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Pedro Grados: “El cambio del modelo económico es lo que más preocupa a inversionistas”

Antes de la segunda vuelta los mercados ya estaban inquietos. ¿Cómo ve ahora el panorama para el Perú?

La macroeconomía está sólida y tiene, por lo tanto, cómo resistir a cualquier choque, sea interno o externo, que es lo que está ocurriendo producto de la incertidumbre política.

 

Esto no significa que no hay un deterioro relativo, sino que por lo menos en el corto plazo –en los próximos seis meses– no se vislumbraría una crisis.

 

El nivel de dolarización de los créditos ha bajado significativamente en los últimos años en Perú, entonces, la depreciación ya no golpea a los agentes económicos tanto como hubiera ocurrido hace cinco o diez años.

 

Esta depreciación es producto de la incertidumbre política y la salida de capitales, de alguna manera, es atenuada por la política del Banco Central de Reserva.

 

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Asimismo, tenemos un sistema financiero capitalizado para evitar un cierto deterioro de la cartera y se ha generado una estructura de apoyo desde el Estado, a través de Cofide; y del sector privado, mediante las cajas municipales y la emisión de bonos subornidados.

 

Hay, indudablemente, una caída de la bolsa producto del deterioro de las expectativas y de los papeles peruanos en Nueva York y también un cierto incremento del riesgo país, tanto en la tasa de interés de financiamiento del país como en los comentarios de las clasificadoras.

 

Pero este año, gane uno o el otro, el crecimiento estará entre 9% y 11%, por efecto rebote. El próximo año es otra historia. En caso de un triunfo de Keiko Fujimori, dependería del clima social –la variable principal–, y no serían solo protestas en la calle, sino probablemente al nivel de tratar de afectar las actividadades económicas, de parte de la izquierda radical.

 

Y en caso de un triunfo de Pedro Castillo, dependerá de lo que haga. Si tiene un enfoque moderado, como el que generó, de alguna manera, Michelle Bachelet en Chile, incluso se pueden tener tasas de crecimiento. Esto sin reforma constitucional.

 

Pero si insiste en ello, que es bastante difícil de llevar adelante desde la perspectiva legal, y en un cambio radical del modelo, ahí las consecuencias pueden ser muy graves a partir del próximo año.

 

¿La fortaleza macroeconómica será suficiente?

Depende de cómo se maneje el nuevo gobierno. El próximo año ya no habrá efecto rebote. La semana pasada escuché por primera vez que el candidato Castillo habló de la importancia de defender la propiedad privada.

 

Ese mensaje disminuye en algo el riesgo. Entonces, asumiendo el escenario más probable de que Castillo gane, si va hacia una opción moderada, creo que vamos a tener un crecimiento, pero si es que va hacia un escenario radical, habría un deterioro en la inversión y una probable recesión en el 2023.

 

¿Qué cree que les preocupa a los inversionistas?

Lo principal es cuál va a ser la política económica a llevar adelante. Un cambio en la Constitución sería la principal variable, sobre todo el modelo económico es lo que más va a preocupar. Muchos van a detener la inversión.

 

Los proyectos que ya están en marcha a nivel de minería e infraestructura van a continuar, como la ampliación del Aeropuerto Internacional Jorge Chávez y la Línea 2 del Metro, que terminan en dos años.

 

Toromocho y Quellaveco –proyectos mineros con montos importantes– también van a terminar, pero otros como Chavimochic III y Majes Siguas, de consideración para el incremento en inversiones nuevas o pequeñas, podrían tener un golpe fuerte, con una postura radical de Castillo, incluso puede haber una mayor fuga de capitales. La visión del mundo es importante tomarla en cuenta porque si no creen en la iniciativa privada todo se puede deteriorar.

 

¿Qué tendría que hacer Pedro Castillo para ganar la confianza de los inversionistas?

Si tan solo Castillo dijera que la única forma de cambiar la Constitución es a través del Congreso y va a administrar el país dentro de las normas actuales, el mercado se va a tranquilizar, porque en el Parlamento no tiene la mayoría para hacer una modificación significativa.

 

Con ello, seguro desesperaría a los grupos radicales de izquierda, pero tranquilizaría al inversionista. Si se mantiene la Constitución, se mantienen las reglas de juego y la economía seguirá creciendo. Así, tras los cinco años la historia será otra, porque con la economía recuperada habrá otros candidatos y tendencias.

 

¿Tenemos espacio fiscal para llevar a cabo sus propuestas?

La deuda sobre PBI del Perú es de 35%, 36%, la más baja de la región. Sí hay un espacio como para incrementar el nivel de endeudamiento hasta 40%, algunos hablan de 45%, y cualquiera de los dos candidatos requería ese incremento, lo cual implica un mayor pago de deuda a futuro, pero significa un cierto boom de crecimiento y mejor expectativa en el corto plazo.

 

El espacio de endeudamiento es a grandes cifras. Con un PBI de US$ 200.000 millones a 4 puntos porcentuales, estaríamos hablando de US$ 8.000 millones que podrían ser invertidos en infraestructura y no en subsidios, y que pueden, además, mejorar la productividad.

 

Entonces, sí hay un espacio fiscal, pero es importante mencionar que este existe producto de 30 años de madurez. La economía peruana se ha manejado, en términos relativos, bastante bien comparada con el resto de América Latina y tiene espacio para endeudarse, pero lo importante es utilizar bien esa bala de plata.

 

¿Hay posibilidad de que se rebaje la perspectiva para el país?

Ahora mismo hay una cierta disminución del interés por invertir en el Perú hasta que las cosas se aclaren. El Gobierno y los privados pueden emitir bonos en el mercado de capitales, pero habría una menor demanda que hace un año.

 

Claramente, todavía hay demanda porque la macroeconomía está ordenada. Internamente la banca local va a ser mucho más cuidadosa para dar financiamiento crediticio a personas y empresas.

 

Sin embargo, las clasificadoras podrían revisar a la baja la perspectiva para el Perú. Ahora nos han puesto en la lista de espera: “mantén tu relación, no la incrementes hasta que no haya claridad”. No hay nada más complicado para un inversionista que no tener claridad de los próximos años.