• Radiografía del bono demográfico peruano al 2030

    Han pasado 23 años de este activo poblacional en nuestro país, sin embargo, no se ha aprovechado en materia de educación, destrezas y habilidades para el capital humano. Los resultados al 2030 evidencian que la población dependiente respecto al 2021 crecería en 10,3%.

    13 de junio del 2022
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    Contrario a algunos países avanzados, Perú goza de una población joven y en buena edad para trabajar. Así, durante el 2021 el 66% de la población se encontró en edad productiva (15-64 años), cuando en el 1970 la cifra apenas alcanzaba el 52%.

     

     

    No obstante, estos beneficios de la estructura etaria se ven minimizados ante los riesgos del envejecimiento de la población, transición demográfica que se viene acelerando producto del incremento de la esperanza de vida y la reducción de la tasa de fertilidad. Esos cambios se ven reflejados en la pirámide poblacional 2030 que comparada al año 2000 muestra un envejecimiento mayor en 2,8 millones de personas pasando de 1,3 millones a 4,1 millones de adultos mayores. 

     

    Antes de llegar al estadio de envejecimiento, los países gozan de una oportunidad para crecer productivamente. A esta condición potencialmente favorables para las economías se conocen como el bono demográfico. Definición que ha sido reforzada por el Banco Mundial y la Cepal como el periodo en el cual el porcentaje de personas en edad de trabajar, en relación con el total de la población, alcanza sus niveles máximos. Esto ocurre cuando la relación de dependencia se vuelve favorable, es decir, la población en edad productiva (jóvenes y adultos) es mayor a aquella en edad dependiente (niños y personas mayores).

     

    De esta forma, el aprovechamiento del bono demográfico impulsa el incremento de los ingresos, el ahorro nacional que podría financiar una mayor dotación de capital por trabajador y, por ende, permitir un incremento de la productividad de la economía en el largo plazo.

     

    El más claro ejemplo ocurrió en los países del sudeste asiático con Corea del Sur, Taiwán, Hong Kong y Singapur, economías que alcanzaron tasas de ahorro significativamente elevadas durante su bono demográfico. Esto ayudó a financiar inversiones en capital y conocimiento que les permite tener hoy un ritmo de crecimiento económico sostenido aun habiendo entrado en la etapa de envejecimiento.

     

    Bono demográfico en Perú

    Actualmente el Perú vive un periodo de bono demográfico con tasas de dependencia a la baja (población dependiente respecto a la población productiva), que viene disminuyendo desde 1970 y que alcanzó su mejor resultado (50,9%) el 2021.  Es importante señalar que para que se presente el bono demográfico deben existir dos dependientes por cada tres personas en edades productivas. En otras palabras, una ratio de dependencia menor a 2/3 (66,7%).

     

     

     

    Conforme con esta definición el Perú ha contado con bono demográfico desde 1999 y se extendería hasta el 2060 con una marcada tendencia a la baja a partir del 2030. Han pasado 23 años del inicio del bono demográfico, sin embargo, no se ha aprovechado este activo poblacional en materia de educación, destrezas y habilidades para el capital humano. El 2021 fue el año en que el bono demográfico alcanzó su mejor resultado tocando la menor tasa de dependencia de 50,9%.

     

    En regiones

    La estimación del bono demográfico difiere en cada región del país. Considerando la tasa de dependencia nacional, Tacna (40,7%) Madre de Dios (43,6%), Lima (43,9%), Moquegua (45,3%), y Arequipa (48,2%) poseen una tasa por debajo del resultado nacional y con ello son las regiones con mayor potencial de bono demográfico para las próximas décadas. Un balance al cierre 2021 muestra que 18 de las 25 regiones alcanzaron resultados menos favorables que el resultado nacional, explicado en mayor medida por el incremento de su población dependiente que supera la estructura del promedio nacional.

     

    El IEDEP alerta que, de acuerdo con las estimaciones para el 2021, Loreto es la primera región que pierde su bono demográfico con una tasa de dependencia de 66,9%. Resultados similares se encuentran en Huancavelica (66,5%) y Amazonas (61,4%) quienes en un tiempo cercano abandonarían los beneficios del dividendo demográfico.

     

    Panorama al 2030

    Preocupados por el envejecimiento y las presiones que generan en la reducción de la fuerza laboral y los gastos en sector salud y pensiones el IEDEP muestra una radiografía del Bono demográfico al 2030.

     

    Los resultados al 2030 evidencia que la población dependiente respecto al 2021 creceria en 10,3% en tanto la población productiva lo haría a una menor tasa 7,3% y la tasa de dependencia a 52,4%. Respecto a los niveles de dependencia esto equivaldría a 91.363 personas más que se suman a la fila de dependencia como menores de 14 años y 1’062.192 como personas adulto mayor.

     

    Condiciones del bono demográfico se agrava por crisis

    Las crisis que asola al mundo desde el 2020 viene afectando los beneficios del bono demográfico. Entre las principales implicancias se encuentra la deserción en la educación, bajas oportunidades laborales en jóvenes, esto sin considerar el incremento que puede acarrear en la población de Ninis (personas que no trabajan ni estudian).

     

    De acuerdo con un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el costo de la pandemia para América Latina representa un aumento de un 17% en la exclusión educativa y una pérdida de más de la mitad de lo alcanzado en la última década.

     

    La crisis también tendrá consecuencias importantes en la capacidad de los jóvenes para encontrar trabajo, estimándose que más de 2,7 millones de jóvenes entre 18 y 23 años se sumarán a los casi 12,9 millones ya antes de la pandemia que ni estudiaban ni trabajaban de forma remunerada. En el caso peruano significó que 124.533 dejaron de estudiar el 2021 como producto de la crisis del COVID-19.

     

    Otro de los desafíos que presenta la crisis actual es reducir la informalidad económica y laboral que reduce los puestos de trabajo de alto valor agregado y con prestaciones sociales en personas en edad productiva. El bono demográfico no se traducirá en beneficios si no se realizan inversiones en capital humano.

     

    Finalmente, es preciso revertir el deterioro del ahorro que se viene observando en el país, acumulado en las últimas décadas casualmente gracias al bono demográfico, lo cual tendrá repercusiones negativas cuando las personas lleguen a la tercera edad y no cuenten con una pensión de jubilación o si en caso cuenten con ella, esta será muy baja.

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