Sector textil y confecciones ha sido golpeado por conflictos sociales y desastres
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La economía peruana se está desacelerando, siendo muy afectada por los conflictos sociales a inicios de año. Esta tendencia también está afectando al sector textil y confecciones.
Así lo manifestó el director institucional de la Cámara de Comercio de Lima (CCL), Carlos Posada, durante el conversatorio “Panorama Político y Naturaleza: Impacto en el sector indumentaria”, evento de la CCL que se llevó a cabo el 28 de marzo.
Afirmó que el PBI de Perú en enero fue de -1,12% como consecuencia de las protestas. “El efecto fue muy duro. Hemos tenido casi 16 regiones convulsionadas que nos llevó a una caída del PBI”.
Los sectores que más se vieron perjudicados fueron: Minería -3,6% y Construcción -11,7%. Por lo que el Banco Central de Reserva (BCR)se vio obligado a reducir su proyección de crecimiento. “Todo apunta a que febrero será también complicado por el efecto arrastre de las protestas y el peso de las regiones del norte (16%) en el PBI nacional”, expresó.
Posada afirmó que en el tercer trimestre del 2021 el sector textil y confecciones creció 14,2%, mientras que en el 2022 se expandió 27,5%. En el cuarto trimestre del 2021 creció 13,9% mientras que en similar periodo del 2022 hubo un fuerte bajón y solo se expandió 4,2% debido a bloqueo de carreteras, protestas, cierre de comercios, distribución complicada y menor comercio local y exterior.
“El PBI se está desacelerando, estamos entrando a un terreno complicado y se deben prender todas las alarmas”, comentó.
Asimismo, expresó que las exportaciones peruanas al cierre del 2022 llegaron a US$ 63.355 millones, pero la cifra pudo haber sido de US$ 67.000 millones. Sin embargo, las afectaron la inestabilidad, las protestas, el cierre de carreteras y los efectos colaterales.
Predictibilidad
Posada aseguró que si bien son positivas las iniciativas como el Programa Con Punche Perú, debemos reconocer que es necesario dar mayor estabilidad y predictibilidad.
“La principal preocupación en el exterior países es la predictibilidad. Si permanente estamos en cambios de ministros, viceministro y vacancias, esto es muy nocivo para los que quieren apostar por el país. Todos debemos exigir respeto a la institucionalidad. La agenda país está muy apartada de la institucionalidad, tal vez es algo que debemos repensar”, sostuvo.
Fenómenos climatológicos
Por su parte, el viceministro de MYPE e Industria, Javier Dávila Quevedo, explicó que el sector textil y confecciones se ha visto muy golpeado por los conflictos sociales y los fenómenos climatológicos.
La problemática del sectro también incluye la invasión de importaciones chinas, pobres condiciones laborales, baja productividad, falta de innovación e investigación, ausencia de diseño, ingeniería y tendencias; alta informalidad y atomización de empresas, dificultades de acceso y uso del financiamiento, y reducido alcance de compras estatales.
Dávila indicó que entre el 2016 y 2019, el sector textil y confecciones registró una ligera contracción de 1,3% en promedio anual, pese a registrar su mejor año en el 2018, con un aumento de 3,4%.
En el 2020 el sector cayó 31% por efectos de la pandemia, mientras que en el 2021 registró un crecimiento de 28,8% debido a un efecto estadístico, pero aún no supera los niveles prepandemia.
La industria contribuye con el 6,9% al PBI manufacturero y con el 0,9% al PBI nacional y genera 391.000 empleos. Asimismo, refirió que 12.586 empresas salieron del mercado durante la pandemia, y de esas solo 4.000 están bancarizadas, es decir accedieron a financiamiento.
Dávila sostuvo que, en el Ejecutivo, se está estudiando la posibilidad de dar financiamiento para las empresas del sector, entre otras medidas.
«Se va a anunciar un conjunto de medidas en cuanto a competencia desleal, financiamiento, entre otros, que permitan una mejor gestión y atacar diferentes frentes de la problemática del sector», puntualizó.
Cadena de abastecimiento
A su vez, el presidente del Gremio de Indumentaria de la CCL, Luis Antonio Aspillaga, indicó que las empresas del sector textil y confecciones fueron muy golpeadas por la pandemia. Además, les sigue afectando el aumento de las tasas de interés, debido al entorno local e internacional.
Muchos conglomerados decidieron cerrar parte de sus negocios ya sea hilandería o confección por la pandemia del Covid-19. Así, la cadena de abastecimiento se ha vuelto más compleja y larga, por lo que los costos son más altos; mientras que los clientes que compran prendas de Asia tiene que hacerlo con plazos más largos lo que genera mayores costos.
A ello se suma, los temores de inflación y recesión en Estados Unidos. “Es como una nube gris en la economía de EE.UU. y la gente está en compás de espera”.
Aspíllaga consideró que el 2023 será un año “flat”, pero hacia el segundo semestre se registrarán órdenes urgentes y se presentarán oportunidades de negocio.
Manifestó que la sostenibilidad y transparencia serán claves en los próximos años, ya que los consumidores valoran cada vez más estos temas, lo cual dará a Perú una posición ventajosa.
“Los jóvenes comparan más, no solo ven la etiqueta, sino que la marca habla más que el glamour y la moda”, comentó al agregar que la ocupabilidad de las tiendas de retail están en un alto nivel lo que también debe aprovecharse.