Perú se consolidó como cuarto exportador mundial de jengibre
El Perú cerró el año 2020 como potencia mundial en jengibre o kion, convirtiéndose en el cuarto exportador de este producto y el sexto de mayor rendimiento por hectárea en el mundo, promovida por la activa participación de pequeños productores de la región Junín, según informó el Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (Midagri).
Los primeros exportadores de jengibre son China, Tailandia y Países Bajos, el Perú es el cuarto exportador de jengibre en el mundo. Si se descuenta la participación de Países Bajos —que no produce jengibre, sino que es un gran comercializador de este producto, el Perú sería el tercer exportador en el planeta.
Sin duda, el papel de pequeños productores de jengibre de la sierra ha podido enfrentar con éxito el desempeño casi monopólico de las exportaciones de China, gracias a la ejecución de una estrategia exportadora muy inteligente, que incluso ha facilitado su acceso a los mercados más importantes de Europa y EEUU.
Perú experimentó en los últimos años un incremento extraordinario en sus exportaciones de kion con un crecimiento promedio de 42,8% anual. Hasta el 2017, ocupaba el quinto lugar en el mundo como país exportador, pero, en el 2018 superó a la India y pasó a ocupar el cuarto lugar hasta la fecha.
Además, pese a la presencia casi monopólica de la producción China, Perú ha logrado ubicarse este año como el tercer abastecedor de jengibre convencional a los EEUU, después de China y Tailandia. Además, con el “jengibre orgánico” nuestro país ha desplazado a China del mercado norteamericano y se ha constituido en el más importante proveedor.
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El “kion peruano” fundamentalmente de origen orgánico, posee una excelente calidad, tamaño pequeño y un sabor mucho más intenso que el jengibre convencional, lo que ha permitido impulsarlo como producto único y de enorme potencial para conquistar nuevos mercados.
En la actualidad, China representa el 67% de la oferta mundial en promedio del jengibre, mientras el resto de país proveedores como Tailandia, Países Bajos y el Perú, tienen en conjunto una participación promedio de solo un 16,4%, aunque en los últimos dos años han obtenido una mayor presencia y representan el 20% del mercado total (2018-2019).
Mayor rendimiento
Del mismo modo, Perú es el sexto país con mayor rendimiento de jengibre por hectárea en el mundo. Según cifras del sector, el promedio es de 18,5 toneladas por hectárea, y con buenas semillas certificadas se ha alcanzado alrededor de 25 toneladas por hectárea.
Un poco más del 90% de jengibre se cultiva en la región Junín, que poseen las mejores condiciones ecológicas para su siembra, específicamente en las provincias de Chanchamayo y Satipo. En distritos como Pichanaki, Satipo, San Martín de Pangoa y Mazamari, que se ubican en el Vraem (Valle del Río Apurímac, Ene y Mantaro).
El periodo vegetativo del kion dura de 6 a 8 meses (dependiendo de la altitud de la zona de producción, entre 800 y 1,200 metros sobre nivel del mar). Las siembras de ese producto se dan entre agosto y setiembre. Las cosechas se inician en mayo y extienden hasta abril del siguiente año.
A nivel mundial, Perú se ha constituido en el 13 productor mundial de jengibre, superado por países de Asia y África, indicó el Midagri.
Uso medicinal
Por otro lado, la demanda local e internacional del jengibre o kion obedece, primordialmente a sus propiedades curativas. Se le atribuyen beneficios medicinales como el fortalecimiento del sistema inmunológico, factor que lo convirtió en una opción en tiempos de la COVID-19 que azota al mundo, y que estimuló una mayor demanda del producto.
Además, el tallo del jengibre contribuye a una mejor digestión, mejora los síntomas del reflujo gastroesofágico y elimina la pesadez posterior a una comida copiosa. Las enzimas del tallo de jengibre ayudan a la desintegración de las proteínas, lo cual favorece a una evacuación gástrica más rápida.
También el jengibre disminuye la tos, la bronquitis y otras infecciones del tracto respiratorio que no mejoran con otros tratamientos. Asimismo su consumo habitual reduce la probabilidad de sufrir numerosas enfermedades cardíacas y contribuye a eliminar cálculos en los riñones, entre otras propiedades.