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Educación privada crece mientras la pública se estanca

Los colegios privados, ante la pandemia, se vieron enfrentados a una alta morosidad y deserción escolar, mientras que las escuelas públicas tuvieron que adecuarse a plataformas implementadas por el Ministerio de Educación (Minedu). Pasada la tormenta, el crecimiento de la oferta educativa privada, impulsada por la preferencia de colegios pertenecientes a consorcios educativos, ya puede mostrar frutos, en tanto que la educación pública no se da abasto para una demanda cada vez más creciente, agravada por la migración extranjera, señala el Grupo Educación al Futuro (GEF).

 

La crisis generada por pandemia golpeó fuertemente la economía de las familias, lo cual devino en deserción escolar, con mayor incidencia en los colegios privados. Asimismo, se registró una morosidad récord. Por el lado del proceso de enseñanza aprendizaje, el Minedu actuó rápidamente implementando su plataforma Aprendo en casa, mientras los colegios de manera heterogénea se fueron adecuando a una serie de herramientas tecnológicas para afrontar el nuevo escenario.

 

El 2022 ha sido un año del retorno a la presencialidad, pero también la mayoría de colegios ha logrado volver, según una serie de indicadores, a su fase prepandemia, con importantes desarrollos en educación global y el uso de nuevas herramientas digitales.

 

Contribución de la educación privada

Sin duda el aporte de la educación privada al país es valiosa, tanto así que en un hipotético caso de que no existiera este sector, el Estado no se daría abasto para cubrir la necesidad de formación educativa a toda la población del país; de hecho, su presupuesto en educación tendría que incrementarse en más del 50% para llegar a todos los estudiantes del Perú, detalla el director del GEF, Justo Zaragoza.

 

Según un reciente estudio de Apoyo Consultoría, la educación privada aportó al país en el 2019 más de S/ 1,3 mil millones al PBI nacional, por concepto de pago de impuestos. Más de 3,5 millones de niños y jóvenes estudian en un nido, colegio, instituto o universidad privada, lo que representa el 32% del total de estudiantes del país; cerca de 250.000 docentes laboran en estas instituciones.

 

Y si pensamos que atienden a un sector elitista o de mayor poder adquisitivo, pues la realidad es que el 73% de los alumnos provienen de los niveles socioeconómicos C, D y E.

 

Las escuelas privadas tienen mayor grado de autonomía en la gestión, lo que les permite seleccionar mejor a su plana docente. Esto se transforma en trabajo en equipo hacia una visión definida, los padres de familia tienen la libertad de escoger la propuesta educativa que consideren mejor para la formación de sus hijos, así como la que se adecua mejor a la economía familiar.

 

Muchas veces estos colegios están presentes en zonas y barrios donde no existen colegios públicos para sus residentes, supliendo el rol del Estado. Por otro lado, en promedio tienen menos estudiantes por aula, lo que beneficia a la calidad de enseñanza, pues usan su infraestructura de manera eficiente, maximizándola.

 

Nuevas tendencias

Entre los años 2000 y 2013, destaca el GEF, creció aceleradamente la educación privada en todos los segmentos, con cierta preponderancia en los sectores A y B, donde prácticamente se duplicó la oferta educativa, tanto por número de colegios como por crecimiento, respondiendo a la gran demanda gracias al crecimiento socioeconómico de dichos años.

 

A partir del 2014, el crecimiento fue menor, ya que no se crearon nuevos colegios como en la década anterior; sin embargo, al decantarse el mercado, el crecimiento fue selectivo, los colegios incrementan nuevas aulas para responder la demanda, pero ya son muy pocos los nuevos colegios. Donde sí se registra un crecimiento importante es en los colegios pertenecientes a los consorcios, o cadenas que atienden a un sector medio y medio bajo. Este crecimiento no se da tanto por crecimiento de mercado, sino a costa de otros colegios.

 

En cuanto a los colegios pertenecientes a los consorcios, a partir del año 2000 tuvieron un despegue colegios como Trilce, Pamer, Saco Oliveros, Prolog, entre otros, que empezaron siendo academias preuniversitarias y luego se integraron verticalmente, tuvieron gran éxito y se abrieron varias sedes en toda Lima e incluso en algunas provincias.

 

Sin embargo, a partir del 2013, Trilce y Pamer se estancaron, y si bien todavía tienen una importante cuota de mercado, ya no crecen como en sus años iniciales, mientras ingresaron al mercado nuevos consorcios de colegios como Innova Schools y Futura Schools, que ha tenido un gran crecimiento en los últimos años, junto a Saco Oliveros, señala el GEF.

 

Agentes de cambio

 

La oferta de colegios Innova Schools, Futura Schools, Saco Oliveros y algunos otros, buscan que sus estudiantes sean agentes de cambio, y que sus egresados sean profesionales destacados y tomen protagonismo en todas las actividades de la sociedad, con pensiones que fluctúan entre los S/ 500 y S/ 700.

 

Futura Schools, que el año pasado fue adquirido por el Grupo Zárate, tiene 10 sedes, todas en provincias. Empezó con sedes en Arequipa, Tacna e Ica, y ahora tiene presencia también en Trujillo, Chiclayo y Piura; para el 2024 tiene planeado nuevas sedes en Lima Norte y Huancayo, cuenta con 4.000 estudiantes y tienen previsto crecer hasta los 5.800. Su visión al 2017 es llegar a 30 sedes, incluyendo su internacionalización ingresando a Colombia y Bolivia.

 

Innova Schools cuenta con 63 sedes repartidas en 17 ciudades que atienden a 50.000 estudiantes, recuperando de este modo los 12,000 estudiantes que habían perdido durante la pandemia, bache que pudo afrontar gracias a la solidez del grupo, con espaldas financieras para continuar su expansión. Innova Schools tiene sedes en México y Colombia y planea llegar próximamente al Ecuador.

 

La cadena Saco Oliveros atiende a cerca de 36.000 estudiantes distribuidos en 51 sedes (37 propias y 14 en franquicia), una cantidad similar a la de prepandemia. Tiene un programa social para escolares de alto rendimiento; estos “jóvenes talentosos” han logrado, en los últimos siete años, 116 medallas en 35 campeonatos internacionales en  diferentes materias. Así mismo, han destacado en competencias deportivas,  y cuentan con decenas de estudiantes becados en universidades de la talla  internacional.

 

Durante la pandemia, tal vez el caso más novedoso fue el ingreso al mercado de una nueva institución, aprovechando la fortaleza de su sistema de educación virtual. Se trata del colegio bilingüe Paradise International College, que si bien funciona hace 10 años en la ciudad de Tacna, encontró una oportunidad en Lima ante la crisis de familias de los segmentos altos, gracias a su propuesta de educación, con un precio atractivo.

 

En el 2020, consiguió 53 estudiantes, para el 2021 terminó con 170, y el año 2022 desarrolló una educación híbrida: 85% presencial y 15% virtual. El colegio promueve el pensamiento crítico y las habilidades blandas, su plana docente internacional proviene de 10 países, lo que le permite desarrollar de 4 a 8 cursos 100% en inglés, equivalentes a más de 20 horas; para sus egresados desarrolla programa de bachillerato con el British Council. Así mismo, en noviembre puso en marcha su primer programa de intercambio con escuelas de Oxford, Inglaterra.

 

Para el 2023 proyecta empezar el año con mínimo 200 estudiantes con la visión de implementar programas de realidad virtual y metaverso para su currícula tanto en primaria como secundaria, por lo que se encuentra en la búsqueda de un local adecuado para seguir creciendo.

 

Escasa oferta de colegios públicos en Lima

 

La migración a Lima y las principales ciudades es una tendencia que continúa, y como consecuencia de ello se necesitan cada vez más colegios públicos para satisfacer la demanda creciente. A ello hay que añadir la migración venezolana acentuada en los últimos años, con más de 150.000 estudiantes que buscan un cupo para matricularse; ya es costumbre ver largas colas, incluso desde días anteriores, para conseguir matrícula. Este problema es grave, ya que debido a este hecho, miles de niños se quedan sin estudiar.

 

Los más afectados por la falta de vacantes en colegios públicos son los niños que ingresan al primer grado de primaria, luego de cursar la educación preescolar en algún nido vecino; también para los del primer grado de secundaria, que estudiaron en alguna escuela que solo tenía primaria, y para los estudiantes que se mudan de vivienda de un distrito a otro. En este grupo encontramos a miles de niños venezolanos, al 2019 se habían registrado 124.000 de ellos en edad escolar; sin embargo, solo 56,000 estaban matriculados en escuelas públicas y 10.000 en privadas.

 

El Minedu no cuenta con estrategias para saber cuántos niños por distrito o zonas requieren de vacantes, sus plataformas como Identicole son exclusivamente informativas. En los últimos años se han construido 10 colegios en San Juan de Lurigancho; sin embargo, la mayor migración se produce en Lima Norte.

 

Por otro lado, en muchas zonas rurales existen colegios que se quedan sin alumnos y, aún peor, se construyen nuevas escuelas para determinado número de estudiantes, pero al final la cantidad de estudiantes termina siendo mucho menor, es decir, son elefantes blancos. Por ello, es urgente que el Minedu reestructure y actualice la real necesidad de infraestructura, así como que desarrolle estrategias para implementar doble turno en colegios donde la infraestructura es insuficiente para la alta demanda, indica el GEF.