“Perú cuenta con suficiente energía, lo que falta es infraestructura para distribuir el gas”
El especialista en energía y minería, Anthony Laub, nos responde si el país estaría en riesgo de tener una crisis energética, como se advierte se daría nivel mundial; así como nos da a conocer los avances en el cambio de matriz energética en el Perú y lo que se requiere para seguir avanzando.
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MIRTHA TRIGOSO LÓPEZ
¿Cómo va el Perú en su cambio de matriz energética?
El cambio de matriz energética arrancó en 2004 con la incorporación del gas natural de Camisea (Cusco), y esto nos ha permitido tener hoy un sistema eléctrico muy poderoso, que es uno de los más competitivos de toda la región. Entonces, vamos por buen camino y funcionando bien.
¿Cuál es la importancia de gas natural dentro del cambio de matriz energética?
El gas natural es sin duda el elemento más importante que tenemos hoy en día en nuestra matriz energética, ya que es un combustible limpio y amistoso con el medio ambiente; pero, por encima de ello, es sumamente económico y brinda seguridad energética. Eso significa que, gracias a este, podemos suministrar energía a todo el sistema eléctrico peruano y a los consumidores, sean grandes o pequeños, de manera segura, constante, confiable y económica, y aporta un grado de seguridad a la red eléctrica.
Esto porque una red eléctrica necesita estar balanceada y esto se logra gracias a tecnologías conocidas como son las termoeléctricas con gas natural y la hidroelectricidad. Hay que destacar que la matriz eléctrica peruana, no solo en términos de precios es bien competitiva, sino que en seguridad es sumamente estable y confiable; y, además, en términos de emisiones, es muy limpia.
Así la producción de electricidad en el país cumple con todas las condiciones para darle a una nación como la nuestra la garantía de contar con energía suficiente, confiable y competitiva. Dicho esto, la pregunta es: ¿qué tenemos que seguir haciendo? Nosotros, como país, tenemos gas natural y el tenerlo nos obliga, por el bien de la ciudadanía, a seguir usándolo en los siguientes años.
Se señala que en el país tenemos gas, pero hace falta masificarlo. ¿Qué se puede hacer al respecto?
Hay una seria confusión en la población con respecto a la masificación del gas natural, pues se le confunde con el GLP o con los balones de gas. Hay que saber que, para ser consumido correctamente, el gas natural requiere ser transportado a través de ductos que tienen que ser construidos dentro de una ciudad. Eso evidentemente es un proceso complejo y caro, que toma tiempo. Entonces, el proceso de masificación requiere de infraestructura previa, de grandes ductos que conecten los centros de producción de gas natural con los centros de consumo. En esa línea, se debe seguir expandiendo el sistema de ductos en otras ciudades distintas de Lima e Ica, que son las dos únicas que tienen hoy conexión directa con el gas natural de Camisea, con el fin de llegar a nuevas zonas del país.
¿En qué debe enfocarse el desarrollo de la infraestructura para lograr masificar el gas natural?
Tenemos el ejemplo del Gasoducto del Sur, que tuvo muchos cuestionamientos porque fue promovido y finalmente lo obtuvo Odebrecht, pero en vez de darle vuelta a la página y convocar a nuevos procesos para expandir los sistemas de transporte de gas en el país, seguimos con un solo sistema de distribución que permite llegar a Lima e Ica, pero no más allá. Necesitamos nuevos ductos que lleven el gas natural al departamento del sur y otro que lo lleve al centro y norte del país. Una vez logrado esto, se debe comenzar a desarrollar los pequeños sistemas de distribución dentro de las ciudades y comenzar a incorporar poco a poco los clientes. Pero, también la masificación a su vez necesita de proyectos grandes de consumo que hagan económica la ejecución de la infraestructura, para que luego los usuarios podemos beneficiarnos de esto.
¿Qué tan complicado es que se logre la ejecución de infraestructura que ayude a la masificación del gas natural?
El problema es que no tenemos industrias grandes, fuera de Ica y de Lima, que estén en condiciones de asimilar parte del gran costo que supone desarrollar ductos de gas natural y hay que comenzar a hacerlos. Hay que conseguir consumos anclas e industrias grandes que permitan abaratar costos y luego comenzar a conectar las casas. Es un proceso que toma tiempo y que el Estado ha abandonado los últimos 10 años. Sin duda, debe retomarse el Gasoducto del Sur, bien pensado ejecutado y planeado.
Se advierte de que el mundo estaría próximo a una posible crisis energética mundial. ¿Perú también está en riesgo?
Los tremendistas y a los que les gusta generar zozobra en la población siempre han dicho esto. En los años 70 se decía esto y al final esa crisis fue bastante temporal y se pudo salir del impacto. En el país no deberíamos tener este temor, porque tenemos los suficientes recursos energéticos para cubrir las necesidades actuales y futuras de la población.
Solo por dar un ejemplo, si hoy consumimos 7.000 megavatios, solamente en recursos energéticos tenemos 70.000 megavatios, casi 10 veces lo que el Perú consume actualmente. En adición a ello, el país es bendecido porque tiene mucho gas natural y lo que no estamos haciendo es buscar más. Solo estamos explotando los yacimientos que se conocen como Camisea, pero tenemos mucho más gas natural en la zona. Si pudiéramos conseguir el siguiente Camisea o dos adicionales podríamos atender los requerimientos de la población en exceso. Entonces, no tenemos una urgencia energética en el país, lo que tenemos es una urgencia de infraestructura. Tenemos una falta de promoción del ingreso de estas tecnologías que ya las tenemos y de seguir alimentándolas.
¿Qué estaría pasando?
Lo que ocurre es que hay un lobby muy fuerte para paralizar la ejecución de proyectos de gas natural, de grandes proyectos hidroeléctricos, con el fin de que ingrese tecnología como la solar y la eólica, que son poco confiables, costosas y con períodos de vida relativamente cortos y con imponderables que uno simplemente no controla. Son tecnologías que pueden ser un complemento, pero no una solución.
¿Por qué estas energías renovables no serían una solución?
Es que son tecnologías que no permiten brindar la tranquilidad de que la población va a contar con energía suficiente, abundante y económica durante todo el tiempo. Un ejemplo, es lo que pasa en Alemania, que apostó por estas tecnologías y gastó más de US$600.000 millones en desarrollar sus proyectos renovables. Y lo cierto es que hoy tienen un gigantesco problema energético y la energía es costosísima.
Además, lo peor es que no han reducido sus emisiones. La energía es un vehículo para que la gente, sobre todo los más pobres, puedan desarrollarse y mejorar su calidad de vida, y en un país pobre como el Perú, con alrededor del 30% de la población en condición de pobreza, necesitamos dotar a los más necesitados de la mayor cantidad de recursos energéticos posibles al menor costo posible y de la manera más confiable, para ayudarlos a salir de su pobreza. No hay ningún elemento que fortalezca mas a la población y que la empodere más que contar con energía.
Para 2024, se está exigiendo en el país la obligación de importar vehículos que cumplan con la norma de emisiones Euro 6, aunque se advierta que no se cuenta con los combustibles adecuados. ¿Puede ayudar de alguna manera el gas natural, aunque no esté masificado?
Uno de los usos más extendidos del gas natural, es evidentemente el reemplazar a otros combustibles como la gasolina y el diésel. Y, si bien en un primer momento, se vio una ola muy grande de uso de gas natural vehicular, al ser más barato y limpio, no se ha extendido su uso fuera de Lima e Ica.
El uso de este gas en el sector vehicular ayudará a su proceso de masificación y hemos fallado en ese punto. No hemos sido capaces de llevar gas natural vehicular más allá. Pero, también se debe tener en cuenta que el parque automotriz que tenemos es muy antiguo y no va a mejorar mucho por cambiar el uso por gasolina Euro 4, 5 o 6. Todo va de la mano y, por tanto, tenemos que tener un parque automotriz mucho más moderno y, para eso, evidentemente, el Estado tiene algo que hacer ahí. Hoy, comprar un carro nuevo en el Perú es carísimo. Se deberían rebajar los impuestos y aranceles y hacer que el acceso a nuevos vehículos sea mucho más fácil y barato para la población. De otro lado, requerir que los nuevos vehículos que lleguen al país cumplan con los estándares de emisiones.
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