Siete características del emprendedor del Bicentenario

Estamos a pocos días de celebrar el Bicentenario del Perú, lo que nos lleva a la reflexión de todos los sucesos y características que nos representan, entre ellas los acontecimientos históricos, nuestra envidiable gastronomía peruana y la capacidad del emprendedor que nos empodera.

 

A punto de cumplir doscientos años de su independencia, Perú se presenta como un país intrínsecamente emprendedor. Un reciente estudio del Global Entrepreneurship Monitor señala que somos el cuarto país con mayor intención para emprender en Latinoamérica y el octavo en el mundo.

 

Asimismo, el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), precisa que hay 2.7 millones de empresas formales.

 

▶ La población económicamente inactiva aumentó en 31,5% en el 2020

▶ Hitos de la CCL en la historia del Perú

▶ Reglas básicas para contratos de trabajo y de locación de servicios

 

A puertas de esta gran fecha, Andrea Rivas, coordinadora senior de emprendimiento de Emprende UP, nos menciona 7 características del Emprendedor del Bicentenario.

 

1. Es una persona resiliente. A pesar de las complicaciones, aprendió a recuperarse y seguir avanzando hacia el futuro. Claro ejemplo de ello es la pandemia a causa del coronavirus, donde se ha demostrado que la crisis sanitaria no fue impedimento para continuar creciendo en ventas, o transformarse para llegar a los clientes.

 

2. Trabaja por sus sueños. Se esfuerza día a día por lograr sus metas de manera satisfactoria y si algo no sale como lo espera, aprende de ello para evitar futuros errores.

 

3. Tiene alto poder de negociación. Como emprendedor, sabe tratar con sus clientes, proveedores y su equipo de trabajo. Escucha y propone soluciones o ideas a fin de llegar a mutuos acuerdos.

 

4. Es organizado. Con su experiencia acumulada, le consta que el orden es clave para lograr parte de sus metas. Siendo emprendedor debe mapear todas las áreas de su negocio, desde manejo de redes sociales, mantenimiento, producción, operaciones, entre otros. Tiene una agenda organizada que le permite conocer el movimiento de su negocio.

 

5. Aprende constantemente Busca capacitarse a diario, ya sea en cursos, diplomados o charlas motivacionales que le permitan mejorar su emprendimiento.

 

Además, que les permite generar importantes contactos que le permiten hacer alianzas en un futuro. El networking les brinda oportunidades tanto para ellos como para sus emprendimientos.

 

6. Sabe trabajar en equipo. El emprendedor sabe de la importancia de contar con un equipo, ya que, si bien puede creer que puede solo, con el tiempo se dará cuenta que sin un equipo no se puede lograr todos los objetivos y sueños para el emprendimiento.

 

Este equipo debe complementarse unos con otros para que puedan aportar desde sus conocimientos lo mejor de ellos para el emprendimiento.

 

7. La digitalización es lo suyo. Las redes sociales son fuertes aliados a la hora de emprender, y no solo eso, también herramientas como la facturación electrónica, el ecommerce y las billeteras digitales ayudan a una buena experiencia de compra. Además, de que son 100% seguras, también son útiles y sencillas.

 

 




Infografía: ¿Cómo llega el Perú a su Bicentenario?

El 28 de julio de este año, el Perú cumplirá 200 años de Independencia. ¿Cómo llega nuestro país a esta fecha tan especial?

 

El Perú ha venido creciendo con tasas positivas desde el año 1990, mientras que la Población Económicamente Activa (PEA) está conformada por 57,8% de hombres y 42,2% mujeres.

 

La informalidad laboral alcanzó el 75% de la población en el 2020, es decir unos 11,2 millones de trabajadores.

 

Los peruanos generan también sus propios trabajos, en el 2020 se crearon más de 235.000 empresas y al cierre del año pasado el número de empresas ascendió a 2.77 millones. ¿Qué otras cifras tenemos? En estas infografías podrás conocer más de cómo llegamos al Bicentenario.

 

 

 

 

 




Peter Anders: Bicentenario

El Perú, el país que con tanto esfuerzo todos construimos a diario: trabajadores, empresarios, emprendedores, estudiantes, profesionales, madres y padres de familia; recibe su bicentenario sumido en una grave crisis política, económica y sanitaria.

 

Difícil de creer que suframos esta situación, cuando hace poco menos de dos años suponíamos que cumplir 200 años de independencia sería motivo de celebración y de reafirmar nuestro compromiso de seguir enrumbándonos hacia un destino mejor.

 

Sin embargo, nuestro bicentenario nos encuentra profundamente divididos, con una enorme incertidumbre respecto al rumbo que tomará el Perú, con millones de peruanos que se han quedado sin un puesto de trabajo, con otros tantos que han visto quebrar la empresa que con tanto esfuerzo construyeron, con niños y jóvenes imposibilitados de estudiar y con miles que han perdido lo más valioso: la vida y la salud.

 

Frente a esta situación, hay quienes nos ofrecen refundar el país, cambiar una economía que con errores y aciertos ha permitido reducir la pobreza, ampliar la clase media e insertar a nuestra nación en el mundo globalizado y contemporáneo.

 

Nos encuentra este aniversario patrio —y qué triste reconocerlo— sin institucionalidad, cuando esta debería haber sido fortalecida a lo largo de nuestra historia; más aún con el pasar de los años y de los sucesivos gobiernos, sobre todo de los últimos. Pero da pena reconocer que la institucionalidad terminó siendo solo un membrete que no representa casi nada, y a la que se valora y defiende solo si conviene a determinada tendencia política.

 

Muchos peruanos hoy no reconocemos a nuestras instituciones porque, cuando de verdad las necesitamos, parecen esconderse o desaparecer en la bruma, porque sus más altos representantes están allí no por méritos propios, sino como resultado de un cupo o negociación, porque terminan representando no a la sociedad sino a los intereses del grupo que ha tomado su control.

 

No aparecieron, por ejemplo, cuando era necesario dialogar y buscar consensos para corregir los gruesos errores que impiden al Perú afrontar la pandemia mundial del coronavirus con eficiencia, rapidez y hasta empatía con el otro.

 

Contrariamente, desde las más altas cumbres del poder, se prefirió utilizar la enfermedad como herramienta para impedir la participación de otros sectores a los que considera contrarios de sus intereses ideológicos partidarios.

 

Ahora, cuando faltan menos de 15 días para el 28 de julio y tras un largo proceso electoral oscurecido por sombras de duda y desconfianza, aún no sabemos quién gobernará nuestro país.

 

Una de las opciones propone un abrupto cambio de rumbo, una nueva forma de organización bajo el argumento de que eso es lo que quiere “el pueblo”. Para comenzar “el pueblo” somos todos, sea cual fuere el candidato o candidata por quien se votó.

 

El divisionismo entre “buenos” y “malos” solo puede existir en un pensamiento que no es capaz de reconocer al otro, que no quiere aceptar que somos una sociedad y una nación que durante 200 años se ha construido con el esfuerzo compartido de todos.

 

De otra forma no se explica que, a pesar de todo lo que hemos enfrentado —la implacable furia de la naturaleza, la insania criminal del terrorismo, sucesivas crisis económicas, niveles extremos de pobreza, guerras externas y graves casos de codicia y corrupción—, los peruanos hayamos siempre salido adelante, con una capacidad de resurgir hasta de las cenizas.

 

Con seguridad, pese a que hoy se nos vislumbra un horizonte lleno de interrogantes, incertidumbre e inseguridad, sabremos recuperarnos y volver a ponernos de pie.

 

Seamos perseverantes en defender lo que hemos construido, en impulsar cambios en beneficio del Perú y de nuestros compatriotas, pero sin desandar lo que hemos avanzado.

 

Sigamos construyendo nuestro futuro, el de nuestros hijos y nietos, con fe y esperanza de que con seguridad esto también pasará y vendrán tiempos mejores, siempre en democracia que, con todas sus fortalezas y debilidades, es la única opción que nos permite seguir desarrollándonos en libertad.

 

Hacerlo es nuestra obligación, es nuestro compromiso, es nuestra única alternativa.




Expertos presentan propuestas del Bicentenario para impulsar economía peruana

Con miras a las elecciones generales 2021, un grupo de expertos elaboró sus Propuestas del Bicentenario con el desarrollo de 9 ejes temáticos donde se plantean medidas concretas para el bienestar de los peruanos y enfrentar los principales desafíos del desarrollo económico, social y ambiental del país.

 

“La pandemia de la COVID-19 ha causado que alrededor de 3 millones de peruanos caigan en situación de pobreza, lo que implica un retroceso de 10 años en la lucha contra este mal, y esto nos alarma muy fuertemente”, señaló la directora ejecutiva de Videnza Consultores, Janice Seinfeld.

 

Indicó que antes de la pandemia, Perú ya tenía 867 obras paralizadas por un valor de S/ 16.870 millones. “En infraestructura el Perú carece de un sistema eficiente que permita usar de manera oportuna el presupuesto asignado para construir obras que den mejor calidad de vida, generen empleo productivo y aumenten la competitividad del país”, recalcó.

 

Por su parte, el director de Videnza Consultores y ex ministro de Economía, Luis Miguel Castilla, anotó que la reactivación económica es fundamental para impulsar la cobertura de protección social, y generar los recursos necesarios para que sea sostenible en el tiempo y brindar servicios de calidad.

 

“La desconfianza de los ciudadanos en los gobiernos se corrige mejorando la eficiencia en la prestación de servicios públicos, por eso tener servicios de calidad es una propuesta clave en los próximos cinco años”, remarcó.

 

Economía peruana crecería 5,1% en promedio entre 2021 y 2026

CCL: Economía peruana crecería 9,5% en el 2021

 

Propuestas

 

Las Propuestas del Bicentenario desarrolladas por el equipo de la consultora se basan en 9 ejes temáticos: reactivación económica, empleo y formalización, salud para prevención y cuidados médicos cercanos, educación para la empleabilidad, gestión sostenible de recursos naturales, recursos hídricos, agua y saneamiento de calidad, gestión pública, y reforma tributaria.

 

Reactivación económica: Se busca viabilizar inversiones que generen empleo productivo y bienestar en los ciudadanos. Lograr un crecimiento económico de 5% a 6% anual, un aumento de la inversión de 7% a 8% por año hasta alcanzar el 25% del PBI en el 2016. Además, lograr que 3 millones de peruanos salgan de la pobreza con la creación de 2 millones de puestos de trabajo.

 

Empleo, formalización y protección social: Lograr que todos los ciudadanos tengan acceso a oportunidades, protección social y empleo formal. Por ello, se plantea recuperar los empleos perdidos en el 2020 y reducir la tasa de desempleo de 14% a debajo del 10%.

 

Salud desde la prevención y los cuidados médicos cercanos: Cambiar el enfoque de la política de salud hacia la prevención y el cuidado médico temprano, con acceso oportuno y de calidad desde el primer nivel de atención ambulatoria. Ello implica contar con médicos capacitados, acceso a los medicamentos recetados, información completa, en línea y segura, y la garantía de un financiamiento adecuado y eficiente.

 

Educación para la empleabilidad: El objetivo es igualar oportunidades para todos los peruanos a través de la educación. Es decir que, sin excepción de ningún tipo, todos puedan acceder a educación de calidad y a las oportunidades laborales que se generan.

 

Gestión sostenible de recursos naturales: Tiene como fin equilibrar los derechos que tienen todos los peruanos de acceder a un ambiente digno y a una gestión sostenible para poner en valor nuestros recursos naturales. Convertir al Perú en un ejemplo mundial de gestión sostenible y eficiente de esas riquezas para generar beneficios para todos los peruanos.

 

Recursos hídricos y su eficiente aprovechamiento: La propuesta busca administrar sostenible y eficientemente la oferta de recursos hídricos del país bajo un enfoque de cuenca y de multisectorialidad. Se propone fortalecer a la Autoridad Nacional del Agua, ampliar la infraestructura de almacenamiento, regulación y distribución, y formalizar las licencias de uso en el sector.

 

Agua y saneamiento de calidad: Se busca mejorar la calidad del agua que reciben los ciudadanos y que se disponga de ella de manera continua. Para ello, se propone la transformación del modelo de gestión del agua y saneamiento en el país.

 

Gestión pública eficiente para mejores servicios: La finalidad es aumentar la legitimidad del Estado al mejorar la cobertura y la calidad de los servicios que ofrece al ciudadano. Para ello serán piezas importantes la transformación del servicio civil, la mejora de la gestión de las finanzas públicas y la modernización de los procesos administrativos.

 

Reforma tributaria: El fin es recuperar la salud fiscal para contar con ingresos permanentes y sostenidos, así como hacer más eficiente el gasto público para cerrar brechas. Los objetivos son incrementar los ingresos fiscales permanentes mediante una reforma tributaria sin desincentivar la inversión privada o la formalización de la economía, y asegurar la sostenibilidad de las finanzas públicas preservando la calificación crediticia del país.