El dólar: ¿cómo se comportó durante 2023 y por qué?

El tipo de cambio nominal o de mercado se define como la tasa de intercambio de la moneda local por el dólar. En la gran mayoría de países del mundo, se determina por la interacción de la oferta y la demanda, con un grado de intervención por parte de la autoridad monetaria. Por tanto, al ser un precio más de la economía, presenta variabilidad como consecuencia de factores como la tasa de inflación, los flujos de capitales, el nivel de reservas internacionales, la tasa de referencia del banco central, el riesgo país, las decisiones de política monetaria de la Reserva Federal (FED), entre otras más. 

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Un descenso global en el cierre de 2023

A lo largo del último mes del 2023, el dólar experimentó una depreciación frente a la mayoría de las divisas mundiales. Este fenómeno se atribuye al control de la inflación en Estados Unidos, ralentizando la tasa de la Reserva Federal (FED) y generando expectativas de una disminución en el 2024. Según datos del Banco Central de Chile, el dólar se redujo en 22 de 30 países en diciembre. Las mayores caídas en el tipo de cambio se dieron en el yen japonés (-4,21 %), corona noruega (-4,16 %) y franco suizo (-4,14 %). En la región, destaca el peso colombiano (-3,07 %), guaraní paraguayo (-2,07 %), peso mexicano (-1,28 %) y, en menor magnitud, el sol peruano (-0,64 %). 

Sin embargo, algunas monedas se devaluaron considerablemente debido a factores de índole político, social o por la situación económica del país. Es el caso del peso argentino, que cayó -125 % frente al dólar, como resultado de la política de liberalización de precios iniciada por el nuevo gobierno como parte de su programa antiinflacionario. Otras monedas depreciadas incluyen el Hryvnia ucraniano (-4,45 %), afectado por el conflicto bélico con Rusia; la nueva lira turca (-1,88 %), agobiada por una elevada inflación; y el peso chileno (-1,74 %) con una inflación por encima del 7% y una caída proyectada de su PBI para el 2023 (-0,2 %). 

Riesgo país: un indicador clave

El Emerging Markets Bond Index (EMBIG), que mide el riesgo país, puede también influir en la volatilidad del tipo de cambio. En el caso peruano, al 27 de diciembre de 2023, este índice se ubicó en 167 puntos, con una reducción de 27 puntos respecto al 30 de diciembre de 2022. En comparación, el EMBIG de América Latina cerró el año en 389 puntos y, en promedio, el riesgo país peruano se encuentra 226 puntos por debajo, siendo la segunda economía con menor EMBIG después de Chile, lo que se refleja en un menor tipo de cambio. Como referencia, el EMBIG Argentina promedio del año pasado fue de 2 223 puntos y el de Venezuela se ubicó en 35 079 puntos. 

Factores internos: Balanza comercial y Reservas Internacionales Netas

El tipo de cambio exhibió volatilidad en 2023, con aumentos en enero, agosto, septiembre y octubre (respecto al mes anterior); y caídas en los ocho meses restantes. El tipo de cambio de venta interbancario empezó el año con un valor de S/ 3,817 y cerró el 29 de diciembre con S/ 3,710. Es importante precisar que las caídas en noviembre y diciembre se explican por la sobreoferta de dólares de las empresas para el pago de la Compensación por Tiempo de Servicio (CTS) y gratificaciones de fin de año.  

A esto se suma la baja demanda por la caída de las importaciones totales a lo largo de todo el año. Las menores importaciones de bienes de consumo se han acentuado en el segundo semestre del año, la de insumos ha sido la característica en todo el año. Entretanto, las importaciones de bienes de capital negativas casi todo el año y con un repunte en octubre y noviembre.  

Por su parte, la Balanza Comercial, que muestra el saldo entre las exportaciones e importaciones de bienes, cerraría 2023 con un superávit récord de US$ 16 185 millones, el más elevado en lo que va del siglo, de acuerdo con el último Reporte de Inflación del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP). Si bien esto contribuye a la baja en el tipo de cambio, es reflejo de la caída de las importaciones y de la actividad económica, sobre todo de sectores como Construcción y Manufactura. 

Asimismo, el buen nivel de las Reservas Internacionales Netas (RIN) del BCRP es un rasgo de su estabilidad macroeconómica y da estabilidad al sistema cambiario en el Perú. Estas ascendieron a US$ 73 586 millones, acumulándose alrededor de US$ 1703 millones durante 2023 y representando el 28 % del PBI.  

Tipo de cambio e inflación: una relación crucial

La evolución del tipo de cambio ha contribuido a la desaceleración de la inflación, especialmente en Alimentos y Bebidas (3,74 % en 2023 frente a 15,21 % en 2022). Algo similar ocurrió con el rubro Transportes, donde la inflación pasó de 11,30 % (2022) a 1,55 % (2023).  

Índices como el de Maquinarias y Equipos, con un 72,2 % de componente importado, registraron una inflación anual de apenas 0,17 %. Similarmente, el índice de materiales de construcción, con componente importado, exhibió una inflación negativa de -1,39 %, influenciada por la caída del PBI Construcción y la baja en el tipo de cambio. 

Como puede verse, el tipo de cambio, un barómetro económico sensible, refleja el pulso global de las finanzas. Su comprensión es clave para anticipar tendencias y navegar las aguas económicas del 2024. 

 

 

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Adecuado manejo macroeconómico del Perú se refleja en su nivel de reservas internacionales

Las Reservas Internacionales Netas (RIN) son activos que mantienen las autoridades monetarias por razones precautorias para enfrentar posibles shocks externos en épocas de turbulencia financiera, asimismo les permite garantizar la capacidad de pago de deuda externa, además de amortiguar cambios bruscos en el tipo de cambio y mostrar solidez en la moneda local. Esto contribuye a lograr una mejor calificación crediticia y la reducción del riesgo país, lo que permite a las naciones acceder a un financiamiento internacional con menores tasas de interés.

 

Por ello, los países deben mantener un nivel óptimo o adecuado de RIN, la cual suele medirse con indicadores referenciales como su nivel de porcentaje frente al PBI,  a la deuda pública externa y como el equivalente a los meses de importaciones. Al 15 de febrero, Perú cuenta con un nivel de RIN de US$ 74.089 millones, equivalente al 30% del PBI, incrementándose en US$ 2.206 millones respecto al cierre del 2022, según el Banco Central de Reserva del Perú (BCRP).

 

Estos activos internacionales deben ser administrados para preservar el capital y garantizar su disponibilidad en el corto plazo, bajo criterios de seguridad, liquidez y rentabilidad. Según el ente emisor, el 77% de las RIN se encuentran invertidas en valores líquidos de alta calidad crediticia, mientras que el 20% en depósitos en bancos del exterior y el 3% en oro. Con respecto a la calidad de la cartera, al cierre del  2022, un 63% se mantiene en entidades con calificativo crediticio de AAA, el 24% con calificativo AA y el 13% con calificativo A.

 

 

Las RIN en la región

Evaluando las RIN como porcentaje del PBI en la región, se observa que Perú supera en este indicador al resto de países; en cambio, los países con menor ratio de RIN son Bolivia (3,5%) y Argentina (6,5%). En el caso del país del altiplano, hay que sumar los problemas en sus finanzas públicas con un déficit fiscal de 7,9% del PBI, el más elevado de la región y una deuda pública de 85,1% del PBI, la segunda más alta. Por su parte, Argentina registra problemas fiscales similares, pero ligeramente menores, además de un déficit de 3,3% y una deuda de 69,5% del PBI.

 

En términos de meses de importaciones, las reservas de Bolivia y Argentina equivalen a dos y siete meses, respectivamente. Volviendo a Perú, también supera al resto de países de la región, pues sus reservas equivalen a 16 meses de importaciones.

 

Estos resultados hacen prever, si no lo es ya, fuertes depreciaciones en las monedas de Bolivia y Argentina, elevado riesgo país, defaults y reestructuraciones de deuda, algo que ha caracterizado sobre todo a la nación argentina en las últimas décadas.

 

En ese sentido, algunas medidas paliativas, pero que no resuelven la causa central del problema, son restringir las importaciones, efectuar controles cambiarios, reducir el crecimiento, renegociar la deuda pública y hasta implementar un control de precios, sobre todo cuando el aumento del tipo de cambio acelera la inflación.

 

Lecciones no aprendidas

Para el caso peruano, la pérdida de RIN, elevada inflación y deuda pública de los años ochenta fueron causales para modificar el marco institucional, objetivos e instrumentos del BCRP, dotándolo de una mayor independencia y autonomía y adoptando las metas explícitas de inflación, transparencia en sus decisiones y rendición de cuentas. A esto se suma una mayor responsabilidad en el manejo fiscal y una redefinición del rol del estado en la economía. Estos cambios sucedieron en casi todos los países de la región.

 

En el caso argentino, en 1992, se promulgó la Ley Orgánica del Banco Central de Argentina, donde se señala en el artículo 3º que “es misión primaria y fundamental del Banco Central de la República Argentina preservar el valor de la moneda”. No obstante, en el  2012, el Gobierno promulga una nueva ley orgánica modificando dicho artículo y señalando que “el banco tiene por finalidad promover, en la medida de sus facultades y en el marco de las políticas establecidas por el gobierno nacional, la estabilidad monetaria, la estabilidad financiera, el empleo y el desarrollo económico con equidad social”. En suma, se incorporaron más funciones al Banco Central argentino, las que han ido en contra de la estabilidad macroeconómica de dicho país.

 

 

En cuanto a Bolivia, la ley orgánica de su Banco Central (BCB) está vigente desde 1995. En ella se señala que “el objetivo del BCB es procurar la estabilidad del poder adquisitivo interno de la moneda nacional”. Empero, el manejo monetario-fiscal, de subsidios, sobre endeudamiento y una errada administración de las RIN han deteriorado los fundamentos macroeconómicos de dicha economía, lo que ha llevado a que, entre el  2018 y  el 2023, las RIN bolivianas se redujeran del 18% al 3,5% del PBI.