Peter Anders: Ni un minuto más que perder

Dos anuncios nos impactaron la semana que pasó. Primero, el cierre -¡por fin!- de los primeros contratos de compra de la vacuna contra el COVID-19 por parte del Perú, así como la llegada de un primer lote en los próximos días; y segundo, la detección de un primer caso de la nueva cepa del virus en nuestro país, mucho más contagiosa, a la que se suma la advertencia de una inminente segunda ola de la enfermedad.

 

Tras varias semanas de incertidumbre e indignación al ver como todos los países vecinos no solo comenzaban a recibir las vacunas que habían adquirido con varios meses de anticipación, sino que a la vez emprendían campañas de vacunación masiva mientras que el Perú no lograba concretar una sola compra, finalmente en algo se ha recuperado la serenidad tras el anuncio de que se logró firmar acuerdos con las farmacéuticas Sinopharm (China) y AstraZeneca (Reino Unido).

 

Sin tiempo para más errores

Propuestas de la CCL para la transición

 

Por ello, es hora de recuperar el tiempo perdido y comenzar a planificar ahora mismo cómo se llevará a cabo la inmunización, quién estará a cargo de la logística, almacenamiento y distribución de las vacunas, qué personal será responsable de aplicarlas, de qué manera se le capacitará, y cómo se atenderá a quienes sufran algún previsible efecto secundario.

 

Además, cómo se organizará a la población para que las jornadas de vacunación no terminen siendo fuente de contagio por la aglomeración de personas y, en definitiva, hacer todo lo que un Estado mínimamente organizado debe hacer.

 

En esa medida, es importante que, a diferencia de lo ocurrido antes, en que se privilegió posiciones ideológicas al bien común, el actual gobierno de transición considere la participación activa del sector privado, el cual siempre ha estado dispuesto a colaborar con toda su capacidad, experiencia y profesionalismo en las acciones que se emprenda para enfrentar la emergencia sanitaria.

 

Son los empresarios peruanos -grandes, medianos y pequeños-, e incluso quienes sin serlo apuestan por nuestro país, quienes conocen a profundidad y saben llegar a todos los rincones del territorio nacional, por lo que su concurso en temas de acopio, conservación, embalaje, transporte y distribución de las vacunas es fundamental. Incluso existe la posibilidad de colaborar con personal médico.

 

Por ejemplo, en la Cámara de Comercio de Lima ya hemos definido cuántas de nuestras empresas asociadas pueden contribuir con la refrigeración de las vacunas. Lo mismo están haciendo otros gremios empresariales en materia de almacenamiento y logística en general.

 

En igual medida, el gobierno de transición debe incluir en esta tarea el invalorable papel de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional del Perú, además de las iglesias de diferente credo, cuya experiencia y comprensión de la realidad del país los hacen imprescindibles en esta etapa. En el caso de las FF.AA. y la PNP es imperioso que se les otorgue el respaldo político que requieren para cumplir a cabalidad su función.

 

Nunca más se debe dejar de lado a determinados sectores e instituciones por posiciones ideológicas o cálculos político partidarios que tanto daño han hecho a lo largo de la historia del Perú, pero especialmente durante el manejo de esta pandemia. Todo el que pueda ayudar debe participar y su presencia ser bienvenida.

 

En lo que nos concierne como ciudadanos, redoblemos nuestros esfuerzos por cuidarnos, cumpliendo a cabalidad medidas básicas como llevar siempre y correctamente la mascarilla, lavarnos las manos y, sobre todo, mantener la distancia debida.

 

El Perú y los millones de peruanos que han perdido la vida, su salud y sus empleos y los que hoy estamos aquí luchando por recuperar nuestro bienestar y nuestra economía, lo merecemos. No bajemos la guardia, trabajemos juntos, porque solo unidos seremos más fuertes.