Economía peruana: Avances y pendientes de los últimos 20 años
El desarrollo económico del Perú en las últimas dos décadas ha sido uno de los más altos del mundo. No obstante, hay aún temas por resolver. Al respecto, La Cámara conversó con exministros de economía y destacados economistas.
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Por Erika López Sevilla
En los últimos veinte años, salvo en el 2020 por la crisis generada por la pandemia, la economía peruana ha tenido un desempeño notable a nivel mundial.
¿Cuáles fueron los pilares y motores que permitieron el crecimiento económico de nuestro país? ¿Y, cuales son las tareas pendientes para que dicho crecimiento económico sea sostenido y mayor? Conversamos al respecto con los ex ministros de Economía y Finanzas, Luis Miguel Castilla y Carlos Oliva; y los destacados economistas Sylvia Santisteban y Jorge Guillén.
¿Qué se hizo de bueno?
Para Luis Miguel Castilla hay tres cosas que se hicieron “bastante bien” en los últimos 20 años. La primera, mantener los fundamentos macroeconómicos “muy estables”, además de tener un Banco Central de Reserva (BCR) autónomo y un manejo responsable de finanzas públicas que ha hecho que Perú tenga una bajísima tasa de inflación.
“El segundo aspecto tiene que ver con las políticas de apertura comercial que han permitido tener hoy en día un nivel arancelario por debajo del 2% en promedio y acuerdos comerciales bilaterales con la mayor parte de nuestros socios comerciales en el mundo”, destaca Castilla.
Agrega que la tercera es tener, en general, un marco constitucional y normativo promotor de la inversión privada en el país, que ha hecho que esta sea el motor de crecimiento y que la inversión extranjera directa (IED) se haya multiplicado por diez durante este periodo.
En la misma línea, la docente de Centrum PUCP, Sylvia Santisteban, sostiene que hay varios aspectos positivos que se hicieron durante los últimos 20 años en cuanto a la economía.
El primero de ellos, afirma, es que se ha continuado en la senda de mejora en cuanto a los Tratados de Libre Comercio (TLC), que suman 14 en total.
“Las condiciones macroecnómicas se han mantenido independientemente a los gobiernos y eso nos llevó hasta los tiempos prepandemia (2019) a reducir sustancialmente los niveles de pobreza en nuestro país, que bajó de 56% a 21%”, destaca.
Además, menciona que, todo ello ha motivado la posibilidad de ingresar a la OCDE, lo cual ha sido una aspiración a nivel país desde hace 10 años por lo menos.
Por su parte, Carlos Oliva, sostiene que mantener los pilares de estabilidad macroeconómica y dar algunos impulsos o avances para mejorar la competitividad del país son algunos elementos que se hicieron bien durante estos últimos 20 años.
“Hay cosas que se han trabajado muy bien, que es toda la parte macro y, de alguna manera, con políticas de competitividad”, precisa.
A su turno, el economista y profesor de ESAN, Jorge Guillén, explica que desde la época del gobierno de Alejando Toledo (2001) se ha tenido el boom de los metales permitiendo un crecimiento “inercial” con un buen viento.
“Durante el 2008 y 2009 vivimos un crecimiento en piloto automático, sin sentar las bases de reformas estructurales”, subraya. Además de mantener una buena estabilidad macroeconómica, agrega.
¿Cuáles son las tareas pendientes?
“Lo negativo es que no se ha encarado de manera apropiada el desafío de la descentralización que se implementó hace casi 20 años sin tener la capacidad instalada, delegándole una serie de responsabilidades y funciones a gobiernos regionales y locales que no se han traducido en servicios de calidad para los ciudadanos. Hemos tenido un proceso de descentralización fallido”, advierte Luis Miguel Castilla.
El ex ministro de Economía también refiere que no se ha logrado tener una economía mucho más formal, tanto a nivel empresarial como laboral.
“Dos temas han incidido en esta situación: el tener un marco regulatorio que ha impedido que las empresas crezcan y puedan asumir el costo de la formalización; y no hemos tenido un capital humano que haya permitido que el trabajador sea igual de productivo que en otros países”, agrega.
Un tercer aspecto, según Castilla, ha sido la débil institucionalidad en el país que por momentos fue tomada por prácticas corruptas y con altísima rotación de funcionarios, volviendo ineficiente la gestión pública.
Mientras que Sylvia Santisteban dice que ha quedado un trabajo pendiente en cuanto a la lucha contra la corrupción que no solamente está al más alto nivel, sino en la sociedad entera, como “si se hubiera pasado por un proceso de contagio”.
“Nuestro problema principal no es la ausencia de recursos. Es, por un lado, la inmensa corrupción con la que hay que lidiar en todos los sectores; y la ausencia de competencias para el mundo actual, especialmente en el sector público”, argumenta.
Asimismo, advierte que la traba que se le planteó al Perú como economía para ingresar a la OCDE ha sido el pobre trabajo en cuanto a institucionalidad.
Para Carlos Oliva, lo que no se ha avanzado han sido los temas de política laboral y de gestión pública, es decir, la prestación de servicios como educación salud y seguridad ciudadana.
“Hay algunas políticas que se han visto afectadas por los cambios de gobierno, de enfoque y por la rotación de personal de los ministerios y, sobre todo, no ha habido políticas microeconómicas y de competitividad”, detalla. Reitera que la gran ausente ha sido una política laboral.
Jorge Guillén afirma que durante estos años no se han sentado las bases de reformas estructurales de salud y educación y que, si bien los niveles de pobreza se han reducido, todavía hay cierto descontento en regiones como Arequipa, Cusco y Cajamarca que son las zonas de mayor explotación de recursos naturales.
Además, menciona que el boom de los commodities fue entre el 2007 hasta el 2014, cerrándose este súper ciclo de los metales sin lograr implementar las reformas estructurales adecuadas para seguir creciendo.
¿Qué se debe mejorar en el país?
Castilla afirma que lo primero que se debe hacer es un buen diagnóstico de por qué estamos como estamos. Lo segundo, dice, es tratar de obviar esa tendencia de hacer un borrón y cuenta nueva con los logros del pasado y más bien construir sobre lo positivo.
“Y ponerse quizás metas que obliguen al actual Gobierno a llevar adelante cierto tipo de reformas. Hace poco se ratificó la voluntad de adhesión a la OCDE, pero esto puede caer en saco roto si no hay un liderazgo”, subraya.
Para Santisteban urge propiciar una real digitalización en todos los sectores de la economía para aprovechar las capacidades y, de esa manera, mejorar sustancialmente la productividad del país. Indica que por la pandemia el tema digital se ha acelerado y el cambio que se esperaba se produjera entre cinco a 10 años se ha dado en menos de un año.
En ese sentido, advierte que es urgente un despliegue de comunicaciones a nivel de tecnología 5G que permita el acceso remoto a sitios donde no existe internet. En términos de tributación, Santisteban, resalta que es importante transformar el actual sistema porque no responde a las necesidades actuales.
De otro lado, Oliva señala que hay que mejorar básicamente en dos temas. “En la parte política debemos procurar tener gobernantes con una visión de Estado y de mediano y largo plazo, con políticas económicas que sean constantes.
Incluso, es importante mejorar la gestión pública que ha fracasado en los últimos años, además de liderar reformas en salud, educación y seguridad.
Finalmente, Guillén precisa que es fundamental nombrar a personal idóneo en el sector público, lo que, según afirma, no ocurre desde el Gobierno de Ollanta Humala. “Es importante que se tenga una conversación con la academia y los expertos y hacer un planeamiento a largo plazo. Ceplan no está haciendo absolutamente nada”, puntualiza.