Crecimiento del PBI para el 2022 se mantiene en 3,1%

El crecimiento económico es importante para un país por los beneficios en términos de empleo, mejora en los ingresos de los hogares, reducción de la pobreza y población vulnerable, mayor recaudación tributaria y un cambio positivo en las expectativas empresariales.

 

Sin embargo, dado el desempeño que viene siguiendo la economía peruana en los últimos meses, es importante distinguir entre crecimiento y reactivación económica. La primera se refiere a un aumento de la producción sostenida, duradera y que llega a plasmar todos los beneficios antes mencionados. La segunda, en cambio, es solo temporal, transitoria y que solo tiene efectos a corto plazo a costa de menores reservas internacionales, ahorro nacional o un mayor endeudamiento público.

 

 

Es justamente a esta encrucijada que viene siendo empujada la economía peruana. El impulso del consumo privado financiado por el desahorro del propio sector sumado a las transferencias monetarias otorgadas del gobierno pareciera que busca ser el motor principal de crecimiento en el presente año, como lo fue en el 2021, donde el consumo de las familias creció en 11,7%. Este mecanismo no contribuye a un crecimiento sostenido, solo es eficaz en el corto plazo.

 

En la misma dirección, se proyecta un crecimiento de la inversión privada cercana al 0% para el presente año, componente del gasto tan importante para la generación de empleo formal y a un crecimiento sostenido.

 

Se observa también que las exportaciones mineras en volumen se vienen rezagando, llevando a que el PBI de minería e hidrocarburos en marzo se reduzca en 1,2%. Es decir, la coyuntura de precios internacionales favorables no es aprovechada por el país, incrementando el volumen de exportación que es lo que suma al PBI. La lentitud en la solución de los conflictos sociales medioambientales hace prever que dicho sector irá reduciendo sus proyecciones de crecimiento progresivamente.

 

Quedaría como otra alternativa de impulso económico, además del consumo privado, la inversión pública fomentada con vistas a las cercanías de las elecciones regionales. Es por ello importante, por ejemplo, garantizar que el manejo de la Autoridad para la Reconstrucción con Cambios (ARCC) sea idóneo y con profesionalismo para evitar el derroche de recursos que podrían aportar a una reactivación, pero no al crecimiento.

 

Proyecciones 2022 por sectores económicos

Bajo esas circunstancias, el IEDEP mantiene su proyección de crecimiento de la economía peruana en 3,1% para el 2022, superando a Chile (2,1%) y México (2%), pero por debajo de Colombia (4,9%) de acuerdo con las proyecciones de LatinFocus Consensus Forecast de mayo 2022.

 

Para el 2023, proyecta un crecimiento menor de 2,4% si es que se continúa reactivando el producto con impulsos en el gasto agregado, sin sentar las bases de un crecimiento sostenido.

 

 

Sectores con mayor crecimiento

Para el 2022 los sectores de Servicios y Comercio serán los que liderarán la reactivación con tasas de crecimiento de 4,9% y 4,1%, respectivamente. A su favor se tiene el incremento de la masa salarial del sector formal la cual creció en enero (9,6%) y febrero (13,6%) gracias al mayor empleo formal y la mejora en el ingreso promedio laboral.

 

A esto se suman las medidas que permiten ingresos transitorios para los trabajadores, sea por retiros de los fondos de pensiones privados o por la disponibilidad de la CTS, ambas medidas perjudicando el ahorro del sector privado.

 

Hay que considerar, además, que dentro del sector Servicios se encuentran actividades que aún no superan la caída del 2020, tales como Transporte y almacenamiento, Alojamiento y restaurantes y, en menor medida, Servicios prestados a empresas, sectores que deben lograr su “rebote estadístico” en el primer semestre del presente año, recuperando así sus niveles de producción de prepandemia.

 

El tercer sector que tendría mayor crecimiento sería el de Minería e hidrocarburos, a pesar de que se ha reajustado a la baja su proyección de 6,1% a 3,9%. Una de las razones de este reajuste es lo que viene sucediendo con China, principal destino de las exportaciones tradicionales peruanas y que vio reducida su proyección de crecimiento de 5,6% a 4,4% por el Fondo Monetario Internacional (FMI) en el mes de abril y la política dinámica de Covid Cero que mantiene el gigante asiático y que hace prever que dicha economía se podría enfriar aún más.

 

A esto se suma un reciente reporte de la Defensoría del Pueblo del mes de abril donde se muestra una tendencia de 11 meses consecutivos de incremento en el número de casos de conflictos sociales, llegando a los 209 y los conflictos socioambientales activos y latentes alcanzan los 132 de los cuales 87 afectan la actividad minera y 26 a hidrocarburos. Son 18 las regiones afectadas que ponen en riesgo cerca del 91% del PBI del sector.

 

Con una voluntad política para resolver los conflictos sociales, aún es posible aprovechar los términos de intercambio favorables y fomentar más exportaciones que permitan lograr un mayor crecimiento económico para el presente año.

 

Los sectores Agropecuario y Electricidad y agua crecerían 3,6% y 3,2%, respectivamente, superando al proyectado para el PBI de la economía.

 

Sectores con menor crecimiento

Los sectores con menor crecimiento para este año serían Manufactura (2,1%) y Construcción (1,1%), luego de un rendimiento explosivo registrado en el 2021. El fin del rebote estadístico y la falta de motores para impulsar la economía como una mayor inversión privada agotan la expansión de ambos sectores.

 

Lo que viene sucediendo con los sectores de transformación –Manufactura y Construcción– es una señal de lo que podría pasar en 2023 con Comercio y Servicios, los que no podrían sostener su expansión porque el desahorro del sector privado y los recursos fiscales tienen sus límites.




Conflictos sociales ponen en jaque a la minería peruana

El sector minero es de gran relevancia en el Perú, pues aporta aproximadamente el 10% del PBI de la economía del país. No obstante, en los últimos meses ha sido gravemente golpeado por los numerosos conflictos sociales que han mermado su producción en un contexto mundial de altos precios de los minerales.

 

Como consecuencia de ello, según el reporte del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), en el tercer mes del año, el sector Minería e Hidrocarburos cayó en 1,21% por el desempeño negativo de la actividad minero metálica.

 

 

Al respecto, el socio de Impuestos de EY Perú, Marcial García, explica que la contracción de este importante sector se debe a los niveles decrecientes de producción de varios de los principales metales debido a la paralización de algunas operaciones importantes que en los últimos meses se ha visto.

 

“Primero fue Cuajone (Moquegua) y luego Las Bambas (Apurímac) que es una de las principales productoras de cobre del país”, precisa. En ese sentido, recuerda que antes los conflictos sociales paralizaban proyectos en gestación, pero desafortunadamente bajo la actual gestión (del presidente Pedro Castillo), estos se están extendiendo y afectando a minas en producción, que es algo que antes no se había visto”, explica.

 

García agrega que que estos conflictos sociales se han convertido en el principal disuasivo de la inversión extranjera. “Tenemos una cartera de 43 proyectos valorizados en US$ 53.000 millones, de los cuales el 70% son cobre, pero la mayoría están paralizados principalmente por los conflictos sociales”, subraya.

 

Debido a esta situación, según el representante de EY Perú, nuestro país ha caído varias posiciones en el ranking del Instituto Fraser que mide el atractivo de los países para la inversión minera. De acuerdo con el estudio, el Perú descendió ocho posiciones y ocupa actualmente el puesto 42 entre 84 países; mientras que, en el 2020, estuvo en la posición 34 y, en el 2019, en el lugar 24 de entre 76 países evaluados.

 

“Sin duda estamos desaprovechando una excelente oportunidad de beneficiarnos debido a que los precios de los minerales están en niveles históricamente altos. El precio del cobre desde hace un buen tiempo está por encima de los US$ 4 la libra”, resalta García.

 

Recaudación histórica

Asimismo, Marcial García, sostuvo que la recaudación del sector minero en el 2021 se triplicó, llegando a niveles récords. En ese sentido destacó que el año pasado esta creció 230% hasta alcanzar los S/ 20.000 millones, que representaron el 16,4% de la recaudación total, convirtiendo de esa manera en el principal contribuyente del país; y que en el primer trimestre hizo lo propio en 92% con respecto al año anterior.

 

“En abril la recaudación en impuesto a la renta (IR) ha crecido 66% por los pagos de regularización de las empresas en general, pero principalmente por las compañías mineras alcanzando otra vez un nivel récord”, subraya.  No obstante ello, advierte que esta recaudación podría caer este año si se siguen paralizando operaciones mineras.

 

Sin proyectos en ejecución

A su vez, el ex viceministro de Minas y catedrático de la Universidad Mayor de San Marcos, Rómulo Mucho, asegura que, debido a la paralización de Las Bambas, mina que produce casi el 2% del cobre a nivel mundial, el Perú dejó de exportar este mineral por aproximadamente US$ 420 millones, y que ello, sin duda, perjudicará la recaudación fiscal porque a menor producción, menores impuestos.

 

Respecto a los proyectos en cartera, Rómulo Mucho sostiene que para este año no hay ninguno que vaya a cristalizarse y que, de los siete que estaban programados para el 2021, solo salieron tres que fueron básicamente ampliaciones.

 

“El escenario que tenemos no es de los mejores porque estamos en una incertidumbre total debido a que las autoridades son competentes ni gozan de la confianza de nadie. Estamos con un desgobierno total”, refiere.

 

Agrega que otro de los efectos de la problemática del sector minero se dará en las exportaciones. Este año, dice, se esperaba superar la cifra del 2021, que sumó más de US$ 56.000 millones, pero esto ahora es muy difícil pues se tenñia previsto el ingreso de operaciones minas como Quellaveco (Moquegua); Mina Justa (Ica) que entraba a full producción; la mina de oro Santa María (Arequipa) y la ampliación de Toromocho (Junín).

 

“Pensábamos que ello podía añadir entre US$ 3.000 millones y US$ 3.500 millones adicionales a la cifra total de exportaciones. Pero, lamentablemente, esto no va a ocurrir por las diferentes paralizaciones que se están dando como la de Cuajone (Moquegua) que se detuvo dos meses”, subraya.

 

Así las cosas, ¿cuál es la tarea urgente del Gobierno de Pedro Castillo para activar el sector y las inversiones? Rómulo Mucho, señala que debe tener un cambio de actitud y de discurso porque hasta el momento está mostrando querer apropiarse de las minas creando primero caos y desorden, inclusive quebrando el modelo.

 

Inversión minera

A su turno, el profesor de la Universidad San Ignacio de Loyola (USIL), José Acha, señala que si bien la producción minera a nivel intertrimestral, vale decir, el crecimiento del primer trimestre del 2022 respecto al crecimiento del primer trimestre de 2021, se mantiene constante casi con una tendencia al alza, este crecimiento es demasiado pequeño.

 

“Ello por la indefinición del Gobierno que no sabe a quién apoyar. Hemos incrementado más o menos un 4% de nuestra producción de cobre pudiendo haber subido más o creado un crecimiento mucho más grande de haberse concretado las inversiones de las diferentes empresas que se estiman para el 2021 y 2022, pero la pandemia también juega un papel a considerar”, explica.

 

Precisa que la inversión en el sector minero, no solo se trata de producir, sino de invertir para mayores exploraciones y mayores capacidades productivas. En ese sentido, advierte que que, en cuanto a inversiones, si bien todavía hemos crecido en términos interanuales, solamente se está llegando al nivel que se tenía en julio del año pasado (2021), que fueron niveles plenamente pandémicos.

 

“En consecuencia, en nivel de inversiones, tendríamos que estar creciendo mucho más. Según el boletín minero del Ministerio de Energía y Minas (MEM) tenemos un grado de inversión potencial de US$ 54.000 millones, pero son cuentos de hadas, porque es una inversión potencial que estaría almacenada y que no terminaría de concretarse debido a temas de inseguridad, inestabilidad de las inversiones”, subraya José Acha.

 

El catedrático de la USIL resalta que la inversión minera se realiza a muy largo plazo y tiene entre 35 a 40 de años de maduración. En consecuencia, dice que los inversionistas institucionales extranjeros, por ejemplo, los fondos mutuos, corporativos, los bancos de inversión, tienen que evaluar bien cuáles son los climas sociales que imperan en los centros mundiales de inversión.

 

“Si ven que en el Perú aumenta la inestabilidad política por las razones que fuera, entonces estos bancos de inversión para poder cumplir con sus obligaciones a sus contribuyentes elevan la tasa de descuento y exigen un flujo proyectado de ingresos mucho mayor que podrían exigirse que si tuviéramos el clima calmado”, sostiene al destacar que esta situación trae como consecuencia que el mundo reoriente estos fondos e inversión a otros países como Chile, Canadá y Australia.

 

Si en el Perú no se invierte en explorar, en buscar nuevos yacimientos y tratar de incrementar la producción, de acá a cinco años no solo no vamos a crecer, sino que el resto de productores mundiales va a ocupar ese posicionamiento, van a captar esas inversiones”, puntualiza.

 

Respecto a los riesgos que enfrenta este sector, el profesor de la USIL, señala que estos son básicamente políticos pues no nos falta mineral y contamos con las condiciones profesionales para extraerlo.

 

“El problema se da por la escasa intervención del Gobierno en los conflictos sociales entre empresa y comunidades porque siempre van a existir conflictos sociales, pero acá el Estado no puede estar ausente. Tiene que actuar de mediador y no puede tomar partido por ninguna de las partes. Acá lo que hemos tenido son autoridades gubernamentales empezando por la ex premier Mirtha Vásquez que lo que hizo fue alentar a las comunidades en contra de las empresas mineras”, finaliza.




Rosa Bueno: El equipo que necesitamos contra el hambre mundial

En una columna anterior escribimos sobre los ministros que no necesitamos, hoy escribiremos sobre el ministro que (urgentemente) necesitamos al frente del Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego, el que deberá liderar nuestra estrategia para enfrentar la grave crisis alimentaria que nos amenaza.

 

The Economist subrayó que el hambre crece y puede agudizarse. Señaló, asimismo, que los hogares de las economías emergentes –como la peruana– gastan el 25% de sus presupuestos en alimentos. La guerra entre Ucrania y Rusia, lluvias en China y temperaturas extremas en la India ponen en jaque a los productores mundiales afectando los precios de los commodities alimenticios.

 

Lo que el conflicto bélico pone en riesgo es el 28% del trigo comercializado a nivel mundial, 29% de la cebada, 15% del maíz y 75% del aceite de girasol; pero además ha agravado la crisis energética mundial que afecta en los fertilizantes que usan químicos. Justamente aquellos que utilizamos en el Perú. Esto nos obliga a afinar los mecanismos para atenuar la crisis alimentaria que no tiene visos de solución; por lo contrario, muestra signos de agravarse.

 

Es por ello que el costo de vida sigue subiendo. A comienzos de mes se informó que la inflación anualizada de Perú llegó a 8,6% en abril, una cifra que representó un nuevo máximo, no visto desde hace 10 años. Las soluciones implementadas, por ejemplo, la exoneración del IGV sobre algunos artículos de la canasta básica, no solucionan el problema.

 

Pensar que lo que está sucediendo se solucionará solo, como parece pensar el gobierno, constituye una negligencia criminal. Hasta la fecha no tenemos el equipo que necesitamos para enfrentar este nuevo reto a pesar de que el gobierno ya tiene más de 10 meses en el poder. El Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego no ha logrado consolidar un equipo técnico con experiencia comprobada en temas de seguridad alimentaria, ni ha presentado el plan a desarrollar en el corto, mediano y largo plazo para evitar que la crisis alimentaria nos golpee más allá de lo inevitable.

 

Por lo contrario. Lo que tenemos es improvisación, alta rotación en el ministerio y poca capacidad de escuchar a los que saben, tal como han advertido no solo los profesionales que han salido de dicha cartera, sino asociaciones gremiales expertas en el sector, tales como CONVEAGRO.

 

Frente a esta realidad, debemos aprender de lo vivido en la pandemia del COVID-19. No se puede seguir jugando con la vida de los peruanos. No se deben repetir los errores que cometimos durante la pandemia. Necesitamos los mejores funcionarios públicos, que sean elegidos por sus conocimientos y no filiaciones partidarias. Nos urge que la gente valiosa que acepte estar en el Estado, sea escuchada, valorada y, sobre todo, tomada en cuenta.

 

Esta crisis no debe ser la excusa para realizar compras estatales sin control. En la pandemia hemos aprendido sobre grandes compras nacionales, tal fue el caso de las vacunas. Ese know how debe ser trasladado urgentemente al sector agricultura, para que las adquisiciones que seguramente deberán hacerse, se hagan en estricto cumplimiento de las normas y buscando las mejores condiciones para el país.

 

Por ello, urge que desde Palacio de Gobierno se presente, cuanto antes, el Plan de Seguridad Alimentaria y Nutricional adecuado a los nuevos escenarios y, obviamente, al equipo que liderará su implementación.

 

Los empresarios volvemos a decir: aquí estamos PRESENTES para aportar con nuestros equipos técnicos en la elaboración e implementación del plan que ustedes señores del gobierno, deben presentar en el más breve plazo. Los empresarios estamos listos para poner manos a la obra y trabajar juntos. Este es el equipo que necesitamos, todos unidos, por el bienestar de los peruanos.