Ramiro Salas: «Presupuesto 2023 para educación es insuficiente”
El presidente del Gremio de Educación de la CCL, Ramiro Salas, afirma que el Ministerio de Educación debe asignar mayores recursos a la educación superior tecnológica.
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Por Maribel Huayhuas
En los últimos meses se han registrado casos de acoso escolar (bullying) en distintas instituciones educativas. ¿Cómo frenar este problema?
El Ministerio de Educación ya cuenta con un Plan de Prevención y Atención Contra el Bullying; pero sus resultados no han sido los esperados. Creo que este tema debe ser abordado de una manera más profunda y transversal considerando que, según la Encuesta Nacional de Relaciones Sociales (ENARES 2015), alrededor del 75% de los estudiantes han sufrido agresiones por parte de sus compañeros y entre el 40% y 50% no ha buscado ayuda al respecto. Ello demuestra una preocupante situación que debe revertirse.
Por tanto, este tema debe ser parte de una política de Estado, donde participen los ministerios de Educación, de la Mujer y de Salud y demás instituciones relacionadas a la seguridad social. Este manejo debe apuntar a implementar entornos seguros y estrategias de prevención que deberían empezar desde el nivel preescolar.
¿Y de qué manera el bullying impacta en el futuro de un niño?
No solo afecta su estado emocional y psicológico, también lo lleva a la deserción escolar, restándole oportunidades laborales y económicas. Por ejemplo, sin formación académica no podrá acceder a un puesto de trabajo impidiéndole a que mejore su nivel económico y, por ende, acceder a una mejor calidad de vida.
Por otra parte, según el proyecto de Ley de Presupuesto del Sector Público 2023, el sector educación tendrá los mayores recursos con S/ 41.966 millones. ¿Este monto es suficiente para el sector?
Si bien este presupuesto revela un aumento en comparación al año anterior, todavía sigue siendo insuficiente para atender los principales problemas del sector. Ya habíamos solicitado que este presupuesto ascienda a alrededor del 6% del PBI, pero lo determinado está bastante lejos de ello.
Los presupuestos consignados en el proyecto ley deben ser revisados, por tanto, le corresponde al Ministerio de Educación y al Gobierno otorgar más recursos con una visión de inclusión a sectores claves.
¿Esos mayores recursos que demandan en el presupuesto 2023 deben apuntar a la educación superior tecnológica?
Efectivamente. En Perú y a nivel mundial, hay un desfase entre la demanda laboral técnica y la oferta académica. La demanda laboral mundial para los trabajos técnicos fluctúa entre el 70% al 80%. Sin embargo, en el Perú tenemos solo del 20 al 30% de los estudiantes eligiendo carreras técnicas. Este fenómeno educativo afecta adversamente la productividad y el desarrollo económico.
Precisamente, este déficit de mano de obra técnica es una de las principales causas de que no se generen empleos de calidad impidiendo a jóvenes de bajos estratos sociales a sumarse al mercado laboral.
Además, en el país actualmente existen 95 universidades licenciadas donde cada año ingresan alrededor de un millón y medio de estudiantes; pero, a nivel nacional, son escasas las instituciones de formación superior tecnológica, donde únicamente sobresale el Senati, institución que ofrece diversas carreras relacionadas a la industria, manufactura, tecnología y electricidad. No obstante, el número de egresados no cubre ni el 6% de la demanda laboral técnica que requiere el país.
Hoy las carreras técnicas de gran demanda son mecánica automotriz, electricidad industrial, mecánica de mantenimiento, mecatrónica automotriz y seguridad industrial; entre otros. No obstante, nos hemos acostumbrado (en el mercado laboral) a contratar a personal que tiene aprendizajes empíricos dejando de lado personas con formación técnica.
¿Qué necesitamos para reducir ese déficit de formación técnica?
Acorde a nuestra realidad pospandemia, proponemos la creación de más institutos superiores y tecnológicos con formación técnica-profesional (dual) y que la empresa privada pueda participar de este proceso.
Hay que considerar, además, que cada año egresan de los colegios secundarios cerca de dos millones de estudiantes, los que podrían elegir tranquilamente una carrera técnica que les va permitir insertarse al mercado laboral.
La industria y el comercio requieren hoy de mandos medios importantes. La falta de mano de obra técnica especializada afecta a la producción y a la competitividad de un país y, por ende, al desarrollo y crecimiento económico peruano.
¿Y en relación a la educación preescolar y secundaria?
De igual manera, debemos impulsarlas teniendo como líneas priorizadas para la enseñanza preescolar, el inglés, las matemáticas y la tecnología. Así también es necesario establecer una nueva forma de educación secundaria vocacional y tecnológica, que permita darle valor agregado a la formación. Con estas medidas podemos mitigar el prejuicio contra la educación vocacional, de manera que los jóvenes a la edad de 18 años puedan tener al menos una destreza técnica.
¿Se han logrado avances en relación a la brecha de infraestructura educativa?
Si bien se han realizado esfuerzos, todavía siguen siendo insuficientes para reducirla. Hoy, en pospandemia, con estudiantes que ya retornaron a clases, se requiere atender con urgencia la infraestructura educativa, sea construyendo más colegios o reforzando su estructura, sobre todo en las regiones más pobres del país. Este tema debe ser atendido, además, por los gobiernos locales y regionales. No solo es grave el tema de la falta de infraestructura educativa, también lo es la carencia de servicios básicos como agua, luz y alcantarillado.
Otro punto que se debe atender es la conectividad, pues, a pesar de que ya dejamos el confinamiento, los estudiantes necesitan estar conectados con una red permanente y rápida. El Gobierno necesita del apoyo del sector privado, cuyas iniciativas pueden contribuir a alcanzar una mayor interconectividad.
¿Qué otro tema debe atenderse para una educación de calidad?
Aquí es importante frenar el avance de la anemia infantil que actualmente afecta al 46% de los niños de zonas altoandinas, siendo Puno y Huánuco las regiones con mayores índices. Esta enfermedad genera graves consecuencias que limitan la actividad física y la capacidad de aprendizaje de los niños en educación básica, los mismos que carecen de servicios de agua y luz y de una adecuada alimentación. Si combatimos esta enfermedad, tendríamos niños más hábiles en aprendizajes, siendo a futuro personas productivas para el país, base del desarrollo económico.