Efectos del libre mercado: bienestar de peruanos aumentó entre 2004 y 2021
El crecimiento económico y la reducción de la pobreza en el Perú son los principales resultados logrados bajo la economía social de mercado vigente desde el 1993. Con la información disponible entre los años 2004 y 2021, se tiene que el PBI per cápita se incrementó en 78,4% y la pobreza monetaria en el país se redujo de 58,7% a 25,9% de la población.
Asimismo, en el 2004 solo el 17% de la población peruana pertenecía a la clase media, mientras que en el 2019 esta alcanzó el 43,6%. En dicho período el PBI creció en 122,4% y el consumo privado en 126,9%, lo que facilitó que más de 9,5 millones de personas se sumaran a este grupo poblacional.
No obstante, en el 2020, la crisis ocasionada por la pandemia de la COVID-19 y la caída del PBI y el empleo redujo la clase media hasta el 24% de la población, un nivel similar al que se tenía en el 2007. Cabe señalar, que los resultados de la economía peruana del 2022 y el crecimiento proyectado para este año por debajo del 3%, no permitirán recuperar la clase media.
Por ello, urge recuperar y alcanzar un crecimiento económico sostenido, pues, como hemos mostrado líneas arriba, ello se tradujo en mejores condiciones de vida para la población, lo que iremos demostrando con otros indicadores.
Como ejemplo, podemos evaluar el acceso a las tecnologías de información y entretenimiento en hogares. De acuerdo con el Sistema de Información Regional del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), en el 2004 solo el 2,1% de los hogares a nivel nacional tenía acceso a Internet; no obstante, dicho porcentaje se incrementó al 48,7% en el 2021.
Cabe señalar que cada departamento del país registró avances importantes al respecto, tales como Ayacucho, que pasó del 0,2% al 30,8% de su población; o Tacna, que subió del 1,2% al 60,6%. Sin embargo, aún hay departamentos rezagados como Huancavelica (18,4%), Puno (26,4%) y Loreto (28,1%).
Con respecto al porcentaje de hogares con servicio de TV por cable, la tendencia también es de crecimiento, pasando del 8,8% en el 2004 al 30,7% en el 2021. Superan el nivel de 40% departamentos como San Martín (54,3%), Tumbes (49,3%), Madre de Dios (43,5%) y Loreto (42,1%).
De otro lado, la tenencia de al menos una computadora en el hogar, herramienta útil para el estudio o trabajo, también mostró una mejora entre el 2004 y el 2021. El promedio nacional pasó de 8,1% a 33,9%. Aquí es importante precisar que las tasas se han multiplicado por quince en departamentos como Amazonas (20,8%) y Huancavelica (15%), mientras que en Huánuco el nivel de tenencia de computadoras se multiplicó por siete; y por seis en Apurímac, Ayacucho y Moquegua.
En el caso de los celulares, la tasa nacional de hogares con al menos un miembro que tiene uno subió de 16,4% a 94,1%. En este caso, todos los departamentos superan la tasa de 90% de tenencia, con la excepción de Amazonas (89,7%), Cajamarca (89,1%), Loreto (83,9%) y Puno (88,4%).
Pobreza
La pobreza monetaria se define como la población cuyo gasto per cápita no alcanza para cubrir una canasta básica de alimentos, vivienda, transporte, educación, salud, etc. Los resultados en la reducción de la pobreza monetaria en el Perú fueron positivos hasta el 2020, con un retroceso por la crisis pandémica que afectó sobre todo al empleo y a la inflación de alimentos, la cual habría superado el 20% entre los años 2021 y 2022.
Además de pobreza monetaria, se puede emplear otro indicador como la pobreza por Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI) elaborado por el INEI.
Se considera población con al menos una NBI aquella que padece de una de las cinco siguientes carencias: i) a los que residen en viviendas con características físicas inadecuadas; ii) a la población que pertenece a hogares en viviendas en hacinamiento (más de tres a cuatro personas por habitación, sin contar con el baño, cocina, pasadizo y garaje); iii) a los que residen en viviendas sin ningún tipo de servicio higiénico; iv) a la población en hogares con niños y niñas de 6 a 12 años de edad que no asisten al colegio; y v) a población en hogares con alta dependencia económica, es decir en el caso cuyo jefe de hogar tiene primaria incompleta (hasta segundo año) y con cuatro o más personas por ocupado o sin ningún miembro ocupado.
Respecto a este indicador; en el 2011, el 15,8% de la población urbana y el 44,9% de la rural tenía al menos una NBI. Al cierre del 2021, estas tasas se han reducido a 12,9% y 28,5%, respectivamente. Esto muestra un cierre de brechas importante entre ambas poblaciones. Empero hay un arduo trabajo que debe realizar el Estado en la Selva rural pues, a pesar de reducir la población con al menos una NBI entre los años 2011 y 2021, del 66,2% a 49,6%, aún está afecta casi a la mitad de la población.
Seguro de salud
Es importante también mencionar los avances del porcentaje de la población afiliada a algún seguro de salud. En el 2004, el promedio nacional era de 37,3% y ningún departamento incluyendo la capital superaba el 50%. Los casos más altos eran Apurímac, que llegaba a una tasa de 48,1%, y Lima Metropolitana, con el 42,9% de su población. No obstante, las cifras al 2021 muestran que todos los departamentos superan el 70%, destacando Amazonas (90,5%), Apurímac (94%) y Huancavelica (95,7%).
Salud infantil
La desnutrición crónica de niños o niñas menores a cinco años registró una drástica caída entre el 2009 y 2020. Las tasas en el área urbana pasaron de 14,2% a 7,2% y en el área rural de 40,3% a 24,8%. Avances muy significativos para el mismo periodo se lograron en departamentos como Huancavelica (53,6% a 31,5%), Ayacucho (41,4% a 18,1%), Huánuco (39,2% a 19,2%), Cusco (38,4% a 13,5%) y Pasco (38,4% a 18%).
No obstante, en el mismo periodo se registraron menores avances en la prevalencia de anemia en niños de 6 a 59 meses de edad. La tasa en el área urbana pasó de 33,2% a 26,4%, mientras que en el área rural bajó de 44,1% a 35,7%.
Como se observa, las cifras demuestran que el crecimiento económico trae consigo impactos positivos en la economía, como la generación de empleo e ingresos para los hogares y por ende la reducción de la pobreza y el acceso a una mayor cantidad de bienes y servicios. A su vez la generación de ingresos fiscales para financiar un mayor gasto público de calidad y dirigido a la salud, educación e infraestructura. De esta manera el bienestar económico alcanzará a un mayor número de peruanos.