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Los desafíos de la segunda crisis

Cuando todavía sigue plenamente vigente la crisis sanitaria, ya se inició la segunda crisis, la recesión. Sin embargo, hay que tener en cuenta que, para tratar sobre el futuro de nuestra economía, todavía existe un elevado nivel de incertidumbre. Es por ello que los agentes económicos trabajan sobre diversos escenarios y supuestos (¿hay una recaída y más días útiles perdidos?; efectos sobre entorno global, sobre principales socios comerciales, etc).

 

Es que ya empezamos a pagar la factura por tener la reclusión social más prolongada del mundo (107 días). Es así que para el Banco Mundial (BM), el Perú tendría la mayor caída del PBI en la región (-12%). Y para el Consejo Fiscal la evolución del PBI este año variaría entre -10% (perdiendo 65 días hábiles) y -20% (perdiendo el 41% de días hábiles). Y para el 2021 variaría entre 0,5% y 7,3%.

 

Esperamos que el Plan Económico del Gobierno sea más exitoso en la fase de reactivación que lo que está siendo en la fase de contención. Aunque sinceramente con las marchas y contramarchas a que nos tiene acostumbrado el Gobierno, nunca se sabe.

 

Y los resultados de este año dependerían de cuan rápido logremos reiniciar actividades y cuan eficientemente se asignen los recursos de la compensación.

 

Los desafíos que enfrenta y enfrentará nuestro país son diversos. En primer lugar vienen los efectos del frente externo, expresados en una pronunciada recesión (el BM estima una caída del PBI global de -5,2%, y, si hubiera una segunda ola del virus, estaría entre -8 y -10%). Lo que está originando una caída en los precios internacionales de las materias primas que el Perú exporta. También afectan la caída del comercio internacional y la volatilidad de los mercados financieros.

 

Por el lado del frente interno, un importante choque interno es la suspensión de la cadena de suministros y recortes de la producción. Otro elemento a considerar es la caída de la demanda, la menor compra de bienes y servicios. Asimismo, la prolongada duración de la interrupción de actividades ha afectado severamente la liquidez empresarial. Y, si bien Reactiva Perú (RP) fue una buena iniciativa, en la práctica los recursos fueron muy limitados en monto (solo un mes de ventas) y en alcance (a menos de 80.000 empresas). Por lo que los niveles patrimoniales se están deteriorando. Para la segunda etapa de RP se espera que se eliminen los errores del primer programa. Y, el BM estima que este año el PBI caería en 12%, y seríamos la tercera caída global más grande, luego de dos economías pequeñas: Belice -13,5% y Malvinas -13%.

 

No podemos dejar de mencionar los negativos efectos de las crecientes iniciativas populistas del Legislativo. Por ejemplo, se aprobó la Ley 31018 que suspende los peajes mientras dure la pandemia, hecho que vulnera el Artículo 62 de la Constitución (contratos no pueden modificarse por leyes). Cabe preguntarse entonces, ¿cómo vamos a atraer inversionistas si en el Perú no se respetan los contratos? Otro proyecto de ley negativo es el que propone un referéndum para ver si se aprueba una modificación total o parcial de la Constitución vigente; además de los que plantean la modificación de Régimen Económico.

 

De otro lado, nos queda claro que la principal restricción del sector público es su incapacidad para ejecutar eficientemente los presupuestos que se le asignan. Por ejemplo, a 90 días de iniciada la emergencia, del presupuesto de salud para inversión, ¡solo se ejecutó el 5,4%! Y el Minsa solo ejecutó el 20% del presupuesto contra el COVID-19.

 

Un tema que también afectará es la crisis política que enfrentará Martín Vizcarra cuando la gente se “acostumbre” al virus y la recesión empiece a generar más efectos indeseados. Entonces, empezarán las protestas y movilizaciones sociales mineras. Además, como estamos en un año preelectoral, los candidatos empezarán a hacer méritos, oponiéndose al Gobierno.

 

De lo que se trata es de enviar las señales adecuadas para revertir la delicada situación en que nos encontramos frente a la inversión extranjera, impulsando los grandes proyectos públicos y privados detenidos. Y, simultáneamente, incentivar a las grandes, medianas y especialmente a las pequeñas y microempresas. Asimismo, hay que formar paquetes con las obras de infraestructura para poder atraer a compañías de primera línea. Por ejemplo, hay más de 172 hospitales requeridos a nivel nacional, con los que se podrían formar 2 o 3 paquetes y licitarlos internacionalmente, contratando un PMO (Project Management Office) para que dirija las obras, como se hizo para los Juegos Panamericanos.

 

Finalmente, teniendo en cuenta vamos a enfrentar la peor recesión después de la guerra con Chile, resulta indispensable un frente coordinado entre el Gobierno, el Legislativo, el sector empresarial y los trabajadores para lograr así la reactivación en el menor tiempo posible.