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Modelo de Sustitución de Importaciones ya fracasó en América Latina

La Comisión Económica para América Latina (CEPAL) fue la cuna del Modelo de Industrialización por Sustitución de Importaciones (ISI), que empezó a formarse como propuesta de un modelo económico a partir de los años cincuenta. En esos años, América Latina era una región caracterizada por sus exportaciones primario-exportadoras (minería, agricultura y ganadería).

 

Durante el siglo XIX e inicios del siglo XX, sufre las consecuencias de la Gran Depresión de EE.UU. y, tras la Segunda Guerra Mundial, enfrenta una menor oferta de bienes industrializados proveniente de los países desarrollados y, además, un menor precio por la materia prima que América Latina (AL) producía y vendía a los primeros, fenómeno conocido como deterioro de los términos de intercambio.

 

Este no era un problema coyuntural, sino más bien estructural, que afectaba a los países en desarrollo frente a los países desarrollados.

 

Las desventajas en el comercio exterior afectarían la balanza de pagos y repercutirían en las finanzas públicas, obligando a los gobiernos a aplicar políticas contractivas de demanda, desincentivando la inversión y afectando así las posibilidades de crecimiento económico, convirtiéndose todo esto en un círculo vicioso para las economías de AL.

 

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Bajo estas condiciones, los Estados de AL plantean cambiar las estructuras económicas de sus países y modificar el patrón de crecimiento de una economía primario-exportadora a un modelo de ISI.

 

Proceso

 

Raúl Prebisch y la CEPAL, al plantear la ISI, buscaban disminuir los distintos bienes importados por productos elaborados en el país. Este proceso de industrialización se desarrollaría por etapas, empezando con bienes de consumo no duraderos, para luego saltar a las industrias de bienes duraderos y de capital.

 

Se empezaba con productos que ya tuvieran una demanda segura y sean más fáciles de producir en el país, y, posteriormente, se sustituirían los productos más complejos.

 

Llevar a la práctica este modelo de desarrollo desde adentro significaba tener una alta participación del Estado para la protección y fomento de las actividades productivas; una economía cerrada con altos aranceles para restringir las importaciones solo a las necesarias, mientras estas no podían ser reemplazadas; además de una alta disponibilidad de crédito.

 

Hay que tener presente que la vulnerabilidad externa como freno al crecimiento, e incluso como una de las causas de la inflación, exigía que las economías estén cerradas no solo al comercio, sino también a la movilidad de capitales.

 

 

Resultados en Latam

 

Este modelo de industrialización por etapas empezó a desnudar sus fallas a partir de los años setenta del siglo pasado. La información disponible en los organismos internacionales empieza en la década del ochenta para Latinoamérica.

 

Hay que tener presente que la fecha de inicio de la Sustitución de Importaciones (ISI) varía entre países, pero para los años ochenta se podía observar los resultados en la región a través de indicadores como el bienestar económico, medido por el PBI per cápita.

 

Asimismo, se observa que en 1981 el ingreso per cápita apenas llegaba a US$ 5.015 y un promedio para el primer quinquenio 1981-1985 de US$ 5.624, siguiendo la metodología de la paridad de poder de compra.

 

 

 

Por esos años algunos países ya implementaban otros modelos de desarrollo, mientras que los que persistían tenían una industria de baja competitividad protegidas por el Estado, incapaces de sustituir importaciones, generar exportaciones y divisas, y engendrando desequilibrios macroeconómicos que estallaron con el incremento de la tasa de interés internacional y la crisis de la deuda externa.

 

Otro indicador que muestra el impacto y las consecuencias de la Sustitución de Importaciones (ISI) sobre la economía es la inflación. Entre 1982 y 1990 la tasa de inflación de AL pasó de 81,7% a 357%. Hay que recorder que la causa de la inflación, según la interpretación de la ISI, provenía de la vulnerabilidad externa, dejando en un segundo plano a la emisión de dinero.

 

El descontrol en el manejo monetario, la necesidad de financiar actividades productivas, a través de la banca estatal, y de cubrir el déficit fiscal por el exceso de gasto público fueron determinantes para el aumento de la inflación en la región. Tal como fueron los resultados en AL, la economía peruana no se escapó de ellos.

 

 

 

El crecimiento económico mostró una tendencia decreciente empezando entre 1951-1960 con 5,5% promedio anual, para luego entre 1961- 1970 registrar 5,3%, y caer hasta 3,7% en el periodo 1971-1980 y a -1,0% de 1981-1990, llamada la década perdida.

 

En el caso de la inflación replicó el comportamiento de la región partiendo de niveles de 7,8% promedio anual entre 1951-1960 para luego incrementarse hasta 332,1% en la década 1981-1990.

 

El bajo bienestar económico y la elevada inflación, que es el peor impuesto que golpea a la población de menores recursos, llevó al cambio de modelo económico.

 

Apertura económica

 

La aplicación en AL del modelo propuesto por el Consenso de Washington contemplaba distintas reformas entre las que se puede citar, la disciplina fiscal y el reordenamiento de las prioridades del gasto público, la liberalización del comercio e inversión extranjera directa, tipo de cambio competitivo, privatizaciones, desregulación y derechos de propiedad.

 

 

 

Los resultados de mejora en AL, a raíz de la adopción del modelo de apertura económica, son fácilmente comprobables. Tomando como fecha de corte el año 2000, observamos que el PBI per cápita de AL llegó a US$ 9.167, lo que significó un incremento de 82,8% respecto a 1981. En cuanto al 2019, la mejora llegó a 223,1%.

 

Respecto a la estabilidad de precios, la inflación promedio fue de 6,1% bajando en 75,5 puntos porcentuales respecto a 1982. En el caso peruano, el cambio de modelo económico posibilitó incrementar el bienestar económico en 45,7% entre 1981 y 2000. Al 2020, la mejora en bienestar llegó a 280,6%.

 

De igual manera, se logró bajar sostenidamente la inflación hasta ubicarla en 2,4% y 2,9% en los periodos 2001-2010 y 2011-2019, respectivamente.

 

Frente al fracaso de la Sustitución de Importaciones (ISI), se ha buscado tomar como referencia otras experiencias como Corea y Taiwán, en donde la estrategia de desarrollo sí fue bien aplicada y el Estado intervino bien, ejemplos en donde no se habría incorporado el Consenso Washington.

 

Sin embargo, como señala J. Williamson sumando a Hong Kong, en estos países se encuentran patrones similares que pueden explicar su éxito económico, como el alto nivel de ahorro, tipos de cambio competitivos, prudencia fiscal y alto nivel de educación. Características que los alejan más de un modelo de ISI.