Marcel Ramírez: Desafíos para superar el rebote económico

El 28 de julio iniciará un periodo de gobierno que se debe construir sobre los logros de los últimos años y que también tendrá aspectos que corregir, con el fin, no solo de sostener una recuperación económica, sino propiciar condiciones para el desarrollo.

 

Por un lado, hay lecciones aprendidas como el mantenimiento de los equilibrios macrofiscales y la autonomía del Banco Central de Reserva (BCR) para propiciar la consolidación fiscal pospandemia.

 

Aunque los equilibrios son necesarios, no son suficientes para generar condiciones de estabilidad y un entorno favorable para las decisiones de inversión de mediano y largo plazo.

 

Microeconomía

 

Es aquí donde el siguiente desafío se centra en el ámbito de la microeconomía. Esto, específicamente, pasa por fortalecer las capacidades de diseño de políticas públicas e introducir una estrategia viable para mejorar la eficacia y eficiencia del Estado.

 

Convertir las ganancias del crecimiento en mejoras de bienestar vía la reducción de las brechas sociales, requiere de un Estado que en los últimos años no ha invertido en mejorar sus habilidades y capacidades; la pandemia ha permitido advertir esas debilidades.

 

En otras palabras, la falta de una carrera pública meritocrática institucionalizada y el escaso avance en propiciar mejoras de eficiencia a nivel de procesos está pasando factura en un momento en que la contención de la pandemia requería de un Estado eficaz, oportuno y eficiente.

 

Productividad

 

Asimismo, el énfasis en lo microeconómico también requiere de diseñar e implementar políticas de mejora de la productividad y la competitividad.

 

La baja productividad propicia la existencia y mantenimiento de la extendida informalidad, la cual termina convirtiéndose en una válvula de escape ante rigideces del mercado laboral y reglamentaciones excesivas, especialmente sobre la micro y pequeña empresa.

 

Inclusive las nuevas autoridades deben comprender que la orientación principal de nuestro aparato productivo debe ser hacia el mercado internacional.

 

En los últimos años la competitividad global se ha estancado e incluso reducido, y aquí existe otro complejo desafío de mediano plazo, pues exige un trabajo coordinado y colaborativo entre el sector público, privado, la academia y la sociedad civil.

 

Mejorar la productividad, fortalecer la competitividad y sostener los equilibrios macrofiscales son condiciones fundamentales para ir más allá del rebote estadístico del año 2021 y establecer hitos claros con una orientación hacia el desarrollo.

 

Aprender a gestionar las oportunidades y riesgos del futuro exige que invirtamos, no solo en un Estado que se anticipe estratégicamente, sino, especialmente, en el valioso capital humano del país.