Más allá de las aulas: Formación ocupacional, la clave para un Perú mejor

La formación ocupacional se ha convertido en un reto crucial que nuestro país debe enfrentar de manera decidida. La educación de calidad es fundamental para impulsar el desarrollo económico y social, pues no solo provee una fuerza laboral calificada, sino que también fomenta la innovación, mejora la productividad y reduce la desigualdad.

En los últimos años hemos sido testigos de un retroceso preocupante en el índice de desarrollo humano en Perú. Hemos experimentado una caída considerable especialmente en los dos recientes, retrocediendo cinco en términos de desarrollo humano y cayendo en el ranking mundial del lugar 78 al 84. Esto evidencia la urgente necesidad de abordar esta situación con una mirada que vaya más allá de lo que se hace hoy en las aulas.

La educación desempeña un papel crucial en el crecimiento económico sostenible. Invertir en ella a largo plazo ofrece beneficios significativos tanto para la economía personal como para la colectiva, fortalece la ciudadanía y brinda bienestar a los hogares. Además, empodera a usuarios y clientes, mejora la calidad de las decisiones de los votantes y contribuye a la reducción de la desigualdad.

Debemos poner especial atención en cómo los peruanos capitalizamos el tiempo invertido en educación; en ese sentido, vincular la oferta laboral y la demanda ocupacional es el gran desafío que debemos superar como sociedad. Es esencial que la educación esté en constante diálogo con el mundo laboral, para adaptar la oferta formativa a las necesidades y demandas del mercado. Esto permitirá a jóvenes y adultos acceder a empleos de calidad, con buenas condiciones laborales.

Resulta fundamental destacar la importancia de los mecanismos que facilitan esta vinculación, y la Encuesta de Demanda Ocupacional del Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo (MTPE) brinda información valiosa al respecto. Según esta encuesta, el 72,5 por ciento de los puestos permanentes requieren experiencia laboral en la ocupación correspondiente, y el 39,6 por ciento también requiere capacitación específica, lo que demuestra la necesidad de formar profesionales capacitados y preparados para enfrentar los retos de un mercado laboral en constante cambio.

La educación de calidad es un factor clave para impulsar la creatividad, el pensamiento crítico y la resolución de problemas. Estas habilidades son fundamentales para fomentar la innovación y el espíritu emprendedor en nuestra sociedad. Los países con sistemas educativos sólidos tienden a generar ideas innovadoras, desarrollar tecnologías avanzadas y promover el crecimiento económico.

Es esencial invertir en educación para lograr un desarrollo sostenible y una sociedad más justa y equitativa. Esto contribuirá al progreso de cada comunidad y del país en general. Además, brindar a los jóvenes habilidades ocupacionales permite combatir directamente la pobreza y la desigualdad, reducir la deserción escolar y disminuir el desempleo juvenil.

El capital humano es uno de los recursos más valiosos de un país, y una educación de calidad contribuye a aumentarlo, al desarrollar y mejorar las habilidades de las personas. Si invertimos en educación, cambiaremos el futuro de los ciudadanos que reciben este servicio. El momento de hacerlo es ahora. Manos a la obra.