Peter Anders: No podemos esperar

Los cientos de compatriotas que a diario mueren a causa del coronavirus, los miles que ven resquebrajada su salud al contagiarse y los millones que han comprometido su bienestar y calidad de vida por la quiebra de la economía, no merecen que, por prejuicios políticos e ideológicos, se impida que el sector privado peruano apoye el proceso de adquisición de un mayor número de vacunas contra la enfermedad e impulse masivamente el proceso de inmunización.

 

Es una lástima que el ministro de Salud, doctor Óscar Ugarte, que inicialmente apoyó esta propuesta, se haya visto obligado a retroceder presionado por sectores que no reconocen la importancia de la iniciativa privada, pues prefieren imponer un monopolio estatal controlista que, por lo demás, nos ha demostrado que es caldo de cultivo de actitudes corruptas, inmorales y canallescas.

 

Aquí de lo que se trata es de salvar vidas, por lo que si hay algo que no se puede aceptar es que sigan pasando los días sin adoptar acciones concretas y eficientes.

 

Peter Anders: Señor Presidente

▶ No insistir en el error

▶ Reactivar de verdad

 

Cálculos realizados por diferentes especialistas señalan que, de continuar con el actual ritmo de negociación, adquisición, importación, almacenamiento, distribución y aplicación, recién dentro de poco más de dos años se podría culminar con las tres fases establecidas por las autoridades de salud para que los 33 millones de peruanos reciban su vacuna. ¿Hay alguien que pueda esperar tanto tiempo? ¿Habrá cuerpo que lo resista?

 

Por eso insisto en la necesidad de que se permita a las empresas privadas participar en este proceso, apelando a la amplia experiencia y capacidad profesional y logística con que muchas de ellas cuentan en el mercado internacional. Solo de esta manera se podrá acelerar la vacunación a nivel nacional.

 

Se ha planteado varias posibilidades para esta colaboración, como permitir que las empresas que lo deseen compren directamente las vacunas para aplicarlas gratuitamente a sus trabajadores y –a precios asequibles- ofrecerlas a sus familiares.

 

Otra opción es que cadenas de farmacias, clínicas o laboratorios puedan aplicarlas a quien desee pagar por ellas. ¿Por qué el Estado tiene que obligar a alguien a recibir gratis una vacuna si esa persona cuenta con los recursos para costear este servicio?

 

No se trata como malintencionadamente se afirma, de crear un “mercado” de vacunas, sino de descargar la presión del Estado para que se dedique a atender a quienes verdaderamente lo necesitan, entre ellos los médicos, personal asistencial, de seguridad y limpieza, así como a los efectivos de nuestras Fuerzas Armadas, Policía Nacional, Cuerpo de Bomberos, Cruz Roja, serenazgo y brigadistas, entre otros.

 

También a los miembros de mesa que deberán cumplir con este deber cívico en las elecciones generales de abril. Y, sin duda alguna, a nuestros compatriotas que no estén en posibilidades de adquirir la vacuna precisamente por su situación de pobreza agravada por la crisis económica. Es a todos ellos a los que prioritariamente el Estado debe atender.

 

En las últimas semanas hemos sido testigos de cómo el monopolio estatal de la vacunación permitió los más abyectos actos de corrupción y vileza de que se tenga memoria reciente.

 

Sin embargo, ello no debe desmoralizarnos y mucho menos paralizar la tarea inmensa de defender a los peruanos de la pandemia.

 

Invocamos al Poder Ejecutivo a seguir adelante con el proceso de vacunación, estableciendo los más rigurosos controles de seguridad, calidad y efectividad de las dosis, garantizando que se cumpla escrupulosamente con las fases establecidas.

 

Es imprescindible, además, que se ejerza un control férreo e incorruptible que impida que quienes no forman parte del primer grupo de vacunación, pretendan hacerse de una vacuna que no les corresponde.

 

La Cámara de Comercio de Lima confía en que el valor, honestidad, sacrificio, solidaridad y espíritu de lucha que caracteriza a la gran mayoría de peruanos, permitirán superar esta difícil situación para seguir construyendo juntos un Perú mejor para todos, con ética y con valores, como lo hicieron nuestros héroes a lo largo de este bicentenario.