Peter Anders: Calma, respeto y reflexión

Mientras continúa la expectativa por conocer los resultados oficiales de las elecciones presidenciales de este domingo, corresponde hacer un llamado a la calma, a la serenidad y a la reflexión.

 

Los resultados obviamente no van a satisfacer a todos, por lo que invocamos a quienes lideran las dos opciones de gobierno, a pedir a sus seguidores que –sea cual fuese la decisión final– la acepten con civismo y respeto, evitando todo tipo de acción violenta que atente contra la integridad de las personas, así como contra la propiedad pública y privada.

 

El sistema democrático vigente en el Perú y las normas más elementales de convivencia civilizada exigen prudencia en momentos como este.

 

Si algo podemos avizorar es que actualmente el Perú es un país fragmentando y dividido, por lo que corresponderá a quien resulte elegido conciliar ambas posiciones si desea y quiere que nuestro país siga la senda del desarrollo, pero fundamentalmente que este llegue para todos.

 

El pueblo, al que tantas veces se invoca, no solo es un 50% de los votantes; somos todos, con nuestras diferencias y semejanzas.

 

En ese sentido, lo que queda es buscar consensos y diálogos que finalmente nos lleven a dejar de lado posiciones antagónicas, como si fuésemos enemigos, cuando en realidad todos somos peruanos, tenemos raíces e hijos en este hermoso territorio y queremos lo mejor para nuestras familias.

 

Busquemos juntos cómo hacer que todos se sientan incluidos en este proceso de desarrollo, que participemos del crecimiento económico y que se acorten las diferencias.

 

La tarea del próximo gobernante será ardua y determinante para ver cuál será el destino que seguiremos en los próximos 200 años.

 

Es el momento también de que cada uno de nosotros piense cómo contribuir desde su posición con una visión conjunta de país y no solo para lograr el bienestar individual.

 

Desde el sector privado siempre hemos trabajado no solo por nuestras empresas y emprendimientos, sino también por la generación de empleo y riqueza que luego se traducen en impuestos que el Estado debe convertir en servicios básicos como agua, luz, seguridad, salud y justicia.

 

Al final, mañana será otro día y tenemos la necesidad y la obligación de seguir trabajando, juntos, porque todos somos peruanos. Todos.