La población económicamente inactiva aumentó en 31,5% en el 2020

Más de 2,1 millones de peruanos se incorporaron a la población económicamente inactiva (PEI) al cierre del 2020. De ellos, el 57,8% se encuentra en situación de pobreza y el 10,6% en pobreza extrema.

 

Existen distintas categorías para definir o clasificar a la población de un país de acuerdo con su edad. Tenemos a la población en edad de trabajar (PET) como las personas aptas para ejercer funciones productivas, consideradas a partir de los 14 años, tomando en consideración criterios de la OEA. En el caso peruano, la PET al 2020 llegó a 24’912.280 personas.

 

La PET, a su vez, está conformada por la población económicamente activa (PEA) y la población económicamente inactiva (PEI). La primera está constituida por aquellos que tienen trabajo (ocupados) y por los que no lo tienen (desempleo abierto), pero buscan activamente un empleo.

 

En el 2020, la tasa de desempleo nacional fue de 7,4%, casi duplicando a la del 2019 (3,9%), como consecuencia de la fuerte crisis económica y caída del PBI.

 

La PEI son aquellas personas que no realizan ninguna actividad productiva, o al menos contabilizada en el PBI y que, por tanto, no participan en el mercado laboral.

 

Este grupo tuvo un incremento récord de 2’105.655 personas en 2020 respecto al 2019, alcanzando los 8’786.642 habitantes.

 

En esta categoría se identifican a su vez dos grupos: inactivos plenos, sin deseos de trabajar; y los inactivos, con deseos de trabajar (desempleo oculto).

 

Radiografía de la PEI

 

Una de las consecuencias de la crisis actual es el gran aumento de la PEI. Fue de 31,5% en 2020, mientras que en los ocho años anteriores su crecimiento anual fluctuó entre -0,6% y 5,6%.

 

Según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), la PEI está compuesta en su mayoría por amas de casa, estudiantes, jubilados, personas que viven de sus rentas o aquellas que tienen alguna discapacidad.

 

Sin embargo, son los cambios en el mercado laboral los que explican este incremento superior a los 2 millones de personas durante el año de pandemia.

 

Del total de personas que conforman la PEI, el 89% se encuentra en el área urbana y el 11% en área rural. El 66% de dicha población vive en la zona costa en departamentos como Lima (44,6%), La Libertad (6,5%), Piura (5,5%) y Arequipa (5%). Por otro lado, es mayor el número de mujeres (64,7%).

 

Según el rango de edades, el 46,6% se encuentran entre los jóvenes de 14 y 29 años, la población adulta de 30 a 59 años representa el 32,3%, los pre adulto mayor entre 60 y 64 años alcanzan el 4,4% y los adultos mayores el 16,8%.

 

Respecto al 2019, el mayor incremento de la PEI se dio en la población adulta que creció en 78,4%, como consecuencia de la crisis sanitaria, y que ha imposibilitado que dichas personas puedan conseguir un empleo y han terminado incorporándose momentáneamente a la PEI, mientras se consolida la recuperación económica.

 

Lo mismo sucede con la población pre adulto mayor que creció en 40,3% y que, por razones de edad, es y será difícil que puedan conseguir un empleo más adelante. Son 382.598 personas que podrían requerir de apoyo como el otorgado por Pensión 65.

 

En promedio, el 44,7% de la PEI entre 2015 y 2019 se dedicaban a los quehaceres del hogar y en 2020 se incrementó dicha tasa hasta 57,7%. Hasta antes de la crisis, casi 3 millones de personas se dedicaban a las tareas del hogar, donde el 85% eran mujeres y el 15% hombres.

 

Para el 2020 no solo aumentó el número de personas dedicadas al hogar, con 714.542 hombres y 1’358.887 mujeres, sino que, además, la participación de hombres subió al 23%.

 

La PEI dedicada a estudiar representó en el 2020 el 22,6% del total, reduciéndose drásticamente del 34,7% del 2019. En un año atípico, el número de estudiantes bajó de 2’316.887 a 1’986.744. Los obstáculos propios de las clases virtuales y el limitado acceso a la internet son las principales causas de estos resultados.

 

 

Pobreza

 

Como se ha mencionado, la PEI se incrementó en 2’105.655 personas en 2020 respecto a 2019. El 57,8% está en situación de pobreza, 10,6% en pobreza extrema, y el 31,5% son no pobres.

 

Esto ha modificado la estructura de la PEI que en años anteriores mostraba un promedio de 80% como no pobres, 16,7% en pobreza y 3,3% en pobreza extrema.

 

El incremento de la PEI por pérdida de empleo y salida de la PEA explica los resultados para el 2020, los que muestran que la participación de no pobres se redujo a 69,2%, mientras que la pobreza y pobreza extrema subieron a 26,3% y 4,5%, respectivamente.

 

 

Políticas

 

La PEI en el Perú se mantuvo relativamente constante en 6,6 millones de personas entre 2015 y 2019.

 

También se conservaron características como ubicación: urbano (84%), rural (16%); sexo: hombre (33,8%),mujer (66,2%); estructura de edades: joven (53,8%), adulto (24,4%), pre adulto mayor (4,1%) y adulto mayor (17,8%); y actividades que realizan: estudiantes (35,1%) y quehaceres del hogar (44,4%).

 

Pero los resultados muestran que el incremento de 31,5% en 2020 ha cambiado las características de la PEI y que se encuentran en esta categoría como consecuencia de la crisis sanitaria, y la falta de oportunidades de empleo.

 

Se observa también que un número importante de jóvenes ha dejado de estudiar, lo que afecta el capital humano futuro; y un incremento alarmante de 40% en la población en edad de pre adulto mayor.

 

Esta población inactiva es potencialmente activa, es decir que, de cambiar las condiciones actuales, logrando culminar una vacunación y reactivando la economía se incorporarían a la PEA.

 

Esto exige pensar en la necesidad de elaborar programas de inclusión laboral, no solo para los jóvenes, sino también para adultos y pre adulto mayor.

 

De esta manera se logrará potenciar su empleabilidad, a la vez de buscar mecanismos para mejorar el proceso de colocación laboral, a fin de que existan mayores oportunidades de empleo.

 

Asimismo, es importante evaluar, por parte de las autoridades correspondientes, la flexibilización de las jornadas laborales para este grupo ocupacional, así como combatir la discriminación por edad. En la misma dirección es importante el apoyo a los emprendimientos de adultos mayores.

 

Existen muchas experiencias en países de la OCDE que pueden servir como ejemplo para nuestro país.