Peter Anders: Prioridades para el país
El Perú necesita recuperar la estabilidad social, política y económica para enfrentar efectivamente la pandemia del coronavirus y, a la vez, garantizar la realización de un proceso electoral libre de cualquier sospecha en abril del 2021. Estas deben ser las prioridades en esta hora difícil.
Estas son condiciones mínimas para comenzar a resolver la emergencia sanitaria que sigue provocando graves daños en la vida y la salud de nuestra población, así como la pérdida de millones de puestos de trabajo, el quiebre de miles empresas y la drástica caída de la recaudación fiscal, por citar solo algunos de los problemas más graves que tenemos.
Puede considerarse que es muy poco el tiempo que hay de aquí a la fecha en que debe realizarse el proceso electoral y, luego, al 28 de julio del 2021, cuando se lleve a cabo la transferencia del poder a quien legítimamente sea elegido por la mayoría de peruanos.
Sin embargo, sí es un plazo suficiente para tomar medidas que eviten que más personas mueran por falta de atención médica, que crezca el desempleo o que nuestros niños y jóvenes sigan perdiendo la posibilidad de estudiar.
Ante la amenaza inminente de una segunda ola de contagios del coronavirus, los esfuerzos deben orientarse a mejorar los servicios de salud, garantizando la provisión de camas UCI, plantas de oxígeno, equipamiento médico, contar con el adecuado número de profesionales de la salud y brindándoles a ellos y a los miembros de nuestras Fuerzas Armadas y Policía Nacional, los elementos de bioseguridad que necesitan para que no terminen siendo víctimas de la enfermedad.
Es también un tiempo en el que se puede profundizar y enmendar en lo que sea necesario, las medidas dictadas para la reanudación de las actividades económicas. Muchas empresas han logrado recuperarse o evitar la quiebra gracias a los créditos del programa Reactiva Perú, salvando a la vez miles de empleos.
Sin embargo, ello no significa que estas mismas empresas hayan podido fortalecer su posición de cara a las obligaciones que tienen que enfrentar a partir del próximo año para pagar estos créditos garantizados por el Estado, por lo que se debe estudiar alternativas viables.
Un tema urgente es también la generación de empleo, de modo que aquellos que perdieron sus puestos de trabajo y con ello los ingresos para asegurar el bienestar de sus familias cuenten con recursos para afrontar los siguientes meses.
Otro de los espacios donde se debe trabajar es buscar calmar a los mercados externos y mostrar, sobre todo a las calificadoras de riesgo, que la estabilidad jurídica y macroeconómica del país no se encuentran en riesgo. Es más, deberían sentarse ya las bases para recuperar un manejo responsable del tema fiscal y de la deuda pública, pues según las primeras estimaciones, el déficit fiscal este año bordearía el 10% del Producto Bruto Interno.
En suma, nuestro deseo es que se sanee nuestra economía y llevar a cabo una transición democrática que permita al Perú llegar al bicentenario de su independencia consolidando no solo sus instituciones sino también su economía, de forma tal que todos los peruanos alcancemos la paz y el bienestar a los que tenemos derecho.