Por un país competitivo y hospitalario

En medio de la grandiosidad de Machu Picchu, un problema oscureció no solo la experiencia de quienes nos visitan, sino también la reputación internacional de nuestro país como destino turístico. La reciente controversia sobre la venta en línea de boletos para este importante sitio arqueológico resalta la importancia de entablar un diálogo más profundo y constructivo entre todas las partes involucradas.

Compartimos la preocupación de Carlos González, presidente de la Cámara de Comercio y Turismo de Ollantaytambo, sobre la creciente politización de temas técnicos. La participación de candidatos y entidades políticas complicó la búsqueda de soluciones efectivas y generó un clima de confrontación en lugar de fomentar un diálogo productivo.

La crisis surgió justo en el marco de la reciente Feria Internacional de Turismo (Fitur 2024), que pudo haber sido una oportunidad perfecta para que Machu Picchu brille como siempre y atraiga las inversiones que nos urgen en esta recesión. Las noticias no ayudaron.

El Gremio de Turismo de la Cámara de Comercio de Lima respalda la venta en línea de las entradas. Creemos que la propuesta moderniza el servicio turístico peruano y aumenta la competitividad, algo fundamental en un proceso de reactivación del turismo en el país, que se ha propuesto recuperar el flujo de visitantes previo a la pandemia.

Nuestro respaldo no ignora las preocupaciones válidas de quienes se oponen a esa medida, pero sí demanda algo más: que cada ciudadano desempeñe su papel y priorice el diálogo sobre la violencia.

Si deseamos ser un país con una imagen de lugar hospitalario, no podemos tener a más de 700 turistas, tanto nacionales como extranjeros, impedidos de trasladarse tal como lo tenían programado. No puede ser posible que dichas personas se vieran obligadas a usar un tren humanitario para permitírseles salir del distrito tomado por las protestas.

La democracia no solo implica el simple ejercicio del voto; también requiere escucha activa y respeto por las diversas opiniones en la sociedad. Este diálogo debe trascender las fronteras políticas y centrarse en encontrar soluciones beneficiosas para toda la comunidad.

El camino hacia la solución de toda crisis exige un compromiso genuino con la democracia, el diálogo constructivo y la colaboración entre todos los sectores involucrados. Solo a través de este enfoque integral podremos salvaguardar la imagen del Perú como un destino acogedor no solo para los turistas, sino además para las inversiones que necesitamos.

 

 

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