Peter Anders: La (nueva) ruta que debe tomar el Gobierno
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En los próximos días, el Gabinete de ministros liderado por Aníbal Torres se presentará ante el Congreso para solicitar el voto de confianza. Tras la reciente “tregua” anunciada entre el Legislativo y el Ejecutivo y con el objetivo congresal de no perder la “bala de plata” que evite el cierre del hemiciclo, es casi seguro que la obtenga.
El significado de confianza es la creencia y fe de que algo se desarrolle o alguien se comporte y realice algo conforme a nuestras expectativas. Lamentablemente, el Gabinete Torres no está a la altura de las expectativas de los peruanos. Empieza mal. Con un ministro de Salud que promueve el agua arracimada o una ministra de Trabajo que irresponsablemente promueve el alza del sueldo mínimo sin analizar las implicancias que ello traería (mayor informalidad y menos generación de empleo formal), entre otros ministros con cuestionamientos.
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No obstante ello, lograda la confianza en el Congreso, el gabinete Torres deberá enfocarse, de una vez por todas, en trabajar por el bien de todos los peruanos, sobre todo en un momento en el que el Perú tiene el mejor nivel de confianza económica de la región de acuerdo al reporte de Bloomberg. Ello, debido –para despejar las dudas e interpretaciones antojadizas– al gran manejo macroeconómico en las últimas tres décadas.
En ese sentido, la ruta del Gobierno de Pedro Castillo debe ser, en primer lugar, promover la inversión privada y dar claras y firmes señales a los agentes económicos de que invertir en el Perú es seguro y rentable. Ello, sin duda, recuperará el empleo formal de forma sostenida y generará mayores ingresos fiscales para reducir diversas brechas, como las de infraestructura, salud y educación, sectores fundamentales para lograr el desarrollo de los peruanos.
En segundo lugar, el Gabinete Torres debe luchar contra la informalidad. Es imposible que el Perú logre el desarrollo y bienestar para su población si es que el Gobierno, de la mano del Legislativo, no la combaten. Casi el 80% de la economía peruana es informal. Eso tiene que cambiar, sobre todo si es que queremos ser miembros de la OCDE.
Esta ruta no es nueva. La CCL, así como diversos expertos y organismos, la han recomendado desde que inició su gobierno el 28 de julio pasado. No obstante, usted, presidente Pedro Castillo, y el partido Perú Libre eligieron el camino de la confrontación política, el fomento de la informalidad y el ataque al sector empresarial formal. Por ello, desde la CCL vemos con esperanza, pero aún no con confianza, la tregua anunciada entre el Ejecutivo y Legislativo para trabajar unidos en pos del desarrollo del país.
Ojalá y así sea, pues no hacerlo es ir en contra de los intereses del Perú y, por lo tanto, no tener capacidad moral para dirigirlo en una coyuntura en la que el país requiere reactivarse económicamente de manera real y sostenible para reducir la pobreza.
Si no corremos esta “ola”, tendremos que esperar con la incertidumbre de no saber cuándo se volverán a dar las condiciones idóneas para el crecimiento.