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Rosa Bueno: Más allá de la OEA

Esta semana ha visitado el país una misión de alto nivel de la Organización de Estados Americanos (OEA) con el objetivo de analizar nuestra compleja situación política. Momento oportuno para recordar que ninguna solución permanente vendrá de la OEA o de cualquier otra instancia internacional si no somos nosotros, a nivel interno, quienes realizamos una completa reforma política que incluya modificaciones constitucionales. Y el actual Congreso tiene todas las facultades para llevarla a cabo.

 

Con un elenco político cuyo lema es “nos quedamos todos”, un presidente de la República con serios cuestionamientos y acusaciones, ministros que raramente duran más de dos trimestres, un Parlamento fragmentado en trece bancadas, paupérrimas aprobaciones ciudadanas del Ejecutivo y Legislativo y alta conflictividad social, pensar que la misión de la OEA significará alguna solución es caer en el autoengaño.

 

Un panorama como ese solo dará más impulso a la espiral perversa en que estamos atrapados desde hace años, para beneplácito de la corrupción.

 

Por eso necesitamos ver más allá de esta visita y definir puntos de coincidencia a partir del debate, del sano intercambio de puntos de vista. Por ejemplo, poner sobre la mesa qué tipo de democracia queremos tener: si presidencialista o parlamentarista, cómo elegir autoridades o cuál es la responsabilidad del presidente de la República.

 

Para mirar el futuro, necesitamos también analizar el pasado, evaluar de qué manera nos afectan decisiones como aquella de impedir la reelección inmediata de congresistas –una práctica constitucional histórica que había permitido la formación de carreras políticas–, supresión que, aunque facilitó la presencia de nuevos actores en la escena política, abrió una caja de pandora que día a día nos horroriza.

 

Hemos reiterado la importancia de que la Cámara de Comercio de Lima comparta propuestas para el fortalecimiento de la democracia, pues convivir con un sistema político enfermo y débil favorece que la corrupción se empodere. Pretender que se haga negocios en tales condiciones es equivalente a pedir a un médico que trabaje en una sala de operaciones contaminada.

 

Por eso, en armonía con esa voluntad de aportar soluciones, la Comisión de Justicia, Constitución y Política de la CCL, expuso en su primera sesión la semana pasada los primeros avances de las investigaciones que venimos realizando en torno de estos temas.

 

Como ciudadanos, nuestro primer objetivo debería ser que, en las próximas elecciones, no nos veamos obligados de nuevo a elegir entre el malo y el menos malo, por personas incapaces o por quienes su integridad esté seriamente cuestionada. Durante años, hemos confiado a los partidos políticos la misión de autorregularse y filtrar la idoneidad de los aspirantes a candidatos, pero nos han fallado terriblemente.

 

Los empresarios no debemos persistir en hacer lo de siempre, dado que si queremos resultados distintos debemos obrar de manera distinta; ello significa que debemos enfocarnos en aportar en las políticas públicas y en debates fundamentales como el de reforma política, libre mercado, seguridad y acceso a la formalidad. En resumen, debemos tomar el destino en nuestras manos y aportar a la agenda de desarrollo de nuestro país. Necesitamos involucrarnos. Los invito a hacerlo.