Rubén Carrasco: “Niño Global afectaría al 20% de la producción agrícola en el II semestre”
¿Qué tanto preocupa la presencia de El Niño Global al sector agrario?
A la fecha, no terminamos de salir de los impactos ocasionados por el ciclón Yaku y El Niño Costero. Ante esta nueva amenaza, nos toca preparar y reforzar un plan de respuesta inmediata. Yaku desnudó nuestro frágil sistema de prevención, lo que refleja una falta de preparación y capacidad para responder ante un embate de esa naturaleza. A su vez, las consecuencias de El Niño Costero fueron lamentables, con más de 100.000 damnificados y más de 10.000 hectáreas afectadas. Ello demuestra que la situación de vulnerabilidad en la que cayeron varias familias y productores (norte y sur), sigue latente.
Además, hay que agregar que, según los científicos de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA, por sus siglas en inglés), existe el 84% de probabilidad de que se produzca un Fenómeno de El Niño de intensidad superior a moderada, y en un 56% de que se desarrolle uno fuerte, entre noviembre y diciembre de este año.
¿Cuáles serían las regiones más afectadas?
Las zonas vulnerables frente a la presencia de El Niño Global son Tumbes, Piura y Lambayeque y, con menor intensidad, La Libertad. Ello, tomando en cuenta que son importantes zonas agrarias que abastecen al mercado local y a la exportación.
Dichas regiones reportaron con anterioridad la presencia de fuertes lluvias y tormentas eléctricas generando el desborde de quebradas y ríos que arrasaron terrenos de cultivo agrícola e interrumpieron la comunicación en vías de transporte. Asimismo, se registraron daños en la infraestructura pública y privada. Tras lo mencionado, los productos agrícolas que podrían verse afectados por el fenómeno climático podrían ser el banano, maíz, mangos, cítricos, arroz, uvas y arándanos, entre otros.
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Algunos expertos advierten que se debería poner mayor atención al Niño Costero que al Niño Global. ¿Coincide en ello?
Para entender la diferencia, el Niño Oceánico es un fenómeno global que tiene una duración de seis meses y sus efectos son mucho más severos; mientras que El Niño Costero tiene un efecto de tres meses y solo afecta a las costas de Perú y Ecuador.
Entonces, si bien es cierto que El Niño Costero es mucho más directo, por encontrarse cercano a las costas del litoral, creo que cualquier variación de las temperaturas del océano o Niño Global también podría afectar a nuestras costas, tal como ya ocurrió.
Por lo tanto, en Perú, según la Comisión Multisectorial Encargada del Estudio Nacional del Fenómeno El Niño (Enfen), se considera que las condiciones de El Niño Costero continuarán hasta la primavera del 2023, con una magnitud de fuerte a moderada. En ese sentido, estos fenómenos climatológicos significan para nuestro país un doble riesgo para la población y la economía.
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¿Diría que ya se están sintiendo los impactos de El Niño Global?
Podemos decir que hay ciertos daños de manera indirecta, puesto que actualmente las temperaturas se encuentran entre dos y tres grados por encima de lo normal. Hay cultivos, por ejemplo, como el mango, que necesitan horas de frío para poder florecer y, al no tener el clima adecuado, se origina una reducción en su producción, tanto de flores como de frutos.
Para conocer la importancia de esta fruta, solo en el 2022, Perú produjo 474.000 toneladas de mangos en un área cultivada de 38.000 hectáreas, siendo Piura y Lambayeque las principales zonas productoras; mientras que las exportaciones totalizaron 249.000 toneladas, conforme a las estadísticas del Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (Midagri).
Otro tema que preocupa es que, con temperaturas altas, las plagas aumentan y los ciclos de los cultivos se vuelven más cortos. Dichas anomalías impactan en los rendimientos de cada producto.
Por tanto, una mayor presencia de El Niño Global podría tener impactos directos principalmente en zonas vulnerables ya mencionadas, lo que afectaría al 20% de la producción agrícola durante el segundo semestre del año, pudiendo generar un riesgo de desabastecimiento de alimentos.
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¿El Gobierno está preparado para enfrentar este fenómeno climatológico?
Lo que el Poder Ejecutivo debe hacer es desarrollar un plan a corto plazo, donde se coordinen acciones y estrategias con los gobiernos locales. Podrían determinar, por ejemplo, la creación de brigadas de rescate, limpieza de drenes y de canales, así como el reforzamiento de diques.
También se deberían implementar equipos y maquinaria adecuada para los trabajos y ponerlos a disposición en los lugares vulnerables, ya que, en plena emergencia, muchas veces no se dispone ni se cuenta con el apoyo inmediato.
Si estas emergencias climáticas no son atendidas oportunamente, significan pérdidas para todo el país, particularmente en el norte peruano, que es un gran impulsor económico. Cada actividad productiva tendrá afectaciones en distintos porcentajes o volúmenes económicos, dependiendo de la frecuencia de la ocurrencia de lluvias.
Precisamente, el Congreso aprobó en primera votación la creación de la Autoridad Nacional de Infraestructura, ¿cuál cree que debería ser la prioridad de proyectos o programas a ejecutar, tomando en cuenta la presencia de El Niño Costero y El Niño Global?
Por la situación del estado de alerta y emergencia, las intervenciones deberían realizarse de manera inmediata. La Autoridad Nacional de Infraestructura (ANIN) debería enfocarse en los puntos críticos, como, por ejemplo, la salida de las aguas del río Piura al mar, la rehabilitación de los diques en la margen derecha del río Chira, la descolmatación de drenes y el encauzamiento y fortalecimiento de defensas y diques de los ríos Tumbes, Piura, Chira y La Leche, entre otros.
Además, la ANIN debe contar con un equipo directivo con liderazgo y capacidad. Esperamos que no sea más de lo mismo, puesto que la Autoridad para la Reconstrucción con Cambios nunca tuvo el éxito deseado.
De otro lado, el Ejecutivo ha resaltado que una vez culminados y entregados los trabajos, la ANIN se encargará del mantenimiento de la infraestructura hasta por cuatro años. Ello tomando en cuenta que hay 1.879 obras paralizadas, las mismas que no se han ejecutado por la falta de liderazgo y de voluntad política.