El Perú ante los riesgos globales
El panel de expertos peruanos, encuestados por el Foro Económico Mundial para el Reporte de Riesgos Globales, identificó al colapso del Estado como el mayor riesgo en los próximos dos años.
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Instituto de Economía y Desarrollo Empresarial (IEDEP) - CCL
El Reporte de Riesgos Globales 2023 elaborado por el Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés) analiza los resultados de su Encuesta de Percepción de Riesgos Globales, que reúne las opiniones de más de 1.200 expertos a nivel mundial.
El reporte señala que el mundo atraviesa por una policrisis, definida como un conjunto de riesgos globales relacionados con tales efectos compuestos, y que el impacto global excede a la suma de las partes.
Para los próximos dos años, el 69% de encuestados describe el futuro como constantemente volátil en economías e industrias, con múltiples choques que acentúan trayectorias divergentes. A continuación, se describirán los diez principales riesgos globales identificados para el próximo bienio y cómo el Perú debe enfrentarlos.
Riesgos sociales
La crisis del costo de vida es considerada el primer riesgo global. La pérdida de la capacidad de mantener el nivel de vida, debido al aumento del costo de los bienes esenciales, amenaza con complicar las tensiones económicas y sociales del planeta. Según el Fondo Monetario Internacional, la inflación mundial cerró el 2022 en 8,8%.
En el caso peruano, el año pasado la inflación alcanzó el 8,5%, impulsada principalmente por el vertiginoso crecimiento de los precios de alimentos, bebidas y transporte.
Cabe precisar que, si bien la conflictividad social frenó la desaceleración de la inflación observada en los últimos meses del 2022, para el Banco Central de Reserva del Perú (BCRP), esta cederá a fines del segundo semestre del 2023. En este contexto, en cuanto a las acciones concertadas, urge acelerar el proceso de formulación de la Política Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional, como parte de la actualización de la Estrategia Nacional de Seguridad Alimentaria, con la finalidad de proteger a los 16,6 millones de peruanos que viven en situaciones de inseguridad alimentaria.
El riesgo de erosión de la cohesión social y polarización, que se traduce finalmente en pérdida del capital social y fraccionamiento de las comunidades, se encuentra en el quinto lugar en el reporte del WEF. Dicha pérdida incluye una gama amplia de desigualdades tanto en oportunidades, ingresos, etnias y afiliaciones políticas.
En el caso peruano, la convulsión social ha generado un costo de S/ 2.425 millones, según el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF). Al mismo tiempo, los planes de reactivación económica como “Con Punche Perú” han quedado postergados, mientras se busca una solución política a los conflictos sociales, lo que pone en riesgo el desempeño económico para el 2023.
En este contexto, una mayor presencia del gobierno con servicios públicos de calidad, y el cierre de brechas de infraestructura, a través de inversión privada y pública, son esenciales para recuperar la paz social.
Finalmente, el décimo riesgo global tiene que ver con la migración involuntaria a gran escala, como consecuencia de actos de violencia generalizados, condiciones de hambruna, desastres naturales, conflictos internos y falta de oportunidades de progreso económico.
Al respecto, existen importantes megaproyectos privados y públicos en zonas como Cusco, Puno y Madre de Dios, que podrían dinamizar nuevas actividades productivas, y reducir las desigualdades que los gobiernos regionales, con los recursos transferidos por el gobierno nacional, no han podido enfrentar.
Riesgos medioambientales
El segundo riesgo global de mayor importancia es la posibilidad de desastres naturales y eventos climáticos extremos. Debemos recordar que en el 2022 sucedieron el terremoto de Michoacán (México), el aluvión de Quito, inundaciones en Pakistán, el huracán Ian y la erupción del volcán Tonga. En el país, en algunas localidades del Cusco y Puno, el mes de octubre del 2022 fue considerado como el más seco de los últimos 58 años.
El cuarto riesgo global es el fracaso para mitigar el cambio climático. Cabe anotar que el Acuerdo de París busca que, hacia finales de siglo, el aumento de la temperatura esté por debajo de los 2 ºC con respecto a los niveles preindustriales del periodo 1850- 1900 (línea base). No obstante, la Organización Meteorológica Mundial advierte que el calentamiento del planeta continúa, pues su temperatura media durante la década 2013-2022 fue superior en 1,14 ºC, en contraste con la línea base.
El sexto riesgo global es la posibilidad de incidentes de daños ambientales a gran escala, entre ellos accidentes industriales, derrames de petróleo o contaminación radioactiva. Por ejemplo, en el 2010 se derramaron más de 779.000 toneladas de petróleo en el golfo de México tras la explosión de la plataforma Deepwater Horizon. De igual forma, el 15 de enero del 2022 se derramaron en el mar peruano alrededor de 13.000 barriles de petróleo.
El séptimo riesgo global es el fracaso para la adaptación al cambio climático. Según Naciones Unidas, la adaptación se refiere a los ajustes en los sistemas ecológicos, sociales o económicos, en respuesta a estímulos climáticos previstos y sus impactos. Asimismo, dicha entidad informa que solo 26 países disponen de un Plan Nacional de Adaptación, entre ellos el Perú.
El noveno riesgo global es la crisis de recursos naturales. Un claro ejemplo, es la menor cosecha de trigo prevista en Argentina para la campaña 2022-2023, como consecuencia de las sequías en amplias regiones productivas y de las heladas tardías.
La prevención y mitigación de estos riesgos medioambientales globales son de suma importancia para el Perú. Por un lado, el país ya dispone de normativa al respecto. Una de las más importantes es la Política Nacional del Ambiente al 2030, publicada el 25 de julio del 2021. Sin embargo, el IEDEP considera que debe elaborarse un plan con acciones y responsables para alcanzar sus objetivos.
De igual manera, se sugiere que la próxima actualización del Plan Nacional de Competitividad y Productividad incorpore medidas como la gestión integral de residuos sólidos, y la transición hacia una matriz energética sostenible y competitiva.
Riesgo geopolítico
La tercera posición del reporte del WEF es la confrontación geoeconómica entre países, que incluye el desacoplamiento de las interacciones económicas. Entre las vías más comunes se tiene la restricción de bienes y servicios, conocimientos y tecnología.
El efecto directo que ejerce esta carrera hegemónica es el desequilibrio en los mercados con inversionistas más adversos al riesgo y una movilidad de capitales que hace los tipos de cambio más fluctuantes.
Riesgo tecnológico
El octavo riesgo global es el cibercrimen generalizado y la inseguridad cibernética. Un caso emblemático del 2022 fue el robo de cerca de US$ 600 millones a Axie Infinity, un videojuego en línea que utiliza criptomonedas. En el Perú también destaca el ataque a las cuentas de correos electrónicos del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas y del Ejército del Perú, en octubre pasado.
Para reforzar la lucha contra la ciberdelincuencia, el IEDEP recomienda que el Ministerio del Interior dote de capacitaciones y equipos adecuados a los especialistas de la División de Investigación de Delitos de Alta Tecnología (Divindat) de la Policía Nacional del Perú.
Riesgos específicos del Perú
El panel de expertos peruanos encuestados por el WEF identificó al colapso del Estado como el mayor riesgo en los próximos dos años. En ese sentido, desde cualquier punto de vista la crisis política y social se ha convertido en una narrativa insostenible que exige acciones de reforma política e institucional. La credibilidad del país como un destino seguro para invertir peligra.
Un segundo riesgo que se suma es la desigualdad digital y la falta de acceso a servicios digitales, en vista de la insuficiente cuota de inversión en TIC. Los riesgos son los bajos rendimientos de los beneficios de la tecnología 5G y de los derivados de la telemedicina, digitalización de los negocios, educación y gobierno digital.
Como un riesgo próximo se auguran la sostenida inflación y la crisis del costo de vida, así como la proliferación de la actividad económica ilícita, cuya tendencia es a extenderse en tiempo de crisis y fragilidad del Estado. Finalmente, se encuentra el desempleo y la crisis de subsistencia, que golpea principalmente a los más pobres y