada, de los cuales el 73% desempeñó un empleo informal, lo que significa que es un trabajador económicamente vulnerable, es decir con poco capital humano y bajos ingresos.
Por su parte, el 52% desempeñaban el rol de jefes o jefas de hogar, el 15% el de esposos o esposas, el 17% eran hijos o hijas, el 15% parientes y la diferencia no parientes.
Adicionalmente, Lima concentra alrededor del 68% de las remesas, seguido de La Libertad (10%). A nivel nacional casi el 98% de remesas son recibidas por el área urbana.
En cuanto su grupo etario, se percibe que los receptores jóvenes (de 14 a 29 años) aumentaron de 22% en el 2010 a 31% en el 2019, en la misma línea que los adultos mayores (de 60 años a más) al pasar del 25% al 43%.
En cambio, los adultos (de 30 a 50 años) redujeron su participación de 53% a 26%. Asimismo, los perceptores varones redujeron su participación del 38% al 28%, mientras que las mujeres ganaron representatividad.
Los usos que se dan a las remesas externas son clasificados en vivienda, ahorros, educación, gastos del hogar y otros, según ENAHO.
Los tres primeros, que pueden entenderse como gastos de inversión, es decir con impacto en la actividad productiva, representaron en promedio el 26% durante el periodo estudiado, siendo el más significativo el gasto en educación con el 18%, seguido de vivienda con 6% y ahorro 3%.
Los gastos de consumo significaron el 73% en promedio.
A partir del porcentaje de las remesas destinado a inversión, en el periodo 2007-2010 –que ascendió a 20%–, el Banco Central de Reserva (BCR) estimó que estas contribuyeron con el 0,5% del crecimiento del producto entre 2000 y 2010.
Es más, señala que si la proporción destinada a gastos de inversión aumenta –como ha sucedido en el periodo analizado en el presente artículo– hasta el 30% la contribución al crecimiento del PBI sería de 0,8%.
Recomendaciones
En un contexto donde las remesas son necesarias para aliviar los efectos de la pandemia, los costos de envío continúan siendo el primer componente que traba la disponibilidad de dichas transferencias.
Según registros del BM, los costos de envío de remesas del extranjero hacia América Latina representaron al primer trimestre del 2020 el costo promedio 5,97% por US$ 200 enviados.
En este sentido ante la probabilidad de incremento de costos producto del confinamiento y las restricciones, se recomienda que los canales digitales diseñen plataformas que permitan enviar dinero a los hogares residentes a costos especiales en tanto dure la pandemia.
La modernización en la transferencia de dinero consiste en mejorar los sistemas de pagos mediante la inserción de nuevos actores. Por ejemplo, la banca puede intervenir como un facilitador para la reactivación de los flujos de remesas al mejor costo.
Todo esto requiere de una política de remesas propicia y un entorno regulatorio que, a la vez, restrinja actividades ilegales como el lavado de activos.