• Yolanda Torriani: Ni un paso atrás

    27 de abril del 2020
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    Con la participación de distintos sectores de la sociedad, el Poder Ejecutivo ha constituido un Grupo de Trabajo Multisectorial que, de manera temporal y encabezado por el Ministerio de Economía y Finanzas, se encargará de formular una estrategia para la reanudación progresiva de las actividades económicas, suspendidas a raíz de la emergencia sanitaria decretada ante la llegada de la pandemia del coronavirus.

     

    Un representante de los gremios empresariales, uno por las organizaciones de trabajadores y uno por cada ministerio involucrado, entre otras instituciones, integran dicho grupo.

     

    Es una buena señal que el reinicio de las actividades económicas sea resultado de una estrategia en cuya elaboración participen quienes, precisamente, son actores imprescindibles en el dinamismo económico de nuestro país.

     

    Este es un primer paso. No obstante, más allá de definir cómo reiniciar las operaciones de las empresas -grandes, medianas y pequeñas-, fábricas, talleres, negocios, oficinas, comercios, entre otros, lo cierto es que el Perú requiere de un plan que busque ante todo la recuperación económica y la preservación y generación del empleo.

     

    Este planteamiento fue hecho por la Cámara de Comercio de Lima desde el primer día de la cuarentena, hace ya 43 días. En ese momento advertimos que a la crisis sanitaria le sobrevendría de todas maneras una crisis económica que, si bien era inevitable, era necesario estar preparados para atenuar sus efectos.

     

    Así, el 19 de marzo propusimos la formación de la Comisión de Recuperación Económica y el Empleo (CREE), la cual debía formular las medidas más urgentes para el corto, mediano y largo plazo, garantizando la continuidad de la cadena de pagos.

     

    Los objetivos que entonces propusimos eran: evitar que la economía peruana caiga en recesión; reimpulsar la actividad económica a través de un marco legal que favorezca la continuidad de las empresas en general y la recuperación de la demanda y consumo interno; recomponer la cadena de pagos en la micro, pequeña, mediana y gran empresa; medidas de apoyo social para familias que viven en la informalidad y que no forman parte de la población en situación de pobreza; facilitar el mantenimiento del empleo formal evitando reducciones de personal masivas y/o impulsando programas de reconversión laboral o empleo temporal; y evaluar el congelamiento y/o moratoria de los intereses aplicados a las empresas y personas naturales por parte de la administración tributaria y el sistema bancario y financiero durante la duración del estado de emergencia y aislamiento social.

     

    La crisis sanitaria que vive nuestro país es grave porque precisamente nos hace falta un servicio de salud capaz de afrontarla, capaz de atender a una gran mayoría de peruanos en condiciones mínimamente aceptables.

     

    En igual magnitud, la crisis económica también debe preocuparnos porque millones de peruanos están perdiendo sus puestos de trabajo, es decir, la fuente de ingresos que le permite atender necesidades básicas, como la salud, la alimentación y la educación.

     

    Desde la Cámara de Comercio de Lima insistimos en que debemos trazar un plan de mediano y largo plazo para recuperar nuestra economía, para que las empresas sigan operando, generando empleo formal y pagando los tributos con que el Estado debe construir colegios, hospitales, puestos de salud, carreteras y garantizar la seguridad ciudadana.

     

    No se trata solo de planes de rescate como los que hoy se han puesto en marcha -cuya finalidad nadie discute- sino de programas económicos sólidos, sostenibles en el tiempo, capaces de crear un clima adecuado para las inversiones, para promover la formalización, ampliar la base tributaria e impulsar la creación de puestos de trabajo.

     

    En las últimas décadas los peruanos hemos hecho enormes esfuerzos para reducir la pobreza, en especial la pobreza extrema. El resultado es que en el Perú la pobreza multidimensional disminuyó de 20% a 12,7% entre los años 2006 y 2019.

     

    Este crecimiento hizo posible la aparición de una nueva clase media, formada principalmente por emprendedores, profesionales y trabajadores que, gracias a su esfuerzo, dedicación, creatividad y sacrificio lograron superarse y construir el bienestar presente y futuro de sus familias.

     

    Este es un logro que de ninguna manera podemos perder. No hay marcha atrás; nadie en el Perú, que la haya superado, puede volver a caer en situación de pobreza. Depende de todos nosotros. #TodosporelPerú

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