¿Qué consejos se recomienda para poder dormir bien?

El estrés es uno de los principales obstáculos para dormir bien, lo cual afecta el bienestar físico y mental. Descansar es fundamental para mejorar la concentración, la memoria y el estado de ánimo; además de fortalecer el sistema inmunológico, regular el metabolismo y reducir el riesgo de enfermedades. Si quieres conciliar el sueño con facilidad, aquí te dejamos algunos consejos para mejorar tus hábitos de descanso.

Crea un ambiente cómodo y relajado

Antes de dormir, asegúrate de que tu habitación esté oscura, tranquila y con una temperatura agradable. Una almohada adecuada, cortinas gruesas y un colchón cómodo pueden ayudarte a relajarte.

Establece una rutina de sueño

Para regular el reloj interno del cuerpo, acostúmbrate a acostarte y levantarte a la misma hora todos los días, incluso los fines de semana. Esto facilitará un descanso más profundo y reparador.

Aparta dispositivos electrónicos

La luz azul de las pantallas afecta la producción de melatonina, una hormona clave para conciliar el sueño. Limita el uso de dispositivos electrónicos como teléfonos, tablets y laptops al menos una hora antes de acostarte.

Evita el Consumo de cafeína y alcohol

La cafeína puede alterar el sueño, mientras que el alcohol, aunque induce somnolencia, afecta la calidad del descanso. Limita su consumo, especialmente en las horas previas a dormir, para que el cuerpo logre relajarse.

Practica técnicas de relajación

La meditación, el yoga o la lectura ayudan a despejar la mente después de una larga jornada laboral y preparan al cuerpo para el descanso.

Sigue estos consejos y mejorarás la calidad de tu sueño, enfrentando cada día con mayor energía vitalidad.

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Karla Horna: Empresas saludables son imán de bienestar

La felicidad nace del interior y se manifiesta en el exterior dando bienestar. Esta es una frase cierta y perfectamente aplicable a las empresas. Todo comienza en el interior de las organizaciones, en su rol como promotoras de cambio, progreso y generadoras de riqueza integral para lograr bienestar general.

 

El activo más importante de una empresa son sus colaboradores porque su bienestar y desempeño impactan en la relación con el cliente y la sociedad, lo que se refleja en productividad, rentabilidad y en el valor de la empresa.

 

Es menester hacer énfasis en el liderazgo proactivo basado en valores y en el ejemplo de los socios fundadores y gerencia, quienes deben ser responsables y conscientes del impacto de sus decisiones y acciones en la vida de sus colaboradores, siendo necesario evaluar posteriormente dicho impacto en su bienestar y productibilidad.

 

Empresas saludables

 

Ser una empresa saludable es factor de éxito, sobretodo en pandemia o periodos de crisis o incertidumbre, donde más se valora o prioriza la salud integral con visión humana y empática.

 

Consolidar una cultura de bienestar promotora de salud de manera activa y continua son puntos clave para lograr mayor efectividad laboral.

 

La promoción del deporte, alimentación saludable, control del estrés, conocimiento y dominio de las emociones, fortalecer la camaradería y potenciar la comunicación, hacen mucho bien a la organización desde la individualidad y en las relaciones interpersonales de mejor calidad y eficiencia.

 

Trabajo virtual y presencial

 

El trabajo virtual conlleva mayores desafíos en el rol saludable empresarial, donde el factor conexión, manejo del estrés, cumplimiento jornada laboral y sociabilización entre los colaboradores resulta vital para evitar conflictos y lograr las metas de cada área.

 

El trabajo presencial requiere de inversión extra y constante en la implementación de los protocolos de bioseguridad. Todo en aras de forjar confianza, dar tranquilidad, transmitir seguridad y cuidar la salud de los colaboradores y clientes, también en cumpliento de la normativa aplicable.

 

Bienestar

 

Todo empresa debe aspirar siempre al perfeccionamiento continuo e integral, priorizando el bienestar de los colaboradores y, por ende, de sus clientes.

 

Ser una empresa saludable implica que las empresas promuevan y velen por la salud física, mental y emocional de sus colaboradores, lo cual marca la pauta garantizando en buena medida el bienestar interno de la organización que es reflejado positivamente en sus clientes y en la sociedad.

 

El estilo de vida saludable marca la pauta como expresión de amor propio y compartido, y es responsabilidad de la empresas velar por ello, siendo un imán de bienestar y prosperidad.

 

 

 




PBI debe crecer a altas tasas para masificar bienestar económico

El crecimiento del PBI per cápita expresado como el ratio entre el PBI de un país y el tamaño de su población, es condición necesaria para el desarrollo económico de un país.

 

Tal es así, que el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo lo incluye como uno de los tres componentes con los que elabora su Índice de Desarrollo Humano (IDH), sumando la esperanza de vida al nacer y la tasa de matrícula primaria, secundaria y terciaria.

 

Entre el 2010 y 2019 el país de la región con mayor avance en el IDH fue Perú, logrando pasar del puesto 92° al puesto 79°. Esto le ha permitido ser considerado como el país con mayor Desarrollo Económico Alto en la región, superando a Colombia (83°), Brasil (84°), Ecuador (86°), Paraguay (103°), Bolivia (107°) y Venezuela (113°).

 

Los países que lideran el IDH y clasifican como Desarrollo Económico Muy Alto se encuentran Chile (43°), Argentina (46°) y Uruguay (55°).

 

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Por tanto, resulta impostergable retomar un extenso periodo de crecimiento económico que coadyuve a mejorar el PBI per cápita del país más aun considerando que la crisis de la COVID-19 retrocedió dicho indicador a niveles del año 2016, señaló el Instituto de Economía y Desarrollo Empresarial (IEDEP)  de la CCL.

 

Esta mejora, acompañada de políticas públicas dirigidas a los sectores de educación y salud, base del capital humano de una sociedad, elevará el IDH comparable con países de Desarrollo Económico Muy Alto.

 

 

PBI per cápita 2020

 

La caída severa del bienestar en la población mundial es una de las consecuencias de la pandemia provocada por la COVID-19. El bienestar económico, medido por el PBI per cápita en dólares bajo la metodología de la paridad de poder de compra (PPP por su sigla en inglés), disminuyó, en el caso de Perú, en 10,9% y, en promedio, en América del Sur, en 8,8%.

 

En el 2020, Chile es el país con mayor PBI per cápita en la región, el cual asciende a US$ 23.366 (PPP), seguidos por Uruguay y Argentina con US$ 22.459 y US$ 20.751, respectivamente. Además, estos dos últimos representan el 96% y 89%, respectivamente, del bienestar económico chileno.

 

En el caso de Perú, el nivel de PBI per cápita fue de US$ 11.781, el 50,8% del PBI per cápita chileno. En tanto, los países más rezagados en la región fueron Ecuador, Bolivia y Venezuela con el 47,1%, 35,7% y 22,2%, respectivamente.

 

 

 

Escenarios de crecimiento

 

La aspiración que debemos tener como país es alcanzar un mayor bienestar para toda la población, reduciendo la pobreza monetaria, eliminando la pobreza extrema y creando mayor empleo adecuado; esto solo se logrará con una alta tasa de crecimiento económico.

 

Tomando como referencia o punto de partida el año 2020, hemos realizado las estimaciones de cuánto debe crecer el PBI peruano anualmente para aspirar a ser el país con mayor bienestar económico de la región, es decir, superar a Chile, asumiendo que este país mantiene su tasa de crecimiento promedio anual registrada entre los años 2010-2019 de 3,4%.

 

En ese sentido, si Perú mantiene el mismo crecimiento del PBI real promedio de 4,5% del periodo 2010- 2019, en 20 años llegaríamos a US$ 27.310, lo que representaría 60% del nivel de bienestar económico del líder. Sin duda, insuficiente para cubrir adecuadamente las necesidades del país.

 

Por otro lado, con un crecimiento de 5,2% anual nos acercaríamos a representar el 70% del bienestar económico de nuestro vecino del sur.

 

En tanto, un crecimiento más ambicioso de 7% promedio anual, incluso menor a la tasa promedio lograda por el Perú en el periodo 2005- 2013 (sin considerar el 2009) de 7,3%, permitiría que el PBI per cápita se ubicara por encima de US$ 44.251 en el 2040, con lo cual, a partir del siguiente año, Perú sería el país con el mayor bienestar económico de América del Sur.

 

Crecimiento y empleo

 

Uno de los círculos virtuosos del crecimiento económico es la generación de puestos de trabajo.

 

En Perú, durante el periodo 2005- 2019 alrededor de 269.000 personas se sumaban cada año a la Población Económicamente Activa (PEA), a la vez que la población ocupada crecía en 272.000 personas, permitiendo reducir la tasa de desempleo de 5,4% en 2005 al 3,9% en 2019. No obstante, en 2020, como consecuencia de la crisis de la COVID-19, la tasa de desempleo se elevó hasta 7,4%.

 

En ese sentido, con base en los tres escenarios de crecimiento del PBI real considerados previamente, se puede bosquejar cómo evolucionará la tasa de desempleo hacia el año 2041.

 

Para ello, a partir de data histórica, se asume que la PEA crece 1,3% anualmente y que la elasticidad empleo-producto es de 0,23 (es decir que, por cada punto porcentual de crecimiento del PBI, el aumento de la población ocupada es de 0,23 puntos porcentuales).

 

Los resultados indican que, si PBI real creciera 4,5%, entonces la tasa de desempleo llegaría al 12% en 2041, un intermedio entre las tasas prepandemia de España (15,3%) y Colombia (10,5%).

 

En tanto, si el crecimiento fuese de 5,2%, la tasa de desempleo ascendería a 9%, ubicándose en el intervalo entre Italia (9,9%) y Uruguay (8,9%). Por su parte, si el crecimiento fuese de 7%, en consecuencia, el país equipararía los niveles de desempleo de economías como Singapur y Suiza (2,3%).

 

Crecimiento y pobreza

 

Según el Banco Mundial (2013), el crecimiento económico en los países de América Latina y el Caribe explicó el 66% de la reducción de la pobreza y el 74% de la expansión de la clase media en la década del 2000, dejando como segundo factor explicativo a la reducción de la desigualdad.

 

En el Perú, se ha podido comprobar dicha afirmación, pues la pobreza pasó de representar el 42,5% de la población en 2008 al 20,2% en 2019, es decir, más de 5,4 millones de personas dejaron de ser pobres. La crisis sanitaria actual elevó la pobreza hasta el 30,2% durante el 2020.

 

En esa dirección, a partir de los tres escenarios de crecimiento del PBI real planteados anteriormente, se puede estimar hasta cuánto podría reducirse la pobreza en los próximos veinte años.

 

 

Para ello, con base en data histórica, se asume un aumento de la población peruana de 1,3% anual y una elasticidad pobreza-producto de -1,1 (en otras palabras, por cada punto porcentual de crecimiento del PBI, la reducción de la pobreza ascendería a 1,1 puntos porcentuales).

 

Los cálculos obtenidos muestran que si el PBI real creciera 4,5% ergo, la tasa de pobreza se reduciría hasta el 8%, similar a la que tuvo Uruguay en 2018 (8,1%).

 

Entretanto, si el crecimiento fuese de 5,2%, el resultado sería un nivel de pobreza de 6% muy cercano al de Malasia (5,6%). Por su parte, si el crecimiento fuese de 7%, el país tendría una de las tasas de pobreza (4%) más bajas del mundo.

 

Para hacer efectivo, el IEDEP propone un programa económico que otorgue prioridad a cinco temas centrales: (i) estabilidad macroeconómica; (ii) institucionalidad; (iii) inversión; (iv) productividad; y, (v) exportaciones.

 

Los dos primeros considerados como los cimientos del crecimiento y los tres restantes son los motores del crecimiento, con base en los cuales se puede aspirar alcanzar tasas altas de manera sostenida. Este es precisamente el Programa Económico 2021-2026 propuesto por el IEDEP.