Eva García Fabre: «Unión del Gobierno y sector privado salvaron Guayaquil»
La embajadora del Ecuador en Perú conversó con La Cámara sobre la participación empresarial en la lucha contra la pandemia en Guayaquil.
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Por: Carmen Anaya
Durante las primeras semanas de la pandemia del coronavirus, Ecuador –y particularmente la ciudad de Guayaquil– se convirtió en el epicentro de la enfermedad. Cientos de personas fueron víctimas y muchos nos conmovimos con imágenes dramáticas e impactantes y el ambiente de pánico que difundían los medios de comunicación al mundo. Sin embargo, hoy en día la situación es muy diferente y el país vecino se enrumba hacia su recuperación. Sobre esta experiencia y la significativa actuación que correspondió asumir al sector privado, reflexiona la embajadora de Ecuador en el Perú, Eva García Fabre.
Ecuador ha comenzado a superar las graves consecuencias que provocó el coronavirus ¿Cuán importante fue el papel del sector privado en este proceso?
Ante lo sorpresivo y potente de la pandemia, no hubo medicinas ni médicos suficientes ni conocimientos porque esta era una situación nueva en todo el mundo, incluidos los países desarrollados. Estaba prohibido importar desde los países productores las pruebas y los fármacos. Los equipos resultaron insuficientes.
Frente a este panorama crítico, el gobierno constituyó el COE Nacional (Comité de Operaciones de Emergencia), dirigido por el presidente de la República del Ecuador, Lenín Moreno. La empresa privada se organizó y trabajó simultáneamente con el Gobierno. La fuerza pública y la ciudadanía trabajaron con un objetivo claro ante la dureza de la situación.
Hubo mucha colaboración del sector productivo en Guayaquil, Quito y otras provincias. Se recogieron fondos, se organizó un plan de acción de atención de emergencia, de apoyo a las autoridades y a la población, no solo en temas sanitarios, sino también a través de donaciones y la entrega de canastas de alimentos.
Guayaquil registra cero muertes las dos últimas semanas. Esta experiencia de organización sirve de ejemplo para tratar de controlar el mal en el resto el país que aún tiene tasas de crecimiento de la enfermedad.
Cuando se decreta el estado de emergencia nacional, se cierran fronteras y Guayaquil es declarada zona especial. Las personas contagiadas y quienes viven del día a día fueron las más afectadas, por lo que el objetivo del Gobierno, las fuerzas civiles y empresariales fue ayudarlas, a la par de tomar control para reducir el impacto devastador y sorpresivo de la pandemia de la COVID-19.
En Guayaquil, en particular, la iniciativa más grande fue la del Comité Especial de Emergencias por coronavirus en Guayaquil. En ella intervinieron la empresa privada en general e instituciones como la Junta de Beneficencia de Guayaquil, la fuerza pública y el Gobierno, asistiendo a la población a nivel nacional con alimentos; mientras, las universidades contribuían con investigaciones sobre los respiradores artificiales y más necesidades técnicas. Médicos experimentados y exministros de salud también colaboraron.
Asimismo, se formaron equipos que, después de analizar el problema, inmediatamente hicieron un fideicomiso para administrar recursos que consiguieron rápidamente, asumiendo todos los frentes del problema.
Las empresas pusieron a disposición personal, vehículos y lo que ameritaba. Hubo diálogo directo y oportuno con las distintas autoridades y este engranaje funcionó a la perfección.
La Iglesia Católica y el Banco de Alimentos Diakonía fueron importantes distribuidores de la donación de canastas alimenticias, junto con el Gobierno. El municipio y los municipios en general se activaron uniendo fuerzas.
Ante el desborde de las morgues y crematorios, el presidente de la República dispuso la creación de una Fuerza de Tarea Conjunta de la zona especial de seguridad, para el manejo digno de las exequias de los fallecidos en Guayaquil. El 7 de mayo esta Fuerza de Tarea Conjunta culminó sus funciones ante la normalización de la situación. Esta fue otra operación eficiente que permitió la tranquilidad de la ciudadanía.
El Comité de Operaciones de Emergencia Nacional estableció la metodología de semáforos, estando en rojo las provincias con mayor contagio.
Al momento, Guayaquil está en semáforo amarillo, con actividades económicas parcialmente restablecidas y paulatinamente activando otras. Las autoridades locales deciden el paso a otro semáforo según la evolución de la población.
La industria farmacéutica ecuatoriana también tuvo un rol importante.
Ante la escasez de medicamentos y la imposibilidad de importarlo, se activó la industria farmacéutica con la fabricación de hidroxicloroquina y otros productos para la cura del mal. Para ello, se importó materia prima. Ecuador tiene una industria farmacéutica moderna y calificada que incluso exporta a otros países como el Perú. También se activó la industria nacional de desinfectantes y artículos de limpieza.
Por su parte, la pequeña y mediana empresa se reconvirtieron para la fabricación de mascarillas y ropa de protección.
En realidad, el sector privado ha tenido que reconvertirse en buena parte para hacer frente a esta pandemia.
¿La posición del Gobierno fue de apertura a la participación del sector privado en esta lucha?
Desde el primer momento, este ha sido un Gobierno con apertura permanente. He sido ministra de Industrias y Producción y presidí el Consejo Consultivo Productivo Tributario en el que, desde que comenzó la actual administración, se dialogó con los empresarios de todo nivel; desde los más altos estándares de la producción hasta la economía popular y solidaria.
En este Gobierno, la micro y pequeña empresa de economía popular y solidaria logró organizarse y tener personería jurídica para estar presente.
Ha sido un Gobierno inclusivo desde sus inicios y esto se ve en esta época de la pandemia, donde todos unieron esfuerzos para luchar en favor del país.
En Guayaquil prácticamente está superada la crisis. Todavía hay que cuidarse y tener precaución, pero Guayaquil hace dos semanas que no tiene defunciones por la COVID-19. La unión y experiencia del Gobierno y del sector privado salvaron a Guayaquil.
En el resto del país también se han formado grupos empresariales bien organizados con objetivos claros y metas que marchan armónicamente.
¿Cuánto tiempo le llevó a Guayaquil revertir la situación tan grave que vivió?
Menos de tres meses, después de medidas y una cuarentena muy rígida. Guayaquil fue el centro de contagios de la pandemia. Cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) anunció la pandemia, Ecuador entró de inmediato en cuarentena, habiendo recibido su paciente 0 de Europa. Son situaciones inesperadas que desbordan, pues nadie en el mundo estuvo preparado.
En Ecuador se hizo un gran esfuerzo conjunto por el país. Fue un trabajo de todas las fuerzas. Instituciones icónicas, como la Junta de Beneficencia de Guayaquil, cuyo directorio está integrado por ex CEOs de empresas guayaquileñas que trabajan voluntariamente y sin sueldo.
Esta junta organizó inicialmente al sector empresarial al que se plegaron grupos empresariales, voluntarios, el exalcalde y autoridades locales de Guayaquil. Todos remaron hacia un objetivo, porque era una situación desesperada. Guayaquil ya se había levantado de otros males. Es una ciudad donde está el 40% de la industria nacional y es una de las mayores generadoras de empleo productivo, por lo que el impacto en la economía nacional también fue dramático.
La experiencia del sector privado sirvió para salvar a un país.
Así es. Grupos netamente empresariales y del sector financiero bien organizados, entre ellos el Fondo por Todos, Salvar Vidas del Banco de Guayaquil, Banco Pichincha, Grupo Eljuri y el Comité Especial de Emergencias por coronavirus que lideró la organización. Hubo muchas donaciones de equipos modernos, clínicas móviles, compra de medicinas, equipamiento de nuevos hospitales, contratación de médicos, auxilio a la gente que necesitaba alimentos. Todo esto se hizo de forma transparente, pues se informó en redes el manejo de los recursos. Se rindió cuentas.
También fue muy importante la decisión de nuestro Gobierno de impedir la corrupción. La Fiscalía tiene que mantener un permanente control de las compras, las denuncias son admitidas. Conocemos la voluntad política del presidente Lenin Moreno, quien ha sido muy claro en la lucha contra la corrupción.
Hoy Guayaquil, ciudad generosa, ayuda a las provincias con donaciones de medicamentos y asistencia, una vez superada la hora critica, pero sin descuidarse y tomando precauciones en el estado de semáforo amarillo. En Guayaquil se reinician los vuelos aéreos desde el 15 de junio. Algunos municipios, superada la crisis, ya están en semáforo verde.