Adecuado manejo macroeconómico del Perú se refleja en su nivel de reservas internacionales

Las Reservas Internacionales Netas (RIN) son activos que mantienen las autoridades monetarias por razones precautorias para enfrentar posibles shocks externos en épocas de turbulencia financiera, asimismo les permite garantizar la capacidad de pago de deuda externa, además de amortiguar cambios bruscos en el tipo de cambio y mostrar solidez en la moneda local. Esto contribuye a lograr una mejor calificación crediticia y la reducción del riesgo país, lo que permite a las naciones acceder a un financiamiento internacional con menores tasas de interés.

 

Por ello, los países deben mantener un nivel óptimo o adecuado de RIN, la cual suele medirse con indicadores referenciales como su nivel de porcentaje frente al PBI,  a la deuda pública externa y como el equivalente a los meses de importaciones. Al 15 de febrero, Perú cuenta con un nivel de RIN de US$ 74.089 millones, equivalente al 30% del PBI, incrementándose en US$ 2.206 millones respecto al cierre del 2022, según el Banco Central de Reserva del Perú (BCRP).

 

Estos activos internacionales deben ser administrados para preservar el capital y garantizar su disponibilidad en el corto plazo, bajo criterios de seguridad, liquidez y rentabilidad. Según el ente emisor, el 77% de las RIN se encuentran invertidas en valores líquidos de alta calidad crediticia, mientras que el 20% en depósitos en bancos del exterior y el 3% en oro. Con respecto a la calidad de la cartera, al cierre del  2022, un 63% se mantiene en entidades con calificativo crediticio de AAA, el 24% con calificativo AA y el 13% con calificativo A.

 

 

Las RIN en la región

Evaluando las RIN como porcentaje del PBI en la región, se observa que Perú supera en este indicador al resto de países; en cambio, los países con menor ratio de RIN son Bolivia (3,5%) y Argentina (6,5%). En el caso del país del altiplano, hay que sumar los problemas en sus finanzas públicas con un déficit fiscal de 7,9% del PBI, el más elevado de la región y una deuda pública de 85,1% del PBI, la segunda más alta. Por su parte, Argentina registra problemas fiscales similares, pero ligeramente menores, además de un déficit de 3,3% y una deuda de 69,5% del PBI.

 

En términos de meses de importaciones, las reservas de Bolivia y Argentina equivalen a dos y siete meses, respectivamente. Volviendo a Perú, también supera al resto de países de la región, pues sus reservas equivalen a 16 meses de importaciones.

 

Estos resultados hacen prever, si no lo es ya, fuertes depreciaciones en las monedas de Bolivia y Argentina, elevado riesgo país, defaults y reestructuraciones de deuda, algo que ha caracterizado sobre todo a la nación argentina en las últimas décadas.

 

En ese sentido, algunas medidas paliativas, pero que no resuelven la causa central del problema, son restringir las importaciones, efectuar controles cambiarios, reducir el crecimiento, renegociar la deuda pública y hasta implementar un control de precios, sobre todo cuando el aumento del tipo de cambio acelera la inflación.

 

Lecciones no aprendidas

Para el caso peruano, la pérdida de RIN, elevada inflación y deuda pública de los años ochenta fueron causales para modificar el marco institucional, objetivos e instrumentos del BCRP, dotándolo de una mayor independencia y autonomía y adoptando las metas explícitas de inflación, transparencia en sus decisiones y rendición de cuentas. A esto se suma una mayor responsabilidad en el manejo fiscal y una redefinición del rol del estado en la economía. Estos cambios sucedieron en casi todos los países de la región.

 

En el caso argentino, en 1992, se promulgó la Ley Orgánica del Banco Central de Argentina, donde se señala en el artículo 3º que “es misión primaria y fundamental del Banco Central de la República Argentina preservar el valor de la moneda”. No obstante, en el  2012, el Gobierno promulga una nueva ley orgánica modificando dicho artículo y señalando que “el banco tiene por finalidad promover, en la medida de sus facultades y en el marco de las políticas establecidas por el gobierno nacional, la estabilidad monetaria, la estabilidad financiera, el empleo y el desarrollo económico con equidad social”. En suma, se incorporaron más funciones al Banco Central argentino, las que han ido en contra de la estabilidad macroeconómica de dicho país.

 

 

En cuanto a Bolivia, la ley orgánica de su Banco Central (BCB) está vigente desde 1995. En ella se señala que “el objetivo del BCB es procurar la estabilidad del poder adquisitivo interno de la moneda nacional”. Empero, el manejo monetario-fiscal, de subsidios, sobre endeudamiento y una errada administración de las RIN han deteriorado los fundamentos macroeconómicos de dicha economía, lo que ha llevado a que, entre el  2018 y  el 2023, las RIN bolivianas se redujeran del 18% al 3,5% del PBI.

 




Por ahora, Perú es tercero en la región con mejor desempeño macroeconómico

El Instituto de Economía y Desarrollo Empresarial (IEDEP) de la Cámara de Comercio de Lima informó que hasta el momento el Perú es la tercera economía de América Latina y el Caribe con mejor desempeño macroeconómico superando a México y Chile.

 

Ello conforme al Índice de Performance Macroeconómico (IPM) 2021 que elabora anualmente el IEDEP y en el cual nuestro país obtuvo un puntaje de -7,7 luego de ser evaluado junto a 22 economías de esa región.

 

“La principal fortaleza de nuestro país se centra en el crecimiento proyectado de 12,8% para este año, sin embargo, la elevada inflación proyectada en 6,1% es una de las principales debilidades que, junto a los déficit fiscal y externo de 4% y 1,7% del PBI, respectivamente, afectan al IPM peruano”, manifestó el jefe del IEDEP, Óscar Chávez.

 

El IPM es un indicador elaborado tomando como base el Índice de Miseria creado en la década de los sesenta por Arthur Okun y que se estimó sumando la tasa de desempleo y la tasa de inflación. Así también se considera la tasa de crecimiento del producto, el ahorro fiscal expresado como porcentaje del PBI y la cuenta corriente de la Balanza de Pagos como porcentaje del PBI.

 

Cabe mencionar que Ecuador y Paraguay lideraron el IPM 2021 al obtener un puntaje de -4,2 y -7,3, respectivamente, países que además están implementando políticas de atracción de inversión y de expansión de su economía, cosa que no viene pasando en el Perú.

 

En el caso de Ecuador destacó su baja inflación (1,8%), su bajo déficit fiscal (2,3% del PBI) y  un superávit externo de 1,7% del PBI, beneficiado por la evolución del precio del petróleo que, hasta noviembre, se había incrementado en 62%. Sin embargo, su estimación de crecimiento del PBI, de alrededor del 3%, no compensará la caída de 7,8% registrada en 2020.

 

Por su parte, Paraguay se vio impulsado por un crecimiento de 4,5% y un superávit externo de 3,5% del producto. “En este caso, el país se benefició por el incremento de los precios de los commodities agrícolas como maíz, trigo y soya. No obstante, su problema se enfoca en el déficit fiscal de 5,2% del PBI”, comentó Óscar Chávez.

 

En el caso de México obtuvo un puntaje de -8,0, ocupando el cuarto lugar, siendo su proyección de crecimiento 6,2% para este año y un balance externo igual a cero, pero una inflación de 5,9% y un déficit fiscal de 4,2% del producto, afectan a su IPM.

 

En tanto Chile, con un resultado de -13,9, se sitúa quinto en la región donde sus fortalezas están enfocadas en su crecimiento proyectado de 11,0% pero afectado por un desempleo cercano al 10% así como déficit tanto fiscal (-7,9%) como externo (-2,5%) ambos expresados como porcentaje del producto.

 

Por último, las economías de menor performance durante el 2021 fueron Argentina (-56,8) y Venezuela (-2751,3), ahogadas, sobre todo, por una alta inflación. Colombia (-24,1) y Brasil (-23,1) también han quedado bastante rezagadas en el IPM por las tasas de desempleo de dos dígitos según la información del Fondo Monetario Internacional.

 

Los resultados obtenidos no marcan la tendencia que seguirá la economía en el largo plazo. Perú es el quinto entre diez países con mayor PBI per cápita de la región y representa poco más del 50% del líder de la región que es Chile.

 

Como país necesitamos una estrategia de largo plazo sustentada en una mayor competitividad y productividad no solo para lograr una mejor performance macroeconómica sino un crecimiento sostenido y así alcanzar un mayor nivel de desarrollo y bienestar.