Términos de intercambio cerrarán en rojo en 2022 y 2023

Los términos de intercambio se definen como la relación entre los precios de los productos de exportación y los precios de los productos de importación y su influencia sobre la economía peruana se ha incrementado en las últimas décadas. Según estimaciones del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), explican alrededor del 20% de la variabilidad del producto bruto interno (PBI), a lo que suman otras variables externas como la tasa de interés internacional (5%), el PBI mundial (23%) y la volatilidad financiera (12%).

 

Los periodos con superávit en la cuenta corriente de la Balanza de Pagos coinciden con años en que los términos de intercambio mostraban un crecimiento sostenido. Hay que precisar que el principal componente de los precios de exportación es el correspondiente a los metales y en el caso de los precios de importación, corresponde al petróleo y alimentos.

 

 

Los términos de intercambio mostraron una mejora importante a partir del tercer trimestre de 2020, periodo en el que se incrementaron durante tres trimestres consecutivos a una tasa promedio de 16,5%. Esta evolución se explica por el incremento de los precios de exportación, esencialmente los metales, en un promedio de 15,6%; mientras que los precios de importación se redujeron en -0,8%. En los periodos siguientes, entre el segundo y cuarto trimestre de 2021 ambos precios de exportación e importación continuaron su tendencia al alza con el consiguiente incremento de los términos de intercambio.

 

Es a partir de 2022 cuando la tendencia se revierte, pues los precios de exportación se desaceleraron, incluso cayendo en el tercer trimestre. Entre tanto, los precios de las importaciones han continuado su tendencia alcista a un promedio de 16,4%. Esto ha llevado a la caída sostenida de los términos de intercambio durante todo el presente año.

 

La proyección del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) es cerrar 2022 con una caída de 7,2%, mientras que para el 2023 se proyecta una caída de 2,4%. Ello, porque, lamentablemente, los precios de exportación seguirían en caída y en el 2023 se reducirían en 4,3% y los precios de importación en 2%. Esto último contribuiría a reducir la inflación de alimentos.

 

No obstante, este escenario desfavorable, en cuanto a los términos de intercambio, puede afectar el crecimiento económico del país al reducirse los volúmenes de exportación, la generación de divisas y la recaudación tributaria por las menores utilidades de empresas, esencialmente mineras. En ese sentido, es importante ver el panorama y las proyecciones de los precios de los principales commodities relevantes para la economía peruana, pues son lo que determinarán la evolución de los TI para el próximo 2023.

 

Commodities de energía

Entre los commodities de energía, tenemos al petróleo, gas natural y carbón. En el caso peruano, el importante es el precio del petróleo, cuyo precio, durante el primer semestre del año, se incrementó en 50,3%, afectando negativamente a los términos de intercambio. Sin embargo, durante el segundo semestre y hasta el 23 de noviembre pasado la tendencia cambió acumulando un incremento para el año de 3,1%.

 

Cabe resaltar que la desaceleración económica para 2023, con tasas de crecimiento reducidas en EE.UU. (1,%), Unión Europea (0,5%) y China (4,4%) han reajustado a la baja las proyecciones en el precio del petróleo, pues, tanto la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) como la Agencia Internacional de Energía (AIE), coinciden en recortar la tasa de crecimiento de la demanda de petróleo para 2023 por la desaceleración mencionada, la lucha de las principales economías para controlar la inflación y la apreciación del dólar frente al resto de divisas.

 

Los metales

La evolución de los precios de los commodities de metales, como el cobre, zinc y oro, serán determinantes para el valor de las exportaciones del país. En lo que va de 2022, el precio del cobre ha caído -17,8% y en la última semana en -4,2%. Situación similar experimenta el precio del zinc, con caídas de -20,3% y -6,3%, respectivamente.

 

Las causas principales provienen de China, el rebrote de la COVID-19 y la consiguiente estrategia estricta de COVID-cero en China y que incluye testeos masivos y confinamientos totales o parciales de ciudades que viene afectando la performance macroeconómica de dicho país.

 

Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), las proyecciones de crecimiento para la economía china son bajas para el presente año (3,2%) y también para 2023 (4,4%). Es más, dichas tasas han sido reajustadas a la baja en meses anteriores lo que nos da una señal de un debilitamiento del principal demandante de cobre en el mundo.

 

A esto se suma la depreciación del yuan respecto al dólar como consecuencia a los aumentos constantes de la tasa de interés en EE.UU. para el control de la inflación y la reducción de la tasa en China por parte de su banco central para contribuir a un mayor crecimiento. Cabe señalar que, si bien esta medida busca favorecer las exportaciones chinas, al mismo tiempo encarece sus importaciones, en este caso las de cobre, lo que redundará en un menor precio.

 

Commodities agrícolas

El precio del trigo, maíz y aceite de soya tuvieron un crecimiento explosivo en los primeros meses del año, para luego mostrar una caída entre setiembre y octubre. Asimismo, el anuncio de Rusia, a mediados de noviembre, de ampliar el acuerdo que permite la exportación de granos desde Ucrania por la mediación de Naciones Unidas ha contribuido con tal tendencia.

 

En lo que va del año, el precio internacional del trigo subió en 2%, pero con una caída de -5,9% en la última semana. En el caso del maíz el incremento fue de 10,3% y el aceite de soya en 17,6% a la fecha, según la información del BCRP. A nivel local, esto impacto, sobre todo, en la inflación de alimentos y bebidas no alcohólicas, la cual llegó a 13,25% al mes de noviembre.

 

Las perspectivas descritas hacen prever que el ciclo corto de mejora en los precios de los commodities no fue aprovechado por el país, y que más bien lo que se vivió fue un periodo de trabas y conflictos al desempeño de sectores productivos claves generadores de aportes al PBI, divisas e impuestos.




Willard Manrique: ¿Qué amenaza el precio de los commodities y el «huevo»?

La gestión comercial busca diferenciar los productos o servicios de sus competidores. En los commodities, donde la diferenciación no es posible, la gestión de canales de distribución y ventas posee un gran impacto en la rentabilidad. Si un sector es fragmentado (que tiene muchos participantes), el nivel de responsabilidad y madurez de sus miembros más relevancia.

 

Para entenderlo, examinemos el mercado del huevo. El informe técnico de Producción Nacional de INEI, publicado en marzo, daba cuenta que en el primer mes del año se registró un crecimiento en la producción de huevos, equivalente al 1.39%, respecto enero de 2021. El aumento de volúmenes en las principales regiones productoras habían sostenido ese incremento (Ica y Lima, principalmente). Sin embargo, en los siguientes meses, el sector avícola vino siendo muy impactado por la subida global de costos de maíz y la soya, insumos, medicamentos, entre otros. La compleja situación de la crisis de la cadena de suministro afectó su producción y el costo de la misma.

 

Consideremos que el huevo ha sido también uno de los productos de la canasta básica que tuvo una exoneración tributaria temporal, en nuestro país, de la cual ya no goza. Sin embargo, para entender a fondo el escenario tributario partamos del hecho que la producción formal solo bordea el 45%, aproximadamente. Los productores o granjeros formales que pertenecen a este primer eslabón de la cadena buscan eficiencias como mejores compras de insumos, mejor productividad por ave, entre otras capacidades; pero tienen claras desventajas frente a los informales, quienes no pagan impuestos, no generan puestos de trabajo formales, etc.

 

Bajo ese escenario, entendamos lo sensible que se torna la gestión de inventario del huevo, a través de los canales de distribución, impactando en su precio, en la oferta y en todos los consumidores peruanos. En la arquitectura de canales, el primer eslabón de la cadena es el granjero o productor, quien posee un commodity con un periodo de vida máximo de 30 días, y requiere de un flujo de caja semanal para comprar alimentos para sus aves -las que comen diariamente- además de otros costos. En el segundo eslabón encontramos a los mayoristas. Casi el 75% de la producción de huevos en nuestro país se distribuye y vende para mercados y bodegas (último eslabón de la cadena) a través de mayoristas.

 

Esta estructura de canales de distribución le asigna, por su naturaleza, una gran responsabilidad al mayorista, cuyos intereses pueden incluso llevarlos a especular con los niveles de inventarios en el canal. Este escenario posibilita, por ejemplo, que algún mayorista -espontánea y/o deliberadamente- decida dejar de comprar; lo que lleva, motivados por la especulación, a que otros mayoristas sigan dicho comportamiento, haciendo que el precio de venta del granjero baje, generándole pérdidas y un impacto en su flujo de caja, clave en su gestión diaria.

 

Este hecho que impacta en el precio en el canal (solo entre el primer y segundo eslabón), hace que el mayorista incremente su rentabilidad en el corto plazo, al comprar con un precio menor al productor, sin trasladar la rebaja en el precio de venta al minorista o al consumidor final. Fundamentalmente, en esa instancia, genera pérdida en la rentabilidad de los productores.

 

¿A qué lleva esto? Si la corrida especulativa es grande y prolongada, produce incluso la quiebra de pequeños productores y la reducción en la oferta futura; lo que consecuentemente genera una potencial subida en el precio de venta al público. En mercados commoditizados, la solución para hacer frente a la especulación en los niveles de inventario dentro de un canal es promover la transparencia entre sus miembros. Por ejemplo, la creación de una plataforma tecnológica o una especie de marketplace B2B, regulado por un gremio que agrupe de forma representativa a todos los actores.

 

Esa opción funcionaría como una bolsa de productos o una bolsa de commodities -similar a las que operan en Inglaterra, EE.UU. y otros países- haciendo que el precio de venta dependa de la demanda y no de la especulación de los mayoristas. Se mejoraría así el comportamiento de ofertantes y demandantes, el establecimiento de precios justos en beneficio del consumidor y la promoción de la formalización; que genera más tributos, mejores condiciones de trabajo, más empleos y mejores condiciones sanitarias.

 

El precio del huevo, así como de otros commodities, depende del costo de los insumos, de los impuestos, de la arquitectura del canal de distribución, de la responsabilidad, fragmentación y formalidad de sus miembros, de la gestión de los inventarios a través del canal y de las acciones gremiales para otorgar transparencia dentro del sector.

 




Costos de importación de maquinarias se nivelerían a la baja en segundo semestre

Desde junio, la mayoría de los principales commodities que se negocian en los mercados internacionales vienen registrando una reducción en sus precios. Ello tendría un impacto favorable en la economía mundial y, en particular, en menores costos para la importación de maquinarias y mejor desempeño de estas importaciones, valores que se nivelarían a la baja en el segundo semestre, estimó la Cámara de Comercio de Lima (CCL).

 

“Los precios mundiales de los commodities (alimentos, petróleo, minerales, metales y acero) ya llegaron a su pico alto y están nivelándose hacia la baja. Eventualmente, esto va a balancear la economía global y, por ende, nuestro sector”, manifestó el presidente del Gremio de Importadores de Maquinarias, Equipos, Repuestos y Herramientas de la CCL, Jorge Lira.

 

Precisamente, las principales materias primas mostraron a julio reducciones en sus precios como trigo (-35%), maíz (-18%), petróleo (-20%), acero (-32%) y cobre (-23%). De igual manera, en ese mismo periodo se observó un descenso del costo internacional del transporte marítimo (flete) con una variación negativa de 30%.

 

Asimismo, en la quincena de agosto, el precio del cobre y el petróleo sufrieron retrocesos, generado por las tensiones entre China y Estados Unidos y un menor desempeño económico del país asiático.

 

Cabe mencionar que, desde el 2021, el costo para la importación de maquinarias venía registrando niveles elevados con incrementos entre 20% y 30%, debido al aumento del precio de los commodities y el costo de transporte marítimo (flete).

 

Otro factor que podría incidir a rebajar los costos de importación es el descenso de la inflación de Estados Unidos, índice que retrocedió a 8,5% en julio.

 

Según el representante empresarial, el nivel inflacionario estadounidense podría disminuir de manera progresiva debido al alza de la tasa de interés en dicho país y a la disminución global del precio de los commodities. “Esto haría que los precios de las maquinarias importadas dejen de subir”, comentó.

 

En ese contexto, sostuvo que podrán mejorar los tiempos de entrega de estos bienes de capital favoreciendo a empresas industriales del sector minería, construcción, manufactura y servicios.

 

“Si bien vemos un mejor panorama para nuestro sector del lado de la oferta, estos efectos no se darán de golpe, sino de manera progresiva en los siguientes meses. Sin embargo, la crisis política en el país y la guerra entre Rusia y Ucrania todavía generan incertidumbre, por lo que es difícil predecir qué sucederá de aquí a fin de año. Aún no hay un clima de confianza para las nuevas inversiones”, anotó Jorge Lira.

 

 




¿Por qué suben los precios en el Perú?

El tipo de cambio nominal o de mercado, se define como la tasa de intercambio de la moneda local por dólar. Como en la gran mayoría de países, en el mundo se determina por la interacción de la oferta y la demanda con un grado de intervención por parte de la autoridad monetaria.

 

Tipo de cambio al alza

 

El dólar se viene fortaleciendo respecto a las monedas de la región a lo largo del año, como es el caso del peso chileno (9%) y el peso colombiano (14,2%), y respecto a las principales divisas del mundo en un promedio de 2,6%.

 

En el caso del sol peruano, el tipo de cambio venta del dólar en el sistema bancario ha crecido 13,2% en lo que va del año hasta el 9 de agosto. Si consideramos el tipo de cambio a partir de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, el incremento fue de 5%.

 

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La volatilidad o variación del tipo de cambio sol-dólar, que siempre fue reducida en comparación a otras monedas de la región, se fue incrementando mes a mes a partir de abril, conocidos los resultados de la primera vuelta.

 

En el corto plazo son factores especulativos y monetarios los que explican la evolución del tipo de cambio, y en los últimos cuatro meses hemos observado una presión al alza producto de la incertidumbre con que se va copando toda la economía y, en contraparte, un Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) que interviene, ya no para reducir volatilidad o cambios bruscos en el precio de la divisa, sino para evitar que el tipo de cambio se incremente más.

 

Commodities al alza

 

Los commodities son bienes sin valor agregado y son utilizados como materias primas para elaborar otros productos. Estos pueden ser metales, agrícolas y energía, entre otros, y en la actualidad los precios de gran parte de ellos se encuentran al alza en los mercados mundiales.

 

En lo que va del año, el cobre se ha incrementado en 22,8%, el zinc en 9,2%, el petróleo en 41%, el maíz en 27,4%, el aceite de soya en 56,7% y el trigo en 12%.

 

En el caso de los commodities agrícolas y de energía, que son los productos que importamos, el encarecimiento del precio en dólares sumado al aumento del tipo de cambio produce un fuerte impacto en el precio de dichos bienes expresado en soles.

 

Como ejemplo, una tonelada de aceite de soya costaba a comienzos de año alrededor de S/ 3.454 y al 5 de agosto llegó a S/ 6.286, un incremento del 82%. En el caso del maíz, el aumento fue de 44,4%.

 

A esta coyuntura se sumó la escasez de contenedores, la paralización de los vuelos comerciales y el caos en los terminales portuarios que han perjudicado la cadena logística del comercio internacional. En lo que va del año, la tarifa de envíos de la carga a granel subió en alrededor de 150%.

 

Sin embargo, esa tendencia cambió en el último mes de julio pues, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), el índice de precios de alimentos en dicho mes bajó en 1,2% respecto a junio, específicamente en cereales (-3%), aceites (-1,4%) y lácteos (-2,8%).

 

Aunque aún el índice se ubica 31% por encima de su nivel de julio 2020.

 

 

¿Y la inflación?

 

La fuerte depreciación del sol frente al dólar y el aumento en el precio de los commodities han encarecido importaciones, las que, a pesar de ello, sumaron US$ 28.277 millones entre enero y julio 2021, mayor en 15,4% respecto a similar periodo del 2019, como resultado en parte de la fuerte reactivación económica del primer semestre del año.

 

Las importaciones se clasifican en tres grandes grupos: bienes de consumo (21,4% del total), insumos (47,9%) y bienes de capital (30,3%). Entre los bienes de consumo más importantes se tiene al maíz, trigo y lácteos –todos componentes de la canasta de consumo familiar–, cuyos precios internacionales están al alza.

 

Por el lado de los insumos se tienen las materias primas para la industria, agricultura y los combustibles y lubricantes. Y en lo que respecta a los bienes de capital, destacan los que abastecen a la industria y el transporte.

 

Estos factores son los que explican en gran parte la inflación registrada en el mes de julio de 1,01%, la quinta más alta en lo que va del presente siglo y que ubicó a la inflación acumulada enero-julio en 3,18%.

 

Según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) los precios que más subieron fueron el del balón de gas (10,1%), aceite vegetal (16,6%) y carne de pollo (4,1%).

 

Esto incluso podría arrastrar un incremento en el rubro de comidas fuera del hogar para el mes de agosto y que tienen un peso de 11,7% en la canasta de consumo, más aún por la recuperación del sector de restaurantes y del consumo privado en general.

 

La magnitud del incremento de precios queda determinada por el nivel de competencia en el mercado, el número de productos sustitutos, la evolución de la demanda interna, entre otros.

 

En cambio, si excluimos los productos de mayor volatilidad, como el precio de alimentos y los productos de la energía, la inflación en julio fue de 0,28%, registrando una tasa de 1,4% para el periodo enero-julio.

 

No sólo los precios al consumidor han sido afectados por la coyuntura actual, otros precios importantes como el índice de precios de la maquinaria y equipo, cuyos componentes son mayormente importados, se han incrementado en 8,31% entre enero y julio.

 

De acuerdo con la información del INEI, se ha elevado el precio de los bienes de capital importados para la agricultura (16%), para transporte (9,6%) y para la industria (8,4%).

 

Lo mismo ha ocurrido con los precios de los materiales de construcción cuya inflación acumulada fue de 8,6%, con un mayor incremento en tubos y accesorios de plástico (8,1% en julio y 16,4% en lo que va del año), cuyos insumos para su fabricación son importados.

 

Mejorar las expectativas

 

Un panorama similar se vivió en el año 2008 cuando la inflación llegó al 6,7% y la inflación de alimentos al 9,7%. En dicho año, el precio del maíz subió 39% y el trigo 27%, con dos etapas muy marcadas, un primer semestre con una fuerte tendencia al alza y un segundo a la baja.

 

Si bien hoy la inflación se ubica por encima del rango meta anual, lo importante es que estos factores que causaron el acelerado crecimiento de los precios vayan cediendo en los próximos meses para retornar al rango de 1% y 3%.

 

En ese sentido, el Gobierno puede contribuir a la baja de la inflación y sobre todo en el tipo de cambio, reduciendo la incertidumbre y temor en un manejo populista de la economía, nombrando como responsables de la política económica a profesionales que restablezcan la credibilidad y la confianza en que se mantendrá la estabilidad macroeconómica.

 

La presentación del presidente del Consejo de Ministros en el Congreso de la República y el proyecto de Presupuesto Público 2022 para fines de agosto serán claves en ese sentido, y también para definir el ritmo de recuperación del PBI.

 

 




Perspectivas positivas para los precios de los commodities

La pandemia de la COVID-19 causó no solo una crisis de salud pública, sino una recesión de las economías. Ello supuso una conmoción en el mercado de los commodities, pues los precios del petróleo cayeron un 60% entre los niveles anteriores a la pandemia, y los precios de los metales disminuyeron 16%.

 

La caída en los precios se debió principalmente a la recesión económica causada por la pandemia. Sin embargo, esto afectó más el precio del petróleo que el de los metales. Ello, por las medidas de confinamiento obligatorias que disminuyeron el uso de vehículos para transporte y los viajes.

 

Esta caída en los precios de las materias primas puede tener repercusiones macroeconómicas significativas para los ingresos de los países que las exportan, dada la dependencia de muchas economías en el desarrollo de los metales, en especial del cobre y el aluminio.

 

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Sin embargo, según el informe Commodity Markets Outlook (CMO), publicado el 20 de abril por el Banco Mundial, los precios de las materias primas continuaron su recuperación en el primer trimestre del 2021, con niveles por encima de los registrados antes de la pandemia.

 

Esto, a causa de la recuperación progresiva de las economías mundiales, la mejora en las perspectivas de crecimiento y los factores de oferta específicos de los productos como el petróleo, el cobre y varias materias primas alimentarias.

 

Además, el Banco Mundial proyecta que los precios del petróleo se situarán en una media de US$ 56 por barril en el 2021, un tercio más alto que en el 2020 y la tendencia seguiría hasta el 2022, llegando a una media de US$ 60 por barril, puesto que se observa que la demanda continúa en aumento.

 

Situación de los metales

 

Los precios de los metales en marzo del 2021 crecieron cerca del 70% y se espera que este año se incrementen en 30%, respecto del 2020, aunque se prevé que los precios disminuyan en el 2022.

 

Más a detalle, el precio internacional del cobre se disparó un 18% en el primer trimestre del 2021, llegando a un promedio de US$ 9.000 por tonelada en marzo, nivel no observado en casi 10 años. Este resultado favorable fue impulsado por el aumento de la demanda, liderado principalmente por China, con una fuerte inversión en infraestructura y construcción.

 

Además, se prevé que el cobre se verá favorecido por la transición energética en el futuro, sobre todo por el uso de vehículos eléctricos y la energía renovable. De la misma manera, los precios del zinc también aumentaron durante el primer trimestre del 2021 más de 4%.

 

Ello debido a la demanda de la infraestructura china, la recuperación de la producción mundial de automóviles y el aumento de la demanda de bienes de consumo duradero, ya que el zinc se utiliza para galvanizar acero.

 

En cuanto a los metales preciosos, el precio del oro cayó un 4% en el primer trimestre del 2021; mientras que el precio de la plata se incrementó 8%, a causa de un repunte en la demanda industrial como bienes electrónicos, automóviles y la energía solar.

 

Por ello, se espera que los precios de la plata se incrementen alrededor del 22% durante el presente año, pero disminuyan en el 2022, por su posible sustitución en aplicaciones industriales.

 

Implicancia para el Perú

 

Es de conocimiento que los minerales tienen un peso significativo en la canasta exportadora peruana, particularmente durante el 2020 los envíos mineros representaron el 59,54% (US$ 24.501 millones) del total de exportaciones peruanas.

 

Durante el primer trimestre del presente año, las exportaciones mineras peruanas sumaron US$ 6.206 millones (55,71% de participación), cifra que representó un incremento de 4,88% en relación con el mismo periodo del año anterior.

 

El primer mercado de destino de nuestros minerales fue China, país que acumuló el 47,18% del total exportado, con un valor que ascendió a los US$ 2.928 millones (+25,03%), siendo los productos más vendidos los minerales de cobre por el precio de US$ 1.717 millones (+9,43%); seguido por los minerales de hierro valorizados en US$ 609 millones (+124,41%); y los cátodos de cobre refinado, US$ 276 millones (+102,73%).

 

El segundo destino de nuestros minerales fue Canadá, que representó el 8,48% de participación al importar US$ 526 millones (+19,49%), siendo el oro el principal producto, valorizado en US$ 489 millones (+19,76%).

 

De la misma manera, la India ocupa el tercer lugar de nuestros principales destinos mineros, pues acumuló el 8,71% de participación totalizando US$ 507 millones (+54,54%), siendo el oro el principal producto importado con un valor de US$ 479 millones (+67,61%).

 

 

 

Como se puede observar, durante el primer trimestre del 2021, las exportaciones mineras peruanas han mostrado un desempeño positivo respecto al mismo periodo del año anterior.

 

Ello se debe a la recuperación económica de muchos países industrializados, entre ellos China, el principal destino de nuestros minerales. Además, las perspectivas positivas en la evolución de los precios internacionales de las materias primas suponen mayores ingresos para el Perú.

 

Sin embargo, puesto que los envíos de minerales representan una parte importante de las exportaciones peruanas, ello supone también un riesgo, pues la estabilidad macroeconómica es vulnerable a las perturbaciones en los precios de los metales, por su alta volatilidad.

 

La variación de los precios depende principalmente de la demanda mundial de estas materias primas, por lo que, en un contexto como el actual, si bien las economías mundiales muestran signos de recuperación, existe el riesgo de que el nivel de contagios se incremente de nuevo, lo que forzaría una vez más la implementación de medidas totales o parciales de confinamiento.

 

En consecuencia, sectores económicos, en su mayoría industriales, que demanden este tipo de metales, podrían paralizarse temporalmente, lo que podría llevar a los precios de las materias a la baja.

 

Debido a esta volatilidad en el precio de los metales, según el informe del Banco Mundial, se deberían implementar políticas anticíclicas para proteger a la economía de este carácter temporal de las subidas de los precios, es decir, se sugiere el ahorro de los excedentes de estos ingresos para el apoyo a las actividades durante la época de precios bajos.

 

Asimismo, marcos fiscales más sólidos, que incluyan reglas fiscales y normas presupuestarias estructurales, pueden ayudar a resistir las presiones para gastar los ingresos extraordinarios o reducir los impuestos no relacionados con los recursos.

 

Por otra parte, estudios empíricos sugieren que una mayor diversificación de la canasta exportadora puede atenuar el impacto negativo de las caídas de los precios de materias primas; además de políticas para mejorar y evitar la fuga de capital humano, mejora en las instituciones y medidas que den mayor valor agregado a los sectores para apoyar a la diversificación.