Economía: Perú va en sentido contrario

El World Economic Outlook, informe del Fondo Monetario Internacional (FMI), publicado en enero de este año, muestra un reajuste al alza para la economía global del 2022, y una leve mejora en las proyecciones para el  2023 respecto a las de octubre del año pasado.

 

 

Así, para el 2022, el mundo, Estados Unidos, y Latinoamérica, cerraron el año con un crecimiento de 3,4%, 2% y 3,9% respectivamente, mientras que las estimaciones del FMI, publicadas en octubre pasado, fueron de 3,2%, 1,6% y 3,5%, respectivamente. Algo similar ocurre con las proyecciones para  el 2023, así se proyecta un  crecimiento mundial de 2,9%, mientras que para Estados Unidos la cifra es de 1,4%, y para Latinoamérica es de 1,8%. Estas estimaciones son superiores a las realizadas en octubre pasado (2,7%, 1% y 1,7%, respectivamente).

 

Según el FMI; el mundo estaría entrando en un punto de inflexión- escenario en el que la inflación empieza a ceder y el crecimiento ya tocó piso, correspondiendo una etapa de recuperación-, donde la reapertura de China, las menores presiones inflacionarias y el debilitamiento del dólar contribuyen a la recuperación de los países emergentes y en desarrollo. Incluso, las proyecciones del organismo internacional para  el 2024 son todas superiores respecto al 2023, con un crecimiento mundial proyectado de 3,1%.

 

Economía peruana

No obstante, las alentadoras proyecciones económicas detalladas líneas arriba, en el Perú la situación no está en la misma sintonía. El panorama de la economía peruana ha ido empeorando con el pasar de los últimos meses, empezando con una pronunciada desaceleración en los tres primeros trimestres del 2022.

 

Y es que, con tasas de 3,8%, 3,3% y 1,7%, respectivamente, se esperaba un cuarto trimestre de recuperación, contando la campaña de fin de año y el incremento de la masa salarial que siempre ocurre en los meses de noviembre y diciembre; sin embargo, la inestabilidad política y la conflictividad social llevó a que tal recuperación no ocurriera. Más bien, el crecimiento estimado para el cuarto trimestre apenas llegaría al 2%, un nivel insuficiente para alcanzar un crecimiento de al menos 3% para el 2022.

 

Por si ello no fuera suficiente, en el primer mes del 2023, los conflictos se han mantenido, afectando en algún momento a casi la tercera parte del PBI del país y su correlato en el empeoramiento de las expectativas tanto de empresas como de  consumidores.

 

Expectativas

El Informe Mensual de Expectativas de enero del 2023, realizado por el Banco Central de Reserva del Perú (BCRP), muestra un incremento en cuanto a la tasa de inflación anual, y una reducción en el crecimiento económico para el presente año.

 

En lo que respecta al Índice de Confianza Empresarial, este se redujo aún más del nivel pesimista en que ya se encontraba.  En el caso de la pregunta ¿cómo ve la economía a  tres meses?, desde abril del 2021, dicho índice se ubica debajo de los 50 puntos, es decir en el tramo pesimista; y en enero de este año alcanzó un nivel de 31.9 puntos, siendo el más bajo en lo que va del presente gobierno. Lo mismo se observa en los índices sobre cómo es la situación del sector en que se desempeña la empresa, la demanda de sus productos, la contratación de personal, y las expectativas de inversión.

 

 

El BCRP informó, además, que, en la encuesta de percepción de empresas a nivel regional, la totalidad de indicadores de expectativas empeoraron en las zonas norte, centro y sur del país.

 

Como puede verse, el 2023 será un año difícil para la economía mundial, empero hay señales del inicio de una recuperación y un mayor dinamismo sobre todo por la reapertura de la economía china luego de tres años de estrictos confinamientos. En cambio, la economía peruana va en sentido contrario, con un menor crecimiento y una mayor inflación.

 

Riesgo país

En cuanto al riesgo país, el primer mes del año no pudo ser peor. El 31 de enero pasado, Moody’s reajustó la perspectiva de la calificación de riesgo Baa1 de estable a negativa. Esto, según explicó la calificadora debido a los riesgos políticos y sociales que pueden afectar la institucionalidad y la estabilidad macroeconómica que es por lejos nuestra mayor ventaja competitiva.

 

Debe entenderse que la rebaja en la perspectiva es una advertencia para el país de que en un futuro podría reducirse la calificación de su deuda soberana de largo plazo en moneda nacional o extranjera. Ya Standard & Poor’s y Fitch Ratings también rebajaron la perspectiva a negativa en el último tramo del 2022.

 

No obstante, las calificaciones de Moody’s, Standard & Poor’s, y Fitch Ratings, se mantienen aún en grado de inversión. El Perú posee esta categoría desde agosto del 2006 para su deuda en moneda local y desde abril del 2008 para su deuda en moneda extranjera.

 

Una reducción de la calificación crediticia, significaría un encarecimiento del financiamiento internacional, tanto para el gobierno como para el sector privado. Esto desencadenaría en mayores costos del crédito para las empresas empezando con las de mayor tamaño y finalizando con las micro y pequeñas empresas (mypes).

 

Además, un mayor riesgo país desalienta o condiciona la inversión extranjera, tan necesaria porque se complementa con la inversión privada la cual viene registrando tasas nulas o mínimas de crecimiento.

 

Si bien son factores políticos y sociales los que han provocado el reajuste en la perspectiva, hoy la economía peruana mantiene su fortaleza fiscal y externa, siendo el país con la segunda mejor calificación crediticia en la región después de Chile.