La situación laboral de los jóvenes peruanos sigue siendo alarmante. Según cifras recientes, la tasa de desempleo juvenil alcanzó el 30.7 % en 2023, y un preocupante 59 % de los jóvenes trabaja en condiciones de informalidad. Esta realidad refleja una desconexión persistente entre el sistema educativo y el mercado laboral, limitando las oportunidades de desarrollo para una generación clave en el futuro del país. En este contexto, el Segundo Conversatorio Nacional organizado por la Asociación de Institutos y Escuelas Superiores del Perú (ASIEES) se convirtió en un espacio clave para reflexionar sobre los principales desafíos que enfrenta la juventud peruana y explorar soluciones que promuevan una educación más pertinente y una transición efectiva hacia el empleo formal.
Bajo el título “La Educación Superior: El Reto de la Empleabilidad”, el evento reunió a especialistas de los sectores educativo, empresarial y turístico para debatir los principales desafíos, brechas y oportunidades en torno al empleo juvenil en el país.

Informalidad.
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En la apertura del conversatorio, Andrés Oblitas, gerente general de ASIEES, presentó un panorama preocupante sobre la situación de la educación técnica y el empleo juvenil en el Perú:
– El 80 % de la demanda laboral en Perú se concentra en carreras técnicas. Sin embargo, hay un déficit anual de 300,000 trabajadores técnicos y operarios, lo que pone en riesgo el crecimiento económico y limita oportunidades laborales para los jóvenes.
– Solo el 17 % de los institutos y escuelas están actualmente licenciados; el resto sigue en proceso o pendiente. La disparidad regional es notable pues Lima concentra la mayoría de licencias, seguida de Arequipa. Algunas regiones aún no tienen ningún instituto licenciado.
– Evolución de la matrícula: en educación superior tecnológica creció sostenidamente hasta 2021, pero decreció en 2024 en un 1.5 %, lo que preocupa considerando la alta demanda laboral por técnicos. En contraste, las universidades continúan creciendo con una matrícula que supera el 1.3 millones de estudiantes, con incrementos de dos dígitos según el portal TUNI de SUNEDU.
– Los programas en educación tecnológica se organizan en 4, 6 y 8 periodos académicos, cada uno de 16 semanas. La preferencia del mercado sigue centrada en programas de 6 periodos: 93 % de la matrícula está en programas de 6 periodos, 6 % en programas de 8 periodos y 1 % en programas de 4 periodos. Esto refleja, según dijo, que los padres y estudiantes aún no comprenden plenamente las ventajas de las escuelas de educación superior que promueve la Ley 30512.
Durante su participación, Javier Rubio, director general de IDAT, reafirmó la crítica situación: la tasa de desempleo juvenil alcanzó un 30.7 % en 2023 y el 59 % de jóvenes trabajan en condiciones de informalidad. Además, entre 2019 y 2024, más de 160,000 jóvenes salieron del mercado laboral y otros 193,000 se convirtieron en “ninis” (ni estudian ni trabajan).
“Si bien ha habido ligeros avances en formalización y empleo asalariado, aún no se recupera el nivel de empleabilidad previo a la pandemia. Muchos jóvenes deben trabajar más de 48 horas semanales para cubrir sus necesidades básicas, lo que restringe su desarrollo personal y profesional. Rubio hizo un llamado urgente a conectar la formación técnica con empleos dignos y sostenibles”, subrayó.
El conversatorio se organizó en tres mesas de diálogo con enfoques temáticos complementarios: Formación académica vs. mercado laboral, Prácticas profesionales y emprendimiento, y Tecnología y empleabilidad
El evento cerró con las palabras de María Teresa Campos, directora del Instituto del Sur, quien subrayó la importancia de que los estudiantes acumulen experiencias de trabajo reales durante su formación. “Es fundamental que se trabaje una mejora de las experiencias formativas en situaciones reales de trabajo, pues el sector productivo no valora este espacio y es necesario que los futuro profesionales técnicos desarrollen proyectos diversos a lo largo de su carrera, de modo que egresen con una base práctica sólida”, señaló. Este enfoque, concluyó, es clave para ofrecer oportunidades concretas y responder a los desafíos del entorno profesional actual.
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